OMI  –  22 de abril 2021

La pandemia sigue descontrolada.  Con un muerto cada 4 minutos, la cifra llega a más de 70.000 en este país y pasa de 3 millones en el mundo. Como en otros países, mientras el Virus sube por el ascensor, la vacunación lo hace por la escalera, porque no tienen suficientes.

En ese contexto, los directivos sindicales convocan para el 28 de abril un “Paro Nacional”. Que sin lugar a dudas se necesita, para  detener las Reformas Tributaria, laboral y pensional, del agresivo paquetazo del gobierno.

Mientras tanto, Duque y su partido de extrema derecha (uribismo), siguen sin suministrar las camas UCI(s) que se requieren con urgencia, sin realizar pruebas masivas gratuitas, pues las convirtieron en lucrativo negocio, al igual que la atención en clínicas y hospitales, y la vacuna que no es gratis, pues se paga con los impuestos, se suministra a ritmo de tortuga.

El gobierno además, descarga su responsabilidad de proteger la vida de los colombianos, sobre el personal médico y lo coloca ante el dilema ético de decidir qué pacientes ingresan a la UCI y a quiénes dejan morir.

Una dramática realidad, consecuencia de que siguen cuidando las ganancias de las EPS, de las empresas privadas de salud y de las transnacionales farmacéuticas, que no liberan las patentes de las vacunas y así impedir su libre fabricación y distribución masiva. Queda claro que a los potentados la vida, especialmente si es de los trabajadores o de los pobres, les “vale huevo”.

El gobierno y los empresarios que obligaron a trabajar a los empleados poniendo en riesgo sus vidas mientras recibían millonarias ayudas con el subsidio a la nómina que sale de los impuestos, con créditos blandos, etc., tienen la principal responsabilidad política sobre los miles de enfermos y muertos por el Covid. Es vital exigirles con el paro y la lucha, proteger la vida de los trabajadores y sus familias, tal como desde el inicio han hecho los trabajadores de la salud y de otros sectores.

Pero como todo es susceptible de empeorar, ahora ellos quieren que los asalariados más pobres, paguemos todos los gastos que la Pandemia ha ocasionado, incluso el dinero para pagar el precio de las vacunas a las farmacéuticas. ¿Cómo? Aplicando la Reforma Tributaria, una cascada de impuestos como el IVA a todos los alimentos de la canasta familiar, a los servicios públicos, la gasolina, la construcción de viviendas de interés social y hasta a las energías limpias, para que seamos los trabajadores y las capas más pobres de la población quienes paguemos los platos rotos.

Además de la Tributaria, que significa un grosero ataque contra los trabajadores y la población en general, el gobierno sigue avanzando en cambiar las condiciones laborales. Mediante el Decreto 1174 impuso el trabajo por horas, la rebaja del salario, elimina lo poco que había de estabilidad laboral y la posibilidad de sindicalizarse y pensionarse.

El gobierno responsabiliza del nuevo pico de la pandemia a la indisciplina social de la población, para esconder su desastroso manejo de ésta, consecuencia de privilegiar los intereses de los pulpos transnacionales y del empresariado nacional. Algo cínico e indignante. Como si el informal no tuviera que salir al rebusque y el trabajador no se viera obligado a viajar amontonado en los sistemas de transporte masivo y a mercar en los sitios más baratos, así se arriesgue al contagio. Pues no lo puede hacer donde compran los acaudalados, como el ministro Carrasquilla y los de su clase, que por eso ignora hasta el precio de una docena de huevos.

Al amparo de la situación de la pandemia y del confinamiento, el gobierno uribista ha aprovechado para avanzar contra los trabajadores. Los despidos se multiplican, se intensifican los ritmos de trabajo, el salario se reduce y se aprovechan de los inmigrantes para contratarlos en condiciones mas desfavorables. Entretanto, dice que los puestos de trabajo “se perdieron”, como si fuera algo que cayera del cielo, para esconder que se trata de una decisión de los llamados empleadores. Además, el gobierno se hace más arbitrario, represivo y recorta más las limitadas libertades democráticas . Cotidianamente se incrementa la miseria y el hambre de la mayoría de la población, a la par que crece la violencia y asesinatos contra activistas populares, ante la vista gorda del gobierno. Por su lado, el Ministerio y las Secretarias de Educación pretenden, a la brava, llevar a los maestros a trabajar de forma presencial y exponerlos al contagio, sin haberlos vacunado, ni a la población pobre y a  los jóvenes, y sin garantizar completamente verdaderas medidas de bioseguridad en colegios y universidades.

