OMI – 20 de Agosto. 2020
“Las condiciones económicas para la revolución proletaria han alcanzado ya el más alto grado de madurez posible bajo el régimen capitalista. Las fuerzas productivas de la Humanidad han dejado de crecer. Las nuevas invenciones y mejoras técnicas no consiguen elevar el nivel de riqueza material. En las condiciones actuales de crisis social del sistema capitalista en su conjunto, cada nueva crisis coyuntural impone a las masas mayores sacrificios y sufrimientos…
….No hay mayor grado de moralidad en una sociedad basada en la explotación que la revolución social. Son buenos todos los medios que aumentan la conciencia de clase de los trabajadores, su confianza en sus propias fuerzas y su disposición a sacrificarse en la lucha…
…Por más que nuestra Internacional sea aún escasa en números, es fuerte por su doctrina, por su programa, por su tradición, por el temple incomparable de sus cuadros. Quien no vea esto hoy, que se mantenga apartado por ahora. Mañana será́ aún más claro.”
León Trotsky. El Programa de Transición. 1938.
León Trotsky, el último gran dirigente de la Revolución Rusa, asesinado por el Estalinismo el 21 de agosto de 1940, fue y será uno de los más importantes maestros y referente histórico-político para los revolucionarios en el mundo que aún vemos la necesidad de destruir el capitalismo imperialista y continuar la lucha por el triunfo de la revolución socialista mundial.
Estas líneas no pretenden exaltar su nombre en forma biográfica sino exponer el significado de su entrega a la actividad revolucionaria.
Hoy, a 80 años de su asesinato, en el marco de la pandemia del Covid-19 que se configura como una nueva catástrofe mundial, que pasan ya los 23,1 millones de infectados y 803.000 muertos, con las medidas políticas y económicas de los gobiernos y la patronal, que han arrojado al hambre a millones de trabajadores junto con sus familias, es cuando cobra mayor importancia su legado revolucionario que se sintetiza en dos estrategias fundamentales: la lucha por la movilización permanente de las masas hacia la revolución socialista mundial para la toma del poder, y la construcción del partido internacional de los trabajadores y explotados.
Un revolucionario internacionalista
La reivindicación del fundador del Ejército Rojo en Rusia de 1917, pasa hoy por reconocer que de todas sus facetas, teórico innovador del marxismo; extraordinario orador y agitador de masas; organizador y estratega militar, la central y determinante fue su entrega total como revolucionario internacionalista a la causa del proletariado, bajo las banderas del marxismo.
Esto se evidenció desde su juventud y en su papel en las tres revoluciones rusas (1905, febrero y octubre de 1917), así como en los procesos revolucionarios posteriores.
Fundador de la III Internacional junto con Lenin y el bolchevismo, en la batalla contra el capitalismo imperialista con una política internacional revolucionaria y de extensión de la Revolución Rusa. De allí, su batalla contra la política del estalinismo de pretender construir “el socialismo en un solo país” y coexistir con el imperialismo, política interna y externa reaccionaria, causa y a la vez efecto, de la degeneración burocrática de la URSS, del partido Bolchevique y de la III Internacional.
En particular, el combate a la política ultraizquierdista del estalinismo ante la revolución alemana, que facilitó el triunfo de Hitler y el nazismo y, su consecuencia, la Segunda Guerra Mundial. Y contra la política oportunista del estalinismo que enterró la revolución en china en 1927 y la española en 1936.
Así, “en esta era de movimientos nacionalistas que opinan que todo se soluciona en el propio país”, el nombre de Trotsky está asociado con la acción revolucionaria internacionalista, a su batalla contra la burocracia y por la democracia obrera, sobre el carácter permanente de la revolución y la defensa del marxismo como ciencia. En primer lugar a la práctica del internacionalismo proletario y la construcción de una nueva Internacional, la IV Internacional, para responder con una herramienta adecuada a la realidad: la existencia de una economía y política mundiales.
