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Huber Klement. 19-02-25
El Consejo de Ministros televisado del 4 de febrero puso al desnudo la fractura del gobierno Petro y de su coalición, el Pacto Histórico, PH. El detonante de esa crisis mayúscula en el gobierno, fue la decisión el presidente Gustavo Petro de nombrar a Armando Benedetti como jefe de Gabinete y defenderlo a rajatabla. La implosión del gobierno fue inocultable.
Así la reseñó la prensa:
“Lo que el Presidente y su entorno presentaron como ‘un ejercicio de transparencia democrática’ terminó en un accidentado consejo en el que los colombianos pudieron ver el Gobierno desde adentro…regaños a los ministros por la falta de ejecución (al parecer sólo una cuarta parte – 25%) en…un intento del Presidente por descargar la responsabilidad de las ineficiencias de su gobierno en sus subalternos. Y una defensa a ultranza de Benedetti, cuya historia personal comparó con la de Saulo de Tarso, el pecador y perseguidor de cristianos que terminó en los altares como San Pablo”[1]
“No comparto su decisión de traer a este gobierno a estas personas”, dijo Francia Márquez contra el nombramiento de Benedetti y el de su antigua lugarteniente Laura Sarabia como Canciller. Por su parte, Susana Muhamad la ministra de Ambiente, el ministro de Minas, Gustavo Bolívar, Alexander López director de Planeación respaldaron, cada uno a su manera, las intervenciones de Francia Márquez. Y el director de la Unidad Nacional de Protección -muy cercano a Petro desde los tiempos del M19- desató otra tormenta política al vincular a Benedetti con el zar del contrabando, el tal “Papá Pitufo”.
Ante los ministros críticos rechazando a Sarabia y Benedetti, Petro defendió con firmeza a su nuevo jefe de gabinete. Argumentó que todos “merecen una segunda oportunidad”. Cuestionó las críticas feministas de Muhamad. Rechazó la indignación de Bolívar y López acusándolos de actuar como candidatos en campaña.
Petro “Acusa de poco revolucionarios a sus ministros, pero cuando estos le recuerdan que ha sido él quien ha incluido en el proyecto a gente de la derecha, tuerce el gesto y les pide que no sean sectarios”[2]. No sólo defendió la presencia Benedetti, sino que se reafirmó en su proyecto de gobernar con representantes de la política tradicional, es decir de la derecha, como Benedetti. Sostuvo “que sin los sectores de la política tradicional, la izquierda no hubiera llegado al poder”.
El presidente se enfrentó a varios de sus Ministros en defensa de un político proveniente de la entraña de la oligarquía nacional y que reúne las características básicas de la más arraigada politiquería burguesa tradicional del país. Definido eufemísticamente como un “hábil operador político”. Lo que en lenguaje llano significa: un personaje experto en transacciones opacas, engaños, componendas electorales con gamonales, chanchullos, etc., con cualquier sector social capitalista; bajo el los criterios de que el fin justifica los medios y el vale todo, algo que de palabra critican los seguidores de este gobierno.
El gobierno antes que rectificar el rumbo, reafirmó esa política de pacto y alianza con políticos del establecimiento, como la gran línea para ganar las elecciones, en contravía del “cambio” que prometieron y del “pueblo” que dicen representar.
Su política es insistir en el eje central que está en la base de la política y programa del Pacto Histórico: conformar un “Frente amplio”, léase, el acuerdo y pacto con políticos tradicionales similares a Benedetti.
Por eso Benedetti está transando con las bancadas parlamentarias de los partidos tradicionales -liberal, conservador, de la U y un sector de los Verdes- para entregarles ministerios y otras entidades (mermelada) a cambios de apoyos. Todos defensores, de los intereses del establecimiento patronal del país.
Así, el gobierno del PH liderado por la dupla Petro-Benedetti apuesta por más de lo mismo. Como dicen, “el ADN de su política” es el pacto y conciliación con políticos de la clase dominante.
