Irene Gómez – 30 diciembre 2021

El 1º de enero se cumple el 63 aniversario del triunfo de la revolución cubana, proceso que transformó radicalmente la isla. De casino y garito de los gringos y sus mafias, mutó a un país sin empresarios privados y se liberó de la tutela yanqui. Ese triunfo revolucionario significó un tremendo remesón internacional, especialmente para América Latina.

Cuba demostró una vez más, “que la revolución es la locomotora de la historia” como afirma Marx.  El progreso fue enorme. En pocos años sobre los nuevos cimientos, a partir de la expropiación de las transnacionales imperialistas, las empresas de la burguesía nacional y las tierras de los terratenientes, los trabajadores y el conjunto de la población tuvieron garantizado empleo, comida, cobertura universal en salud y educación. Se erradicó el analfabetismo, la violencia delincuencial y otras lacras del capitalismo.

En la medicina los avances fueron espectaculares, al punto de ser reconocida hasta por los medios más retardatarios del mundo. Como resultado, Cuba es hoy el único país de América Latina que produjo sus propias vacunas para inmunizar a su población contra el COVID19: Soberana 02 y Abdala y hasta la fecha el 90% de su población esta vacunada. Así mismo, con el triunfo revolucionario, el deporte se transformó con su masificación. Los logros en las competencias olímpicas fueron asombrosos. Lo que llevó a que en los Juegos Olímpicos de 1976, el velocista Alberto Juantorena obtuviera medalla de oro en las pruebas de los 400 y 800 metros planos, venciendo a los deportistas de Estados Unidos, quienes hasta ese momento eran los pioneros. Igualmente, la pequeña isla llegó a ocupar el quinto lugar en el medallero general de los Juegos Olímpicos Barcelona 1992 en competencia con los países imperialistas.

Con estas nuevas bases, la isla se convirtió en el primer estado obrero de América y en la evidencia de la posibilidad de avanzar hacia el socialismo, entendido como una sociedad sin clases sociales, basada en la producción planificada para la satisfacción armoniosa de todas las necesidades de la población. Fundada en la solidaridad. Con un régimen político de democracia obrera que garantice la participación efectiva de los trabajadores y las masas en las decisiones de sus propios destinos. Con plena libertad para que los trabajadores creen sus propias organizaciones políticas, sindicales totalmente independiente del Estado. Un sistema y régimen político que garantice la libre expresión cultural.  

Desafortunadamente, Fidel Castro y demás dirigentes, después de haber combatido consecuentemente a la dictadura de Batista y enfrentar al imperialismo, algo que los llevó a ir más allá de su programa inicial y  expropiar a los capitalistas, en vez de seguir impulsando la revolución en América Latina como se propuso el Ché o apoyarse en la movilización de la clase obrera del continente, decidieron recostarse en la burocracia gobernante en la URSS y adoptaron la teoría, programa y política del estalinismo. 

Contrario al internacionalismo marxista, proclamaron la ideología estalinista de socialismo en un solo país y de coexistencia pacífica con el imperialismo. Opuesta a la política de extender la revolución al continente, como único camino para que Cuba no quedara aislada, la revolución se fortaleciera y se consolidará apoyándose en el ascenso revolucionario regional y la solidaridad internacional de amplias capas de trabajadores y la juventud de la región y el mundo, que, al compás del triunfo, querían seguir ese camino. Liberar sus países del dominio de EE. UU, erradicar la miseria, la opresión y explotación capitalista en sus naciones. Allí estaba la clave para vencer la agresión y el bloqueo yanqui.

A nivel interno, el triunfante Movimiento 26 de Julio como partido-ejército, trasladó al terreno político, la necesaria disciplina verticalista de la guerrilla. Desde el inicio instauró un régimen burocrático encabezado por Fidel Castro, con un control férreo, político, económico y cultural de los trabajadores y la sociedad cubana.

Más tarde al convertirse en una organización estalinista y constituir el Partido Comunista Cubano, se reforzó como régimen político interno totalitario, de partido único, con un entramado de instituciones que impiden la libre y democrática gestión de los trabajadores y las masas sobre los destinos del país. Todo es decidido por la cúpula del partido y las FFAA gobernantes eternos.

Así, los trabajadores quedaron sin ninguna incidencia real en los planes económicos. Sin sindicatos ni partidos políticos propios, independientes del estado. Cuba se constituyó en un Estado obrero burocratizado en transición, hacia el socialismo o hacia la restauración capitalista.

