Tomado del elperiodico.com

Norma Reyes – Agosto 13 de 2024

Mientras los bombardeos en Gaza continuaban, el pasado 25 de julio de 2024 Netanyahu pronunció ante el parlamento norteamericano un discurso buscando ratificar el apoyo político hacia Israel y por ende la entrega de armas y dinero para continuar la masacre contra los palestinos. Como no podría ser de otra manera, el genocida fue aclamado en varias ocasiones tanto por republicanos como por demócratas.

Por otro lado, sectores minoritarios de congresistas optaron por no asistir al discurso, para diferenciarse y cuestionar el “cheque en blanco” que Biden pretende que se le firme a Israel.

Además, en oposición a la conducta del Parlamento, y en solidaridad con Palestina, cientos de personas que se opusieron a la presencia de Netanyahu en EE. UU. realizaron, desde el día anterior, manifestaciones de protesta. En la noche del martes al menos 200 de ellas fueron arrestadas, mientras que la organización Voces Judías por la Paz, denunció la detención de 400 judíos estadounidenses, entre ellos más de una docena de rabinos, que pedían un «embargo inmediato de armas» a Israel.

Más allá de las diferencias que existan entre los políticos al interior del congreso norteamericano, el hecho de invitar al responsable de la muerte de alrededor de 40 mil palestinos y ovacionarlo de manera tan contundente, es una clara muestra del apoyo irrestricto del gobierno norteamericano al genocidio, que debería ser rechazado por los trabajadores y todo aquel que esté por defender las libertades democráticas en el mundo.

Tomado de france24.com

Netanyahu inició su discurso expresando que “Nos encontramos hoy en una encrucijada de la historia. Nuestro mundo está en crisis. En Medio Oriente, el eje del terror de Irán enfrenta a Estados Unidos, Israel y nuestros amigos árabes. Este no es un choque de civilizaciones. Es un choque entre barbarie y civilización. Es un choque entre quienes glorifican la muerte y quienes santifican la vida. ‎Para que triunfen las fuerzas de la civilización, Estados Unidos e Israel deben permanecer unidos.”

El genocida parte de algo cierto: que el mundo actual está en crisis. Pero la crisis no es, como él dice, porque la barbarie en Medio Oriente (encabezada por Irán, según él) pretende acabar con la civilización representada por Israel, EE. UU. y sus amigos árabes. Hay que ser muy cínico para atreverse a plantear como ejemplo de civilización lo que hacen el nazi-sionismo, EE. UU. y los que lo apoyan, responsables de la masacre en curso al pueblo palestino. Esa es la “civilización” y la “democracia” que ellos representan y defienden armas en mano.

La crisis por la que atraviesa la humanidad se debe precisamente a la dominación del sistema capitalista mediante la democracia que las potencias imperialistas imponen al mundo, con EE. UU. a la cabeza.

Sistema basado en la explotación del hombre por el hombre y cuyo fin último es la generación de ganancias para unos pocos ricos, a costa del trabajo ajeno, el sufrimiento de la mayoría de la población y la destrucción del planeta.

tomado de https://mundoenconflicto.com.ar

La colonización de Palestina por parte del sionismo, que despojó violentamente a millones de árabes de sus tierras y sus derechos, arrojándolos a la miseria en los campamentos de refugiados y condenando a los que quedaron en la Franja de Gaza y en Cisjordania a un régimen de terror típico de los nazis, es un ejemplo de lo que significa, en últimas, el capitalismo para la sociedad.

Un sistema cuya esencia se basa en la opresión y saqueo de los países o pueblos más débiles, por cuenta de las naciones poderosas, ejerciendo la violencia para dominarlos, condenándolos al atraso.

El capitalismo ha demostrado con creces que ya no puede garantizar tan siquiera el derecho a la vida. Y ni qué decir del derecho a la alimentación, a la vivienda, al estudio, al trabajo, a vivir en condiciones dignas. Y mucho menos derechos democráticos como el de la autodeterminación nacional. Todos estos derechos han sido arrebatados al pueblo palestino por el sionismo israelí.

Por eso, el entender la llegada de los judíos a Palestina como una empresa colonial llevada a cabo por el sionismo, con el apoyo de países poderosos como Gran Bretaña primero y EE. UU. después, tira por la borda el mito de la tierra prometida, del cual habló Netanyahu, y del que se ha valido el sionismo para justificar la masacre contra el pueblo palestino.

