29-11-2024
Es común afirmar que toda mala situación es susceptible de empeorar. Lamentablemente ese aforismo parece hacerse realidad para el pueblo y la clase trabajadora en Cuba. Hace algunas semanas soportaron dos fenómenos naturales, los huracanes Oscar y Rafael que se convirtieron en catástrofes al golpear la isla en medio de un apagón nacional sin antecedentes.
Unos días antes que el huracán Oscar golpeara, se produjo un apagón total en el territorio nacional que duró casi 100 horas en algunos lugares y que, debido a la interrupción de las comunicaciones, impidió alguna alerta temprana a la población, traduciéndose en que cobrara numerosas víctimas entre los habitantes de las zonas directamente golpeadas y agravó la devastación y destrucción.
A fin de dar una visión objetiva y desde el lugar de los hechos, publicamos con esta nota una Declaración del sitio de internet CubaxCuba, que describe los hechos precisando las diferencias respecto de los continuos apagones y los huracanes que se suceden en la isla, ya que como detalla “los huracanes son fenómenos conocidos por los habitantes de la isla en toda su historia. Algunos han sido más destructivos que otros. Sin embargo, nunca antes en la época contemporánea habían ocurrido en medio de un colapso del sistema eléctrico y, en general, de las comunicaciones del país…”.
Los grandes medios de comunicación del mundo divulgaron la noticia e imágenes de lo sucedido. Igualmente, los pronunciamientos oficiales del gobierno cubano tratando de justificar el apagón y la crisis del sector energético exclusivamente por el “bloqueo” de EEUU y el desastre o las víctimas como consecuencia de la mera acción de la naturaleza. Y, al igual que hacen casi todos los gobiernos, presentar no el fenómeno sino sus consecuencias catastróficas, como algo ‘natural’ e inevitable.
Como era de esperarse, la tragedia fue aprovechada por el gobierno de EEUU y sus aliados los políticos –partidos y gobiernos burgueses de derecha y de extrema derecha de del continente y otras latitudes- para presentarla como consecuencia ‘lógica’ de la gestión de los gobiernos de “izquierda” o “comunistas”. Maliciosamente insisten en presentar la tragedia en que está sumida la isla y su población –así como la de Venezuela- como prueba del fracaso del “socialismo”, que para ellos aún impera en la isla caribeña. Así, la innegable actual crisis del país les permite atacar la causa de los trabajadores, de la revolución y del socialismo obrero.
Desafortunadamente esa campaña reaccionaria contra el socialismo, cuenta con la ayuda que le brindan los gobernantes cubanos, sus agentes de los Partidos Comunistas y de la “izquierda” reformista, así como sus gobiernos en América Latina, que insisten en presentar aún a Cuba como avanzada de la causa antiimperialista, del “socialismo” y como defensores de las conquistas de la revolución de 1959. Según ellos, el tiempo se detuvo y en 65 años nada cambió.
Pero una mirada seria y objetiva a la realidad actual no permite la más mínima duda sobre la gravedad de la alarmante crisis económica y social cubana. Según informes de prensa, “el 89 por ciento de los cubanos viven en situación de pobreza –en muchos casos extrema–, 2024 terminará como segundo año consecutivo en recesión, la inflación del 30 por ciento anual no da tregua…y el PIB cubano cayó casi 11 por ciento…”[1] De acuerdo con una encuesta, revelada por el Observatorio Cubano de los Derechos Humanos (OCDH) “89 por ciento de los cubanos viven en situación de pobreza. Siete de cada 10 cubanos dejaron de desayunar, almorzar o comer en el período analizado, y solo 15 por ciento dijo que había podido asegurar las tres comidas diarias. El sistema de salud, otrora orgullo…no es ajeno a la debacle: …solo 2 por ciento dice haber podido conseguir las medicinas que necesitaba cuando alguien de su familia enfermó”[2]. Por otra parte, el panorama de los ingresos de los trabajadores es bien sombrío: “El salario mínimo está congelado desde 2020, en 5.750 pesos mensuales, unos 50 dólares a la tasa de cambio real…”, mientras que “la inflación ha subido 77 por ciento en 2021, 34 por ciento en 2022 y 30 por ciento en 2023. Y este año volverá a ser de 30 por ciento. Eso implica que los precios se han más que duplicado en tres años, mientras el salario se ha mantenido igual”.