Así sintetizó la importancia de la gran tarea que se propuso:
“La tarea en la que estoy empeñado ahora [la oposición a Stalin y la fundación de la IV Internacional], pese a su extrema insuficiencia y su naturaleza fragmentaria, es la tarea más importante de mi vida, más importante que el período de la guerra civil o cualquier otro […] no puedo hablar de “indispensabilidad” de mi tarea, ni siquiera en el período de 1917 a 1921. Pero ahora mi tarea es “indispensable” en el cabal sentido del término. En esta aseveración no hay arrogancia alguna. El colapso de las dos Internacionales ha planteado un problema que ninguno de los jefes de esas Internacionales es capaz de resolver. Las vicisitudes de mi destino personal me han enfrentado a este problema y me han armado con experiencias importantes para alcanzar su solución. Actualmente no queda nadie, excepto yo, para cumplir la misión de armar a una nueva generación con el método revolucionario […] Necesito cuando menos unos cinco años más de trabajo interrumpido para asegurar la sucesión”.[1]
Ante la disolución de la III Internacional que se configuró por muchos años como el estandarte y guía para los trabajadores en el mundo, por un nuevo pacto traidor del estalinismo con la burguesía imperialista que dejó a la deriva a millones de trabajadores, Trotsky, en 1938 fundó la Cuarta Internacional, que permitió darle continuidad a la construcción de esa alternativa revolucionaria para las masas explotadas, y que a pesar de haberse sumergido en una profunda crisis de disgregación después de su asesinato, seguimos reivindicando plenamente en cuanto a sus principios y programa.
Persecución y asesinato
Por su permanente convicción revolucionaria y su combate incansable contra la burocracia estalinista traidora de la Revolución de Octubre, fue asesinado. Stalin y su séquito se encargaron de borrar su nombre de los libros, las imágenes y las actas. Desarrollaron una persecución que no dio tregua, ordenando el asesinato de miembros de la oposición de izquierda, disidentes en Rusia cercanos a Trotsky, y de tres de sus hijos, lo mismo que varios atentados en su contra que finalmente dieron como resultado el crimen perpetrado por Ramón Mercader (alias Jacson Mornard), agente de la policía política de la burocracia la GPU, que acabó cobardemente con su vida, llevando a término así, la llamada “operación Pato”[2], firmada directamente por Stalin.
El asesino atacó por la espalda al “viejo”[3], clavando en su cráneo un piolet[4], dejándolo herido de muerte y aun así, Trotsky con 60 años de edad, pudo defenderse, derribando a su atacante y luchando por sobrevivir, lo que terminó con su muerte, 26 horas más tarde. Mercader fue condecorado con la medalla de oro por el estalinismo y nombrado héroe de la Unión Soviética, además, vivió bajo el cobijo del gobierno de los Castro en Cuba como premio por su atroz crimen.
Esta implacable persecución y asesinato no se dio por venganzas personales de Stalin. Se trató de una consciente operación contrarrevolucionaria de Stalin y la burocracia de la URSS (con la complicidad de los partidos comunistas), para eliminar la continuidad revolucionaria del bolchevismo y eliminar de tajo lo que significaba para el proletariado la lucha de Trotsky en el marco mundial.
Sus aportes teóricos
Trotsky como revolucionario hizo grandes contribuciones en el plano teórico, fundamentales para todas las generaciones marxistas que le sucedieron. Dotó a la causa obrera de las herramientas teóricas necesarias para enfrentar a los enemigos de la revolución socialista mundial.
Sobre la base de la experiencia de 1905, formuló la teoría acertada para la revolución Rusa[5], ampliada luego como teoría de la Revolución Permanente[6] e incorporada por Lenin en las “Tesis de Abril”, como programa de la Revolución de Octubre. Con ese programa y política se logró la toma el poder.
Posteriormente, partiendo de la experiencia concreta, formuló la teoría o Ley del Desarrollo Desigual y Combinado[7], avance teórico del marxismo, que permitió definir con precisión la posterior burocratización del estado obrero surgido de la Revolución Rusa. Con esta “ley” o teoría aportó al marxismo una explicación científica de la burocracia como una casta dirigente, como la súper estructura de un estado en transición, ya no capitalista, pero aún no socialista; base para plantear el programa y la orientación de una nueva revolución, la política, contra la burocracia dirigente y su ofensiva contrarrevolucionaria.
