
Norma Reyes, 28 de Abril de 2025
“A nosotros no nos gusta eso, pero si es la única opción que nos van a dejar, pues yo, Fabio Arias, presidente nacional de la CUT, convocaré nuevamente al estallido social porque no tengo otra opción”
Con estas palabras pronunciadas a inicios de 2025, el líder sindical recordaba la lucha social más importante de los últimos tiempos en Colombia, llevada a cabo en 2021. Trataba de indicar a los empresarios lo que les “corría pierna arriba” si no apoyaban la reforma laboral que se encontraba en discusión en ese momento y que finalmente fue hundida en el congreso en marzo de 2025.
El discurso de Arias fue para advertir y aconsejar a los empresarios, más no para recalcar los importantes logros obtenidos por la lucha del pueblo trabajador y los pobres en 2021, emergida de sus deplorables condiciones de vida.
Contrario a lo que pretenden las direcciones sindicales y de las organizaciones políticas que se reclaman de la izquierda, al igual que los empresarios del país y el imperialismo, que quieren borrar de la memoria este importante hecho sucedido en 2021, nuestra intención es conmemorarlo para resaltar sus logros y reivindicar las lecciones que dejó para “los de abajo”.
Es por ello que en este artículo abordaremos un tema que conserva plena vigencia, ya que menciona cuáles fueron las acciones realizadas por el Comando Nacional de Paro (CNP), dirección política del estallido social. Mencionaremos cómo estas acciones impidieron que el pueblo pobre, que estaba expresando su inconformidad en las calles en ese momento, lograra aprovechar la debilidad del gobierno para obligarlo a solucionar los problemas más importantes que dieron origen a la protesta social. (También le puede interesar: ¿De las calles a las urnas?: lecciones del 28 A en Colombia).
El Comando Nacional de Paro (CNP) estaba integrado por directivos de las centrales sindicales: CUT (Central Unitaria de Trabajadores), CGT (Confederación Nacional del Trabajo), CTC (Confederación de Trabajadores de Colombia), FECODE (Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación), Dignidad Agropecuaria, la Confederación de Pensionados de Colombia (CPC), la Confederación Democrática de los Pensionados (CDP), la Cruzada Camionera y además grupos de activistas estudiantiles como la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (ACREES) y la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (UNEES).
Para el 28 de abril de ese año, el CNP realizó algo positivo que fue el llamado a realizar un “Paro Nacional” por la “Vida, Paz, Democracia y Contra el nuevo Paquetazo de Duque”, aunque poniendo un signo igual entre paronacional y marchas, que son formas de lucha diferentes.
En el llamado inicial del CNP no había la más mínima exigencia al gobierno para resolver la necesidad más imperiosa para las masas en ese momento, que era la de evitar más muertes por la pandemia del COVID 19. Destinar recursos suficientes para dotar los hospitales públicos que atienden a la población pobre, así como un plan masivo de vacunación, eran planteos que había que hacer en esa coyuntura, pero el CNP no lo hizo. Por otro lado, estaba la conquista de la renta básica para la población más pobre y vulnerable, la cual tampoco fue levantada desde el principio.
Aprovechando el llamado del CNP y superando todo pronóstico, las masas se lanzaron a las calles a pesar del riesgo de contagio por el COVID 19. La protesta continuó de forma masiva en las calles los días siguientes, a pesar del llamado a la calma hecho por el CNP. Esto era indicio que grandes sectores de la población que protagonizaron el descontento, no estaban dispuestos a renunciar a sus reclamos. (También le puede interesar: El estallido social que estremeció a Colombia).
¡Y así se llegó a un 1° de mayo apoteósico!
A pesar de la declaratoria de toque de queda en muchas ciudades y a pesar que el CNP llamó a celebrar un 1° de Mayo virtual (mostrando una vez más su intención de aplacar la protesta social), las masas por miles se volcaron a las calles ese día, en un claro gesto de hartazgo con el gobierno. ¡El volcán del descontento social había hecho erupción!
Esta gran acción de las masas movilizadas en las calles produjo una crisis en el gobierno, que lo obligó a retirar la reforma tributaria y tumbó al odiado ministro Carrasquilla. Un claro ejemplo del método con el cual el pueblo pobre y trabajador puede lograr la solución a sus problemas.