Por tanto, los huracanes y los apagones golpean a una población agobiada por la miseria, una aguda crisis social, carestía, privaciones, creciente delincuencia e inseguridad cobrando cada vez más víctimas y un creciente exilio traducido en que los casi 11 millones de habitantes que tenía en 2021, al final de 2023 quedaban sólo 8,6 millones. Y para rematar, la ausencia completa de libertades democráticas bajo un régimen policial que persigue, encarcela y estigmatiza a los sectores de la juventud y del pueblo trabajador que se atreven a manifestar su inconformidad, acusándolos sin distingo, como “contrarrevolucionarios”.
La realidad de la vida para la población y la clase trabajadora en Cuba ahora se opone por el vértice a las conquistas iniciales de la revolución. Cuba retrocedió pues los gobernantes con su política las destruyeron casi todas. Cuba ya no contiene un gramo de socialismo obrero y menos socialismo con democracia, como si, en cierta medida, se conquistó 1959 y como se había demostrado posible inicialmente con la revolución de los bolcheviques en Rusia (1917) y luego en otros países. (Ver Artículo «A 107 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA»).
Cuba hoy muestra todo lo contrario a lo que significa un estado ‘socialista’ y menos uno con democracia obrera. Y la política de sus gobernantes es de estrecha colaboración con las trasnacionales europeas y, junto con Venezuela y Nicaragua, parte de la coalición de países liderados por Rusia y China y otras naciones capitalistas, en sus políticas expansionistas y en su disputa territorial y geoestratégica rapaz, con los restantes imperialismos ‘occidentales’. De allí el firme apoyo del gobierno de Cuba y sus aliados en América Latina a este bloque, en su guerra rapiña contra el bloque de Ucrania-EEUU-UE-OTAN. Política exterior completamente alejada de una conducta socialista y revolucionaria.
Por paradójico que parezca, lo que sucede en Cuba no es resultado del socialismo. Todo lo contrario. Cuba asiste a las consecuencias de la política de los Castro y los gobernantes “comunistas” –quienes desde muy temprano actuaron como correa de trasmisión de los intereses de la burocracia estalinista que gobernó la URSS desde 1927- apoyando la política reaccionaria de buscar “coexistir en paz” con el imperialismo, en vez de combatirlo y, supuestamente, buscar construir el socialismo “en un solo país”, en una isla. Y ahora como salida, buscan la restauración plena del capitalismo en ese país. Es la consecuencia de su renuncia expresa a extender el proceso revolucionario iniciado en Cuba, a los pueblos de Centroamérica y América Latina. El efecto de tal política y su régimen despótico están hoy a la vista de todos y abre amplio espacio a los voceros de la derecha y la extrema derecha capitalista mundial, para desprestigiar el socialismo, la causa de los trabajadores y aparecer como los garantes de la ‘democracia’.
En ese contexto, es lamentable, el silencio ante la tragedia que viven los cubanos y los lamentables hechos recientes así como la ausencia de amplia solidaridad por parte de la mayoría de las organizaciones sindicales políticas que hablan en nombre de los trabajadores en América Latina. Igual la respuesta solidaria pero ‘a cuenta gotas’ de los gobiernos de que se definen como de “izquierda”. Precisamente, quienes insisten en presentar al gobierno cubano –y el de Venezuela o Nicaragua- como encarnación del “socialismo”, como promotor y aliado de las causas “progresistas” que ellos dicen representar.
Pues más allá de matices secundarios, todas esas organizaciones y gobiernos hablan de Cuba para disfrazar su política de defensa no del pueblo, sino de la élite gobernante y del partido Comunista cubanos. A nombre de defender la isla ante el imperio, enmudecen y ocultan la tragedia actual que vive su pueblo, mientras la mayoría justifica la ausencia de libertades políticas y democráticas en la isla. Todos justifican su política en el condenable Bloqueo del imperialismo yanqui y la represión a los opositores. Apoyado en él, ese régimen tirano persigue, reprime y encarcela a los opositores políticos. Mantiene más de 1.500 presos políticos por protestar en el estallido social contra el gobierno el 11de julio de 2021.
Ese régimen opresor les permite preservar los privilegios y comodidades de la casta gobernante, antes que los intereses de la nación. Defienden su vida privilegiada que contrasta de manera alevosa con la miseria generalizada, el hambre, ausencia de salud y los altos precios de la comida y la postración de las grandes mayorías en la isla. El régimen arbitrario permite mantenerse en pié a la burocracia que, escudándose en la agresión imperialista, usurpó históricamente a las organizaciones de la clase obrera y los trabajadores cubanos, su derecho a la planeación y gestión democrática de la economía y del Estado cubano. Política diseñada por los gobernantes cubanos para no perder el control del Estado y encubrir su política de acercamiento y lucrarse de su sociedad con los capitales europeos y los negocios de sus trasnacionales, centrados en el turismo y la escandalosa corrupción que de allí se desprende. Proceso pro-capitalista que lideran los gobernantes y la cúpula de sus FFAA a través del grupo GAESA,[3] en la ruta de restauración total del capitalismo en Cuba.
