Larissa R, Bernard R, Samantha C, Nath H.           27 de Junio de 2020

La crisis social que atraviesa el mundo ha revelado la incapacidad del sistema capitalista para resolver las más mínimas necesidades de la mayoría de la población. Esta crisis, generada por las medidas tomadas por los gobiernos a nivel mundial para manejar la pandemia del coronavirus, deja en evidencia una vez más que su objetivo no es salvar el mayor número de vidas posible sino evitar que las ganancias de los grandes empresarios se disminuyan. Un ejemplo de ello son los famosos día sin IVA que el gobierno de Duque implementó en Colombia, y cuya primera experiencia el pasado 19 de junio de 2020 dejó como saldo un incremento en las ventas de casi un 300% para los comerciantes, a costa del aumento exponencial en el número de contagios y la muerte de un sector de la población.

La dinámica mundial en la situación actual está marcada entonces por el ataque de los gobiernos y empresarios contra el nivel de vida de los trabajadores y las masas para volver a los niveles de ganancia anteriores a la pandemia, y la respuesta de éstas ante dichos ataques. La juventud y el estudiantado pobre ha sido uno de los sectores más afectados con estas medidas y su respuesta no se ha hecho esperar. En EEUU, foco de la pandemia con casi 150.000 muertos y más de 3 millones de infectados, emergió un importante movimiento de protesta contra la discriminación y la brutalidad policial tras el asesinato del trabajador afroamericano George Floyd. Este no es un levantamiento cualquiera porque se presenta en el bastión del capitalismo mundial y lo que sucede en ese país tiene repercusiones en todo el mundo. El que aglutine a trabajadores blancos, inmigrantes y afroamericanos, así como su carácter nacional, masividad, persistencia en el tiempo y trascendencia a otros países es algo muy importante. Pero sobre todo la solidaridad que ha suscitado en un sector de la clase obrera de los puertos de la costa oeste de EE.UU, quienes adelantaron huelgas de apoyo a esta protesta, que en el fondo es contra el sistema capitalista que se ensaña contra los sectores más precarizados, como las comunidades afroamericanas e inmigrantes y en particular la juventud.

Para mostrar entonces cómo esta situación desatada con la pandemia ha afectado a los estudiantes y los jóvenes pobres, tendremos en cuenta sólo dos aspectos muy importantes, aunque no son los únicos: El acceso a la educación y el empleo.

Acceso a la educación:

El panorama para los estudiantes pobres en cuanto acceso a la educación no es nada alentador. La reducción de ingresos en las familias provocada por las acciones de la burguesía frente al virus, ha impactado en forma negativa de la siguiente manera:

  • Haciendo que los jóvenes tengan que empezar a trabajar para aportar recursos y solventar dentro de lo posible las necesidades básicas. La búsqueda del sustento diario comienza a absorber todo el tiempo que antes se disponía para leer y estudiar, reduciendo sus pensamientos a cómo sobrevivir, dejando de lado aquellas actividades que les permitía desarrollar sus habilidades deportivas, intelectuales, de esparcimiento y recreación, e incluso la formación política para participar en la protesta social.
  • Deserción: Muchos estudiantes tendrán que abandonar sus estudios porque sus familias no disponen de ingresos para el pago de matrículas, transporte, alimentación, fotocopias, entre otros. Esta situación es mucho más compleja para aquellos que estudian en ciudades aledañas a su sitio de vivienda, porque el precio de los pasajes se ha encarecido. En algunos países, por ejemplo, los estudiantes fueron expulsados de las residencias universitarias quedando a la deriva ya que no tienen un lugar a donde ir mientras dura la cuarentena. Esta situación afecta no sólo a los sectores populares, sino que ha alcanzado a sectores de clase media de estratos 4 y 5. Según una encuesta de la OIT, alrededor de la mitad de los jóvenes han manifestado que probablemente concluirán sus estudios con retraso y el 10% prevé que no podrá terminarlos.
  • Pérdida de ingresos de los estudiantes que laboraban: Aquellos estudiantes que laboraban en los campus o se dedicaban a la informalidad para sostener sus estudios, de golpe han perdido su sustento por las medidas de confinamiento, agudizando la situación de pobreza que ya vivían, viéndose obligados a pedir ayuda económica a sus conocidos para poder resolver una necesidad básica vital como la alimentación.
  • Debido a la desigualdad que hay frente al acceso a internet y la tecnología, los problemas de conectividad no se han hecho esperar provocando que los estudiantes no puedan estar presentes en las clases o tengan que atenderlas a medias por perdidas de la señal, que en varios casos les comparte la vecina de al lado. También se afecta la posibilidad de entregar los trabajos, realizar los exámenes o participar en los talleres y de esta manera las condiciones para seguir estudiando se van reduciendo cada vez más. Aquellos jóvenes que conservan su empleo han visto incrementada su jornada laboral, lo que ha reducido significativamente sus posibilidades de dedicarse a la academia; para atender las clases muchas veces se ven obligados a conectarse desde sus sitios de trabajo como la bodega, la carretera, la portería, etc., lo que hace imposible concentrarse en la clase. La situación se agrava aún más para aquellos estudiantes de países muy pobres, donde el paso a la virtualidad académica no se ha realizado y han quedado totalmente excluidos del sistema educativo. La virtualidad ha significado un cambio profundo en las formas de estudio, generando mayor tiempo de dedicación para responder a las exigencias académicas, provocando estrés, ansiedad y disminución en la calidad de los contenidos académicos, situación agravada para aquellos que trabajan y cuyas jornadas laborales han aumentado, pues tienen que responder a las mayores exigencias del trabajo y el estudio.

