Movilización en Marzo de 2024 de organizaciones feministas y el comité de solidaridad con Palestina. Guadalajara, México

Irene Idris – Marzo 2025

Durante este 8 de marzo los medios de comunicación y las redes sociales coparon las portadas con artículos, pronunciamientos y exaltaciones, que abordaron la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, desde diferentes puntos de vista. 

En algunos países se realizaron marchas y protestas destacando la importancia de la mujer trabajadora en la sociedad, exigiendo el reconocimiento de sus derechos y de su dignidad como seres humanos.

Más allá de matices, diferencias de enfoque y de los variados intereses, la defensa de los derechos de la mujer se ha convertido en un tema central en la agenda de políticos, empresarios y gobiernos, tanto de las potencias imperialistas como de los países pobres que sufren su opresión.

Sin embargo, a los empresarios, sus políticos y gobiernos, no les interesa ni les convine mostrar a la mujer como luchadora social, anticolonialista y menos como revolucionaria.

Ellos, a través de  fiestas empresariales, copas de champán, flores y chocolates, promueven un estereotipo de mujer. Algunos,  destacan características como su belleza o «singular ternura», mientras que otros las valoran por su  desempeño eficiente y su capacidad en la gestión de sus empresas, de sus gobiernos o de sus instituciones.

Este reconocimiento se otorga siempre que contribuya a impulsar y fortalecer sus negocios y a perpetuar su  sistema, el mismo que,  a su vez, las oprime y las segrega. 

Ninguno reivindica a las mujeres que cuestionan la realidad imperante y se movilizan exigiendo sus derechos como mujeres y trabajadoras, contra la explotación laboral y por condiciones dignas en sus sitios de trabajo.

Por otro lado, encontramos algunos sectores que defienden con firmeza a la mujer que lucha. Entre ellos sobresalen diversos colectivos feministas y organizaciones socialistas, así como, en menor grado, algunas agrupaciones de la izquierda tradicional que se autodenominan progresistas. Estas organizaciones, con determinación y valentía, convocan a la protesta en las calles para demandar el respeto a sus derechos, haciendo hincapié en la condena a las diversas formas de violencia que sufren las mujeres en nuestra sociedad.

Lamentablemente, y por paradójico que parezca, la mayoría de esos colectivos y organizaciones feministas pasaron por alto a las principales víctimas de la violencia, la persecución y el desplazamiento que se vive hoy en el mundo. Omiten mencionar a las mujeres palestinas, quienes, junto con su pueblo, desde 1948, padecen la salvaje ocupación de su país y que  hace más de un año, vienen siendo objeto del exterminio más atroz que haya presenciado recientemente pueblo alguno en el mundo.

Así lo describe Aya Al-Madhoun para Democray Now: Sufrimos violencia, tristeza, injusticia, humillación, las formas más duras de tortura a manos de la ocupación. […] Mi deseo en el Día Internacional de la Mujer es que esta guerra no se repita”. 

En el mejor de los casos, algunas de esas organizaciones mencionan a la mujer palestina de manera incidental, sin que, de manera profunda, ella ocupe un lugar central en sus denuncias y exaltaciones sobre su rol en la sociedad.

La mirada sesgada del activismo feminista

Esta preocupante realidad la reseñó con agudeza Maryam Aldossari, investigadora de la desigualdad de género en Medio Oriente, en  su artículo El Día Internacional de la Mujer es para unos pocos, no para muchos”, publicado en Al Jazeera:

Mujeres palestinas lloran mientras sostienen los cuerpos de los niños muertos en los ataques israelíes en un hospital, en el norte de la Franja de Gaza, el 18 de noviembre de 2023. [Fadi ​​Al Wahidi/Reuters]

[…] Cuando las palestinas excavan entre los escombros para sacar los cuerpos de sus hijos de entre las ruinas de sus hogares, se encuentran con el silencio o, peor aún, con la sospecha. Las mismas instituciones feministas que se movilizan en contra de la “violencia contra las mujeres” se resisten incluso a pronunciar las palabras “Gaza” o “genocidio».

¿Dónde estaban estas parlamentarias, feministas prominentes y organizaciones feministas convencionales cuando las mujeres palestinas embarazadas estaban dando a luz en las calles de Gaza porque los hospitales habían sido bombardeados? ¿Dónde estaba la protesta cuando los francotiradores israelíes atacaron a mujeres periodistas, como Shireen Abu Akleh? ¿Dónde estaban los boicots cuando las niñas palestinas fueron sacadas de los escombros de sus hogares, asesinadas por bombas de fabricación estadounidense?