En lo fundamental, la historia le dio la razón
Los análisis y definiciones de Trotsky, ubicaron política y principistamente al movimiento trotskista internacional y a los revolucionarios frente a la URSS y demás estados obreros burocratizados. Por un lado, en la defensa incondicional de las bases sociales, o conquistas de la Revolución de Octubre frente a cualquier ataque de los imperialismos o de cualquier estado capitalista, a la vez que llamaba a la lucha implacable contra el régimen totalitario y por un régimen de democracia obrera.
Trotsky pronosticó que el dominio estalinista avanzaba a la restauración del capitalismo, a la cual debía oponérsele la lucha por una revolución política:
“El régimen de la URSS encarna contradicciones terribles. Pero sigue siendo un Estado obrero degenerando. Este es el diagnóstico social. El pronóstico político tiene un carácter alternativo: o bien la burocracia convirtiéndose cada vez más en el órgano de la burguesía mundial en el Estado obrero, derrocará las nuevas formas de propiedad y volverá a hundir el país en el capitalismo, o bien la clase obrera aplastará a la burocracia y abrirá el camino al socialismo.”[8]
Con la derrota del ascenso de posguerra y la restauración del capitalismo en la URSS, China y demás países conocidos como “socialistas” (Estados Obreros), el imperialismo logró asestar una derrota histórica al proletariado mundial. Estos hechos, ratificaron el pronóstico de Trotski, infortunadamente por la negativa: si la revolución rusa no se ponía al servicio de la revolución mundial, el resultado sería la restauración capitalista. La crisis de esos países y la lucha contra sus gobiernos totalitarios, fue canalizada por direcciones pro imperialistas y pro capitalistas con la ayuda de los sectores restauracionistas de la burocracia (Yeltsin, Putin, Deng Xiao Ping, etc.). Restauración capitalista que se abrió paso, resultado de la derrota al ascenso revolucionario mundial que amenazaba al imperialismo. La derrota de las revoluciones en curso (Nicaragua, Salvador y Centro América; Sudáfrica; Palestina; Polonia y el cono sur de América Latina) fue el resultado de la política mundial de pactos y treguas con los explotadores, propiciada por el estalinismo y el oportunismo.
Todo esto ratificó una vez más, la importancia de su análisis sobre la crisis de dirección revolucionaria de los trabajadores, que permitió explicar las trágicas derrotas propinadas al proletariado mundial y que, a través de engaños, traiciones y la falsificación de lo que llamaban “socialismo”, terminaron abriendo la puerta para que la política del imperialismo se impusiera a nivel mundial.
Fue precisamente esta batalla por la superación de la crisis de dirección revolucionaria a lo que el gran dirigente ruso dedicó parte de su vida. De allí la importancia de la teoría de la Revolución Permanente que Trotsky aportó como parte de su programa para la revolución mundial.
Sin embargo, como marxistas científicos, partimos de que no hay verdades absolutas. Por eso, ser trotskista es ser crítico, incluso del propio trotskismo. Por lo tanto, es necesario señalar la unilateralidad en algunas de sus formulaciones. Tal fue el caso de sus análisis respecto a las diferencias entre la Primera y Segunda Guerra Mundial o sus previsiones respecto a las revoluciones triunfantes de la posguerra que fueron dirigidas por sectores guerrilleros y/o pequeñoburgueses que tomaron el poder instaurando nuevos “países socialistas”, elemento que no consideró en su momento. Y en este camino por superar dichos vacíos, fue Nahuel Moreno, importante dirigente del movimiento trotskista internacional, quien, a partir de un análisis crítico y científico, desarrolló nuevas elaboraciones que permitieron comprender con mayores herramientas la realidad y sus nuevos fenómenos, plasmados entre otros en “Actualización del Programa de Transición” y su “Crítica a las Tesis de la Revolución Permanente”.
