Publicamos este artículo nuestro que fue escrito en Agosto de 2017, cuyas consideraciones y pronósticos tienen, en su mayoría, vigencia y se notan ajustados a la realidad, fenómenos que hoy se pueden apreciar con mayor claridad.
La proximidad del duelo electoral en los EEUU, que se resolverá en los próximos días, mostrará al lector atento, la utilidad del escrito que hoy compartimos.
Irene Idris, Ana Podolski. Agosto de 2017
Introducción
Con Donald Trump llega al gobierno del país económica y militarmente más poderoso del planeta y el más influyente en América Latina, el ala políticamente más conservadora, de la clase dominante de Estados Unidos, organizada en el Partido Republicano. Ese triunfo electoral permite a ese sector asumir la dirección de ese país y del conjunto del sistema capitalista imperialista mundial, así sea en medio de serias disputas con los otros sectores de la élite gobernante de Estados Unidos y con los gobiernos de los otros países económicamente más poderosos, los países imperialistas.
De acuerdo a los hechos, con este gobierno, la política nacional e internacional de Estados Unidos ha empezado a sufrir variaciones muy importantes a tener en cuenta, aunque en lo fundamental sean continuidad de las políticas históricas de Estados Unidos y del legado de Barak Obama. Trump, al igual que sus antecesores está al servicio de preservar y fortalecer la hegemonía mundial de ese país en el sistema capitalista imperialista. Pero, sería equivocado considerarlo solo como “continuidad”.
Las políticas e iniciativas de Donald Trump apuntan a superar de una vez por todas, la crisis económica interna de Estados Unidos y mundial que estalló en 2008 con la quiebra de grandes bancos y el desastre inmobiliario, recomponer el régimen político de dominación internacional lesionado por los triunfos de las revoluciones y las guerras en Medio Oriente, negociar en otros términos con las demás imperialismos y con las nuevas potencia la ruta de reposicionar y fortalecer su papel de líder mundial actualmente debilitado. Objetivos estratégicos para los cuales en otras circunstancias también trabajó arduamente el gobierno de Obama.
Donald Trump con su estilo intimidatorio de “golpear en la mesa” pretende profundizar y acelerar la ofensiva política, económica y militar iniciada por Obama hacia los trabajadores y naciones oprimidas.
Como dice el multimillonario mexicano Carlos Slim, Trump no es un “Terminator” sino un “negotiatior” “que sabe provocar y llegar a la mesa de las negociaciones con un golpe de fuerza, calibrar la reacción del interlocutor e imponérsele, si le percibe débil, o entenderse y cerrar el trato equilibrado si resultase tan fuerte, astuto e indoblegable”.
Este “negotiatior” intenta una redefinición de las relaciones con los distintos gobiernos y sectores dominantes de las demás potencias imperialistas de Europa (Alemania, Francia, etc.) así como con potencias de Asia (Rusia, China, Japón) y con las del Medio Oriente (Irán, Israel, Arabia Saudí, Turquía, etc.). Al mismo tiempo, poner en marcha un plan de ajuste económico favorable a los poderosos empresarios yanquis, que de suyo implica el ataque a las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y los pobres de Estados Unidos y del mundo.
Al interior del país, el gobierno Trump está salpicado de sucesivos escándalos que sacuden la Casa Blanca.
La mayoría de los nuevos proyectos políticos son obstaculizados por el otro sector burgués, representado en el Partido Demócrata, así como por diferentes sectores sociales, que han manifestado su rechazo en las calles.
El solo hecho de que el nuevo gobierno de los Estados Unidos se encuentre bajo investigación, para establecer si realizó una alianza con el gobierno ruso de Vladimir Putin para ganar las elecciones presidenciales, saca a la luz las tremendas contradicciones que azotan a las instituciones políticas y la crisis de los partidos tradicionales de la poderosa élite gobernante de ese país, a la vez que evidencia la profunda división existente al interior de la opulenta burguesía estadounidense.
Se asiste así, a una combinación de iniciativas agresivas pero con continuos tropiezos, fracasos políticos y escándalos internos, que provocan una sensación de descontrol. En vez de un mensaje de estabilidad o tranquilidad, están arrojando un panorama de incertidumbre y sobresaltos para las élites dominantes de los Estados Unidos y del mundo. Trump avanza con la sutileza y delicadeza de “un elefante en una cristalería”.
Por otra parte, las iniciativas de Donald Trump han exacerbado la lucha de clases interna. Su política retrógrada hacia los inmigrantes, los homosexuales, las mujeres, la comunidad científica, el cambio climático, a la par de la conformación de su gabinete con destacadas figuras de los sectores de más extrema derecha del espectro político estadounidense, ha generado una resistencia activa y multitudinaria en las calles de trabajadores, de la juventud y de la clase media en defensa de las libertades democráticas. Al mismo tiempo ha aguijoneado los enfrentamientos políticos entre distintas alas del establishment, de momento, desarrollados a través de los canales institucionales del país.
Dicho proceso de movilizaciones e inconformidad ha empezado a ser acompañado por una intensificación de la lucha directa en América Latina con movilizaciones callejeras, huelgas parciales y huelgas generales.
Para la clase obrera, en particular la de Estados Unidos y América Latina, apreciar las características del momento político internacional y del gobierno de D. Trump es muy importante para dotarse de una política adecuada para enfrentar el embate económico, social y militar de este nuevo gobierno, que afectará especialmente a todos los países que hacen parte de su órbita.[1]
Simultáneamente, las contradicciones en las alturas, al interior de los poderosos empresarios de las trasnacionales y sus partidos políticos, enemigos de los trabajadores y las masas pobres del mundo, abren espacio a la clase obrera para aprovechar las oportunidades que generan estas pugnas para articular la lucha directa de clases y las acciones revolucionarias al interior de ese país y la movilización antiimperialista en el continente.
Crisis en las alturas del poder
La polarización política y la crisis de los partidos Demócrata y Republicano que ya venía de años atrás, adquiere mayor relieve con la llegada de Trump a la presidencia. Lo anterior no elimina que en medio de estas fuertes disputas, exista un acuerdo básico y profundo entre ellos en superar la crisis económica a costa de la liquidación de los derechos adquiridos por los trabajado- res y del incremento en los niveles de explotación, tanto de los trabajadores estadounidenses como de la clase obrera de los países bajo su dominio económico (semicolonias), así como de la expoliación de sus recursos naturales. Y por supuesto, la fuerte unidad en torno a mantener la supremacía yanqui en el sistema imperialista mundial
En ese contexto, las diferencias son muy fuertes y profundas. De una parte, giran en torno a la manera de superar la crisis de la economía tanto en Estados Unidos como de conjunto del sistema capitalista. Por supuesto que favoreciendo especialmente los intereses de Estados Unidos: “America Fisrt”. De otra, en torno a cómo posicionarse con ventaja en la disputa mundial, por áreas de influencia y recursos, abierta tras el ingreso pleno a la órbita capitalista de los pueblos y trabajadores de los países conocidos como “socialistas” (Estados Obreros) fundamentalmente China y Rusia, al ámbito de las inversiones capitalistas, del dominio del capital financiero y del intercambio mundial de capitales y mercancías; si continúan o no con la Unión Europea como sus aliados históricos o si abren nuevas alianzas y/o acuerdos con Inglaterra y Rusia, así mismo en su política hacia Israel, el enclave sionista en Medio Oriente, entre otras.
De allí los escándalos y la aguda confrontación en las alturas con relación a las alianzas establecidas por la campaña de Trump con Rusia, para ganar las elecciones, llevada a cabo a través del Parlamento, la Justicia, los grandes medios de comunicación como el New York Times o el Washington Post, y de la compleja y sobretodo sólida, red institucional con que cuenta ese país.
Es tal la situación, que la prensa la compara con la vivida por Nixon, en los meses previos a su obligada renuncia. Esto es registrado así por la prensa:
Estados Unidos vivió un nuevo sobresalto tras la noticia de que el ex director del FBI, James Comey, dejó escrito un informe en el que asegura que el presidente, Donald Trump, le presionó para que cerrara la investigación sobre el asesor nacional de seguridad, Michel Flynn. Pero esta vez es diferente. Una palabra recorría los pasillos de Washington: smoking gun, pistola humeante. Esto ya no es una trumpada. Es una posible obstrucción a la justicia, un delito por el que se puede echar a un presidente. Las comparaciones con el caso Watergate son más pertinentes que nunca.[2]
Esta crisis de los partidos Demócrata y Republicano, expresión de la fuerte división inter burguesa, ya se había evidenciado en la campaña electoral. El Partido Demócrata perdió la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes (diputados). Reflejó en sus filas la polarización social de la sociedad norteamericana, entre dos alas muy diferenciadas: la de Sanders y Clinton. Y perdió la confianza de la llamada clase obrera blanca y sectores de la clase media que tradicionalmente votaban por éste partido y habían respaldado a Obama en las dos campañas electorales anteriores. Al interior de este partido, Sanders cumplió el papel importante de impedir que los sectores de trabajadores y la juventud críticos a la elite del partido demócrata, rompieran con este partido.
En el interior del Partido Republicano, Trump, un recién llegado a la política y el partido, derrotó con sus votos a todos los candidatos representantes de los diversos sectores tradicionales dentro de este partido: la semifascista, religiosa fundamentalista cristiana, hasta la secta Moon y la Asociación del Rifle, evidenciando la crisis del otro gran partido tradicional de Estados Unidos.
Por el momento tanto Sanders como Trump, desde orillas opuestas, impidieron que la crisis del bipartidismo llegara a la fractura de esos partidos con el surgimiento de nuevos agrupamientos independientes. Tanto el discurso demagógico antiestablishment de Sanders como el de Trump muestran la inconformidad de amplias capas de la clase obrera y el espacio político para una propuesta alternativa de la clase trabajadora.