23 años más tarde cuando triunfó la revolución nicaragüense y el proceso avanzaba de conjunto en Centroamérica, la dirección castrista, en vez de trazar una política para vencer el bloqueo yanqui y sacar del aislamiento a la isla, retomar la consigna del Che Guevara y señalar que Nicaragua debía proponerse ser una nueva Cuba, aconsejó lo contrario a los sandinistas y a Daniel Ortega. Les señaló como un error seguir el camino cubano: “Nicaragua no debe convertirse en una nueva Cuba” planteó Fidel. Dicha política tenía como objetivos frenar el proceso revolucionario e impedir que triunfaran otras revoluciones en la región, congraciarse con el imperialismo e impedir que el aire de la revolución centroamericana llegara a Cuba y barriera con los privilegios de la casta burocrática

Por eso, en momentos en que la relación de fuerzas se inclinaba a favor de las masas centroamericanas, Fidel, la dirección sandinista, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, del Salvador, la guerrilla guatemalteca y los Partidos Comunistas y direcciones políticas reconocidas por las masas en América Latina, hicieron todo por constreñir las luchas en el marco de los estados nacionales. Desviaron el avance insurreccional en cada país hacia “negociaciones de paz” (Grupo Contadora), con las dictaduras gobernantes y el espejismo de lograr espacio en la democracia burguesa con reformas. Tal política ayudó al triunfo imperialista en esa región y a profundizar el aislamiento de Cuba.

La continuidad del capitalismo semicolonial en Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras y todo el istmo y, su consecuencia más visible, la desesperante situación actual de la población que como migrantes huyen de la miseria y la violencia en sus países, muestra el trágico resultado de esa política castrista y estalinista: la derrota del ascenso en Centroamérica.

El criminal bloqueo a Cuba en vez de ser superado, se reforzó tras esa victoria imperialista que cambio la relación de fuerzas en la región.

¿Es el bloqueo de Estados Unidos la principal causa de la crisis cubana?

El bloqueo de Estados Unidos a la isla tiene un impacto tremendamente negativo sobre su economía, pero esta razón es insuficiente. La causa de fondo de la crítica situación económica actual es la política del socialismo en un solo país a la par con la conducción burocrática de la economía y sociedad, que impiden la participación de la clase obrera en la definición y gestión de los planes económicos. Tal como caracterizó la corriente internacional liderada por Nahuel Moreno, de la cual hicimos parte y cuya trayectoria reivindicamos plenamente:

Los planes económicos hechos en la perspectiva de décadas y décadas de desarrollo dentro de fronteras nacionales llevarían inevitablemente a una crisis aguda de esas economías, aunque se haya expro­piado a los explotadores nacionales.

Por unos años, la economía nacionalizada cumple un rol muy progresivo, la dirija quien la dirija, por el solo hecho de haber sacado a los explotadores. Es así como la Cuba castrista, igual que los otros estados obreros, logró superar el problema de la salud, y el analfabetismo. Pero a medida que se desarrolla la economía nacional, esta entra en crisis, porque la economía hoy día es mundial y no cabe dentro de ninguna frontera nacional, por más obrera que sea.

…El crimen de la burocracia gobernante en este caso de Cuba, no sólo es imponer un régimen totalitario a los trabajadores cuba­nos, sino tan o más grave, el de no desarro­llar la revolución mundial, limitándose a desarrollar el socialismo en un solo país. Es la otra cara de una política pequeño burgue­sa, burocrática.[1]

Hoy, al cumplir su 63 aniversario, el estado cubano lejos de haber profundizado las medidas socialistas, está en un avanzado proceso de restauración capitalista, agenciado desde el gobierno. Y se viene retrocediendo en los avances sociales. Transición iniciada por el castrismo hace varios años, al abrir las puertas a la inversión de transnacionales del turismo y de otras áreas (España, Italia, Canadá, etc.), al alentar la propiedad privada en industrias y servicios, así como de la tierra en el campo y en quebrar el monopolio del comercio exterior.

El estallido del 11J

El 11 de julio del 2021, sectores muy importantes de la juventud y las barriadas más pobres en muchas ciudades de la isla, estallaron en furia y ganaron las calles, desafiando la violenta represión del régimen y de sus defensores incondicionales. El estallido evidenció la desesperación por el retroceso en las condiciones de vida y trabajo. Deterioro que ya avanzaba, pero que el manejo dado a la pandemia y el confinamiento agudizaron a niveles desesperantes.

Fue una respuesta de indignación y pérdida del miedo, contra los incesantes cortes de energía, los precios en dólares y salarios en devaluados pesos cubanos, ausencia de productos básicos, y en general, contra todos los demás efectos de la gestión totalitaria de la economía, del avance de la penetración de capitales extranjeros, de cuya explotación los trabajadores son las principales víctimas. También, contra el régimen político despótico imperante, que ahoga la libertad de organización, movilización y expresión política de las masas.  Régimen que mostró su rostro de nuevo en la respuesta represiva al 11J, con un saldo de decenas de presos políticos que hoy pueblan las cárceles.

El 11J fue la expresión en la isla de un único proceso de lucha que avanza desigualmente en América; cuyas mayores expresiones han sido los estallidos en EE. UU., Ecuador, Chile y Colombia en 2020 y el levantamiento juvenil y popular en este último país en 2021.

Proceso que más allá, de la represión estatal, los desvíos y zancadillas electorales diseñados por la burguesía y los oportunistas, se recompondrá y seguirá su curso, porque más allá de sus diferencias, son luchas que se encuentran hermanadas en una sola rebelión contra la existencia de miseria, desigualdad social, bajos salarios, desempleo y violencia, agudizadas por el manejo de la pandemia.