Para los luchadores y hasta para cualquier demócrata honesto, el combate a la dañina campaña ante los ataques de los EEUU y la reacción internacional contra Cuba al igual que la defensa de la nación cubana –de Venezuela, Nicaragua o cualquier país dominado por las potencias- por supuesto pasa por la condena al bloqueo imperialista y por su defensa de esos pueblos y el cubano, de los ataques, campañas e intromisión de EEUU y demás imperialismos. Con mayor razón ahora con el retorno de Trump a la Casa Blanca y de su secretario de Estado, Marco Rubio hijo de reaccionarios empresarios cubanos, que aumentará la presiones colonizantes de los EEUU contra Cuba y los países pobres, pues se trata del tradicional enemigo de los pueblos del mundo y de la causa de su liberación.
No obstante, esa defensa de Cuba –y cualquier país oprimido por las potencias- no significa mantener un silencio cómplice ante los atropellos y menos aún apoyar la política tanto interior como exterior regresiva que implementan sus gobernantes. Defender a Cuba pasa hoy también por el apoyo a las protestas, inconformidad y en general las luchas, de los trabajadores y el pueblo cubanos, duramente reprimidas y estigmatizadas por la casta gobernante. Oponerse claramente a todos los abusos y la ausencia de libertades democráticas, permitirá sacar a la luz las razones profundas de la crítica situación que vive Cuba. La imprescindible defensa de Cuba y otras naciones ante los imperialismos no riñe con una postura independiente que se delimite y combata claramente de la persecución a los opositores por cuenta de los gobernantes, y denuncie su responsabilidad ante la crisis mayúscula en que se encuentra el país.
Y, para nosotros, eso pasa por dar aliento a las voces de quienes desde una postura antiimperialista, independiente y democrática, hacen oposición al gobierno burocrático de la isla. Por esa razón, publicamos la Declaración del sitio de internet CubaxCuba sobre lo sucedido con el apagón y los huracanes. La acompañamos de un video de la historiadora y doctora en Ciencias Filosóficas, Alina Bárbara López, aportando su visión general sobre la situación en Cuba, con opiniones independientes y sus análisis críticos.
Y agregamos en esta ocasión, un interesante artículo del economista y periodista Miguel Alejandro Hayes, también cubano, sobre el devastador efecto de la ausencia de democracia y de la gestión burocrática de la economía, por parte de la élite gobernante.
Si bien consideramos muy valiosos sus análisis, no es necesario compartir algunas de sus conclusiones. Esa no coincidencia plena, no es impedimento para divulgar sus denuncias, su exigencia de libertades democráticas y de liberación de los miles de presos políticos, partiendo de reconocer que realizan su actividad en medio de una penosa situación bajo el asedio del régimen autoritario, de la constante represión, cárcel y en general de circunstancias muy adversas para llevar adelante su actividad política enfrentando al régimen de partido único y altamente represivo. Publicar sus escritos no compromete nuestra visón de lo que sucede en Cuba ni nuestras propuestas de salida obrera y revolucionaria ante la crisis que enfrenta.
A continuación el audio-video y los textos:
[1] https://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/cuba-un-pais-en-estado-terminal-las-razones-que-llevaron-a-la-isla-a-una-crisis-economica-y-social-a-un-nivel-dramatico-3403408
[2] Ídem.
[3] “Monopolio de GAESA: El Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA) concentra las decisiones financieras y prioriza inversiones en turismo, descuidando sectores esenciales como energía, transporte y agricultura”. https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/11/25/cuba-enfrenta-una-de-las-peores-crisis-turisticas-de-su-historia-perdio-casi-la-mitad-de-sus-visitantes/
Desastres agravados: Oscar, Rafael y los colapsos del SEN
Nuestro país ha sido golpeado recientemente por dos catástrofes naturales: los huracanes Oscar y Rafael, que han afectado sendas zonas del país, el primero por oriente y el segundo por occidente. Días antes del primero, se produjo la desconexión del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), lo que provocó un apagón generalizado que duró entre 70 y 100 horas. Antes de la llegada del segundo ya se habían producido largos cortes en los servicios de energía y gas que, en medio del paso del evento, se convirtieron en un nuevo colapso del SEN.