La desilusión hacia el partido Demócrata y la ausencia de una alternativa obrera
Hillary Clinton la candidata Demócrata representaba para millones de trabajadores la continuidad en el gobierno de la élite política–patronal, que había presidido los últimos ocho años de gobierno Obama a favor de los magnates de las corporaciones, de los dueños de los bancos, de las grandes empresas.
Los trabajadores, desilusionados de los dos gobiernos de Obama, huérfanos de una alternativa de la clase obrera y/o de izquierda independiente de los dos partidos tradicionales y dado que la burocracia sindical apoyó Hillary Clinton, giraron sus expectativas hacia el derechista Trump, quien se postuló hipócritamente como defensor de los intereses de los sectores sociales más perjudicados por la crisis económica, especialmente de los millones de trabajadores que perdieron sus empleos porque sus empresas mudaron sus plantas a China o a México.
Así, este personaje recogió el malestar y la rabia contra el establishment y el gobierno del sueño del “sí se puede”, que terminó convertido en pesadilla para los trabajadores, la clase media rural y urbana, así como para la comunidad afroamericana que se rebeló contra los asesinatos de la policía del gobierno del afroamericano en duros enfrentamientos en Ferguson, Missouri en 2014 y en Minnesota, entre otros.
La llamada «tierra de las oportunidades» donde conviven la desocupación, los contratos basura para los inmigrantes, los salarios bajos, las deudas impagables, la miseria o marginamiento social, los servicios médicos privados, y subsiste la discriminación y el racismo, etcétera, ya había provocado otro hecho inesperado en la campaña política por la presidencia.
Durante las primarias, las elecciones internas del partido Demócrata, surgió un “ala izquierda”, de la burguesía demócrata, liderada por el senador de 74 años que se declara socialista, Bernie Sanders, con un programa que, entre otras propuestas, rescataba las reivindicaciones de los trabajadores peor pagos: «Fight for $15» («Lucha por los 15 dólares»), un movimiento por el salario mínimo, primordialmente para los trabajadores jóvenes y de las minorías inmigrantes, reivindicaba la educación universitaria gratuita, lo cual le hizo ganar la simpatía de amplios sectores de la juventud. Y así, de la nada y sin el apoyo económico de las grandes corporaciones, Sanders logró 13 millones de votos en las primarias demócratas. Sin embargo Sanders en la Convención Demócrata, endosó esos votos y sus seguidores a Hillary Clinton, la candidata de los monopolios. Y poco tiempo después, apenas asumió Trump aplaudió sus primeras medidas económicas.[3]
Trump: gobierno de crisis
Antes que encabezar un gobierno de unidad nacional, el de Trump expresa de manera más clara la división de la burguesía imperialista estadounidense y la disputa con los otros imperialismos por un nuevo reparto del mundo.
Combinado con el rechazo por abajo a las políticas internas de Trump, por arriba, las políticas unipersonales y los planes de pasar por encima del complejo entramado institucional existente en los Estados Unidos, han encontrado una fuerte oposición por parte de los congresistas, jueces y alcaldes Demócratas, quienes no acatan sus políticas y decisiones totalitarias (bonapartistas), de quien intenta gobernar por decreto.
En consecuencia, su decreto migratorio fue bloqueado por la justicia. La Fiscal General fue una de las primeras que se negó a acatar la orden presidencial contra los inmigrantes. En respuesta, fue destituida por Trump una hora después de que comunicara oficialmente su desobediencia.
Por su parte, el poderoso estado de California, sexto puesto como la economía más grande del mundo en el 2016 y donde reside el mayor número de inmigrantes de Estados Unidos, le salió al paso y se preparó para la ley anti inmigrantes:
“Un grupo legisladores demócratas de California aprobó un conjunto de leyes que protegerían de la deportación a inmigrantes indocumentados, lo que constituye la primera señal de lo que, afirman, será un esfuerzo de resistencia ante las políticas migratorias promovidas por Donald Trump.[4]
Y el pasado junio 06/17 nuevamente California se apartó de las políticas de Trump, esta vez acerca del cambio climático. En disputa con los negocios del sector empresarial de la energía fósil representado por D. Trump, firmó un acuerdo con China para promover energías limpias e “impulsar nuevas inversiones en el sector de las energías renovables en ambos lados”. Durante esta visita a China, el gobernador pidió la cooperación global para aplicar el Acuerdo de París.[5]
Por otro lado, sin haber cumplido un mes de gobierno, su asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, se vio obligado a renunciar por negar reiteradamente sus conversaciones se- cretas con Rusia, sobre las sanciones que impuso a ese país el gobierno de Barack Obama.
Pero los dos más graves sacudones en las alturas, lo constituyeron, la destitución del Director del FBI en momentos en que avanza la investigación a la campaña de Trump por sus relaciones secretas con Rusia, seguida del nombramiento de un Fiscal Especial para investigar a Donald Trump por posible obstrucción a la justicia, lo que coloca a la presidencia más importan- te del planeta en graves aprietos:
Trump está empezando a conocer sus propios límites. Tas una campaña desmesurada, el multimillonario republicano ha necesitado sólo cuatro meses para darse de bruces con la división de poderes y tener que enfrentarse no a funcionarios sumisos, sino a un investigador especial, una figura excepcional y dotada de enorme poder.[6]
Distanciamiento en el Atlántico Norte
La gira de Trump (2017) por Medio Oriente y luego en Europa (reunión del G-7), marcó la postura de los Estados Unidos en defensa de sus particulares intereses, reveló nuevos acuerdos y, lo más importante, nuevos desacuerdos, con el serio distanciamiento de los Estados Unidos con la Unión Europea, en particular con el llamado “eje Franco–Alemán”.
Ya Donald Trump lo había anunciado en su discurso a la Nación:
América está dispuesta a hallar nuevos amigos, y forjar nuevas alianzas, donde los intereses puedan ser compartidos (…) América es amiga hoy de antiguos enemigos. Algunos de nuestros aliados, hace décadas, combatieron en otra línea en las guerras mundiales.[7]
Así, adviritió modificaciones en la política internacional de Estados Unidos con las potencias económicas más importantes de Europa (Alemania, Francia…), al tiempo que reforzar sus antiguos lazos con Gran Bretaña, establecer nuevos vínculos con potencias económicas como Rusia y redefinir en nuevos términos la relaciones ante todo económicas con China, la segunda economía del planeta.
Después de la cumbre de la OTAN y del G7, quedó patente la profundización de la división entre los imperialismos y la pretensión alemana de erigirse en vanguardia en el reagrupamiento de la desteñida Europa, lo que en lenguaje periodístico se expresaba así: “Berlín quiere también construir una Europa más fuerte que ejerza de contrapeso a las derivas nacionalistas y proteccionistas que florecen a ambos márgenes del Atlántico.”[8] Alemania también quiere proteger su espacio vital.[9]
Por su parte el canciller alemán Ángela Merkel declaró:
Lo he experimentado en los últimos días. Los europeos tenemos de verdad que tomar nuestro destino con nuestras propias manos; por supuesto, en amistad con Estados Unidos, con Reino Unido y, como buenos vecinos, donde sea posible también con otros países, incluso con Rusia,… Pero tenemos que saber que debemos luchar por nuestro futuro por nuestra cuenta, por nuestro destino como europeos”, sostuvo la canciller en el marco de un acto de campaña de cara a las elecciones federales de septiembre.[10]
El distanciamiento entre los gobiernos de D. Trump y Angela Merkel que pareciera arranca de las diferencias respecto al presupuesto de la OTAN, no es sino un síntoma difuso del ver- dadero problema de fondo. Alemania es exportador nato, de tecnología de punta y de bienes industriales, es un voraz depredador de mercados[11], incluido el de EE.UU. “EE UU sufre un déficit en su balanza de 470.000 millones (50.000 millones con Alemania)[12].” Al respecto D. Trump dijo: “Tenemos un déficit comercial masivo con Alemania, además de que pagan menos de lo que deberían en la OTAN esto es muy malo para Estados Unidos y va a cambiar”[13]
Posiblemente la misma Unión Europea cambie y se establezcan niveles distintos de membresía, las de primera y segunda categorías, lo que los altos jefes de la UE llaman eufemísticamente, la Europa de “dos velocidades”.
Medio Oriente: escenario de redefiniciones
En relación al área más inestable y conflictiva del mundo, el Medio Oriente, Trump no significa una ruptura con lo logrado por Obama, pero si un nuevo enfoque de las relaciones.
La decisión de atacar una base militar Siria, más allá de su discutible efectividad, evidencia alguna variación en su política militar, pues se trató de una decisión unilateral de Estados Unidos, al margen de la alianza militar. A esto se sumó el ataque con la llamada “bomba madre” en Afganistán.
Estas acciones profundizan la contraofensiva militar de Estados Unidos en la región iniciada por Obama en febrero de 2015, bajo la cubierta de combatir a “Estado Islámico” y la guerra contra el terrorismo. Ofensiva que significa asesores militares, pertrechos y bombardeos, tanto en Irak como Siria, y que llevó al fracaso del proceso revolucionario sirio, convirtiéndolo en un avispero de rapiña entre múltiples actores y competidores, con su secuela de devastación del país y millones de refugiados a Europa.
Las iniciativas militares de la ad- ministración Trump, le permitieron recaudar apoyos de los gobiernos de las mayores potencias industrializadas del mundo (imperialismos) así como de muchos gobiernos de países semicoloniales, aunque no logró desviar del todo la atención de la agitada situación interna, lo cual hacía parte de los objetivos.