Implementar la colaboración con clases que tienen intereses contrarios a los de los trabajadores de la ciudad y el campo, así como de los jóvenes luchadores, con el objeto de que éstos se subordinen a los intereses de los primeros. ¿Alguien serio puede pensar que así se logrará algún cambio?
¿Un episodio sin importancia?
El gobierno y sus defensores, los dirigentes y militantes de los partidos del PH, pretenden ocultar o restar importancia a lo sucedido, bajo un manto de silencio. Buscan tapar lo sucedido, presentando esta crisis como una de las tantas que ha protagonizado. No obstante, si bien ha tenido otras crisis, la diferencia es que ésta significó trasmitirle a la población, en vivo y en directo, un agrio enfrentamiento dentro de los miembros del gobierno, algo que la población ignoraba.
Las consecuencias inmediatas están a la vista. Más allá de los cálculos electorales que motivan a todos, hasta ahora renunciaron los ministros de Ambiente, Trabajo –si bien con un lenguaje encriptado para hacerlo incomprensible-, Defensa, Cultura, Interior, el jefe de Planeación y aunque la Vicepresidente Francia Márquez no renunció al ministerio de la Igualdad, Petro le pidió la renuncia.
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Al final, hoy no queda ninguno de los ministros con que el gobierno inició. Además, algunos escritores (ej.: Margarita Rosa de Francisco) o parlamentarios del PH (Iván Cepeda y María José Pizarro), al igual que ‘influencers’ hasta ayer adictos al gobierno (ej.: Majo Doria), se apresuraron a distanciarse del gobierno. Incluso algunos activistas voceros de la misma utopía reformista del PH, ya se cuestionan el definir como de “izquierda” [3] a Petro y su gobierno. Todos obvian que el llamado “primer gobierno de izquierda” construido en un bloque político con sectores de la derecha, es similar a como se toca un violín: ¡se coloca en la izquierda pero se ejecuta con la derecha!
No nos detendremos en memes, mensajes, videos y demás señalamientos superficiales hechos por redes y medios de comunicación. A cambio, vale la pena ver alguno de los principales titulares de prensa nacional e internacional, que describen lo sucedido:
“Naufragio en la Casa de Nariño”; “El petrismo contra Petro”; “La implosión de un gobierno”; “La izquierda de Petro se llena de fisuras”; “Sancocho de seis horas”; “Las tripas del gobierno Petro al aire”; “Se van petristas pura sangre”; etc.
O frases tales como: “El golpe blando se lo dio Petro a sí mismo y lo transmitió por TV” y “El presidente no manda, el gabinete no hace y el cambio no llega” [4]
Así que por mucho que los defensores del gobierno busquen ‘tapar el sol con un dedo’, la sesión televisada del Consejo de Ministros del 4 de febrero resultó en un tiro o más bien varios tiros en el pié, para Petro y todos los partidos que constituyen la de gobierno[5].
No obstante, esta crisis no se trata de “un rayo en cielo sereno” pues sería unilateral entenderlo como algo que se inició recién ese día. Menos que está motivado por la mera decisión de Petro de nombrar a Benedetti como Jefe de Gabinete, pues este politiquero hace parte del “Proyecto” del PH, desde sus inicios. Como dice otro columnista de prensa “La crisis del gabinete se incubó hace dos años aproximadamente…”. Por ello, para un análisis más detenido y los distintos aspectos de los más de dos años transcurridos bajo este gobierno y que no abordaremos aquí, remitimos a nuestros lectores a un artículo relacionado.
La derecha aprovecha y ataca
En una conducta que merece el rotundo repudio de cualquier trabajador con conciencia de clase o joven honesto, los políticos profesionales -de derecha y extrema derecha- voceros de los grandes potentados nacionales y extranjeros, así como sus grandes medios y redes electrónicas, no han dudado en lanzarse a aprovechar este “papayazo” otorgado por el gobierno Petro, para golpearlo, seguir debilitándolo y sacar réditos electorales de la ancha avenida que el presidente, con su política conciliadora y reformista les está pavimentando.
