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Sergio Bernal – 8 de Octubre de 2021

El imperialismo yanqui y sus socios europeos, agrupados en la OTAN, han abandonado Afganistán.  Después de 20 años de ocupación, tras el acuerdo firmado por Donald Trump y los talibanes en Doha, Qatar el 29 de febrero del 2020, sin tener en cuenta las opiniones ni de sus socios de la OTAN, ni de quienes gobernaban Afganistán bajo su respaldo.

Acuerdo que se vio en la práctica “obligado” a firmar porque los talibanes tenían el control territorial de la mayoría del país y que el nuevo mandatario Joe Biden decidió cumplir.  Lo han hecho de manera torpe, apresurada y desordenada acosados por la ofensiva talibán.

Este hecho constituye una derrota política para todos los imperialistas, pero en especial para el norteamericano y un golpe contundente para su ya deteriorada imagen y liderazgo.

EE.UU. invirtió 979.000 millones de dólares entre octubre de 2001 y diciembre de 2019. De ellos solo 36.000 millones, el 3.67%, fueron empleados para “desarrollar el país”[1],  apoyar la construcción de un gobierno afgano servil a sus intereses. El resto fue puro gasto militar en armamentos y sostenimiento de sus tropas (según Watson Institute de la universidad Brown de Rhode Island). Dicho gobierno títere del imperialismo, salió corriendo con “el rabo entre las piernas” ante el acoso talibán.

La crisis económica que arrastran los países imperialistas y de conjunto a toda la economía mundial desde 2008 y que no se ha logrado superar completamente, afectó las inversiones colonialistas y de sometimiento del pueblo afgano y se reflejó en las disputas interburguesas entre “demócratas” y republicanos sobre la eficacia y la conveniencia política y económica de mantener una guerra estéril a sus intereses por más de 20 años.

¿La salida de las tropas de ocupación es positiva?

A la pregunta de si: ¿es la salida de las tropas de ocupación de Afganistán un hecho positivo? Respondemos categóricamente: SÍ.  Para los marxistas revolucionarios todos los imperialismos, en especial el Yanqui son los principales opresores, asesinos, terroristas de Estado y expoliadores de toda la historia de la humanidad. Han sembrado de hambre, miseria, muerte, desplazamientos y atraso económico a todos los pueblos que han invadido o sometido a nombre de la “democracia”, la libertad o el progreso.  Su régimen interno oprime, margina y explota a las minorías raciales (negritudes e indígenas) e igual hace con todos los inmigrantes que llegan al suelo estadounidense en busca del mal llamado “sueño americano”.

Cualquier derrota política, militar o político-militar sufrida por el imperialismo es positiva para los pueblos agredidos. Afecta sus intereses geo-estratégicos así hayan sido disfrazados de lucha por la libertad y la democracia o de lucha contra la opresión a la mujer.

Esta “guerra buena”, según Bush (2001), esta “guerra justa”, según Obama (2011), llevada a cabo contra “el oscurantismo y el terror”, según Nicolás Sarkozy (2008) dejó un país en peor estado aun de lo que estaba anteriormente. El “bien” no apareció por ningún lado. Demostró una vez más que las invasiones imperialistas producen caos, el enraizamiento de grupos como el Estado Islámico, la destrucción de la sociedad, la etnización de los conflictos, la división de la población, guerras civiles y en todos los casos el fracaso de los principios democráticos burgueses. La corrupción, las mentiras, las torturas, el juego sucio y las libertades ultrajadas han marcado el ritmo de estas guerras e invasiones en nombre de la libertad y la “democracia”.

Tanto Barack Obama: “a nosotros no nos importa Afganistán, a nosotros nos importa nosotros mismos” (paráfrasis de la conocida frase “no tenemos amigos sino intereses”) como Joe Biden: “nunca se supuso que la misión en Afganistán fuera construir una nación, nuestro único interés nacional vital fue y sigue siendo el prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense” y Donald Trump habían declarado que ya no tenía sentido permanecer en Afganistán ya que representaba un “barril sin fondo” en gasto de  cientos de millones de dólares y pérdida de vidas humanas (la de quienes les interesan).