Pero lo militar no avanza solo. Se combina con iniciativas en el terreno político y económico. Por paradójico que suene, mientras Trump arremete contra los inmigrantes de países de mayoría musulmana y persiste en impedir el ingreso a los EEUU de visitan- tes provenientes de esos países, realizó una gira por la región que se tradujo en un acercamiento con Arabia Saudí y las demás petromonarquías del golfo, con un rédito de abultados acuerdos comerciales, entre ellos, “el mayor contrato de venta de armamento de la historia estadounidense por 110.000 millones de dólares (98.000 millones de euros) para modernizar el Ejército mejor dotado de Oriente Próximo, después del de Israel”.[14] La gira sirvió también para dar un importante espaldarazo al gobierno sionista de Netanyahu.
La política hacia Israel y los acercamientos con las petromonarquías, busca aliados para la estabilización imperialista del área y rediscutir el Acuerdo Nuclear pactado por Obama con Irán, para avanzar en el cerco sobre ese país, atacando su postura independiente. En palabras de D. Trump:
El contrato de material y servicios de defensa refrendan nuestro tradicional apoyo a la seguridad de Arabia Saudí y del Golfo ante las amenazas iraníes, y contribuye a incrementar la lucha antiterrorista en la región para liberar la carga que recae sobre las tropas de EE UU[15]. (subrayado nuestro)
Las redefiniciones persiguen profundizar lo logrado por Obama. Estabilizar y recomponer el sistema de dominación internacional que sufrió un duro golpe por los fracasos mili- tares en Irak y Afganistán, pero ante todo a consecuencia de las revoluciones triunfantes que derrocaron las dictaduras en Túnez, Egipto y Libia y resquebrajaron el statu quo en esa región.
En el fondo está la crisis económica
Esta convulsiva situación política en el gobierno de los Estados Unidos así como las de los otros imperialismos, está signada por la continuidad de la crisis económica y es la raíz de la exacerbación de esas agrias disputas entre los distintos sectores de la oligarquía financiera, acerca de la forma más adecuada para superarla.
La crisis económica ha incrementado el peso del capital financiero e influido seriamente en la producción industrial y el comercio en USA: «En los últimos (cinco) años, el 90% de los ingresos totales de las empresas más grandes de Estados Unidos han ido para recomprar acciones y dividendos. No se está invirtiendo. No se están construyendo nuevas fábricas. No se está empleando a más personas». Y la recuperación económica es aún muy incipiente:
Aunque la situación que hereda D. Trump está muy lejos de la que afrontó Obama en 2008 (crisis de las hipotecas subprime), aun así Estados Unidos debe afrontar numerosos desafíos. La deuda pública sigue siendo elevada (cerca de 108% del PIB) y seguirá creciendo. La apreciación del dólar y el débil crecimiento de las economías europeas y japonesa afectan a las exportaciones, lo que alimenta un déficit de cuenta corriente cada vez mayor. El déficit presupuestario sobrepasa 4% del PIB y debiera ahondarse si D. Trump aplica sus promesas de campaña (reducción de impuestos e inversiones masivas). En un contexto de regreso de la inflación, el banco central americano proseguirá sin embargo con sus medidas de contracción de la política monetaria.[16]
Así, tanto las disputas en las alturas como la resistencia en las calles a las políticas de Trump, son hechos que hunden sus raíces en este mediocre crecimiento de la economía en Esta- dos Unidos y el estancamiento de la economía mundial con sus constantes altibajos, agravado por el impacto de la crisis económica en China, Rusia y de países de importante peso económico de América Latina como Brasil.
Inmigrantes, clase obrera y pobres: a pagar los platos rotos
Como siempre sucede en este sistema social, las crisis económicas y la reducción en las ganancias de los capitalistas son enfrentadas por los gobiernos, con medidas que reducen el salario y deterioran las condiciones de trabajo y vida de la clase obrera, a la vez que lanzan capas enteras de la población a la miseria y el hambre.
Es por eso que al inicio del primer gobierno Obama, la crisis económica llevó al cierre de 13 de las 47 fábricas de la General Motors y la eliminación de 60.500 puestos de trabajo, así como el incremento en los ritmos de producción. Además eliminó conquistas adquiridas como bonos y cheques por despido (en EE.UU. no existe la indemnización) y rebajó el salario mínimo al 50% para los nuevos trabajadores, de GM–Chrysler.[17] Plan ejecutando con la connivencia de la dirección del sindicato (UAW United Auto Workers).
Durante varios años, en la economía estadounidense sólo ha crecido el sector financiero o sea el sector ligado a la especulación, la Bolsa, las financieras y a los bancos. Mientras tanto, des- de 2008, los salarios han disminuido de manera constante, especialmente para el 25% de los asalariados más bajos en la escala.
No obstante, para la clase obrera norteamericana las penurias no comenzaron en 2008, solamente se profundizaron de forma alarmante con el gobierno Obama, que antes de resolver los problemas más graves de la población trabajadora, los profundizó con su plan de sacar con el rescate a los bancos y a las automotrices, a costa del salario, el empleo, las conquistas de la clase obrera y de hundir en la miseria a millones de trabajadores.
En 1980, los Estados Unidos tenían aproximadamente 20 millones de empleos manufactureros. En el 2014 se llegó a 12.3 millones con una leve recuperación que ocurrió por fuera de las zonas industriales tradicionales.[18]
El estudio brinda cifras que indican un claro aumento de la brecha entre los menos y los más afortunados.
Hace 45 años –fecha a partir de la cual existen estadísticas confiables– la clase más baja en el país norteamericano representaba el 14 por ciento del total de los habitantes, mientras que los más adinerados eran solo el 4 por ciento. Hoy, la cantidad de pobres ha crecido hasta el 20 por ciento y la de ricos duplicó su porción del pastel: ya son casi el 10 por ciento del total.[19]
Y por si lo anterior fuera poco, veamos la calamitosa situación de la clase obrera del llamado “cinturón del óxido”:
Recorrer los pueblos y condados de lo que otrora fuera el corazón vibrante de la industria manufacturera estadounidense es deprimente. El ‘rust belt’ (literalmente, el ‘cinturón del óxido’) es una media luna geográfica que se inicia en Nueva Inglaterra y se desplaza al oeste hacia el centro del país, pasando por los estados de Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Virginia del Oeste, Ohio, Indiana, Míchigan, Illinois, Iowa y el sur de Wisconsin. Allí están aún en pie las bodegas abandonadas, las fábricas silenciadas, los monumentos a las víctimas de la desindustrialización se han ido hundiendo poco a poco en la pobreza y el resentimiento. Son en su mayoría familias de raza blanca, generalmente demócratas y con tradición obrera de afiliación sindical. Esos mismos hombres y mujeres, que orgullosamente producían automóviles carros, maquinaria, acero, farmacéuticos, hoy están volteando hamburguesas o vegetando en los andenes.[20]
Igualmente, el plan económico de Obama a favor de los empresarios de las corporaciones, y bancos, profundizó la tendencia de retroceso en el nivel de vida de la otrora pujante moderna clase media yanqui, sinónimo de “progreso y encarnación del “sueño americano”:
“…la porción del ingreso total de los hogares definidos como de ingresos medio se ha reducido del 62 al 43 por ciento. Hoy, el 21 por ciento más rico de la población controla un poco menos de la mitad del ingreso total” Y concluye: “por primera vez en la historia reciente, ha dejado de ser el principal componente de la sociedad en esta superpotencia”.[21] …en 1971 la clase media representaba el 61 por ciento de la población estadounidense, con unos 80 millones de integrantes. La clase baja (pobres) y los estratos altos (ricos) sumaban en conjunto el restante 39 por ciento (51,6 millones). Pero el llamado ‘corazón de la economía’ comenzó a perder terreno hasta convertirse, el año pasado, en un segmento minoritario.[22]
Y mientras, la llamada gran recesión o depresión económica producida por el estallido financiero del sistema capitalista-imperialista, ha arruinado la vida de millones de personas en Estados Unidos y el mundo, que perdieron su trabajo o su vivienda –por la incapacidad de pagar el alquiler o la hipoteca– y por los recortes de los gobiernos en los servicios sociales y públicos, los ricos oligarcas financieros han incrementado sus ganancias y patrimonio de forma exorbitante:
De hecho, en tanto la desigualdad global simplemente se acelera, en los Estados Unidos estalló. La proporción de ingresos que va al 1% más alto en los Estados Unidos creció más del doble en los últimos 35 años, luego de caer en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial (cuando los ricos pagaban impuestos de tasas altas de dos dígitos). La tendencia cambió en los años 1980 con el presidente republicano Ronald Reagan, una década en la cual, con la “economía de derrame”, las tasas impositivas para los ricos cayeron, se redujo la afiliación a los sindicatos y los mercados bursátiles alcanzaron su máximo.[23]
Trump arremete contra los más débiles
El proyecto de presupuesto de Trump para el 2018 se centra en recortar los beneficios sociales de los trabajadores y pobres, mientras disminuye los impuestos de los ricos (del 39% al 35%). Con la reforma Alternative Tax para favorecer los negocios de los patronos e incrementa el presupuesto militar:
La partida militar aumenta un 10% (54.000 millones) y permite sumar 56.400 soldados al servicio activo, así como adquirir 84 aviones de combate y 8 naves de guerra. También se refuerzan las fronteras con 2.600 millones para tecnología y nuevas infraestructuras. Entre ellas, el denostado muro con México al que se destinan 1.600 millones (1.423 millones de euros).
Los inmigrantes sin papeles, los des- favorecidos y sus hijos, la población subsidiada y hasta los discapacitados pasan por la guillotina contable. Ya no se trata solo del recorte del Obama- care, la reforma que amplió el seguro médico a 20 millones de estadounidenses, sino de la caída de los grandes programas que han logrado dar estabilidad a una sociedad con más de 40 millones de pobres.[24]
Por otra parte, Trump revocó la ley de protección laboral conocida como la de “Pago justo y lugares de trabajos seguro” “que prohibía que el Gobierno Federal cerrara contratos con empresas que tienen historial de violaciones de derechos laborales”.