Quienes se han lucrado con el manejo del país desde siempre, pretenden dar lecciones de moral pública. Sin pudor alguno buscan capitalizar la crisis del gobierno Petro y del Pacto Histórico para sus planes tradicionalistas y reaccionarios. Levantan su dedo acusador para señalar los innegables casos de corrupción (Carro tanques-UGR; dineros del hijo de Petro y negociaciones de su hermano; sospechas de acuerdos con el zar del contrabando, etc.).
Desde un supuesto pedestal ético, tratan de que la población olvide que la corrupción está en su naturaleza como clase dominante y explotadora y socios menores de los empresarios de EE.UU y otras potencias capitalistas. Con cinismo e hipocresía quieren mostrarse preocupados por los “ciudadanos del común” o por la población víctima de los grandes males de esta sociedad –cuya principal responsabilidad recae en ellos mismos que la perpetúa; o por la violencia centenaria, los desplazamientos y los muertos en el Catatumbo, Chocó o el Cauca.
Pero si bien la extrema derecha y la derecha atacan desde diversos ángulos, hay una omisión común en todos: no existe condena alguna a Benedetti. Tampoco a Laura Sarabia. El centro de su ataque es a Petro y su gobierno. Ese ‘olvido’ es consecuencia de que más allá de diferencias menores, Benedetti es uno de los de suyos. Un defensor de los intereses y los métodos de su misma clase social (burguesa) e hijo legítimo de las prácticas de la politiquería gamonal y tradicional de los partidos Conservador y Liberal –incluidos sus sectores auto definidos como ‘liberales socialdemócratas’ o ‘radicales’-, así como la de los nuevos partidos herederos de aquellos: el uribismo, Cambio Radical, la U y demás partidos representantes de los grandes capitalistas del país. Por ello los miserables ataques de estos sectores al gobierno, no merecen sino el rechazo total de maestros, jóvenes, obreros y el pueblo trabajador.
¿Qué política y programa son los que hoy hacen crisis?
Hoy ante este episodio de crisis y en medio de gran confusión, trabajadores, maestros y jóvenes -de base fieles seguidores del PH- ilusionados con el llamado “primer gobierno de izquierda” en el país, atinan solo a reafirmar el legítimo anhelo que los motiva. Ratificar su deseo de conquistar por vía electoral mejores condiciones de vida y trabajo, un mejor futuro para sus hijos, paliar un poco la alarmante desigualdad social, combatir la discriminación y la corrupción, defender la naturaleza, lograr el cese de la violencia y la ilusión de poder vivir en paz. En fin, su anhelo de transformar la forma de hacer política y que su vida cambie favorablemente, sin necesidad de cambiar el sistema social.
Otros ante el evidente naufragio del gobierno del cambio, se apartan. Y unos cuantos, argumentan que de todas maneras “el proyecto sigue vivo”.
Se resisten a romper con las ilusiones en la vía electoral y las reformas como único medio para lograr cambios y vía segura para impedir que la extrema derecha uribista vuelva a dominar. Entonces, es obligado preguntarse ¿Cuál es la propuesta o programa central del proyecto del PH, que según ellos ‘sigue vivo’?
En la matriz del proyecto está la política de colaboración y pacto con políticos profesionales, representantes del establecimiento y la oligarquía. Por esa razón y no otra, personas como Benedetti, Roy Barreras, Cristo, Lizcano, Prada y demás figurones liberales (samperistas y santistas), hacen parte del proyecto desde su inicio. La alianza con ellos fue y es presentada como el fundamento central del proyecto del PH. Así, lo reafirma Petro, siguiendo a su líder Bateman, al decir que “Si no se hace un sancocho no se gana”.
Esa es la base del proyecto que se presentó como la llave maestra para ganar las elecciones y supuestamente conquistar ‘cambios’.
¿Benedetti recién llegó al gobierno del PH?
Cabe entonces preguntarse: ¿La presencia de Benedetti o Sarabia en el gobierno es una anomalía? ¿Llegaron recién el pasado 4 de febrero? ¿Acaso son un “cuerpo extraño” en el Proyecto del PH? ¿Al igual que Roy Barreras no son piedras angulares de él, desde su inicio? ¿Fue casualidad que Benedetti o Sarabia ocuparan puestos de mando en la Campaña electoral?