Las palabras de Biden suenan a excusa política ante el fracaso de lograr un gobierno que dominara y controlara el país. A justificación ante la debacle, todo a causa de la resistencia que el pueblo afgano realizó y sostuvo  durante los 20 años de invasión[2]. Oculta también sus intereses geoestratégicos y económicos ya que ese país es territorio clave para el transporte y el paso de gaseoductos y oleoductos hacía Europa y Asia. Es el mayor cultivador mundial de amapola y asegura el 90% de la producción y del aprovisionamiento mundial de opio.  Un país rico en minerales como cobre, oro, hierro, litio y las llamadas tierras raras estratégicas para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

No solo es el mayor cultivador de amapola y productor de opio produce y cultiva otras drogas como la marihuana o el achís. Es un país clave para el negocio legal (de uso medicinal como la morfina y codeína) a través de las farmacéuticas imperialistas e ilegal de las drogas. En su suelo existen mafias similares a la camorra italiana a la cual surte, y cuenta con la complacencia para ello del imperialismo norteamericano quién nunca lo ha incluido en su “guerra contra las drogas”.

El narcotráfico es la principal fuente de recursos para el sostenimiento de la CIA después del petróleo y el tráfico de armas[3]. Todo lo anterior, explica porque el nuevo régimen está negociando su reconocimiento y estabilidad en el poder con los imperialismos, con los países vecinos y con potencias regionales como China y Rusia y porque, tanto China como Rusia se apresuraron a reconocer al nuevo gobierno talibán.

Una posición de principios  

Los marxistas revolucionarios, quienes por principio defendemos a todo país atrasado y oprimido por el imperialismo cuándo es atacado o sometido por éste, nos alegramos por ésta derrota política y nos colocamos al lado del pueblo afgano, pero no la consideramos una derrota militar como si sucedió en Vietnam donde hubo una verdadera guerra civil revolucionaria de liberación nacional contra el invasor imperialista.

Como marxistas ubicamos todo conflicto o hecho de la lucha de clases en el marco de la situación de la lucha de clases mundial. Es decir, en el marco del enfrentamiento revolucióncontrarrevolución y no en un marco puramente nacional.

Esta derrota del invasor y ésta triunfo político del pueblo afgano no se dan como expresión de una situación revolucionaria mundial o regional como si había cuando el ejército del mayor opresor y explotador de los pueblos del mundo fue derrotado militar y políticamente en Vietnam. Tampoco fue producto de una revolución como afirman algunos sin ningún análisis riguroso de los hechos.

Sí consideramos al movimiento Talibán como un movimiento de liberación nacional, que lucha por construir una nación independiente,[4] libre de las imposiciones políticas de los imperialistas estadounidenses y europeos, hasta que debido a su condición de clase no demuestre lo contrario. Aunque defiendan una ideología atrasada y confesional.

Partimos para ello de que el la mayoría del pueblo afgano considera a todos los imperialistas, europeos y estadounidenses como “manipuladores y colonizadores, a todos”[5]

Seguimos en esto las enseñanzas de Marx, Lenin y Trotsky sobre las luchas de liberación nacional y sobre las guerras desatadas por los imperialismos de cualquier calaña. En 1938 Trotsky en una entrevista con Mateo Fossa, sindicalista argentino, sobre la liberación nacional colocó el siguiente ejemplo:

“En Brasil existe hoy un régimen semifascista que ningún revolucionario puede ver sino con odio. Supongamos, sin embargo, que mañana Inglaterra entra en un conflicto militar con Brasil. Yo le pregunto, ¿de qué lado del conflicto estará la clase obrera? Le diré qué contestaría Yo: en este caso Yo estaré de parte del Brasil “fascista” contra la Inglaterra “democrática” ¿Por qué? Porque el conflicto entre estos dos países no será cuestión de democracia o fascismo. Si Inglaterra triunfara pondría otro fascista en Rio de Janeiro y duplicaría las cadenas de Brasil. Si por el contrario triunfara Brasil, eso daría un poderoso impulso a la conciencia nacional y democrática del país y llevaría al derrocamiento de la dictadura de Vargas. La derrota de Inglaterra al mismo tiempo, sería un golpe para el imperialismo británico y daría un gran impulso al movimiento revolucionario del proletariado inglés… ¡Bajo cualquier máscara hay que aprender a distinguir a los explotadores, esclavistas y ladrones!

Y,  en su obra  la segunda revolución China,[6] sobre la guerra contra Japón  escribió: “Chiang Kai-Shek es el verdugo de los obreros y campesinos chinos, pero hoy se ve obligado, contra su voluntad, a luchar contra el Japón por lo que resta de la independencia China. Puede que mañana vuelva a traicionar. Es posible. Es probable. Hasta es inevitable. Pero hoy está luchando. Sólo los cobardes imbéciles totales o canallas pueden negarse a participar en esa lucha”.