Impulsados por el supremo criterio de conseguir menores salarios, una mayor productividad del trabajo e incrementar sus ganancias, desde hace años las grandes corporaciones tras- nacionales de los Estados Unidos han trasladado sus plantas de producción a países semicoloniales con salarios bajísimos, legislaciones laborales más “flexibles” en favor de los empresarios y con menores o inexistentes beneficios sociales para los trabajadores. Ese el caso de México, Brasil, China, Haití, Myanmar, Bangladesh, etc. en don- de muchas empresas transnacionales han ubicado sus plantas y consiguen trabajadores con mayor calificación y salarios más bajos que en los centros metropolitanos. Es la denominada “relocalización” o “deslocalización”, a la cual Trump atribuye el desempleo existente en importantes Estados de los Estados Unidos, otrora centros industriales pujantes y que constituyen el famoso “cinturón del óxido”.
Esta “deslocalización” es una prueba irrefutable de que los empresarios para aumentar la rentabilidad de sus inversiones no se apegan o limitan por el patriotismo de su respectiva nación, que en otras circunstancias, pregonan e inculcan entre la población y no vacilan en defender con sus cañones.
Surge la resistencia
Con todo lo declarado por Trump en la campaña electoral, la resistencia a sus políticas no se hizo esperar. El día que asumió la presidencia de Estados Unidos, fue recibido con movilizaciones multitudinarias en Washington y otras ciudades del país al grito de “¡No es mi presidente! ¡No a las deportaciones! ¡No al Ku Klux Klan! ¡No a un EE. UU. Fascista!…”. Hecho muy positivo y novedoso en la historia reciente de las posesiones presidenciales en Estados Unidos.
Solo un día después de su posesión, el 22 de enero, millones de personas se movilizaron en Washington y las principales ciudades de Estados Unidos en la denominada “Marcha de la Mujer”. Exigieron la protección a los derechos de las mujeres, a las libertades democráticas -civiles-, a la diversidad cultural y sexual, encabezados por celebridades de Hollywood como Michael Moore, Meryl Streep, Robert de Niro, Scarlett Johansson, Madona, afines al Partido Demócrata, así como la reconocida activista Ángela Davis, icono mundial de la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana, entre otras. Manifestación, que fue acompañada por protestas en Barcelona, Madrid, Londres, Paris[25], y otras ciudades de Europa.
Según Erica Chenoweth de la Universidad de Denver, entre 32 y 47 millones de personas protestaron el pasado sábado en varias ciudades de Estados Unidos contra Trump; la mayor manifestación en un solo día en la historia de ese país…En la historia estadounidense hay dos protestas que podrían hacer sombra a la masiva respuesta callejera contra la toma de posesión del republicano Donald Trump: la oposición a la guerra contra Irak en febrero de 2003 o contra la guerra de Vietnam en octubre de 1967.[26]
Así mismo, amplios sectores de la población se volcaron a las calles de Washington y a los aeropuertos, en rechazo a los decretos migratorios de Trump, que prohíben la entrada de refugiados y a los ciudadanos de países de mayoría musulmana como Irán, Somalia, Yemen, Libia, Siria, Sudán y acelera las deportaciones a las personas que viven en el país de manera “ilegal”. Al grito de: “Inmigrantes son bienvenidos, dilo alto, dilo fuerte”, expresaron su solidaridad y el rechazo a las leyes anti inmigración.
Y los trabajadores inmigrantes, uno de los pilares de la economía de Estados Unidos y el sector que más dura- mente sufrirá la ofensiva económica y política del xenófobo presidente, paralizaron sus actividades en dos jornadas del “Día sin Inmigrantes”, el 16 de febrero y el 1º. de Mayo, para tomarse las calles de las principales ciudades de Estados Unidos. Con consignas como: “Nosotros la gente somos la que hacemos grande a América, y no el que está en la Casa Blanca” y “Ningún ser humano es ilegal”, entre otras, manifestaron su repudio a la política migratoria de Trump:
Restaurantes y cafeterías cerradas. Obras sin movimiento, oficinas sin servicios de limpieza y con las cocinas bajo mínimos. California, el Estado con más inmigrantes de Estados Unidos y que se ha declarado en abierta rebeldía contra las políticas del presidente Donald Trump, vivió una jornada del Primero de Mayo en un ambiente de tensión política sin apenas precedentes recientes. Las manifestaciones del Día de los Trabajadores fueron multitudinarias y acabaron convertidas en una masiva reivindicación de la aportación de los inmigrantes a la economía de EE UU.[27]
Y así sea desde la óptica de sus propios intereses, sectores de los empresarios estadounidense se han se han opuesto a este decreto migratorio:
Cerca de un centenar de grandes empresas de Silicon Valley (California) presentaron una carta conjunta contra la orden ejecutiva firmada por Trump que prohíbe la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y de refu- giados de todo el mundo… La carta explica cómo les afecta a las empresas tecnológicas la orden ejecutiva firmada por Trump: “La orden hará más difícil y más caro a las empresas estadounidenses atraer talento (extranjero), negocios e inversiones a EE.UU.”[28]
Ya anteriormente, bajo el gobierno de Barak Obama, el 1 de mayo de 2006, en “Un día sin inmigrantes”, este sector de trabajadores marchó en las principales ciudades de Estados Unidos para reclamar una reforma migratoria del gobierno que posibilitara legalizar a los indocumentados residentes en el país. Si bien, el gobierno de Obama había deportado cerca de tres millo- nes de migrantes, constituyéndose en el presidente que más migrantes expulsó[29], este no llegó, a vetar el ingre- so de ciudadanos musulmanes como pretende Trump.
También los científicos se lanzaron a la calle el 22 de abril en la “Marcha por la Ciencia” bajo el lema: “Science, not Silence” (“Ciencia, no silencio”):
“La ocasión hizo que decenas de miles de personas abandonaran sus laboratorios para salir a la calle y debatir sobre el papel que la Ciencia debe desempeñar en la vida pública, un importante cambio de rumbo para la comunidad científica de EE. UU., acostumbrada a separar la política de sus actividades profesionales…”Este es el primero acto político en el que participo, esta es la primera vez que vengo a una manifestación en toda mi vida”, dijo a Efe Carol Trosset, de 57 años.[30]
La “Marcha por la Ciencia” fue seguida por la “Marcha del clima”, el 29 de abril, con consignas como: “No tenemos un planeta B”, “El cambio climático es real” o “No hay trabajo en un planeta muerto”, etc., protestaron miles de estadounidenses contra la política ambiental de Trump[31] El gobierno de Trump dijo que el cambio climático era un “cuento chino” y se empecina en negar su existencia, a la vez que oculta su real objetivo, cual es el de favorecer los intereses económicos de los empresarios ligados a la producción de petróleo, carbón y gas, como ExxonMobil, Chevron, Koch Indus- tries entre otros. [32]
¿Se abre una nueva situación en los Estados Unidos?
Las marchas multitudinarias de resistencia al gobierno derechista de Donald Trump, son un hecho nuevo y muy importante en el panorama de la lucha de clases reciente en ese país[33], las cuales fueron precedidas por las huelgas de los trabajadores de los restaurantes y establecimientos de comidas rápidas, por los U$ 15 la hora, mientras se desarrollaban las campañas electorales para elecciones presidenciales.
Más allá, de sus limitaciones -pasivas e integradas por los más diversos sectores sociales y, en buena medida, auspiciadas por sectores ligados al Partido Demócrata-, constituyen un importan- te síntoma alentador sobre las perspectivas de respuesta a los intentos autoritarios, xenofóbicos, homofóbicos y racistas del gobierno Trump.
Por el momento, expresa una fuerte lucha en defensa de los amplios márgenes democráticos internos, existentes de vieja data en Estados Unidos, los cuales cobijan fundamentalmente a los nativos anglosajones y que aún constituyen conquistas importantes alcanzadas por la lucha del pueblo estadounidense a través de su historia y de las grandes movilizaciones y acciones por los llamados Derechos Civiles de los años 60s y 70s.
El panorama al interior de los Estados Unidos de profunda crisis política interna entre las élites gobernantes crispada por el nuevo gobierno junto a la continuidad de la crisis de la economía nacional y mundial, el enorme desempleo crónico, el deterioro de vida de los trabajadores y la población combinado con el inicio de las luchas en importantes ciudades del país, constituyen factores objetivos para incubar mayor oposición al gobierno de Donald Trump y plantea la posibilidad de que la resistencia se desarrolle hacia luchas de mayor envergadura, no solo para defender sus conquistas democráticas sino económicas y socia- les.
También plantean la necesidad de ruptura política de la clase obrera con sus direcciones sindicales ligadas al Partido Demócrata para enfrentar de forma independiente la ofensiva de Trump y la necesidad de una alternativa política de la clase obrera.
La fractura en las alturas abre una situación que el movimiento obrero, como caudillo de las minorías oprimidas -inmigrantes, negros, mujeres, comunidad gay, etc.- podría aprovechar para fortalecer la resistencia a la ofensiva política de la burguesía. Por el otro, si no hay una respuesta combativa, el gobierno pasará la guadaña a las conquistas y el nivel de vida de la clase obrera.