Ellos y todos los politiqueros que hoy producen la ‘indignación’ de los Ministros y motivan su renuncia, están allí desde el principio y siguen en puestos de mando.
Benedetti y Sarabia no representan una desfiguración del proyecto político que defienden, sino una parte esencial del mismo. La diferencia está en que salió a la luz. Petro y los dirigentes del PH forjaron esa alianza al costo de ser rehenes de ellos y amarrar a jóvenes, trabajadores y al pueblo pobre a esos y otros políticos de la oligarquía.
Y lo peor es que hoy en vez de sacar las lecciones y cambiar de rumbo, se ratifican en lo hecho y junto a parlamentarios del PH hablan de que “se debe ampliar la representación y recomponer la bancada de gobierno, muy por el estilo de lo que fue al inicio con…los sectores liberales…que hicieron posible la elección presidencial…”[6]
Hoy, para concretar lo que llaman un “Frente Amplio” Petro y el Pacto Histórico encabezados por Benedetti, negocian con sectores de los partidos Liberal, Conservador, de la U, el Verde, etc., para seguir hipotecando a los trabajadores y el pueblo pobre como caudal electoral de políticos portavoces de los opresores que siempre han dominado el país y lo han entregado a los intereses de los EEUU y otras potencias. En conclusión, se podría decir que tras la crisis, el gobierno profundiza su curso “más a la derecha”.
Tenemos el resultado de la política de conciliación de clases
Desde nuestra perspectiva como trabajadores y socialistas, lo sucedido no es una deformación del Proyecto sino el resultado de su desarrollo. Lo que se prometió como la fórmula para lograr ‘el cambio’ y del éxito, es lo que está haciendo agua. Es la consecuencia directa del criterio de que para ganar era y es imprescindible que los trabajadores y los pobres se arrodillaran y se encadenaran políticamente a políticos tradicionales de la oligarquía. Hipotecarlos a un proyecto político de colaboración de clases, dónde la voz cantante la ponen los Benedettis, los Roy barreras, los Cristo, los Velascos, Santos, Samper y un sin número de curtidos políticos de los partidos tradicionales del país. Lo que estalló es uno de los resultados la propuesta o principio central del PH como tal.
Una lección crucial del presente momento es que intentar conciliar los intereses de los grandes capitalistas con los de los oprimidos explotados, bajo el argumento de que unidos puede conseguir intereses favorables para ambos y “el bien común”, lo cual es una utopía. No buscar la unidad de las ovejas con los lobos, como camino al éxito.
Esta política ha llevado a decepcionarse del prometido ‘cambio’, que solo ha realizado reformas parciales que mantienen el statu quo. Se ha “cambiado algo para que todo siga igual”.
Esa misma política que busca conciliar los intereses de clases antagónicas y promover una coexistencia pacífica con ellas ha llevado, históricamente, a tragedias para la clase trabajadora, como se evidencia en el triunfo de Milei en Argentina en2023, de Castillo en Perú en 2022, de Allende en Chile 1973, así como en los eventos de España y Francia en 1936, y el retroceso al capitalismo de Cuba y demás países catalogados como “socialistas”. Esta política persiste en la actualidad provocando la derrota de las luchas sociales. Las consecuencias más severas recaen, sin excepción, sobre los trabajadores asalariados y los segmentos más vulnerables de la sociedad.
Por esta razón, Petro y sus partidarios, con el fin de someter a los opositores de su política de capitulación levantan el estigma del “sectarismo”. El tradicional caballito de batalla utilizado para legitimar las políticas reformistas que buscan conciliar los intereses opuestos de las diversas clases sociales, y así frustrar la lucha de los de abajo y redirigir su inconformidad y anhelos de transformación hacia vías electorales.