Por otro lado, el descaro con el que Netanyahu cataloga al estado artificial de Israel como ejemplo del mundo civilizado, oculta que en la región donde se encuentra Palestina, nació el conocimiento de la humanidad.

El feroz genocidio actual y las anteriores masacres del sionismo contra los árabes se están encargando de borrar de la faz de la tierra todo el legado cultural de las civilizaciones que nacieron en ese territorio.

Es decir, que es realmente el pueblo palestino el representante de una auténtica Civilización, mientras que Netanyahu, EE. UU. y sus aliados, son los representantes de la decadencia de un sistema que llevará a la humanidad a la barbarie, si no se lo impedimos. 

La trampa del antisemitismo

Netanyahu habló de un “aumento del antisemitismo en Estados Unidos y en todo el mundo”. Con este golpe de efecto logró aún más respaldo de los partidos Republicano y Demócrata.

Colocarse en el papel de víctima es un viejo truco que el sionismo siempre ha utilizado para ganar apoyo y estigmatizar a todo aquel que lo cuestiona o que se pronuncia en contra de sus prácticas nazis, como el genocidio actual.

Tomado de elpais.com

Por eso condenó y tildó de antisemita a los judíos antisionistas que se manifestaron en contra de su intervención en el Capitolio. A los intelectuales y estudiantes (incluso judíos) que protestaron en los campus de EE. UU. y otros países contra el genocidio. Incluso así tilda a los representantes de instituciones imperialistas como la Corte Penal Internacional, que, cumpliendo su papel de la cara amable del imperialismo, se han limitado a dar “recomendaciones” en el terreno “jurídico burgués”, sin que ello tenga algún efecto para impedir que cese el genocidio contra Gaza.

Sería mucha ingenuidad dejarse confundir con la trampa del antisemitismo argumentada por Israel, que impide ver el trasfondo del problema y asumir una conducta en defensa de Palestina, un pueblo oprimido por Israel desde hace más de medio siglo.

El apoyo incondicional de EE. UU. a Israel muestra la verdadera esencia del sistema

Buscando que el parlamento apruebe sin demoras la ayuda militar, el discurso de Netanyahu reiteró la estrecha “cooperación” entre los dos países y dejó claro que no van a desistir en su empeño por arrasar al diezmado pueblo palestino para seguir llevando adelante su empresa colonial y su rol de gendarme del imperialismo. Sus palabras son muy claras:

“Hemos desarrollado conjuntamente algunas de las armas más sofisticadas de la Tierra…que ayudan a proteger a nuestros dos países. Y también ayudamos a mantener las tropas estadounidenses en el aire mientras protegemos nuestros intereses compartidos en el Medio Oriente.”

“La rápida ayuda militar estadounidense puede acelerar dramáticamente el fin de la guerra en Gaza y ayudar a prevenir una guerra más amplia en el Medio Oriente.”

‎‎Tras nuestra victoria, con la ayuda de socios regionales, la desmilitarización y desradicalización de Gaza también puede conducir a un futuro de seguridad, prosperidad y paz. Ésa es mi visión para Gaza.”

“‎Ahora bien, esta es mi visión para el Medio Oriente en general. También está determinado en parte por lo que vimos después de la Segunda Guerra Mundial. Después de esa guerra, Estados Unidos forjó una alianza de seguridad en Europa para contrarrestar la creciente amenaza soviética. De la misma manera, Estados Unidos e Israel hoy pueden forjar una alianza de seguridad en Medio Oriente para contrarrestar el creciente teatro iraní.”

“‎Trabajando juntos, tengo confianza en que nuestras dos naciones vencerán a los tiranos y terroristas que nos amenazan a ambos. Como primer ministro de Israel, les prometo esto: no importa cuánto tiempo lleve, no importa cuán difícil sea el camino por delante, Israel no cederá. Israel no se doblegará. Defenderemos nuestra tierra. Defenderemos a nuestro pueblo. Lucharemos hasta lograr la victoria. Victoria de la libertad sobre la tiranía, victoria de la vida sobre la muerte, victoria del bien sobre el mal. Ese es nuestro compromiso solemne”.