Contagio, muerte, desempleo, hambre y miseria, azotan a los pobres del mundo
Hoy con el COVID-19 “una vez más quienes dominan esta sociedad llevaron a la humanidad a una nueva tragedia mundial. Antes que garantizar y preservar la salud y vitalidad de la humanidad constituyen un peligro para su supervivencia. Sobre todo, de quienes ejercen la labor más valiosa: los trabajadores… quienes son la fuerza creadora de toda la riqueza que existe y que con su trabajo cotidiano garantizan el funcionamiento de la sociedad…Los miles de muertos en el mundo y los millones de nuevos desempleados, son solo una pequeña muestra de la respuesta de los poderosos a la crisis y de las terribles consecuencias sobre los de abajo.” [9]
Trotsky analizando la decadencia del capitalismo imperialista y los desastres causados por la I y II Guerras Mundiales, caracterizó que bajo este sistema: “Las fuerzas productivas de la Humanidad han dejado de crecer. Las nuevas invenciones y mejoras técnicas no consiguen elevar el nivel de riqueza material. En las condiciones actuales de crisis social del sistema capitalista en su conjunto, cada nueva crisis coyuntural impone a las masas mayores sacrificios y sufrimientos…”
Como afirmamos en nuestra declaración sobre la Pandemia: “Que el coronavirus se haya convertido en la tragedia a la que asistimos, no es solo a causa de su rápida y exponencial expansión, sino de las políticas aplicadas por los gobiernos para favorecer y no afectar los negocios de los grandes capitalistas”. Por eso sostenemos, que el capitalismo imperialista es la raíz de todos los males. Será solo a través de una lucha inquebrantable por su derrocamiento como lograremos construir una nueva sociedad sin clases y al servicio de la humanidad, el Socialismo.
A pesar de los múltiples reveses de la lucha del proletariado, Trotsky apostó a su capacidad revolucionaria para resistir, levantarse de nuevo, enfrentar las crisis y construir una nueva sociedad:
“La orientación de las masas viene determinada, ante todo, por las condiciones objetivas del capitalismo decadente y, después, por la política traidora de las organizaciones obreras tradicionales. De estos factores, el decisivo es el primero: las leyes de la Historia son más fuertes que los aparatos burocráticos. A pesar de sus diferencias de método, los social-traidores no lograrán romper la voluntad revolucionaria del proletariado. (…) Cada día nuevos sectores de oprimidos levantarán su cabeza y defenderán resueltamente sus reivindicaciones. [10]
Es así como, en medio de la derrota de la clase obrera, en el 2011 presenciamos las revoluciones en el Medio Oriente y Magreb, las posteriores combativas movilizaciones de los Chalecos Amarillos en Francia, las insurrecciones en Ecuador, Chile, Irak, las movilizaciones en Hong Kong e incluso la importante movilización del 21N en Colombia.
Este año 2020, marcado por la Pandemia y el aislamiento de la población en el mundo entero, cuando las burguesías capitalistas aprovechan para recargar la ofensiva contra los explotados, varios sectores de las masas se volvieron a hacer sentir, destacando la importante lucha de los trabajadores estadounidenses que, en el corazón del imperio, estallaron indignados contra el atropello racista y las medidas represivas del gobierno de Trump, y luego, vimos las consecuentes manifestaciones en Europa con la solidaridad internacional contra el racismo en EU. Igualmente, la más reciente y aguerrida lucha del pueblo libanés que, con su insurrección obligó la dimisión del Primer ministro Saad Hariri en octubre de 2019, y recientemente, en agosto 2020, tras la tragedia de la explosión del Puerto de Líbano, forzó la dimisión en bloque de todo el gobierno. También, asistimos a las huelgas y paros en Italia por garantías para los trabajadores de la salud, las huelgas en España, México, Bélgica, Francia, Reino Unido, y en otros países, ratificando el método de la huelga como la principal herramienta de los trabajadores contra la burguesía para lograr sus objetivos.
Pero, si bien las necesidades objetivas de los trabajadores y las masas los llevarán a responder revolucionariamente, la actuación política de las direcciones reformistas y conciliadoras con el capitalismo desvían conscientemente su avance y por eso sus triunfos se convierten en derrotas. De allí la necesidad imperiosa de continuar la gran tarea de Trotsky de construir el Partido Internacional de los Trabajadores, la IV Internacional.