Se trata de la vieja y utópica estrategia política de pacto con la burguesía, conocida como Frentes Populares. Situar a los trabajadores, la juventud y a los sectores populares a la cola de una coalición o campo político burgués que presenta como “democrática” y “progresista”, en su puja electoral contra el campo político de la extrema derecha o del ‘fascismo’. Un Programa y una política colaboracionista, que todos los partidos del PH o de Unitarios intentaron durante años consolidar, y que finalmente consiguieron con este gobierno. Esa política ha sido reiteradamente aplicada por los denominados partidos ‘comunistas’ y la estela de reformistas, centristas y ex guerrilleros que actúan como correas de transmisión de esa nefasta política.
¿Y la postura del Proyecto ante la agresión de Trump?
El Proyecto del PH extendió esa política de conciliación de clases desde el ámbito nacional hacia la política exterior. Se propuso bailar al son del gobierno de EE.UU bajo la administración de Biden, esparciendo la creencia de que todas las naciones son iguales y pueden ‘hablar de tú a tú’. Que no hay naciones poderosas que oprimen, explotan y saquean a los países oprimidos como es el caso de Colombia.
Presentó a EEUU como supuesto ‘aliado’ en la lucha por la democracia, la paz y la biodiversidad. Autorizó la instalación de una base militar estadounidense en la isla Gorgona y entregó el Amazonas al cuidado del ejército de los EEUU, argumentando que su intervención garantizaría la conservación del medio ambiente. Todo para seguir subordinado a los dictámenes imperiales, como aceptar el tránsito de sus tropas por el país, seguir atados a la OTAN, mantener los Tratados de Libre Comercio, TLC, continuar pagando la fraudulenta Deuda Externa, seguir obediente con la extradición de ciudadanos nacionales y, lo más grave, no dar la batalla por la legalización de las drogas, sino continuar en calidad de peones, asumiendo la estrategia imperial y colonizadora de la guerra contra el narcotráfico.
Sin el maquillaje de los Demócratas de Biden, con la figura de Trump cae la careta democrática de la potencia capitalista y hay claridad. Si bien los EEUU han cambiado de administración, siguen actuando como la potencia que nos ha oprimido, que nos ordena y nos pisotea a todos en A. Latina. Y por ende, la política del PH de conciliación con dicha potencia hace agua. Ahora está claro que no basta con escribir mensajes airados por X, como lo hizo Petro de forma positiva para luego retractarse y adoptar una postura sumisa liderada por Sarabia y Murillo para “superar el impasse”, dijeron.
Por consiguiente, es fundamental señalar que la “indignación” de los ministros durante el consejo televisado, no se elevó a cuestionar a Laura Sarabia por el espectacular giro en redondo del gobierno Petro ante la agresión de Trump respecto a la deportación de nacionales desde EEUU. Pues la ‘gestión’ de Sarabia en colaboración con Uribe y la derecha del país, logró borrar de un plumazo los iniciales mensajes positivos de Petro en rechazo a la forma (esposados) que EE.UU utilizó para deportar a los colombianos. El “progresismo” no supera la tradicional conducta sumisa de sus partidos ante las agresiones de la potencia del norte. “¡Está en su ADN!”.
La agresión e injerencia de los EEUU requiere ser enfrentada en serio y no a medias tintas. Poner un párate al sometimiento a los dictados imperiales y colonialistas del EEUU y demás potencias. Se necesita realizar actos de soberanía y dignidad. Organizar la protesta y movilización antiimperialista que este gobierno, después de amagar, no quiso hacer.
El pueblo trabajador desconcertado
En tanto, los trabajadores de salario mínimo, los temporales, los más explotados y oprimidos, junto a los desheredados de siempre, ante la situación del gobierno y la desinformación reinante, no sólo son víctimas de los habituales distractores que esparcen sus medios y redes, sino que además son blanco de la manipulación de sus politiqueros de oficio y sus intencionadas versiones reaccionarias sobre lo que sucede con el gobierno ‘del cambio’.
Entre los maestros, obreros, estudiantes, trabajadores y activistas de clase media, quienes fincaron sus ilusiones en este gobierno, el malestar y desazón es inocultable y creciente. El desengaño y sentimiento de frustración se esparce, ante el atronador silencio en público de casi todos los dirigentes sindicales y activistas vinculados a los partidos de gobierno, quienes se esfuerzan para que sus seguidores y afilados miren para otro lado o se distraigan hacia denuncias a alcaldes y mandatarios locales, de derecha y contrarios al gobierno.