Trump redobla la ofensiva iniciada por Obama
Obama con el apoyo logrado por la mayoría de la juventud, la población y fundamentalmente con el respaldo de la dirección sindical del sector automotriz, logró dar salida a un momento muy crítico para la clase dominante de ese país. Pero, tuvo que enfrentar el eco interior (Ocuppy Wall Street) de la importante oleada de luchas de resistencia en los países del sur de Eu- ropa (Grecia, España, Italia, etc.) y, junto con su secretaria de Estado Hillary Clinton, responder al reto más importante de su administración: salir al paso para canalizar las revoluciones triunfantes que abarcaron países claves del Medio Oriente y el Magreb como Túnez, Egipto, Libia y a los procesos revolucionarios en Yemen y Siria. Revoluciones políticas que con su triunfo hicieron volar por los aires las dictaduras que garantizaban la dominación capitalista, la estabilidad y los intereses de los imperialismos en esa región.
Así, EEUU bajo el liderazgo de Obama, inició su ofensiva de recomposición económica, política y sobretodo militar. Es sobre esa base política que la nueva administración Trump asume con iniciativas que buscan profundizar y consolidar ese proceso iniciado por su antecesor.
El espacio internacional para el avance de estas políticas, lo encontró el imperialismo en el repliegue del proceso revolucionario en Medio Oriente, la llamada “Primavera Árabe” y sus reveses, así como en las derrotas de las luchas de resistencia de la clase obrera y la juventud, en el sur de Europa (Grecia, España, Italia, etc.), a consecuencia de las políticas reformistas y electoralistas de las direcciones políticas y sindicales de esos procesos de lucha directa.
El retroceso de esa oleada de la lucha de clases internacional, permitió a los gobiernos imperialistas, con Obama a la cabeza, apuntarse varios triunfos a nivel global:
- El Acuerdo Nuclear con Irán, que bloqueó el desarrollo nuclear de ese país al tiempo de abrir ese fabuloso mercado interno a las inversiones de las transnacionales de Estados Unidos y
- El Acuerdo de la Habana con el gobierno castrista, que profundiza y acelera la restauración del capitalismo en la isla con la apertura de su economía a la voracidad de las transnacionales norteamericanas o euro- peas y supedita cada vez más el país al dominio que busca acabar con lo que queda de las conquistas de la revolución, a más de conseguir la ayuda de Cuba en el desarrollo de sus planes económicos, políticos y militares para recuperar e incrementar su dominio sobre todos los países de su “patio trasero”.
- El Acuerdo de “Paz” del gobierno colombiano con la guerrilla de las FARC –auspiciado y alentado por los gobiernos de Cuba, Venezuela y Ecuador-, que coloca a los guerrilleros como aliados del gobierno Santos y las integrará como “pata izquierda” del régimen político y del sistema capitalista.
Profundización del ataque a América Latina
Además, de los triunfos mencionados, el curso de este intervencionismo agresivo en el continente avanza en primer lugar, atacando la independencia política de Venezuela con la oposición de extrema derecha y pro imperialista (MUD) como su agente directo en ese país. En segundo lugar con la destitución del gobierno Dilma Russef del Partido de los Trabajadores (PT) y el ascenso de Temer en Brasil. A esto se suma que en Argentina con el triunfo electoral de Macri, logra contar con gobiernos y sectores completamente sumisos o afines a los intereses del capital financiero y sus trasnacionales imperialistas.
Como revelan hechos recientes, el gobierno Trump no significa simple- mente “continuación” de esa ofensiva política contra el continente, sino realizar cambios bruscos a ésta, aunque en busca de similares objetivos: en Cuba lograr la plena restauración del capitalismo; en Venezuela y otros países, eliminar la independencia política frente al imperialismo. A la vez, profundizar el sometimiento de conjunto de la región, profundizando su condición semicolonial.
En su ofensiva política contra Venezuela, Trump solicitó al presidente Santos de Colombia, prepararse militarmente para enfrentar “la amenaza para la estabilidad regional” que según su gobierno representa ese país. Además, se reunió con dirigentes de la MUD como Lilian Tintori para ex- presarles su apoyo. Y, ante el hecho de que la Asamblea General de la OEA realizada en junio 2017, no se puso de acuerdo en una Resolución contra Venezuela, el vicepresidente de Estados Unidos en una clara intromisión en los asuntos internos de ese país, declaró: “…estamos francamente decepciona- dos por la inacción de la OEA ante la crisis y su negativa a proteger el sistema interamericano sobre el que la organización está fundada…”
Declaración que revela, una vez más, la ofensiva política del gobierno de los Estados Unidos contra la postura independiente del país y el objetivo de eliminar las conquistas alcanzadas bajo el chavismo por los trabajadores y el pueblo pobre de esa nación.
Con relación a Cuba, durante las primarias Trump, fue el único aspiran- te republicano que apoyó la “apertura” hacia la isla y en su búsqueda de votos en Florida prometió que “revocaría” las medidas ejecutivas de Obama “a no ser que el régimen de los Castro” restaurara “las libertades en la isla”.[34]
En el mes de junio, en una visita a Miami ya como presidente, Trump planteó modificar la política acordada por Obama:
“…se mostró dispuesto a negociar “un acuerdo mejor con la isla, pero pero solo si hay avances “concretos” hacia la celebración de “elecciones libres” y la liberación de “prisioneros políticos… cuando los cubanos den pasos concre- tos, estaremos listos, preparados y capa- ces de volver a la mesa para negociar ese acuerdo que será mucho mejor…[35]
Mientras unos medios afirma- ron que “el presidente de los EEUU… anunció…la cancelación de la política de Barak Obama hacia Cuba” otros analistas aclaraban que no se trataba de una “cancelación” completa del acuerdo:
Trump metió el cuchillo pero no desarmó todo el andamiaje…y no es claro qué acabará aplicándose de lo anunciado. “Cancelo todo”, proclamó; pero las embajadas seguirán abiertas, los vuelos y el tráfico de cruceros no serán prohibidos y tampoco se trabará el envío de remesas.”).[36]
En realidad, el interés tanto de Obama como de Trump está en las oportunidades de negocio que brinda la isla para la burguesía yanqui y europea, así como para la burguesía cubana exilia- da en los EEUU. Pero Trump endurecerá las exigencias: “…Cuba debe legalizar los partidos, permitir elecciones supervisadas, liberar los presos y entregar a los fugitivos. Mientras no haya libertad, habrá restricciones”[37]
Sus declaraciones corroborarían que su política no persigue eliminar de tajo los acuerdos logrados por Obama. Al igual que su antecesor el propósito es restaurar el dominio de la propiedad privada sobre los principales bastiones de la economía de la isla, terminando de derrotar la revolución cubana.
Su política intenta profundizar los acuerdos “apretando aún más las tuercas” a la dirección cubana. Presionar para erosionar el verticalista régimen político cubano con “elecciones libres” para que la oposición pro yanqui interna y los cubanos de Miami con- quisten el gobierno.
Respecto de México, las estadísticas desmientes la afirmación de que ese país “se haya robado los empleos al obrero norteamericano”. Según estadísticas de Estados Unidos y Canadá, entre 1994 y 2015, se perdieron 5.1 millones de empleos manufactureros, pero México sólo ganó en este periodo 300 mil empleos.[38]
Las más agresivas de las promesas electorales de Trump fueron la de- portación de los inmigrantes que no tengan documentación de residencia en Estados Unidos, como también la construcción de un muro o la continuidad del existente en la frontera con México. El Acuerdo antinmigración inicialmente rechazado en las llamadas “ciudades santuario”, Los Angeles, Chicago, Nueva york o California, con una gran cantidad de trabajadores indocumentados, fue aprobado en la Cámara de Representantes el pasado 28 de junio/17. Así Trump obtiene un triunfo provisional pues queda pendiente de la aprobación en el Senado. [39]Cuando asumió el gobierno, planteó un impuesto del 20% para las importaciones mexicanas de Estados Unidos y de 35% para las exportaciones mexicanas hacia Norteamérica.[40]
Así, utiliza a México para su política interna, mostrándolo como la causa de los males estadounidenses, el culpable de la relocalización de las empresas norteamericanas en territorio mexicano, todo lo cual lo relaciona con el desempleo, con el cinturón de óxido, con los tratados de libre comercio y con los inmigrantes ilegales.
En sus primeros días de mandato, anuló el Acuerdo Transpacífico de cooperación económica (TPP), del cual forman parte, entre 11 países:
Perú, Chile y México. Y tiene en estudio la anulación del NAFTA (acuerdo de libre comercio entre Estados Uni- dos, Canadá y México) y reemplazarlo por acuerdos bilaterales. Todo apunta al intento de aumentar la expoliación de México y presionar la mayor explotación de su mano de obra.
El grito proteccionista es para reducir el costo laboral en los EE.UU. y, sobre esa base lograr nuevas inver- siones. Es para flexibilizar más las le- yes laborales, reducir beneficios en los contratos con los grandes sindicatos norteamericanos, principalmente los de la industria automotriz, que son los que gozaban de mayores conquistas.
En definitiva, llevar adelante una contrarreforma laboral, para lo cual estaría preparando un gran pacto con la burocracia sindical, que aplaude el discurso proteccionista. Discurso que en realidad es para atacar a los trabaja- dores inmigrantes y nativos, rebajar sus salarios y aumentar la explotación.
La hegemonía norteamericana en la región es indiscutible, ha perdido espacio en varios aspectos, pero lo ha fortalecido en el terreno político y militar. “Desde el embarque de la IV Flota (disuelta en 1950 y reinstalada en 2008), el total de militares latinoamericanos entrenados por el Pentágono superó el promedio de las décadas precedentes (195.807 efectivos en 1999-2011). La asistencia militar-policial involucra altísimas sumas (6.821 millones de dólares en 2009-2013) y se incrementaron los tratados para compartir información sensible. Estados Unidos mantiene desplegados a unos 4.000 uniformados en forma permanente para acci nes de emergencia. Sus drones operan sin ninguna restricción en todo el hemisferio (Tokatlian, 2013).”[41]
Ningún otro Estado interviene de manera secreta en las cuestiones políticas y sociales en América Latina con la magnitud de Estados Unidos. “La CIA, la DEA y otras agencias secretas participan también en forma activa en la guerra social que ya dejó más de 60.000 muertos en México. Han aprovechado este conflicto para diseñar planes de militarización (As- pan, 2005; Mérida, 2007), intervenir en la modernización del Ejército e influir en el dictado de leyes contrainsurgentes. Incluso han negociado con los Carteles a espaldas de las autoridades locales.”[42]
A la intervención militar directa por la vía de las bases, asesoría y capacita- ción, hay que sumar la cada vez más pro- funda y amplia intromisión paramilitar.
