Palestinos caminan entre los escombros de viviendas destruidas luego de un cese al fuego acordado entre Israel y Hamás, en Ciudad de Gaza, en la Franja de Gaza, el viernes 24 de enero de 2025. (Abed Hajjar)
Norma Reyes. Febrero de 2025

El alto el fuego en Gaza iniciado el pasado 19 de enero de 2025, fue recibido por su población como una noticia reconfortante después de más de un año de sufrir los horrores de los ataques incesantes de Israel, que con la excusa del ataque de Hamas y la legítima defensa, viene cometiendo el acto más atroz de limpieza étnica en Palestina desde la Nabka de 1948.  

Es sin duda una bocanada de aire fresco para los gazatíes, quienes a pesar del dolor y el sufrimiento causado por el sionismo, sintieron un alivio con la noticia. Sentimientos encontrados descritos por la periodista palestina Eman Alhaj Ali de la siguiente manera:

A mi alrededor había gritos de júbilo, pero yo no podía quitarme de encima una pesadez profunda. Salí y caminé. La destrucción física y psicológica lo invade todo. Desde nuestros refugios, nos la imaginábamos, pero constatarla ahora, recorriendo lugares familiares que casi no reconocemos porque están arrasados, fue demoledor. El alivio recorría esas calles, pero los rostros reflejaban el trauma colectivo de los gazatíes: la gente lloraba, por ellos y por las vidas perdidas. Otros estaban desesperados, buscando a seres queridos, otros vagaban sin rumbo, con los ojos vacíos. Nuestras cicatrices colectivas son inconmensurables.

Y a pesar de este nuevo intento de Israel por borrar de la faz de la tierra al pueblo palestino, los gazatíes están dispuestos a levantarse de las ruinas para demostrarle a sus opresores que no están dispuestos a doblegarse y mucho menos abandonar su territorio. Esto constituye un tenaz ejemplo de resistencia para los oprimidos del mundo. Así lo describe la periodista en su artículo: “La tregua en Gaza en primera persona: “No somos solo un grupo de supervivientes, sino una comunidad”:

Conforme las horas pasan sí estoy más convencida de que estamos ante un nuevo comienzo. Nos hallamos invadidos por el dolor, la pérdida y también la ira. Está claro que nos costará tiempo curarnos y que nuestra reconstrucción está llena de desafíos, pero tenemos que encontrar en algún lugar de nuestro ser la voluntad de seguir, de reparar no solo nuestros hogares, sino los cimientos de nuestras vidas.

No somos solo un grupo de supervivientes, sino una comunidad. Juntos en el sufrimiento y en la esperanza y con voluntad de ponerse de nuevo en pie.

Lo anterior da cuenta de la moral del pueblo palestino, transmitida de generación en generación. Sin embargo, el éxito su lucha de liberación nacional sólo será posible con la derrota definitiva del sionismo. El alto el fuego no constituye una solución de fondo al problema, ya que Israel no renunciará a su objetivo de vaciar el territorio de Gaza y Cisjordania de palestinos para apoderarse de sus tierras y construir más asentamientos. La limpieza étnica cometida en Gaza desde octubre de 2023 ha sido al servicio de ese objetivo.   

Ha sido tan aberrante la situación que la organización Human Rights Watch (HRW) en su informe: ‘Sin esperanza, hambrientos y asediados’: el desplazamiento forzado de palestinos en Gaza por parte de Israel’, de noviembre de 2024, hace la denuncia, que no es más que una corroboración de lo evidente:

Y lo vemos ahora con lo que está sucediendo en Jabalia, y ha habido informes de altos funcionarios israelíes que han dicho muy claramente que no habrá retorno al norte de Gaza. Así que estos temores en torno a la deportación permanente, la despoblación permanente, están extremadamente bien fundados y tienen una base histórica”.

Israel podría estar llevando a cabo una campaña selectiva de limpieza étnica en estas supuestas «zonas de amortiguación» –así como en el «Corredor Netzarim» de 4 kilómetros de ancho que Israel ha cortado a través del centro de la Franja y el «Corredor Filadelfia«, que se encuentra a lo largo de la frontera con Egipto.