Los apagones antes y durante el paso de un evento climático de estas proporciones, no han permitido a la población recibir la información necesaria de las autoridades de la Defensa Civil. En consecuencia, miles de personas quedaron a merced del peligro.
Los huracanes son fenómenos conocidos por los habitantes de la isla. Algunos han sido más destructivos que otros. Sin embargo, nunca antes en la época contemporánea habían ocurrido en medio de un colapso del sistema eléctrico y, en general, de las comunicaciones del país, lo que incrementa notablemente el nivel de desprotección de la ciudadanía.
A ello debe agregarse la gravísima crisis económica que sufre Cuba, la parálisis del sistema productivo, el notable deterioro de construcciones que llevan décadas sin reparaciones generales, el estado deplorable de las vías, de los sistemas de transmisión eléctrica y comunicación, unido a la inexistencia de un verdadero sistema de seguros financieros que ayude a paliar los efectos de este tipo de catástrofes climáticas.
CubaXCuba – Laboratorio de Pensamiento Cívico expresa sus condolencias y solidaridad con las familias que han perdido seres queridos o que han sufrido pérdidas materiales que difícilmente podrán recuperar en las condiciones actuales. Instamos asimismo al gobierno cubano a entender de una vez por todas que en lugar de seguir construyendo hoteles que permanecen parcialmente vacíos, debe destinar recursos a la recuperación del sistema productivo del país, a apoyar de forma efectiva a las familias que han tenido pérdidas materiales, y a crear las condiciones para enfrentar eficazmente las catástrofes naturales que año tras año nos golpean con menor o mayor intensidad.
Teniendo en cuenta la emergencia nacional, CubaxCuba – Laboratorio de Pensamiento Cívico reanudará la publicación sistemática de sus textos a partir de la próxima semana.
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Imagen principal: Reuters.
¿Es viable la economía cubana?
Cuba no tiene un modelo económico. Esto quiere decir que su economía carece de un marco conceptual que posibilite la adopción de mecanismos óptimos de asignación de recursos y la armonía entre los diversos actores económicos para alcanzar objetivos nacionales (y de interés público) a corto, mediano y largo plazos.
Lo que sí tiene la economía cubana es un modelo administrativo que se utiliza en función de intereses personales —incluso caprichos (zafras, proyectos agrícolas y ganaderos delirantes, entre otros)— propios de una reducida élite militar(ista) que gobierna el país. Como resultado, la estructura productiva insular funciona, esencialmente, igual que un inmenso negocio de esa élite que, mediante la imposición y la represión, somete al Estado y al resto de los sujetos económicos bajo pretextos y dogmas ideológicos falsamente comunistas.
El modelo administrativo en cuestión aplicado a toda la economía, está basado en la «planificación», la cual, en el contexto cubano, no es más que la asignación vertical, centralista y arbitraria de recursos.
-I-
Es necesario destacar que dicho modelo administrativo ignora las necesidades y expectativas de los actores económicos que intervienen directamente en la creación de riqueza. Y es que el modelo distribuye rentas y salarios siempre por debajo de los valores necesarios para vivir. Según la legislación cubana, el salario mínimo desde 2020 es de 1910 pesos, y el medio es de 4648 pesos, mientras que el costo de la vida, de acuerdo con estimaciones realizadas por el economista Omar Everleny Pérez Villanueva, gira alrededor de los 20 000 pesos mensuales para dos personas.
Ello se combina con un mercado laboral donde la utilidad de trabajar es menor que la de no trabajar, debido a que actividades económicas de comercio y reventa, en una simple operación, pueden reportar más ganancias que un salario mínimo; lo que ha generado durante décadas una masa de desocupados voluntarios. Esta realidad se evidencia en el hecho de que durante mucho tiempo el gobierno cubano legisló contra la desocupación con la conocida ley contra la vagancia, y durante décadas posteriores tipificó a la desocupación como «conducta delictiva»; lo que se traduce en que no ha habido en la normalidad revolucionaria un mercado laboral con personas disponibles y compitiendo por insertarse en el sistema empresarial estatal.
De tal forma, bajos salarios y fuerza de trabajo que no compite por puestos laborales, ofrecen como resultado, de manera masiva, el desincentivo al trabajo eficaz y la innovación.
Luego, si los salarios son sumamente inferiores al costo de la vida y las remesas promedio —tomando un estimado de 2000 millones de USD de remesas y una población de 8,62 millones de cubanos—, giran alrededor de los 20 dólares mensuales; usar recursos de la empresa o resultados productivos de esta para comerciar en el mercado informal, conocido como «invento», es la única opción disponible para muchos empleados.