Con el impulso de estas conquistas iniciales, una dirección consecuente tenía que haber organizado la lucha y haberla dotado de un plan de acción para profundizarla y ampliarla, incorporando a la clase obrera organizada sindicalmente. Aprovechando además la decisión de los trabajadores del sector petrolero de Barrancabermeja afiliados a la Unión Sindical Obrera (USO), que exigiendo “mejoras laborales, creación de empleos sociales y rechazando el fracking”, el 25 de mayo de 2021 decidieron declarase en asamblea permanente e ingresar al masivo levantamiento que sacudía al país.
Era la oportunidad para lograr cambios de fondo para los pobres y los trabajadores como: el retiro de las medidas lesivas aprobadas durante la pandemia; la renta básica para los desempleados e informales; un plan masivo de vacunación y el presupuesto necesario para los hospitales públicos con el fin de evitar más muertes por el coronavirus. También para lograr el cese a la brutal represión del gobierno contra los manifestantes, juicio y castigo a los culpables, desmonte inmediato del ESMAD, democratización de las FFMM y derrotar las alas fascistas, como los “camisas blancas” del barrio Ciudad Jardín de Cali, que asomaron la cabeza también en otras ciudades.
En vez de esto, el CNP inició un pacto de cúpulas a puerta cerrada con el gobierno, sin someter los preacuerdos a refrendación con las masas. Ante el temor de no poder controlar las masivas manifestaciones, las direcciones políticas y sindicales del movimiento obrero y de masas, tanto las que conforman el CNP como las de la “Primera Línea”, implementaron su política de siempre: utilizar la movilización sólo como presión para poder conciliar y pactar con el gobierno nacional.
Se enfocaron en la negociación con Duque de “Un Protocolo Para El Manejo de La Protesta” y llamaron a las masas movilizadas a confiar en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, organismo de la democracia burguesa. Esta fue una política consciente para desgastar la lucha de masas y dejar a los activistas juveniles a merced de la represión del régimen y de los sectores paramilitares. Y, ante todo, para dar tiempo al gobierno a recomponerse luego del golpe inicial que le había asestado el levantamiento popular.
El CNP, al tratar de conciliar con el gobierno un pliego de reivindicaciones, como si se tratara de una negociación sindical y no como un tema político, dirigió la lucha al callejón sin salida de la concertación con el odiado gobierno uribista, en vez de reorganizar a las bases para definir un plan para continuar la lucha, fortalecerla y extenderla con un paro nacional de la producción, aprovechando la decisión de un sector de la clase obrera petrolera de la USO que se vinculó a la protesta. Esta política del CNP fue una infame traición al movimiento, que fue duramente reprimido sin que esa dirección se trazara una política para impedirlo. (También le puede interesar: «28 A- Lo que había que hacer y no se hizo»).
Posteriormente, ante el agotamiento de la lucha, el CNP cambió de táctica y decidió burocráticamente llevar al parlamento burgués la aprobación del pliego de negociación que no pudo concertar con el gobierno, generando falsas ilusiones en que esta institución al servicio de los intereses de la clase dominante y las potencias que nos dominan, solucionaría los problemas de los pobres.
La campaña para la presidencia de 2022 ya había arrancado y los intereses electorales de los sectores al interior del CNP fueron los que motivaron esa táctica. Así lo dijo claramente Nelson Alarcón, dirigente de la Federación Colombiana de Educadores FECODE: “Esto es de largo aliento, esto es para llegar con miras a 2022 y seguir mucho más allá, para derrotar al Centro Democrático, para derrotar a la ultraderecha y llegar al poder en 2022”.
Las direcciones políticas y sindicales con influencia en el CNP: Partido Liberal, Partido Comunista, Unión Patriótica, Comunes, Congreso de los Pueblos, MOIR, Partido Verde -al igual que simpatizantes de las Disidencias de las FARC y la guerrilla del ELN- entre otros, utilizaron el levantamiento popular más importante de los últimos tiempos en el país, que reclamaba a gritos la solución de los problemas de los más necesitados, no para ayudar a superar esa calamitosa situación, sino para presionar al gobierno a cumplir con el Acuerdo de Paz firmado con las FARC, abrir negociaciones con la guerrilla del ELN, y canalizar el descontento hacia las elecciones para ayudar al gobierno a superar la crisis, como lo demostró la campaña electoral que iniciaron estas organizaciones aprovechando el impulso del estallido social.
Esto les permitió fortalecerse electoralmente y llegar al gobierno en 2022. Ninguna organización política o cúpula sindical tuvo o tenía el propósito de tumbar a Duque. Al contrario, con las negociaciones y conciliación que llevaron a cabo con el gobierno así como el conducir la indignación y lucha popular hacia las urnas, le dieron un enorme respiro, impidiendo que el impulso de la lucha diera solución a las necesidades para las masas.