Toda esta lamentable situación ha sido descargada sobre la población, mientras Duque y sus ministros se arrodillan ante los dictados de las llamadas Calificadoras de Riesgo del capital financiero internacional y ante los gobiernos gringos en su asedio contra Venezuela y Cuba, y oponiéndose a la legalización, adelantan su “guerra al narcotráfico” (fumigaciones con Glifosato incluidas), que se traduce en que la ola de violencia y muertes no cesa en el campo, por más que se hable y hable de “paz”.

Toda esta situación es indignante. La reacción de inconformidad está más que justificada.

Algunos vientos a favor

Para hacer frente a esta Reforma Tributaria y todo el paquetazo, no solo están la inconformidad de sectores de los asalariados en sus diferentes capas sociales, como el magisterio o estatales. También, un hecho importante. Además de los parlamentarios de la oposición, dirigentes políticos de los partidos de la oligarquía como el Liberal, el partido de la U, y Vargas Lleras (Cambio Radical), velando por sus particulares intereses y un mal disimulado cálculo electoral, dicen que “no la votarán” o que “propondrán cambios”. Eso sí, acordando en hacerla después.

Esa disputa entre los oligarcas se puede aprovechar, se se lo hace con total independencia. Sin necesidad de “amarrar” los trabajadores a esos partidos de los capitalistas y a sus intereses, es una realidad que da más posibilidades para oponerse a la Tributaria y a todo el paquetazo económico ya para intentar detenerlo con un Paro. Para eso es fundamental llamar claramente a los trabajadores a parar las labores ese día y a organizar democráticamente por las bases esa lucha.

¿Paro Nacional o protesta callejera?

Los directivos sindicales convocan a un “Paro Nacional”. Sin embargo, de manera contradictoria y confusa llaman a “salir a las calles”. Ese es un llamado contradictorio, porque ponen un signo igual entreParo nacional” y marchas o bloqueos, que hasta el más inexperto sabe que son formas de lucha muy diferentes. Las marchas callejeras o bloqueos protagonizados por algunos activistas, dispersos en varios puntos de las ciudades, algo muy respetable pero ineficaz, es algo que dispersa las fuerzas y en medio de esta pandemia, es un riesgo de salud que puede traducir en enfermedad o muerte para quienes quieren protestar.

Es cierto, que en cualquier circunstancia, por adversa que sea, hay que luchar y tratar de enfrentar al gobierno y la patronal. Luchar y resistir es decisivo. Pero, ¿eso significa que siempre hay que luchar de la misma forma? Es real que la pandemia y el confinamiento imponen restricciones que afectan las posibilidades de reunión, discusión, organización y lucha de los asalariados, pero no en forma absoluta. Lo que más limita, precisamente, es hacer marchas y amontonarse, pues el contagio se expande allí. Marchar en las calles, aún “con gel y tapabocas”, maximiza el riesgo de contraer el Covid19, que es latente y pone en riesgo la vida de los que quieren luchar.

Una prioridad de los directivos sindicales y políticos, debe ser organizar las acciones de lucha de manera responsable y, hoy eso significa proteger la vida del trabajador, de los jóvenes y de sus familias, al igual que la de los sectores más pobres que desean luchar. Entonces, en este momento específico, ¿Cuál es la forma más adecuada para luchar eficazmente?

Un paro de la producción, así sea por algunas horas o parcial, en algunas industrias, bancos, comercio y servicios, etc., se podría preparar y hacer. No solo es más bio-seguro, sino que, de acuerdo a la experiencia, el que los trabajadores paren su labor es efectivo, pues es una forma de lucha superior a las marchas callejeras, por grandes que llegasen a ser. Es verdad que éstas pueden afectar la movilidad y hasta cierto punto alterar la “normalidad” de ese día. Pero, no afectan seriamente la economía y los bolsillos de los capitalistas, que es lo que en verdad les duele a los empresarios y a su gobierno.

Si bien es importante, llamar a magisterio, a sectores estatales a parar y a marchar junto con sectores populares y estudiantiles, ¿no sería mejor proponer que lo fundamental para ese día es que esos trabajadores asalariados paren? ¿Y, más importante, proponerse que además cesen sus labores sectores claves de la economía, la industria, el transporte y el comercio?

En ese sentido, es positivo que el Comando Nacional de Paro CNP, en comunicado del 12 de abril afirme: “seguir trabajando la unidad de acción para lograr una amplia y masiva participación de la población en el paro del 28 de abril e insistir en la parálisis de los servicios y producción en el mayor número de sectores vinculados a la producción y economía en el país”.