Más allá de nuestra postura de lucha independiente y crítica ante este gobierno, compartimos el anhelo justo de los asalariados y jóvenes luchadores. A todos los une la aspiración de lograr que ‘las cosas cambien’ e ‘impedir que la derecha gane de nuevo’. Pero es necesario diferenciar, que ese argumento tiene distintos significados. Mientras para el maestro, trabajador, obrero o joven inconforme de base, ese argumento se esgrime para persistir en la ilusión electoral como vía para lograr cambiar su realidad de trabajo y condiciones de vida, impidiendo que vuelvan con velas desplegadas la violencia policial, la represión y las arbitrariedades, si las fuerzas tradicionales de extrema derecha uribista vuelven a tomar el gobierno.
A diferencia, para los ministros, los parlamentarios, los activistas, dirigentes del PH. Unitarios y los directivos de la CUT, CTC, FECODE y la mayoría de sindicatos -todos con los ojos puestos en las elecciones del 2026- ese mismo argumento tiene otro significado. Para todos ellos se trata de no perder sus puestos, sus curules o dejar de ser ministros y perder la vida sabrosa, el ascenso social y el poder que hoy tienen, producto de haber ganado las elecciones en 2022. Mucho menos renunciar a las empresas que están construyendo en su carrera de convertirse en empresarios capitalistas. Por eso la gran mayoría de los dirigentes sindicales y políticos de ‘izquierda’ aliados del gobierno, se resisten aún hoy a rectificar el camino y asumir una postura de lucha independiente del gobierno. Tanto los agrupados en el PH como partido, como los que se organizan bajo la sigla ‘Unitarios’, pues su separación obedece no a diferencias políticas o de ‘principios’ sino a disputas en torno a la repartición de puestos en las listas al parlamento.
¿Es posible lograr lo que anhelan maestros y la clase trabajadora?
Sí es posible. A condición de que renuncien a repetir lo hecho hasta ahora. A abandonar la idea de que algo cambiará si se sigue haciendo lo mismo. Se requiere abandonar la política de hipotecarse a los Benedettis, los Cristos, Sarabias, Velascos, Olmedos López, Santos, La U, etc., y todos los voceros de la oligarquía y los empresarios (burguesía) que pactan con Petro y los partidos del gobierno, por prebendas. Si los campesinos pobres renuncian a respaldar una coalición electoral con voceros políticos de los terratenientes. Si los obreros y demás asalariados renuncian a votar por los portavoces políticos de los dueños de las fábricas, de las grandes cadenas de comercio, de los bancos, etc. Si todos rechazan la patraña de que se puede luchar por intereses comunes con ellos. Menos proponerse desarrollar en común con ellos, el decadente sistema capitalista basado en la explotación del trabajo ajeno, como claramente anunciaron Petro y el Pacto Histórico al ganar las elecciones. Propósito en el cual siguen empeñados.
Es posible lograr cambios si se opta por el camino de la independencia política como clase trabajadora. Si se propone, como clase productora de toda la riqueza nacional, levantar una opción política propia de los trabajadores y sus aliados del pueblo pobre. Absolutamente independiente de cualquier sector o político representante del establecimiento oligárquico que nos ha explotado, discriminado, oprimido y asesinado desde siempre. Si se saca la lección y se rechaza la unidad con lobos con piel de oveja como Benedetti y políticos afines, quienes se presentan como ‘demócratas y patriotas’ o ‘enemigos del uribismo’ con el fin de seguir llenándose los bolsillos y perpetuar este sistema desigual e injusto.
La responsabilidad de ese giro necesario, les cabe a las direcciones sindicales mayoritarias de los asalariados (CUT – CTC – CGTs – FECODE y sindicatos filiales, así como la USO, SINALTRAINAL, etc.). Asumir el desafío de romper sus ataduras a gobierno y su apoyo incondicional, para encabezar el rechazo a la presencia de Benedetti, Sarabia y demás funcionarios o ministros de los partidos de la oligarquía y exigir su expulsión de la administración Petro.