 También, las enseñanzas de nuestra corriente morenista que en 1982 frente a la guerra colonialista inglesa alrededor de las Islas Malvinas se colocó militarmente  al lado de las masas y del ejército argentino contra el ejército colonial e imperialista inglés, sin que ello significara el más mínimo apoyo político a la dictadura contrarrevolucionaria argentina.

Fieles a sus principios, el PST argentino y la LIT (CI) plantearon:

Sin apoyar la política y ni siquiera la medida del gobierno argentino en las islas Malvinas, fruto de un antiimperialismo de circunstancias que él mismo será el primero en traicionar, vamos a pelear en su campo militar [….]”, y “Sin abandonar un instante la denuncia a la dictadura, sin brindarle la menor confianza ni respaldo político y sin siquiera apoyar su medida en las Malvinas, pelearemos en su mismo campo militar […]”[7]

El Nuevo Gobierno Talibán

 En consonancia con su condición de burgueses y defensores de la construcción en Afganistán de un emirato religioso, los talibanes han constituido un gobierno cien por ciento talibán de orientación religiosa sunnita,  con el 90% de sus miembros perteneciente a la etnia Pastún, sin incluir mujeres ni representantes de la etnia hazara que son musulmanes chiitas y que fueron perseguidos y discriminados durante el primer gobierno talibán, ni a Ahmad Massaud señor de la guerra del valle de Panjshir su principal “opositor”[8].

El nuevo gobierno prohibió las protestas sin autorización previa, y anunció que no tolerará ningún tipo de disidencia. Reprimió violentamente las marchas que el 10 de septiembre realizaron un grupo de mujeres pidiendo libertades democráticas como el derecho al trabajo, al estudio y a la libre movilización y que dejo un saldo de 4 personas muertas.[9] Se han apresurado a  sostener relaciones amistosas y diplomáticas a través de la ONU con  los imperialismos norteamericano y europeo así como con China y Rusia, de quienes lograron su reconocimiento y  con todos sus vecinos (Pakistán, Irán, China, India, Turquía, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán, Tayikistán y  Turkmenistán)[10]. Su nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Amir Khan Muttaqi, declaró que “los Estados Unidos de América son un gran país y entonces deberíamos pacientemente ayudarnos mutuamente” [11].

Todo indica que están realizando ingentes esfuerzos para que los dejen gobernar, les presten las ayudas “humanitarias” urgentes o necesarias y para integrarse a la comunidad internacional. Hechos que desde un análisis de clase y marxista permiten predecir que para los trabajadores y las masas afganas se aproximan días de despiadada explotación capitalista, represión y mayores recortes de sus libertades democráticas.

Al gobierno afgano: Talibán, burgués, independiente, atrasado y confesional, lo defendemos frente al imperialismo y queremos que triunfe militarmente sobre éste. Al mismo tiempo, lo combatimos por retrógrado, atrasado, autoritario, totalitario, antidemocrático, nacionalista y burgués, al cual los trabajadores y las masas afganas deben combatir para conquistar sus derechos. Como gobierno burgués independiente, no es un gobierno consecuentemente antiimperialista, según sus intereses puede pasar, como al parecer lo está haciendo, de ser un gobierno o un movimiento independiente a ser proimperialista y a negociar bajo sometimiento las condiciones que le permitan consolidarse como una burguesía nacional a través de la explotación de la fuerza de trabajo de los trabajadores y de las masas afganas.

El régimen afgano y el futuro para los trabajadores y las masas

Defendemos el derecho de las masas, de los trabajadores y en particular de las mujeres afganas a luchar por sus libertades democráticas, por el derecho al trabajo, al estudio y a la libre movilización y reunión; por el derecho a la vida y a luchar contra la represión, la opresión y la explotación de la burguesía de ese país y la imperialista.

Consideramos a Afganistán un estado  capitalista, productor de mercancías para la ganancia,[12] en beneficio de su burguesía,  y no para el intercambio simple de sus mercancías, en beneficio de toda su población[13]. Su condición de país atrasado y fundamentalmente campesino (70% según estadísticas) con un gobierno retrógrado y confesional, no basta para considerarlo feudal como muchos opinan. Otra cosa es que no exista una burguesía nacional unificada políticamente ya que es un país de castas y de tribus que se disputan el poder de acuerdo a su interpretación religiosa, política y militar del islam.

Por otra parte, los talibanes no son una organización homogénea, ni un partido político y sus alas política y militar tienen con frecuencia opiniones diferentes sobre las libertades democráticas o la educación, etc. 