De hecho, la política de empleo del socialismo cubano, que se ajusta a los principios del pleno empleo, está diseñada para «inflar» plantillas y crear un desempleo solapado para redistribuir la renta que generan los sectores productivos, y como mecanismo de control del Estado sobre los millones de asalariados.
Conclusión: la planificación condiciona el surgimiento de deformaciones en la asignación de recursos, tales como el robo y el «invento» en los centros de trabajo como formas de supervivencia.
-II-
Por otro lado, un poco más arriba en la estructura productiva, en los mandos intermedios e intermedios altos, los bajos salarios, relativamente hablando, también predominan (el salario máximo, por norma, es de 9510 pesos, que es inferior al costo de la vida mencionado anteriormente). En consecuencia, al igual que los implicados más directos en la creación de riqueza, el mando intermedio se ve obligado asimismo a usar los recursos y resultados productivos de las entidades económicas como forma de supervivencia e, incluso, de cierta gula económica. Ahí entra en escena la corrupción.
A ello se suma que estos cargos son desempeñados por personas al servicio de los intereses ideológicos —de control— y económicos de la élite en el poder, debido a que es esta la que decide quiénes ocupan esos espacios intermedios.
Dicha dinámica, en su etapa más reciente (menos de 10 años), hace que todas las empresas cubanas estén subordinadas a lo que el economista Humberto Blanco calificara como una suerte de «miniministerio», que son las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE). Estas fueron creadas, como refiere la legislación oficial, por decisión del Consejo de Ministros, los jefes de organismos de la Administración Central del Estado o los presidentes de los consejos de la Administración Provincial del Poder Popular, dígase: la élite y los altos mandos al servicio de esta.
En consecuencia, el sistema económico cubano crea desincentivos para que el personal administrativo haga lo que en teoría debería ser su trabajo (lograr que funcionen bien sus centros laborales), mientras lo empuja al compromiso con los cuadros políticos. De igual modo, para esos directivos y cuadros económicos, tener conocimientos avanzados de administración tampoco está condicionado por el modelo. Con ello, la toma de decisiones en mandos intermedios y el ejercicio de gestión no tienen relaciones causales con el crecimiento económico.
Conclusión: el modelo administrativo genera una distorsión en la asignación de recursos al gestar el escenario propicio para la corrupción de los recursos de los que dispone la clase administrativa; así como su servilismo y colaboracionismo con los intereses de la élite dominante son su modo de supervivencia y reproducción.
-III-
Por último, en el más alto nivel, se encuentra la élite ya mencionada, que no está sometida a mecanismos democráticos de control y revocación, ni a la separación de poderes (cuestión reconocida por la presidencia del país), por lo que, como demuestra la evidencia de décadas, no tiene incentivos para gobernar e imaginar metas en función de la satisfacción de las mayorías. De ahí que, con independencia de su condición moral, esta élite no posee ninguna obligación de hacer política económica o reformas, más allá de garantizar mínimos indispensables para su gobernabilidad.
Así lo ha demostrado ante los picos de la crisis estructural, sistémica y crónica de la economía cubana, ocurridos en los 90 y en los últimos años, pues sus respuestas han sido discretas aperturas que no implican un cambio esencial en la dinámica del modelo.
Lo anteriormente planteado permite afirmar que la ausencia de democracia en Cuba ha fomentado una interacción entre trabajadores, mandos intermedios y élite que genera un sistema productivo incapaz de ofrecer respuestas reales y oportunas ante situaciones de crisis. Por el contrario, el modelo agrava la crisis.
-IV-
Por si fuera poco, la posibilidad de una reforma económica de ese modelo administrativo (cambios que no vayan más allá de los límites admitidos por ese modelo cubano que se dice socialista) de cara a la eficiencia, se ve afectada por el mecanismo antes descrito de interacción entre los diferentes estratos productivos, en tanto la asignación de recursos funcional al desarrollo encuentra como obstáculo a todos aquellos mandos intermedios y altos (incluyendo la élite) cuyo modo de vida, que abarca relaciones de poder y situación económica, depende de esa «planificación», dígase asignación de recursos de manera vertical, centralizada y arbitraria, así como de la estructura política correspondiente. Luego, una reforma basada en criterios modernos de productividad implicaría la desaparición de esos grupos en el poder y sus favorecidos mandos intermedios.
No hay modo entonces de que sea viable la economía cubana sin una profunda reforma o, mejor dicho, un cambio político total que democratice el modelo.
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