Irene Idris. 11 de octubre de 2024 – Actualizado

Tras un año de la brutal ofensiva sionista israelí, Gaza está totalmente devastada. Además del asesinato de más de 42.000 gazatíes, sin contar las más de 10.000 personas que se calculan están enterradas bajo los escombros, el ataque militar sionista  ha destruido totalmente la infraestructura sanitaria, educativa a todo nivel, las mezquitas, las iglesias y los centros culturales y la mayoría de las viviendas fueron reducidas a escombros. Los constantes bombardeos del ejército de ocupación israelí,  han forzado el desplazamiento de más de 2 millones de personas, que en su mayoría viven en tiendas de campaña.

Los sobrevivientes de esta inmensa catástrofe humanitaria están al borde de morir de hambre o debido a las infecciones que se propagan velozmente entre la población a causa de la ausencia de los mínimos servicios básicos de salud, además de alcantarillado, lo que impide una adecuada higiene.

El sionismo, a la vez que continua el genocidio en Gaza, ataca Cisjordania mientras bombardea Líbano, Siria y Yemen. A diario, cientos de personas son asesinadas por las explosiones, balas y bombas israelíes. En su mayoría niños y mujeres.

¡Presenciamos una descomunal tragedia para la humanidad! ¡Gaza ha sido convertida en un campo de exterminio masivo!

Gaza ya no es un gueto, como lo era antes de que el ejército de ocupación israelí iniciara la actual ofensiva militar. La entidad israelí lo ha convertido en un campo de exterminio masivo. Reemplazó los hornos crematorios de Hitler por bombardeos y el asesinato en masa de la población inerme.

El objetivo de Israel es arrasar con la vida de los palestinos y de todas las manifestaciones de su existencia en la Franja de Gaza y Cisjordania, para consolidar su ocupación total del territorio de la Palestina histórica.

EEUU  y las  potencias mundiales patrocinan el genocidio

Todo sucede con el pleno apoyo político, económico y militar incondicional de Estados Unidos y de las demás potencias imperialistas que dominan el mundo. Tal como afirmó Biden recientemente “… el apoyo de mi administración a la seguridad de Israel es sólido como una roca e inquebrantable”.[1]

El presidente Biden reafirma una vez más, que su gobierno está involucrado directamente con el genocidio en Gaza, con la matanza en Cisjordania y con los asesinatos en  Líbano o en la región perpetrados por lsrael.

Este sostén ‘inquebrantable’ a la entidad nazi, es común a toda la clase dominante de los EEUU, no sólo al gobierno de Biden y el partido Demócrata. El partido Republicano liderado por el extremista Trump, “un anciano al borde de la demencia”, no se queda atrás.

A esto se suma que casi todos los gobiernos de las potencias europeas respaldan la matanza y la pasividad de Rusia y China, estos ultimos países limitados a gestiones diplomáticas.

Conjuntamente,  el resto de los gobiernos, incluyendo los de la región de Medio Oriente,  se limitan  a hacer declaraciones vacias, sin avanzar a la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con la entidad sionista, a excepcion de algunos gobiernos de America Latina.

Israel: pieza clave de dominio regional

El  patrocinio de EEUU y los gobiernos europeos obedece a que la entidad hebrea es una pieza clave en el dispositivo de dominación imperialista en Medio Oriente. Una región con invaluables reservas de petróleo y gas, una ubicación geoestratégica vital para el comercio mundial, dada su ubicación entre tres continentes y porque tiene salida a diversos mares, como el Mediterráneo, el mar Rojo, el Golfo Pérsico, vecina del mar Caspio y al Océano Índico. 

Por otra parte,  esta es una zona con potencias regionales como Turquía e Irán, que tienen conflictos de vieja data con Estados Unidos y la Unión Europea.

Israel, como gendarme defensor de los intereses de las trasnacionales imperialistas en el Medio Oriente, especialmente las de Estados Unidos, les garantiza un dispositivo militar de control en esa área, para avanzar en sus objetivos económicos y políticos  de ponerla totalmente bajo su  influencia.

Así mismo les sirve para sofocar o derrotar los procesos de lucha de las masas que en diferentes momentos han protagonizado revoluciones como la llamada Primavera Árabe en 2011, el estallido social  en Líbano en 2019 que tumbó al gobierno, o la insurrección popular en  Irak, en ese mismo año, realizada no solo contra la corrupción, el desempleo y los malos servicios públicos, sino para pedir el fin del gobierno de  Al Saadi y exigir el fin de la presencia de Estados Unidos en ese país.

Y, el estado nazi sionista,  viene cumpliendo este papel a sangre y fuego, desde su fundación en 1948. Esas razones profundas  explican el apoyo irrestricto de  EEUU y sus secuaces a la entidad sionista.

Ese rol del Estado sionista en la región lo definió hace años, muy claramente, un vocero del gobierno de Ronald Reagan: “Israel es el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.[2]

Lo anterior explica que, para patrocinar el genocidio y la  actual ofensiva militar del nazi estado «hebreo» hacia la región, Estados Unidos haya hecho “el mayor desembolso desde que comenzó su programa de asistencia militar a Israel en 1959” [3].