Tanto al movimiento Talibán como al Integrismo Islámico, del cual hace parte, son movimientos burgueses y defensores conscientes de la propiedad privada capitalista con una ideología que les permite construir estructuras políticas, estatales o paraestatales totalitarias, asentadas en estructuras clericales con una base de masas, instaurando regímenes bonapartistas o ultra bonapartistas y hasta fascistoides.

El régimen que imponen los Talibanes es repugnante para cualquier demócrata y mucho más para los socialistas revolucionarios con la más absoluta carencia de libertades políticas, sindicales, culturales o religiosas y la reducción de la mujer al simple papel de paridora de hijos. Pero, un marxista revolucionario debe saber diferenciar a los regímenes “democráticos” o totalitarios desde un punto de vista de clase, que nos permita descubrir bajo la forma política su contenido económico y social.

El imperialismo norteamericano miente desfachatadamente cuando denuncia a estos regímenes en nombre de la libertad y la democracia, como norma, el imperialismo siempre promovió regímenes totalitarios en los países atrasados para aplastar a los movimientos de liberación nacional y en las regiones petroleras donde tiene intereses estratégicos fundamentales es donde más se ha expresado ese carácter fascista de su política internacional.

A la clase obrera y al pueblo pobre de Afganistán bajo el nuevo régimen burgués, religioso, retrógrado y defensor del sistema capitalista le esperan horas de opresión, explotación y recorte sistemático de sus libertades democráticas. Aun así, libres ya del yugo que representaba el invasor imperialista, tendrán mejores condiciones para luchar por sus derechos. No es lo mismo luchar contra las bombas, las armas y los tanques de la mayor potencia militar del planeta, que, contra un ejército y una policía nacionales débilmente armados, aunque justifiquen la represión y las ejecuciones sumarias bajo una ideología retrograda y confesional.

La solución de todos los problemas democráticos y sociales (hambre, miseria, desigualdad, opresión, explotación) solo podrá ser lograda si las masas afganas ponen fin en forma definitiva a la explotación y opresión capitalista a través de una revolución que instaure en el poder a la clase obrera afgana en alianza con los campesinos pobres, luchen por constituir una federación de naciones asiáticas socialistas libres de la opresión y la explotación capitalistas y luchen por la extensión de la revolución socialista a todo el planeta.       


[1] Desarrollo que en nombre de la democracia, la paz, la libertad y el progreso han significado para los pueblos invadidos: explotación, opresión, sometimiento, muerte, pobreza, violencia, desplazamientos y atraso económico.

[2] Afganistán echó a de su territorio al Reino Unido en el siglo XIX, a la Unión Soviética en el siglo XX y a Estados Unidos en el siglo XXI. Hechos que le han merecido el apodo de “el cementerio de los imperios”. Le Monde Diplomatique. Septiembre de 2021.

[3] Narcotráfico: la clave para entender Afganistán. Antonio Albiñana. El Tiempo. Septiembre 2/2021.

[4] Ser independiente políticamente no significa que un país se aísle y no realice ningún tipo de negociación. Significa que No sigue fielmente los dictados de los imperialistas y que les disputa una distribución menos “onerosa” o desigual de la renta nacional. 

[5] Ricardo Grassi.  Periodista argentino. Entrevista en clarín. 20/08/2021. Trabajó durante 16 años en Afganistán

[6] Ed. Pluma, págs. 165 – 166

[7] Publicado en Correo Internacional, No 5. Tomado de MALVINAS: Los revolucionarios y las guerras. Mercedes Petit. Emilio Cuesta.

[8] https://apnews.com/article/middle.east.pakistan.afganistan.arest-islamabad-50b1b490d27d32eb20cc11b77c12c87

[9]https://www.reuters.com/busines/media-telecom/taliban-response-afghan-protest-increasingly-violent-un-says-2021-09-10

[10] https://www.aa.comtr/en/analysis/analysis-tajikistan-to-host-summinists-of-regional-powers-to-discuss-afghanistan/2363309

[11] https://www.reuters.com/world/euope/eu-says-it-has-no-option-talk-taliban-2021-09-14/

[12] El circuito económico capitalista se representa por la ecuación: D-M-D´ (dónde D´ > D). Invierte dinero para producir una mercancía y obtener una ganancia, sin importarle el tipo de mercancía, el todo es que le genere ganancia (plusvalía).

[13] En el intercambio simple de mercancías el circuito económico es M-D-M. Se produce una mercancía, se vende y se emplea dicho dinero para comprar otra mercancía. Esto no es capitalismo, es intercambio simple de mercancías (es común a todos los medios de producción).

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