La misma presencia yanqui se veri- fica en la guerra contra las bandas delictivas de Centroamérica (maras). Su persecución es esgrimida para atropellar a los pobres y apañar ejecuciones en los barrios caren- ciados. También en las posesiones coloniales del Caribe el Pentágono multiplicó sus instalaciones milita- res (Islas Vírgenes, Puerto Rico), en estrecha asociación con Holanda (Curazao) y Francia (Martinica).”[43]
Varios niveles de intervención con- trainsurgente tiene el gobierno nor- teamericano en Latinoamérica, desde las directamente militares, pasando por las ligadas a la mafia y al narcotrá- fico hasta los operativos de ayuda hu- manitaria a través de las organizacio- nes no gubernamentales (ONG).
Trump golpea la mesa
El país que tiene una clara política de expansión y búsqueda de ganar in- fluencia en Eurasia, África y América Latina es China en el ámbito comercial, industrial y financiero. Por eso el objetivo primero de la política exterior de Trump es la contención de China, con varias medidas de presión para reducir en primer lugar su ofensiva comercial. Hay un espacio cedido de Latinoamérica por EEUU, que está siendo ocupada por China, en los ámbitos comercial, industrial y financie- ro. Por otro lado y a pesar de la tensión en el sur del mar de china entre las fuerzas navales estadunidenses y chinas, sus relaciones en el ámbito comercial no se detienen.
Pekín celebra hoy los primeros logros del plan de acción de cien días con Estados Unidos, que incluyen la luz verde a las exportaciones de gas licuado y ternera estadounidenses al mercado chino; y lo más impor- tante, los primeros pasos para cerrar acuerdos que permitan la entrada de nuevos productos chinos en EEUU, algo que desentona de forma radical con el discurso de Donald Trump y su equipo económico.[44]
Los acuerdos incluyen la agilización de medidas para que, entre en operaciones tarjetas de créditos norteamericanos en China y la importación de producción avícola china a Norteamérica.
De la tríada Rusia-China-Irán, a la que menos paciencia tiene Trump es a Irán. EE.UU pretenden imponer más restricciones a este país y desconocer los acuerdos logrados con Obama. El secretario de estado yanqui, Tillerson considera un error “la paciencia estratégica” que se tuvo con Corea y advirtió que Irán podría ser una nueva Corea del Norte sino se toman medidas urgentes. La “paciencia estratégica fue un error táctico” sentenció Tillerson y eso no puede volver a pasar con Irán.[45]
Trump no actúa como sheriff sino como un jugador que las quiere ganar todas, y pretende ser el adelantado enla lucha por el reparto del mundo. También hay un aspecto político-financiero muy fuerte que en gran medida explica que haya sido Estados Unidos el país imperialista que más rápidamente comenzó a recuperarse de la crisis. El imperio yanqui, sigue siendo el jefe in- discutido en materia financiera.
Este poder de Wall Street y la Reserva Federal explica cómo pudo la potencia del Norte exportar una crisis originada en su territorio. Al comienzo del temblor impuso la estrategia de expandir la liquidez bancaria y neutralizó la resistencia de Alemania. Ha recurrido nuevamente a la inundación internacional de dólares, que en el pasado facilitó la licuación de la deuda pública estadounidense. Ante la ausencia de alternativas los tenedores de esa moneda vuelven a aceptar ese riesgo.[46]
Respecto a las orientaciones para la crisis global, bajo Trump, las tendencias de la respuesta del gran capital a la baja de la tasa de ganancia no son muy diferentes del gobierno anterior: Aumento de la inversión especulativa. Aumento de la apropiación monopólica del conocimiento (patentes) a través de un sistema más amplio, severo y prolongado[47]. Reducción del costo laboral con flexibilización y relocalización. Tratados internacionales para la liberalización comercial y financiera. Estados Unidos es la vanguardia en la operativización de estas medidas, no en balde también el primer país es reponerse aunque lentamente de la crisis. La diferencia la renegociación de los Acuerdos pactados con Obama y el método de aguda presión política y militar antes de negociar.
Trump: ofensiva y oportunidades para los trabajadores
De momento, Trump es la máxima expresión de la crisis y la de- cadencia del imperialismo, la crisis económica mundial con su mediocre recuperación ha llevado a profundas divisiones y disputas entre las potencias económicas (imperialismos) y a una rapiña más agresiva de espacios y recursos en el mundo semicolonial y al incremento desorbitante de sus ganancias. Al mismo tiempo la inmensa mayoría de la clase obrera y los pobres en el mundo sufre las consecuencias de esa crisis tremenda que abarca todo el planeta. El hambre, la miseria, los bajos salarios, el desempleo, la destrucción de la naturaleza, las guerras y la violencia, el éxodo masivo de inmigrantes como consecuencia de las guerras y el hambre, el marginamiento de jóvenes y ancianos, la segregación y xenofobia contra los inmigrantes. Son las expresiones de un sistema eco- nómico y social completamente deca- dente, el capitalismo imperialista. Que se expresa concentrado en los Estados Unidos de Trump.
La realidad combina la continuidad de la crisis de la economía nacional y mundial, con una profunda crisis política interna en los EE.UU., a la par de crisis y guerras en Medio Oriente, al mismo tiempo que el enorme desempleo y el deterioro de vida de la clase obrera y media. Esta combinación de situaciones está condiciendo a la emergencia de luchas de resistencia de amplias franjas de la población al interior y al exterior de los Estados Unidos. Así mismo, indica posibilidades de acciones de mayor envergadura.
La recuperación económica, mediante los primeros pasos dados por Obama aún es exigua. Después del estallido de la crisis del 2008, la moneda estadunidense siguió siendo el refugio más importante para los capitalistas del mundo y por esa vía EE.UU. trasladó su propia crisis a otras naciones.
El camino elegido por Trump para las relaciones con el resto del mundo son los tratados bilaterales más que los multilaterales porque de esa manera puede aprovechar las debilidades de cada país y evitar que se fortalezcan grupos de naciones tipo MERCOSUR y por esa vía conseguir mejores condiciones para la rapiña comercial y financiera.
Trump busca centrarse en la defensa de los intereses de las transnacionales que representa su Estado Nacional y en todo caso constituirse por la fuerza en el jefe de la manada imperialista. El proteccionismo es para posicionar- se para someter a las demás naciones renegociando los términos de los acuerdos de intercambio con las burguesías de la mayor cantidad posible de países, como para imponer la flexibilización laboral a la clase obrera norteamericana.
La hegemonía norteamericana en América Latina es indiscutible, ha per- dido espacio en los terrenos económico y financiero, pero lo ha fortalecido en el aspecto político y militar. Los ejes fundamentales sobre la que se asienta esa ofensiva política para América Latina que encabeza Trump, son para profundizar y acelerar las iniciadas por Obama: restaurar plenamente el capitalismo en Cuba; profundizar la presencia política y militar en Colombia como su aliado estratégico y acabar con la independencia de Venezuela y con esos elementos a favor, intentar terminar de derrotar de conjunto to- dos los atisbos independentistas de la región.
Al contrario de Obama –que cuando asumió despertó simpatías de un sector del movimiento de masas por tratarse de un presidente perteneciente a una minoría oprimida y por su discurso en favor de los más explotados- Trump se constituye en campeón de todas las miserias: no oculta ningún desprecio hacia los inmigrantes, las mujeres, los negros, los homosexuales, lo que ha provocado protestas abriendo de inmediato la posibilidad de movilizaciones unitarias contra todas sus amenazas.
El eje principal sobre el que gira la política de Trump es dar un salto en la recuperación de la tasa de ganancia para la burguesía imperialista yanqui para lo cual busca someter a la mayor cantidad posible de países y precarizar a su propia clase obrera. La política de Trump exacerba la inestabilidad mundial.
La crisis en las alturas del régimen de los EE.UU. y las fracturas que producen, son grietas que el movimiento obrero, acaudillando a las minorías oprimidas como los inmigrantes, negros, las mujeres y la comunidad gay, podrían aprovechar para organizar la resistencia y profundizarla con el objetivo de derrotar la actual ofensiva del gobierno yanqui contra el nivel de vida de la clase obrera y contra los pueblos y recursos naturales de los países pobres. El gobierno yanqui no ataca sólo a los trabajadores de los países oprimidos sino a su propia clase obrera. Es menester la solidaridad internacional en defensa de los intereses de los trabajadores empezando por los sectores más explotados como los inmigrantes y las minorías raciales. Contra el desmantelamiento de la seguridad social y la atención de la salud de los trabaja- dores y el pueblo de EE.UU.
Esta situación, se da en un entorno internacional y latinoamericano que muestra una tendencia al incremento de la crisis económica y social, mayor inestabilidad política y una intensificación de la lucha de clases, como respuesta a los ataques de los gobiernos con sus políticas de ajuste. Las Huel- gas Generales en Brasil y Argentina, acompañadas de importantes huelgas, movilizaciones y luchas gremiales o sectoriales, movilizaciones y la huelga minera en Chile o la huelga de los docentes estatales en Colombia en simultánea con los paros cívicos de los pobladores de zonas pobres del país, como en Buenaventura y en el Chocó, que han logrado hacer retroceder al gobierno y conquistar reivindicaciones.