Esto quiere decir que Israel no tiene intenciones de permitir que los palestinos regresen a sus territorios y las llamadas “zonas de amortiguación”, son las áreas claves donde el sionismo llevó sus planes de limpieza étnica desde el inicio de los ataques a Gaza.

Nadia Hardman, autora principal del informe de HRW, precisa el concepto de limpieza étnica:

Está muy claro que en aquellas zonas donde se ha obligado a la gente a irse, no se les permitirá regresar. Eso también cumple con otra definición que se utiliza en el derecho internacional, aunque no tenga una definición jurídica internacional, y se conoce como limpieza étnica.

Además, el informe ratifica los objetivos de Israel de impedir que los palestinos regresen a sus tierras:

La destrucción masiva de Gaza tiene como objetivo hacer que el territorio sea inhabitable y, al hacerlo, obligar a los palestinos de Gaza a migrar a otro lugar, si desean vivir, una vez que hayan cesado los combates abiertos.

Hay funcionarios militares israelíes que dicen que nunca se permitirá que nadie regrese allí, que no hay intención de permitir que la gente vuelva a entrar en esa zona, y la sugerencia de que será marcada para el asentamiento judío. Así que este es el intento más explícito de limpieza étnica permanente y de expulsión permanente de la población de allí.

Resulta paradójico que, en el marco de esta nueva limpieza étnica cometida por el sionismo, en la ceremonia del 80º aniversario de la liberación de Auschwitz, el pasado 27 de enero, éste haya denunciado el «gran aumento» del antisemitismo en el mundo, comparando el ataque de Hamas de octubre de 2023 con los horrores cometidos contra los detenidos en ese campo de concentración. Con el cinismo que los caracteriza, una vez más usan el argumento del “antisemitismo” para victimizarse y justificar el genocidio en Gaza.     

Lo descrito permite ratificar que, lejos de lograrse una solución definitiva con la actual tregua, la ofensiva de Israel y sus aliados imperialistas -EEUU y Europa- que lo apoyan militar, económica y políticamente, continuará siendo una amenaza para los palestinos.

Esto se corrobora con la orden dada por Benjamín Netanyahu el 25 de enero, 6 días después de la tregua, de suspender el regreso de los residentes palestinos al norte de la franja de Gaza, de donde fueron desplazados por el ejército sionista. 

Además, en los días posteriores al cese al fuego, las tropas israelíes continuaron disparando contra la población que intentaba regresar a sus hogares, alegando que trataban de dispersar o neutralizar “a sujetos sospechosos”.  

Por otro lado, Donald Trump, aliado incondicional de Israel, y quien prometió “un infierno” a los palestinos si no aceptaban el acuerdo de alto el fuego con Israel, manifestó su intención de enviar a los palestinos sobrevivientes del reciente genocidio a Jordania (con quien ya ha entablado conversaciones al respecto) y Egipto, quienes de momento se han negado a la propuesta de Trump.

La incursión de Hamas a Israel en octubre de 2023 fue la excusa del sionismo para ampliar una vez más sus fronteras. Su propósito es asentarse en Gaza y que ese territorio “palestino” no exista más, al menos como fue hasta el 7 de octubre de 2023. De momento el contexto internacional, con Donald Trump -fiel aliado del sionismo- gobernando nuevamente EEUU, es favorable a la contrarrevolución.

Que Israel y sus aliados logren su objetivo es algo que depende de la lucha de clases. Los ataques que seguramente el sionismo seguirá asestando a los palestinos, para finiquitar su objetivo estratégico, provocarán nuevas reacciones de la resistencia palestina y los trabajadores y las masas de todo el mundo que son solidarios con su causa.

Porque la libertad, la paz y la tranquilidad en esta zona sólo se conquistará con la lucha y movilización triunfante de los pueblos, con la dirección de la clase obrera, para derrotar al sionismo y sus aliados imperialistas, hasta lograr un estado palestino laico, democrático y no racista, que otorgue amplias libertades para todos sus habitantes, árabes o judíos.

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