Unirse no para defender el Proyecto de colaboración de clases impulsado hasta ahora, sino en torno al propósito de reorganizar una lucha autónoma que busque soluciones a las necesidades más apremiantes del pueblo trabajador: el rechazo a las alzas de los combustibles, de los servicios públicos; oponerse a una nueva Reforma Tributaria. Exigir solución inmediata a las demandas ignoradas de los trabajadores del Ministerio de trabajo y del servicio de salud de los maestros; por empleo, salarios, salud, educación, vivienda, contra la desesperante miseria, violencia y muertes. Encabezar la movilización contra el sometimiento del país y de América Latina a los ataques colonizantes de Trump y los EEUU. Organizar la defensa de la soberanía nacional y luchar por nuestra segunda independencia. En síntesis, si se proponen retomar el camino del estallido social, el Paro nacional del 28 de abril, dándole un manejo democrático a las decisiones para que sean las bases las que decidan el curso o las acciones y no la cúpula sindical.
Ese camino de la lucha directa y combativa, es el impedirá que la clase trabajadora se desmoralice y proponerle una salida propia a la situación, evitando que se lance en brazos de la derecha. Así mismo, constituye una oportunidad para que las organizaciones que se reclaman del socialismo revolucionario o se definen como revolucionarios auténticos, reevalúen el camino recorrido con su apoyo ‘crítico’ a este gobierno; dejen de presentarlo como supuesto enemigo de la oligarquía y renuncien al papel de ‘consejeros de izquierda’ de Petro. Podrían unirse en torno a la exigencia de promover un programa y candidatos que representen auténticamente a los trabajadores y articular una propuesta política electoral que abogue por la independencia de clase.
No obstante, eso es música del futuro, cautivadora únicamente para aquellos que respiran sólo en tiempo de elecciones. La soberanía nacional y las apremiantes necesidades de las mayorías, constantemente aplazadas, no dan espera ni pueden ser ignoradas. Hay que organizar la protesta, la movilización y la lucha independiente del gobierno, para alcanzarlas.
La crisis gubernamental es una ocasión inmejorable para que los trabajadores la aprovechen, al mismo tiempo, para evitar que sean la extrema derecha y la derecha quienes se beneficien del vacío generado por la actual crisis. Los dirigentes de los asalariados están ante el desafío de organizar la movilización independiente y decidida, para alcanzar los cambios y soluciones urgentes a sus demandas, que el engañoso camino orientado por los reformistas, ha aplazado una y otra vez
No es necesario “inventar la rueda”. Es imperativo retomar el método señalado por el estallido social, que a pesar de sus limitaciones, errores y de la vacilante conducción que tuvo, demostró ser la vía con la que se consiguen cambios importantes y de fondo.
[1] https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/los-caminos-del-gobierno-petro-luego-de-la-crisis-por-nombramiento-de-armando-benedetti-3425217
[2] https://elpais.com/america/2025-02-09/la-furia-de-petro-un-presidente-con-el-agua-al-cuello.html?ssm=whatsapp_CC
[3] Es decir, sin atreverse a definir los límites de éste gobierno que se presenta como ‘humanista’ y ‘del pueblo’, pero representa los intereses de una ‘izquierda’ de clase media, pequeño burguesa y burguesa, antes que obrera y menos revolucionaria.
[4] https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/sancocho-de-seis-horas-3425236
[5] Entre otros: Partido Comunista, PC; Partido del Trabajo, PTC; Colombia Humana, Unión Patriótica; Alianza Democrática Amplia, Movimiento Alternativo Indígena y Social; Polo Democrático Alternativo; Alianza Verde y Alianza Social Independiente; Comunes (ex –FARC; Congreso de los Pueblos.
[6] https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/hacer-un-gobierno-estrictamente-de-izquierda-no-fue-lo-que-eligio-el-pueblo-colombiano-clara-lopez-ante-remezon-ministerial-3425672