En contravía a este proceso objetivo, está la política y métodos de las direcciones sindicales y políticas mayoritarias de la clase obrera, la confianza aún de amplias masas en el partido Demócrata y el no surgimiento de una alternativa independiente de la clase obrera en ese país.
El salto en los niveles de desigualdad social que ha alcanzado actual- mente su punto más elevado “desde hace un siglo”, revelan la crítica situación de la clase obrera, la clase media y en general de los pobres en Estados Unidos, el desempleo que ya no es coyuntural, sino que una enfermedad social crónica; la tendencia a la reducción de los salarios en combinación con el declive de la producción industrial y la tendencia a la financierización de su economía, evidencian las pro- fundas razones de la decadencia del país más poderoso y líder del sistema capitalista-imperialista.
La lucha antiimperialista al orden del día en América Latina
Las organizaciones de la clase obrera así como los trabajadores y jóvenes de vanguardia del continente, están ante el reto de aprovechar las grietas existentes entre la oligarquía yanqui y entre las potencias capitalistas (imperialismos), para organizar la movilización antimperialista en América Latina.
Es preciso colocar en el centro de sus políticas las tareas de lucha y movilización por la liberación nacional y por la segunda independencia de Latinoamérica, dominados y sometidos a los intereses de las trasnacionales de los Estados Unidos y de las otras potencias.
En este marco, cobra especial relieve la defensa de los países independientes a los cuales Trump y gobiernos de la UE, atacan interna y externamente, como es el caso de Venezuela. La exigencia a los gobiernos latinoamericanos a que rompan todos los pactos políticos y militares colonizantes que implica el retiro de todas las bases y “asesores” militares que Estados Unidos tiene en la región; no pagar la deuda externa, expropiar sin indemnización a las trasnacionales imperialistas
Esa tarea democrática se combinará, desde sus inicios, con las tareas de movilización contra los planes de ajuste y miseria de los gobiernos burgueses en todos los países del continente, representantes y agentes de los empresarios extranjeros y nacionales, pues todos, más allá de sus diferencias, constituyen engranajes del mismo sistema capitalista-imperialista mundial liderado por los Estados Unidos, independientemente de las desigualdades.
Esa tarea democrática deberá combinarse, desde sus inicios, con las tareas de movilización contra los planes de ajuste y miseria de los gobiernos burgueses en todos los países del continente, ya que son representantes y agentes de los empresarios extranjeros y nacionales.
Ante los intentos mentirosos de reformar al capitalismo o hacerlo más “humano”, pregonado por los promotores y defensores del llamado “socialismo del Siglo XXI”, apoyarse en las nuevas huelgas, luchas y movilizaciones que surgen y surgirán, para señalar la urgencia del combate consecuente al imperialismo al compás de la lucha por revolucionar completamente esta sociedad. De luchar por construir una nueva donde sean los obre- ros y el pueblo pobre quienes definan los destinos de ella, en beneficio de la mayoría absoluta de la población, sociedad guiada por el socialismo obrero e internacional.
Pues no hay lucha por el socialismo obrero, que no se combine desde el inicio con la lucha contra el enemigo principal que tienen los trabajadores y pueblos del mundo: el imperialismo norteamericano. Es fundamental por ello denunciar todas las intervenciones políticas, económicas y militares de EE.UU. tanto las que realiza directamente como a través de los organismos internacionales a las cuales domina.
La solidaridad y la lucha antiimperialista es el camino para construir la movilización unitaria de los trabajadores. Esta es la base para poner en marcha la necesaria independencia política y por esa vía agrupar a los luchadores antiimperialistas y anticapitalistas en un partido de la clase obrera, socialista e internacionalista, el sujeto político que tenga como norte el combate a muerte a los explotadores imperialistas.
[1] La Doctrina Monroe (1823) se sintetizaba en la frase “América para los americanos” en principio tenía el sentido de oposición al retorno del colonialismo europeo y luego adquirió el sentido de EE.UU. como amo del continente ya que los sucesivos gobiernos intervenían en defensa de los intereses imperialistas en cualquier país al sur, considerado en adelante como el “patio trasero” de los Estados Unidos.
[2]¿Es esta “la pistola humeante” de Trump?, Pablo Ximenez Sandoval, los Ángeles, El País, mayo 17, 2017, subrayado nuestro.
[3] Después de conocerse la firma de Trump de la orden ejecutiva para sacar a EE.UU del Acuerdo de Asociación Transpacífico recibió el apoyo de varios dirigentes sindicales, del senador Bernie Sanders y otros legisladores demócratas. Se realizó una reunión entre Trump y un grupo de representantes del sindicato de camioneros (Teamsters) y de varios rubros relacionados con la construcción, entre los que se encontró la United Association y la United Brotherhood of Carpenters. El dirigente de esta organización, Doug McCarron, había hecho campaña por Hillary Clinton en las últimas elecciones presidenciales. El dirigente de la AFL-CIO Richard Trumka, que también votó por Clinton, dijo que el retiro del TPP es “un buen primer paso hacia la construcción de políticas que beneficien a los trabajadores”. Sanders dijo que se alegraba del fin del acuerdo porque en los últimos
30 años EE. UU. formó parte de acuerdos que le costaron al país “millones de empleos decentes y bajaron los salarios de los trabajadores estadounidenses”. El mismo día de la foto con los sindicalistas, Trump se reunió con empresarios a quienes les prometió rever las regulaciones laborales. (www.republica.com.uy/senador-sanders-y-sindicatos- apoyan-las-medidas-de-trump/596458/).
[4] La legislación muestra el nivel de oposición que Trump puede enfrentar en California, un estado donde 40 por ciento de la población es latina. Los dirigentes de ambas cámaras legislativas son latinos, al igual que el fiscal general designado de ese estado, Xavier Becerra”. California aprueba leyes para proteger a los inmigrantes ante las políticas de Trump. Jennifer Medina. New York Times, 7 de diciembre de 2016.
[5]El pacto California-China se propone diseñar y colaborar en el desarrollo de tecnologías en el campo de la energía verde, como la captura y el almacenamiento de carbono. Tamb ién se creará el Centro de Innovación de Tecnologías Limpias de California y Sichuan. Ubicado en Chengdu -en el suroeste de China-, este espacio articulará un Fondo de Inversión y Cooperación Tecnológica entre ambas partes.( Alejandra Vargas Moreras, California desafía una vez más a Trump y firma un pacto con China para promover energías limpias. Univisión, junio 06 2017)
[6] El país de España, Trump ante el Rusiagate: “No hubo connivencia, pero solo puedo hablar por mí” Washington 18 mayo 2017.
[7] Del Watergate al Rusiagate ¿Qué está sucediendo en Estados Unidos? Marcelo Cantelmi. Clarín, 03/03/17.
[8] Merkel: “Los europeos tenemos que tomar el destino en nuestras manos”.http:// internacional.elpais.com/internacional/2017/05/28/actualidad/1495991847_111089. html?rel=mas
[9] “El comercio representa alrededor del 86% del PIB alemán (2015), y Alemania es el tercer importador más importante del mundo. En cuanto tercer exportador mundial, Alemania ha aprovechado la debilidad del euro, que vuelve los productos “made in Germany” más accesibles fuera de la zona euro. Alemania sigue siendo el exportador más importante de vehículos, pero las cuotas de mercado de Volkswagen han caído tras el escándalo de emisiones de 2015. El superavit comercial alemán es considerable, y en 2016 podría haber alcanzado una cifra inédita. Según el think-tank IFO Institute, se elevaría a 297 mil millones USD, convirtiendo a Alemania en el país con el superávit comercial más elevado del mundo, por sobre China.(…) La Unión Europea es el socio comercial más importante de Alemania: alrededor de 60% de las exportaciones y 66% de las importaciones se llevan a cabo en el seno de la UE (sobre todo con Francia, el Reino Unido y los Países Bajos). Estados Unidos y China son los otros dos socios principales.” https://es.portal.santandertrade.com/analizar- mercados/Alemania/cifras-comercio-exterior
[10] Ángela Merkel dice que ya no confía en Estados Unidos y el Reino Unido. Por Reuters 29 de mayo – EL TIEMPO, http://www.eltiempo.com/mundo/europa/angela-merkel-dice-no- confia-en-estados-unidos-y-reino-unido-tras-reunion-del-g7-93222.
De conjunto la UE es el mayor mercado, pero como destino individual, EE.UU. es el mayor receptor de las exportaciones alemanas. http://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/deu/
[11] De conjunto la UE es el mayor mercado, pero como destino individual, EE.UU. es el mayor receptor de las exportaciones alemanas. http://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/deu/
[12]JAN MARTÍNEZ AHRENS – ANA CARBAJOSA . Trump arremete contra Alemania y le acusa de dañar la economía de EEUU. El presidente estadounidense devuelve el golpe a Merkel con un tuit en el que responsabiliza a Berlín del déficit comercial . http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/30/estados_ unidos/1496153910_792003.html
[13] Relación Comercial entre Alemania y EE.UU., cada vez más compleja. El Espectador, 30 de mayo de 2017. www.elespectador.com/ 30
[14] Trump firma en Arabia Saudí un contrato de venta de armas de 110.000 millones. Juan Carlos Sanz, El País de España. Mayo 21 2017. http://internacional.elpais.com/ internacional/2017/05/20/actualidad/1495269138_611412.html
[15] Idem. http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/20/ actualidad/1495269138_611412.html
[16] santandertrade.com/analizar-mercados/estados-unidos/politica-y-economia. Estados unidos: política y economía Santander Trade Portal 2016. https://es.portal.