Aspecto laboral:

Algunos datos que muestran la precaria situación laboral de los jóvenes son los siguientes:

  • Aumento del Desempleo: Más del 16% de los jóvenes de todo el mundo ha dejado de trabajar con la pandemia.
  • 178 millones de trabajadores jóvenes en todo el mundo (más de cuatro de cada diez), perdieron su empleo por laborar en los sectores más afectados.
  • 328 millones de jóvenes trabajaban en la informalidad y casi el 77% perdió su ingreso.
  • 23% de los jóvenes han visto disminuido su ingreso por recorte de sus horas de trabajo.

La consecuencia de todo esto ha sido la profundización del nivel de pobreza de la juventud en todo el mundo.

Por otro lado tenemos situaciones como las siguientes:

  • Agudización de la problemática de la mujer joven: En particular las que tienen hijos y trabajan, por la doble carga por el cierre de escuelas y guarderías.
  • Agravamiento de la situación para los jóvenes “nini” (ni estudian, ni trabajan): Antes de la pandemia, eran más de 267 millones de jóvenes que no tenían empleo ni estudiaban, cifra que se aumentará con la situación actual.
  • Bienestar mental: En una encuesta realizada por la OIT en mayo de 2020 a nivel mundial, más de la mitad de los jóvenes encuestados manifiestan estar en situación de vulnerabilidad frente a episodios de ansiedad o depresión desde que comenzó la pandemia.

En Colombia, por su parte, la precaria situación de los jóvenes se agravará con propuestas del gobierno y los empresarios como las siguientes:

  • Proyecto de ley 081 de 2019, aprobado en primer debate a mediados de junio de 2020: Su intención es favorecer a los empresarios del sector productivo que contraten jóvenes, al permitirles que paguen menos aportes a seguridad social en salud y pensión en un 0.7%, lo cual significará una reducción en la pensión del trabajador joven contratado. Además, exonera al empresario de pagar aportes a caja de compensación entre 2 y 5 años.
  • FENALCO (los comerciantes) propone legalizar la contratación y los aportes a seguridad social por horas, lo cual significará menos salario y alejar la posibilidad del trabajador contratado de obtener una pensión a futuro.
  • ANIF (los banqueros) propusieron el año pasado pagar a los jóvenes contratados por primera vez sólo el 75% del salario mínimo, propuesta denominada salario mínimo diferencial y que de nuevo se ha propuesto para ser discutida.

Es una oportunidad de oro que los empresarios capitalistas no quieren perder, ya que les sale más barato contratar a un trabajador joven con pocas o ningún tipo de garantías laborales, para ir reemplazando al personal antiguo contratado con otro tipo de derechos. Estas leyes, presentadas como una buena iniciativa para disminuir el trabajo informal y el desempleo juvenil, en el fondo lo que buscan es aprovecharse de la falta de experiencia del trabajador joven, fuente de mano de obra barata, para dinamizar la maltrecha economía capitalista.

¿Ante el anterior panorama, qué hacer?

El sentir ante la situación actual se sintetiza en frases como: “La cosa esta dura”, “Vamos a ver qué pasa”, “Tengo bastantes problemas en la casa y eso me tiene desconcentrado”, “Mi cuerpo y mi mente como que por ahora no quieren estudiar”, “El día se me va trabajando”, “Necesito conseguir trabajo cuanto antes”, “Todo esto es tan incierto”, pronunciadas a diario por los jóvenes.