Por un feminismo que incorpore a su  lucha de los derechos de la mujer palestina y la causa palestina

Hacemos nuestras las palabras y la denuncia de Maryam Aldossari, quien expone con claridad esta cruda realidad.

Ella cuestiona la mirada unilateral y restringida de la gran mayoría del feminismo convencional que le hace el juego a los intereses de la burguesía y no se posicionan de manera consecuente a favor de la resistencia de la mujer palestina.

Su denuncia apunta a quienes ignoran que, durante décadas, la mujer palestina ha desempeñado un rol crucial en los diferentes hitos de la lucha de liberación nacional de su país. Estas mujeres que son mutiladas, deshumanizadas por el nazi sionismo israelí y a diario enfrentan la muerte, continúan resistiendo a la ofensiva brutal en medio de la hambruna, los bombardeos, la limpieza étnica y el desplazamiento forzado.

A lo largo de la colonización británica en 1936, la participación femenina en las protestas en oposición a la Declaración Balfour y en la Gran Rebelión de 1936-1939 fue notable, destacando la acción de las mujeres de la aldea de Baqa en 1936, quienes se levantaron contra  la detención masiva de hombres palestinos por parte de soldados británicos y lograron así la liberación de todos los prisioneros y el levantamiento del toque de queda impuesto en esa  aldea.[1]

Su innegable coraje y su rol fundamental en la resistencia, se manifestó nuevamente en la insurrección del pueblo palestino contra la ocupación sionista en 1987, conocida como la Primera Intifada.

“Las mujeres organizaron cooperativas económicas, clínicas de salud móviles, escuelas subterráneas y más, sosteniendo y fortaleciendo la insurrección”.

“Durante los años previos al estallido de la Primera Intifada, las mujeres eran activas y se organizaban en grupos de mujeres, sindicatos estudiantiles y colectivos. Esta organización sentó las bases para la lucha unificada que surgió con el levantamiento»

 “Lo más sorprendente —y lo más ignorado— es el hecho de que las mujeres constituyeron la columna vertebral del levantamiento”.[2]]

Para las mujeres palestinas, explica Alice Speri,  la Intifada fue algo más que una simple lucha contra la ocupación israelí: también lucharon contra las barreras impuestas por su propia sociedad.

Hoy, corresponde resaltar su heroico papel frente al brutal ataque del sionismo apoyado y financiado por las potencias capitalistas del mundo, especialmente los Estados Unidos bajo la administración de Trump.

El desafío actual para las integrantes de dichos colectivos, así como para todas las jóvenes y trabajadoras, conscientes y críticas de la opresión de la mujer, consiste  en ir más allá y poner en primer plano la acción y heroísmo de la mujer palestina.

El abominable ataque de  Israel  al pueblo palestino, revela el verdadero rostro de este  sistema social y su decadencia moral. Esto, requiere anudar el combate por las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras con la de los pueblos oprimidos y explotados, particularmente con la del pueblo palestino. Realidad que demanda la solidaridad de las feministas de clase media, para que incorporen a sus demandas y lucha  los derechos de la mujer palestina.

Resaltar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora es un momento propicio para destacar a las mujeres palestinas como símbolo de la resistencia anticolonial que, al mismo tiempo, representa una lucha de resistencia contra los poderosos del mundo. Su coraje y tenacidad para mantenerse firmes en no ceder su territorio, señala un camino para no doblegarse ante los opresores.

Hoy, la limpieza étnica en Gaza, muestra que es indispensable y urgente la lucha por construir una sociedad que elimine la división entre opresores y oprimidos, y las clases sociales, que es la raíz de la opresión que sufren las mujeres y otros grupos marginados de la sociedad,  luchando por una sociedad radicalmente distinta, gobernada por mujeres y hombres de la clase trabajadora y sus aliados de los sectores oprimidos, donde impere el socialismo obrero.


[1] https://www.middleeasteye.net/discover/palestine-women-anti-colonial-resistance-pictures

[2] https://www.pbs.org/wnet/women-war-and-peace/uncategorized/what-you-need-to-know-about-the-1987-intifada/ Naila y el productor ejecutivo de Uprising, Suhad Babaa, en The Forward.

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