Lo anterior indica que el apoyo férreo entre EE. UU. e Israel busca salvar su “civilización”. Es decir, sus negocios y su dominio en la región de Medio Oriente. Para esto EE. UU., país hegemónico a nivel mundial, necesita blindar a su “portaviones” en tierra, garante contra cualquier intento de lucha y emancipación, el cual utiliza métodos de exclusión y de exterminio contra todo aquel que se le oponga. En este caso del pueblo palestino.

Reiteramos que este es el verdadero significado de la democracia occidental. Es la manera con la que han venido actuando hasta convertirse en el sistema dominante y cómo van a defenderlo de todo aquel que ose rebelarse: es decir, a sangre y fuego. Es la expresión concreta y real de la barbarie que significa este sistema capitalista imperialista.

La liberación reciente de 3.5 mil millones de dólares, aprobada por el congreso, para que Israel compre armas y equipos militares a Estados Unidos, es la materialización de los aplausos y el total apoyo de Estados Unidos al genocidio sionista contra los palestinos. De manera infame, mientras Biden declara ante los medios de comunicación que está por un alto el fuego en Gaza, le da tiempo a Netanyahu para que complete la limpieza étnica en Palestina.[i]

Además, el respaldo político de EE. UU., ratificado con el apoyo a la visita de Netanyahu, le permitió a Israel fortalecerse mucho más, acelerando su ofensiva, que dio como resultado el asesinato de los líderes de Hamás y de Hezbolá a finales de julio de 2024.

Así como condenamos el genocidio de la población en Gaza -y a pesar de no estar de acuerdo con los métodos de estas direcciones- repudiamos los asesinatos aleves de los dirigentes de Hamas y Hezbolá perpetrados por el sionismo, ya que son actos de terrorismo que violan completamente la soberanía nacional de países como Irán y el Líbano.

El sionismo y su maestro, el nazismo alemán y europeo, lejos de ser una anomalía del sistema son la ratificación de lo que están dispuestos a hacer quienes gobiernan y dominan el mundo para continuar con la explotación y opresión de los pueblos. Una muestra de la barbarie a la que los gobiernos capitalistas están dispuestos a llevar a la humanidad a fin de garantizar su lucro insaciable y para someter a la mayoría de la población a sus dictados.

La destrucción total de la infraestructura civil, así como el bloqueo a todos los cruces fronterizos, está llevando al pueblo gazatí a una muerte inminente.

Bajo los escombros de Gaza están quedando sepultadas no sólo los miles de asesinados sino también las ilusiones en un mundo de amplia democracia, mayores libertades individuales, humanidad, paz y “prosperidad”, que los poderosos del mundo proclamaron para el siglo XXI con la “globalización”. El genocidio a los palestinos es una expresión moderna del barbarismo nazi que demuestra, una vez más, que donde hay capitalismo el nazismo está a la vuelta de la esquina si no es detenido por los trabajadores y el movimiento de masas. El ataque de Israel el pasado 10 de agosto a la escuela Al-Taba’een, que dejó al menos 70 palestinos muertos, es una prueba contundente de ello. 

Por eso es importante extender y ampliar las movilizaciones de protesta que se vienen reavivando en varios países, hasta impedir el avance del genocida Netanyahu. Y que la clase obrera entre en escena bloqueando la producción de armas e insumos a Israel. 

De nuestra parte señalamos que la libertad, la paz y la tranquilidad en esta zona sólo se conquistará con la lucha y movilización triunfante de los pueblos, con la dirección de la clase obrera, para derrotar al sionismo y sus aliados imperialistas, hasta lograr un estado palestino laico, democrático, no racista, que otorgue amplias libertades para todos sus habitantes, árabes o judíos.


[i]El departamento de Estado también ha notificado al Congreso una venta directa de 6.500 Municiones de Acción Directa Conjunta (JDAM) a Israel, valoradas en 262 millones de dólares. Según un informe de CNN que cita fuentes cercanas al asunto, la Casa Blanca ha decidido liberar 3.5 mil millones de dólares en fondos para que Israel compre armas y equipos militares de fabricación estadounidense. El fondo forma parte de un paquete militar extranjero más amplio de 14.1 mil millones de dólares aprobado por el Congreso en abril.

 

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