Finalmente, lo que hoy nos hace reconocernos como trotskistas, lo podemos exponer de manera sintética así:
- El marxismo pretende ser científico y la ciencia enseña que no hay verdades absolutas. Eso es lo primero, ser trotskista es ser crítico, incluso del propio trotskismo.
- Mientras exista el capitalismo en el mundo o en un país, no hay solución de fondo para absolutamente ningún problema: empezando por la educación, el arte, y llegando a los problemas más generales del hambre, de la miseria creciente, etcétera (= las fuerzas productivas de la humanidad han dejado de crecer). Es necesaria una lucha sin piedad contra el capitalismo hasta derrocarlo, para imponer un nuevo orden económico y social en el mundo, que no puede ser otro que el socialismo.
- Mientras no haya la más amplia democracia [obrera] no comienza a construirse el socialismo. El socialismo no sólo es una construcción económica. El único que hizo este análisis es el trotskismo, y también fue el único que sacó la conclusión de que era necesario hacer una revolución en todos [esos estados burocratizados] y también en los sindicatos para lograr la democracia obrera.
- En esta era de movimientos nacionalistas que opinan que todo se soluciona en el propio país, el trotskismo es el único que dice que sólo hay solución al nivel de la economía mundial inaugurando el nuevo orden, que es el socialismo…El socialismo no puede ser nada más que mundial. Todos los intentos de hacer socialismo nacional han fracasado, porque la economía es mundial y no puede haber solución económico-social de los problemas dentro de las estrechas fronteras nacionales de un país.
- Para eso, es necesario retomar la tradición socialista de la existencia de una internacional socialista, que encare la estrategia y la táctica para lograr la derrota de las grandes transnacionales que dominan el mundo entero, para inaugurar el socialismo mundial, que será mundial o no será… los trotskistas son los únicos en el mundo entero que [luchan por] una organización mundial…pequeña, débil, todo lo que se quiera…con la visión marxista: que es necesaria una lucha internacional.[11]
En ese camino seguiremos empeñados desde las filas de Opción Marxista Internacional, OMI, a dedicar nuestras modestas fuerzas a la causa señalada por León Trotsky y a propiciar la unidad de los revolucionarios en el mundo.
[1] León Trotsky, Diario en el exilio, 1935.
[2] La operación Utka o Pato fue un plan diseñado con varios operativos para asesinar a Trotsky y que fue aprobado personalmente por Stalin.
[3] Apodo fraternal con el que se dirigían a él los camaradas de aquel entonces.
[4] También llamado “piqueta” que es una herramienta de montañismo y para escaladores.
[5] León Trotsky escribe “Resultados y Perspectivas” en 1906 en respuesta a los acontecimientos de 1905 en Rusia.
[6] León Trotsky escribe “La teoría de la revolución permanente” en 1929 contra la teoría de Stalin del “Socialismo en un solo país”.
[7] “La Ley del desarrollo desigual y combinado” formulada por Trotsky, permitió lograr análisis históricos, científico-marxistas, y aplicaciones prácticas que se vieron, por ejemplo en Rusia, país terriblemente atrasado, donde antes de la revolución la mayoría de la población no sólo era campesina sino que mantenía relaciones sociales feudales y aun así, en el marco del desarrollo del capitalismo que Trotsky analizó aplicando la “Ley”, concluye que los trabajadores podían llevar a cabo una revolución, como efectivamente sucedió.
[8] León Trotsky. 1938. El Programa de Transición. La URSS y los problemas de la fase de transición.
[9] Declaración de Opción Marxista Internacional: “Ante la pandemia del coronavirus La prioridad: salvar la vida de trabajadores y pobres”. Fuente: https://opcionmarxistainternacional.com/colombia/
[10] Trotsky. Programa de Transición: la agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional. El proletariado y sus direcciones. Los Soviets.
[11] Tomado del texto “Ser Trotskista hoy”. Reportaje realizado en 1985 a Nahuel Moreno.