Esto deja ver el panorama de inestabilidad que está en curso para esta generación, en una sociedad que les cierra las posibilidades de estudio, de trabajo, y que además, para salir de la crisis, les pide mayores sacrificios pagándoles menos, aumentando la explotación, y arrastrándolos a la desesperación. Tienden así a convertirse en una generación perdida, ya que gran parte de la recuperación de la crisis la quieren hacer recaer en sus hombros.

Pero la situación del joven no es aislada: es también la situación de su familia, cuyos padres en muchos casos han perdido el empleo y no tienen ingresos, lo cual se traduce en un aumento de los niveles de pobreza a nivel mundial. Esto evidencia que los problemas de la juventud y el estudiantado están íntimamente relacionados con los de los trabajadores y los pobres. Por tanto, la solución de estos problemas sólo será posible en la medida que los jóvenes luchen, hombro a hombro, con la clase obrera y los demás asalariados y pobres, víctimas de las medidas que son orientadas por la banca de los países más poderosos (FMI, BM) y que son aplicadas por las burguesías nacionales a través de sus planes económicos. Es una lucha entonces de una gran dimensión.

Es la única manera de impedir que los poderosos sigan sobreexplotándonos. Los grandes cambios sociales no se han logrado con luchas aisladas de grupos radicalizados sino todo lo contrario: cuando se ha logrado unificar la pasión y fuerza juvenil, con la decisión y métodos de la clase obrera y demás trabajadores organizados, mediante acciones colectivas, de carácter masivo y definidas democráticamente por la mayoría.

Por todo lo anterior proponemos el siguiente programa para orientar la lucha de la juventud:

Elementos de un programa para la juventud y el estudiantado

En el terreno educativo:

  • Aumento del presupuesto para la educación a por lo menos el 10% del PIB. Los fondos deben provenir del no pago de la deuda externa, de la aplicación de impuestos a las grandes fortunas y a los monopolios privados nacionales y extranjeros y del cese de los subsidios a la educación privada.
  • Internet gratuito y computadores para todos los estudiantes de estratos 1,2 y 3 a nivel nacional, para que puedan recibir clases virtuales mientras dure la cuarentena.
  • Garantía de alimentación sana y balanceada para todos los estudiantes en sus casas, mientras dura el confinamiento, de manera gratuita y a cargo del Estado.
  • No retorno a clases presenciales hasta que el gobierno garantice todo lo necesario para evitar el riesgo de contagio en los planteles educativos estatales: pruebas masivas a la población estudiantil y docente, dotación de los baños con agua y jabón suficiente, personal de aseo suficiente y bien pago que garantice la limpieza de las áreas, salones cómodos que garanticen la distancia necesaria entre los estudiantes y profesores, tapabocas gratis para todos, campañas educativas de aseo e higiene, alternancia en las clases para evitar aglomeraciones, entre otros.
  • Condonación de las deudas de los estudiantes pobres con los bancos
  • Gratuidad escolar con presupuesto (primaria, secundaria y universidad)
  • Dotación de los planteles educativos con toda la infraestructura necesaria para su funcionamiento y contratación de personal administrativo y profesores suficientes y bien pagos.
  • Eliminación de las pruebas saber o cualquier otra que limite el acceso de los estudiantes pobres a la educación superior.
  • Guarderías en los planteles educativos para los hijos de los trabajadores y el estudiantado con hijos.
  • Alimentación, salud y transporte gratis para todos los estudiantes pobres (primaria, secundaria y universitarios).
  • No más educación privada. Por una educación pública gratuita, con un programa de estudio laico y nacional, elaborado por profesionales de la educación y al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.
  • Autonomía académica, económica y de conducción en los planteles educativos, a cargo de los estudiantes y trabajadores.

Frente al nefasto panorama laboral, exigir al gobierno lo siguiente:

  • Para combatir el desempleo, distribución del total de horas laborales entre toda la población de trabajadores disponibles, sin disminuir su salario.
  • Apertura de fuentes de trabajo estable para los millones de jóvenes desocupados o subocupados.
  • No al salario mínimo diferencial. No al salario por horas. Contratos laborales formales con todas las garantías para los trabajadores jóvenes.

Este programa es sólo una parte del programa de los trabajadores y los pobres del mundo.

La liberación de los jóvenes será parte de la liberación de los trabajadores y el pueblo.

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