Urgentes necesidades objetivas mínimas que ni las grandes potencias capitalistas, los países pobres con sus retaceadas “democracias” electorales –de izquierda o de derecha burguesa- en América Latina ni el “socialismo” burocrático de Cuba, han logrado resolver. Al contrario, este sistema decadente, cada día hunde en la miseria y degradación   a grandes masas en todo el mundo.

El porvenir de Cuba… revolución o plena restauración

El porvenir de Cuba está entre dos alternativas: una, la clase obrera conquista el poder con sus organizaciones democráticas, revierte totalmente el avance de la restauración capitalista, toma directamente la gestión de la economía y se propone nuevamente la tarea antiimperialista de expulsar de la isla a las transnacionales capitalistas de Europa y otras potencias, para avanzar hacia la construcción de un auténtico socialismo obrero.

Dos, triunfa el proceso restauracionista con la apertura a la inversión extranjera, lo que en perspectiva significa, privatización de la salud, de la educación. Más hambre, miseria, prostitución, etc. Solo al dar una mirada a Estados Unidos, el país símbolo del sistema imperialista, podemos ver cuál es el paraíso que prometen. Bastan algunos hechos:

En esta nación “40 millones de estadounidenses viven debajo de la línea oficial de pobreza”. Cerca de 23 millones de personas pasan hambre”[2]. A lo que se agrega la discriminación racial: Mientras que 11% de los niños blancos en EE.UU. viven en la pobreza, esa tasa llega a 32% para los niños negros y a 26% para los niños latinos, concluyó el Centro de Datos Kids Count en base a estadísticas de la oficina del censo”[3].  Miles de trabajadores afrontan el drama de vivir en sus carros debido a los altos costos de vivienda. Y otros miles de personas “sin techo” acampan en las calles de las ciudades más opulentas del planeta como New York o Los Ángeles entre otras.

Por otro lado, Estados Unidos sufre una “crisis de adicciones” [4], con más de 27 millones de adictos, 66 millones de alcohólicos y la cifra histórica de 100.306 personas muertas por sobredosis entre abril de 2020 y abril de 2021, en comparación con las 78.056 muertes registradas el año anterior”[5].

Estas son solo algunas pequeñas muestras del “paraíso” prometido con la restauración capitalista.

La pandemia Covid19 mostró con agudeza los rasgos distintivos de este sistema, su decadencia y descomposición. Sacó a flote que “Hasta las necesidades diarias más elementales y cada vez más difíciles de satisfacer -‑ desde tener un trabajo, comida y vivienda hasta gozar de libertades” son imposibles de lograr bajo el capitalismo.

Si se involuciona totalmente hacia el capitalismo, significaría un enorme triunfo de Estados Unidos y demás imperialismos y una gigantesca derrota para la lucha de los trabajadores cubanos, del continente y del mundo.

No obstante, hay perspectivas. Contrario a las falacias difundidas por el imperialismo y, a la vez, por la dirección castrista y sus áulicos, según las cuales todos los opositores al régimen cubano reclaman el retorno a la “democracia” (burguesa) y al capitalismo, existen en Cuba fuerzas internas que objetivamente y subjetivamente se oponen a las políticas de mercado, a la penetración de los capitales imperialistas, empujan hacia el socialismo y exigen libertades democráticas. Entre ellas la libertad inmediata de los luchadores políticos presos. Tareas y políticas que requieren con urgencia la solidaridad activa y el impulso revolucionario de jóvenes y trabajadores de mente abierta, de América Latina y el mundo.

Igualmente, los trabajadores y la acción revolucionaria en América Latina y en el mundo, necesitan reconquistar nuevamente al estado obrero cubano con un régimen de democracia obrera e impedir que sea devorado por el capitalismo imperialista.

Corresponde a la juventud luchadora y a la clase obrera cubana y de América Latina enfrentar la agresión imperialista y simultáneamente apoyar el proceso en curso de combate a la burocracia gobernante y su política pro capitalista, enterrar la nefasta “teoría” y política del “socialismo en un solo país” y la pretensión de “coexistir en paz con el imperialismo”.

Política que solo ha servido y sirve para derrotar luchas y revoluciones y para el avance del imperialismo con la construcción de una burguesía nacional.

¡El socialismo será internacional y con democracia obrera o no será!


[1] Nahuel Moreno: ¿Por qué Fidel negocia en secreto con Reagan?

[2] Millones de hambrientos en EE.UU. Rebeca Logan. Washington.4 enero 2010. BBC Mundo.

[3] Por qué Estados Unidos tiene niveles de pobreza altos pese a los miles de millones que invierte en combatirla. Gerardo Lissardy. BBC News Mundo, Nueva York.  27 julio 2020.

[4] “Parecen zombis”: video muestra la drogadicción en filadelfia. https://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/drogas-en-estados-unidos-video-de-drogadictos-en-filadelfia-616120.

[5] “Shannon Monnat, directora del Centro Lerner para la Promoción de la Salud Pública de la Universidad de Siracusa, dijo que las muertes por sobredosis son «una tragedia estadounidense que se puede prevenir».

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