Ese planteamiento del CNP puede convertirse en una buena iniciativa. De concretarse sería la tarea más importante a convocar. Una preparación democrática para garantizar esa “parálisis de los servicios y producción”, es decir un PARO real que afecte el trabajo productivo, sin duda sería la forma más contundente para hacer retroceder la Tributaria y el paquetazo de Duque-Carrasquilla; a la vez una forma de enfrentar al gobierno, sin pretender ignorar la realidad de una pandemia descontrolada y así, privilegiar la salud y vida de jóvenes y  trabajadores.

Es verdad que los sindicatos no agrupan a la mayoría de trabajadores. Pero, tienen afiliados en fábricas de zonas industriales, como en Mamonal-Cartagena donde está Reficar, en distintas empresas metalúrgicas, eléctricas, cementeras, ingenios azucareros, de trasporte aéreo y otras importantes industrias o en los Bancos. Existen sindicatos como el de Ecopetrol, la Unión Sindical Obrera, USO;  en Coca-Cola, en La Rosa, Bimbo, Nestlé, etc. Entonces, si los directivos lo deciden podrían centrar esfuerzos en discutir democráticamente con las bases las condiciones concretas y la duración de una parálisis  del trabajo en algunas de esas empresas, así sea por algunas horas.

Ese tipo de acción, enviaría un mensaje claro al gobierno de lo que estamos dispuestos a hacer los trabajadores y la población para impedir que siga avanzando su paquetazo, los contagios y muertes por la pandemia. Además, para salirle al paso a la ola de violencia paramilitar y estatal.

Esas son las tareas de lucha que proponemos para apuntar directamente al bolsillo de los empresarios. Una forma más efectiva y bio-segura de oponerse a sus políticas lesivas, en la actuales circunstancias. Es el camino que toma en cuenta que si no se afectan las ganancias de los empresarios, ellos no van a ceder en sus pretensiones de meter la mano en los bolsillos de los trabajadores.

El Comando Nacional de Paro programó para el 26 de abril una reunión de “evaluación para ajustar las condiciones”. Hay tiempo para que los dirigentes sindicales envíen desde ahora un mensaje claro y fuerte a sus afiliados de las distintas centrales obreras, fundamentalmente de la CUT, para que este 28A pueda ser el inicio de un proceso de lucha masiva que tenga continuidad y se eleve a mayores acciones.

En la ruta de derrotar el paquetazo, se necesita un programa que privilegie en primer lugar la vida del trabajador. Con el Paro buscar que el gobierno:

  • Obligue a las EPS a comprar y colocar las camas UCI(s) suficientes para impedir más muertes.
  • Garantice que los trabajadores de la salud, que están en la primera línea de batalla, no reciban más aplausos sino remuneraciones justas y equipos adecuados a las condiciones de su riesgosa labor; con contratos a término indefinido y  sin esperar 3 o 4 meses para el pago.
  • En vez de la Tributaria, imponga un impuesto Covid a las grandes empresas y pulpos transnacionales que operan en el país, y que se han enriquecido en esta crisis, como los grandes cacaos de los bancos, aseguradoras y sector financiero, las cadenas de comercio, las farmacéuticas, las empresas de la salud y hasta las funerarias, y destinar ese dinero a subsidiar a los micro empresarios, de la pequeña tienda de barrio, a los que tienen los pequeños talleres o restaurantes, a vendedores ambulantes que no pueden realizar su labor de rebusque debido a los toques de queda y al confinamiento.
  • Garantice a los trabajadores informales una Renta Básica igual a un salario mínimo mensual para que puedan subsistir confinados.

La acción contundente de los trabajadores y de sus aliados, la población más pobre, puede marcar el paso y dar ejemplo, si los directivos se arremangan y organizan democráticamente a las bases, con el objetivo de que se realice un PARO REAL de la labor en sectores de la producción.

Dos días después, el 1º. de Mayo, día internacional de la clase obrera, independientemente de la forma en que los trabajadores decidan conmemorarlo, podría ser la ocasión para que los directivos de las organizaciones sindicales y sociales, propongan a la discusión de las bases un Plan Nacional de Lucha, con acciones y fechas concretas, para dar continuidad a un proceso de enfrentamiento al gobierno y sus políticas.

¡EL 28A, PARO NACIONAL DE LA PRODUCCION!

  • ¡Por el retiro de la Reforma Tributaria!
  • ¡Contra el paquetazo de Duque – Carrasquilla!
  • ¡La prioridad es la vida del pueblo trabajador y sus familias!
  • ¡No a la alternancia en colegios y universidades!
  • ¡No mas muertes!  ¡Suministro de camas UCIs suficientes!
  • ¡Pruebas gratuitas y vacunación masivas!

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