 “Estados Unidos ha gastado un récord de al menos 17.900 millones de dólares en ayuda militar a Israel desde que comenzó la guerra en Gaza y llevó a una escalada del conflicto en todo Oriente Medio, según un informe del proyecto ‘Costos de la Guerra de la Universidad de Brown’, publicado el lunes al cumplirse un año de los ataques del grupo armado palestino Hamás contra Israel”,[4].

La ONU y la CPI al desnudo

Por otra parte, la experiencia de este año, revela que las resoluciones  -de la ONU y de la Corte Penal Internacional, CPI- llamando a detener la ofensiva militar sobre la Franja de Gaza, y sus reclamos al gobierno de Netanyahu para que «respete los Derechos Humanos y las normas del Derecho internacional», etc., no tienen efecto alguno ante la máquina de destrucción que Israel puso en marcha.

La CPI, al igual que la ONU demostraron su total fracaso. No se podía esperar más de estas instituciones denominadas por sus defensores «la voz de la comunidad internacional” y ‘neutrales’ sólo en apariencia. Pues, en esencia, son instituciones internacionales conformadas por todos los gobiernos burgueses (tanto de ‘izquierda’ como de ‘derecha’) del mundo y por supuesto subordinados al mandato de los países imperialistas que dominan el mundo y este sistema.

Todo lo sucedido durante este año, tanto el exterminio en masa de los palestinos en Gaza, así como el apoyo o la ‘inacción’ de los demás gobiernos del mundo, están mostrando que la monstruosidad sionista como «expresión moderna del barbarismo nazi», tal como hemos expuesto en artículos anteriores, no representa una “anomalía” en esta sociedad, sino una tendencia del sistema económico y social regido por el capitalismo imperialista, en su etapa de decadencia y descomposición, a cuya cabeza están los Estados Unidos.

¡Indispensable: las acciones de solidaridad!

La causa palestina sólo cuenta con el respaldo de la lucha de los trabajadores, de los jóvenes y de los demócratas, conscientes de la urgencia de poner un alto a esta situación. Bajo el eslogan del rechazo al genocidio y la solidaridad con Palestina en la lucha por su libertad y reconquistar su territorio «desde el río hasta el mar», esas manifestaciones se han sostenido en el tiempo.

El valioso apoyo de los cientos de miles de personas, que  desde hace un año vienen marchando alrededor del mundo, de forma constante y masiva, exigiendo el fin del genocidio y el reconocimiento del derecho de los palestinos a vivir en su tierra usurpada por los colonos israelíes, al igual que las pasadas protestas de los estudiantes de las principales universidades de Estados Unidos, si bien son acciones importantísimas y un aliento imprescindible para los palestinos, hasta ahora son insuficientes para doblegar a Israel, a Estados Unidos y demás gobiernos imperialistas y capitalistas para que retiren el apoyo militar, político y económico.

Para detener su ofensiva militar, se requiere que esas movilizaciones se profundicen y sean acompañadas a escala internacional por acciones de las organizaciones sindicales y políticas de la clase obrera, con sus métodos de lucha, con la huelga contra los gobiernos y de boicot a la fabricación o envío de armas a Israel. Medidas  que afecten  los intereses de quienes se enriquecen con la guerra genocida en Palestina. 

Esto precisa,  que de una vez por todas, las direcciones del movimiento obrero y de las masas  vayan más allá de las simples declaraciones o llamados formales a la solidaridad. Se  comprometan a entrar  a fondo  con sus  bases on acciones propias  de solidaridad y de rechazo a la agresión sionista para acompañar a los manifestantes pro palestina.

Las direcciones sindicales políticas de la clase obrera están ante la obligación política y moral de organizarlas. No sirven los comunicados o convocatorios por redes sociales para guardar las apariencias y sin real preparación democrática por la base pues éstos son una forma de ocultar la inacción cómplice.


GAZA: COMPLETAMENTE DEVASTADA

A continuación, reproducimos las estadísticas del desastre humanitario provocado por la entidad sionista israelí,  publicadas en el periódico Aljazeera, que permite dimensionar la brutalidad de esta tragedia humana.

Destrucción de tierras agrícolas

En el centro de Gaza, se encuentra Deir el-Balah, uno de los principales centros agrícolas de Gaza, conocido por su cultivo de naranjas, aceitunas y, en particular, dátiles.

El 60 por ciento de las tierras agrícolas de Gaza, cruciales para alimentar a la población de Gaza, de la cual el 96 por ciento padece inseguridad alimentaria, han sido dañadas o destruidas por los ataques israelíes.


[1] BBC, 17 de octubre 2024).

[2] BBC  17 octubre 2024).

[3] EFE 07/10/2024 – W Radio.

[4] Ellen Knicmeyer, Associated Press, Los Angeles Times, 7 octubre 2024

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