[17] Expansión – General Motors Acuerda 7.500 despidos, 26 de marzo de 2009. Expansión. La manufactura de Estados Unidos, ¿señal de una recesión? http://expansion.mx/ economia/2015/11/03/la-manufactura-de-eu-senal-de-una-recesion
[18] Estados Unidos, la victoria de la ira, Gabriel Silva Luján, El Tiempo, 13 de noviembre de 2016.
[19] El Tiempo, Bogotá, 10 de enero de 2016. www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS- 16477086
[20] Estados Unidos, la victoria de la ira. Gabriel Silva Luján, El Tiempo, 13 de noviembre de 2016.
[21] Estados Unidos está perdiendo a su clase media. El Tiempo. 10 de enero de 2016. http://www. eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16477086
[22] Idem
[23] Estados Unidos es el país en donde los ricos se vuelven más ricos. Bloomberg News.El
Espectador. 17 Jun 2017.. http://www.elespectador.com/economia/estados-unidos-es-el-pais- en-donde-los-ricos-se-vuelven-mas-ricos-articulo-698861
[24] Después de conocerse la firma de Trump de la orden ejecutiva para sacar a EE.UU del Acuerdo de Asociación Transpacífico recibió el apoyo de varios dirigentes sindicales, del senador Bernie Sanders y otros legisladores demócratas. Se realizó una reunión entre Trump y un grupo de representantes del sindicato de camioneros (Teamsters) y de varios rubros relacionados con la construcción, entre los que se encontró la United Association y la United Brotherhood of Carpenters. El dirigente de esta organización, Doug McCarron, había hecho campaña por Hillary Clinton en las últimas elecciones presidenciales. El dirigente de la AFL-CIO Richard Trumka, que también votó por Clinton, dijo que el retiro del TPP es “un buen primer paso hacia la construcción de políticas que beneficien a los trabajadores”. Sanders dijo que se alegraba del fin del acuerdo porque en los últimos 30 años EE. UU. formó parte de acuerdos que le costaron al país “millones de empleos decentes y bajaron los salarios de los trabajadores estadounidenses”. El mismo día de la foto con los sindicalistas, Trump se reunió con empresarios a quienes les prometió rever las regulaciones laborales. (www.republica.com.uy/senador-sanders-y- sindicatos-apoyan-las-medidas-de-trump/596458/) (www.republica.com.uy/senador-sanders-y- sindicatos-apoyan-las-medidas-de-trump/596458/)
[25] Miles de personas en el mundo se unen a marcha contra Trump. El Tiempo.21 de enero 2017. http://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/marcha-de-las-mujeres-en-contra-de- donald-trump-41339
[26] Según Erica Chenoweth de la Universidad de Denver entre 32 y 47 millones de personas protestaron el pasado sábado en varias ciudades de Estados Unidos contra Trump; la mayor manifestación en un solo día en la historia de ese país.
Marcha de mujeres contra Trump, mayor protesta en historia de E.U: investigadora. El Universal, 24-01-2017. http://www.eluniversal.com.mx/articulo/mundo/2017/01/24/marcha-de-mujeres- contra-trump-mayor-protesta-en-historia-de-eu
[27] La ́resistencia ́ contra Trump toma las calles de California en el Primero de Mayo. El PAIS. España, 1 mayo 2017.
[28] BBC Mundo, 7 de febrero de 2017.
[29] “2,5 millones Es la cantidad de inmigrantes deportados por el gobierno de Obama entre 2009 y 2015 con base en órdenes de remoción, según datos del Departamento de Seguridad Nacional. Las mismas cifras oficiales muestran que ningún otro presidente en la historia de EE.UU. expulsó tantas personas como Obama, que fue llamado “Deportador en Jefe” por líderes de la comunidad latina.” http://www.bbc.com/mundo/noticias- internacional-38013701
[30] El Tiempo, ‘Ciencia, no silencio’, la consigna de la marcha en 600 ciudades, 22 de abril 2017. http://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/marcha-de-cientificos-en- contra-recortes-a-la-investigacion-cientifica-en-estados-unidos-80502
[31] La vanguardia, 30, 0472017.
[32] Esto incluye medidas como rescindir las normas del Plan de Energía Limpia de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), anular normas para el control de emisiones de metano causadas por la producción y distribución de petróleo y gas, y poner fin al uso regulatorio del ‘costo social del carbono’, una métrica introducida por la EPA para calibrar el valor económico del daño climático causado por la emisión de cada tonelada adicional de dióxido de carbono. El Tiempo, 29 de mayo 2017.
[33] Después de las movilizaciones contra la guerra de Irak y más recientemente, los plantones de Ocupy Wall Street, contra los efectos del crisis financiera de 2008.
[34] http://www.20minutos.es/noticia/2899279/0/politica-donald-trump-cuba-incognita-depurar- sorpresas/. La política de Donald Trump hacia Cuba, una incógnita que podría deparar sorpresas.
[35] Trump cancela política de Obama con cuba y dice que buscará un mejor acuerdo, El País de España, junio 16, 2017.
[36]Marcelo Cantelmi, Gestos, retórica y muchas dudas en la ofensiva de Trump contra cuba. Clarín 16 junio, 2017.
[37] http://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/16/estados_ unidos/1497575394_414329.html
[38] http://www.huffingtonpost.com.mx/2017/01/26/por-que-defender-el-tlcan/. Política. Defender el TLCAN no es la mejor de las ideas.
[39] Trump logra su primera victoria antimingracion en la Cámara de Representantes. Jan Martinez. El País de España. 30 junio 2017. La Cámara de Representantes ha aprobado dos leyes que materializan sus problemas más extremos. Un mazazo doble, que si el Senado lo confirma, elevara hasta 10 años de cárcel la condena a los indocumentados que insistan en regresar a EEUU tras su deportación y que también le permite retirar fondos a las ciudades santuario, ese gran foco de resistencia a su política migratoria.
[40] http://cnnespanol.cnn.com/2017/01/27/el-muro-no-es-el-unico-problema-los-otros- dolores-de-cabeza-entre-trump-y-latinoamerica/ El muro no es el único problema: los otros dolores de cabeza entre Trump y Latinoamérica
[41] Claudio Katz, La nueva estrategia imperial de Estados Unidos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. . 137.
[42] Claudio Katz, La nueva estrategia imperial de Estados Unidos en Carlos Eduardo Martins… [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires: CLACSO, 2016.p. 137.
[43] Claudio Katz, La nueva estrategia imperial de Estados Unidos en Carlos Eduardo Martins… [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires: CLACSO, 2016.p. 137.
[44] http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8354791/05/17/La-extrana-relacion-entre- EEUU-y-China-de-la-guerra-comercial-a-cerrar-los-primeros-acuerdos.html.
[45] http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39651525.
[46] Claudio Katz, La nueva estrategia imperial de Estados Unidos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 131.
[47] Fabio Grobart Sunshine, Ciencia y tecnología en Estados Unidos, controvertida hegemonía. Apuntes para un debate centrado en la nueva economía en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 87.
China es también un modelo de flexibilización para la burguesía yanqui
Estados Unidos tiene como un emergente competidor industrial y comercial a China y, de manera creciente como competencia financiera. (1) Pero también es una factoría imprescindible para los monopolios imperialistas, de ahí que no puede tener el mismo trato que Rusia o Irán. No se trata sólo de mano de obra barata sino de todo un sistema flexibilizado de producción.
Cuando Barack Obama se unió a las principales luminarias de Silicon Valley para cenar en California el pasado mes de febrero [2011], cada invitado fue pedido que viniera con una pregunta para el presidente.
Pero como Steven P. Jobs de Apple habló, el presidente Obama interrumpió con una investigación propia: ¿qué se necesita para fabricar iPhones en los Estados Unidos? (…)
— ¿Por qué esos trabajos no pueden volver a casa? —pre- guntó Obama.
La respuesta de Mr. Jobs fue inequívoca. —Esos trabajos jamás volverán —respondió.
La pregunta del presidente tocó una convicción central en Apple. No es sólo que los trabajadores sean más baratos en el extranjero. Más bien, los ejecutivos de Apple creen que la gran escala de las fábricas en el extranjero, así como la flexibilidad, la diligencia y las habilidades industriales de los trabajadores extranjeros han superado a sus homólogos estadounidenses de modo que “Made in the USA” ya no es una opción viable para la mayoría de los productos de Apple (…)
Apple emplea a 43.000 personas en los Estados Unidos y 20.000 en el extranjero, una pequeña fracción de los más de 400.000 trabajadores estadounidenses que empleaba General Motors en la década de 1950, o los cientos de miles en General Electric en la década de 1980. Muchas más personas traba- jan para los contratistas de Apple: unas 700.000 personas adicionales diseñan, construyen y ensamblan iPads, iPhones y otros productos de Apple. Pero casi ninguno de ellos trabaja
en los Estados Unidos. En cambio, trabajan para compañías extranjeras en Asia, Europa y otros lugares, con fábricas en las que casi todos los diseñadores de electrónica se apoyan para construir sus mercancías (…)
Los ejecutivos de Apple dicen que ir al extranjero, en este punto, es su única opción. Un ex ejecutivo describió cómo la compañía confió en una fábrica china para renovar la fabri- cación del iPhone apenas semanas antes de que el dispositivo llegara a las estanterías. Apple había rediseñado la pantalla del iPhone en el último minuto, forzando una revisión de la línea de montaje. Nuevas pantallas comenzaron a llegar a la planta cerca de la medianoche.
Un capataz despertó inmediatamente a 8.000 trabajadores dentro de los dormitorios de la compañía, según el ejecutivo. A cada empleado se le dio una galleta y una taza de té, se le guió a una estación de trabajo y a la media hora comenzó un turno de 12 horas ajustando las pantallas de cristal en marcos biselados. En 96 horas, la planta estaba produciendo más de 10.000 iPhones al día (…)
Otra ventaja crítica para Apple es que China proveía in- genieros a una escala que EEUU no podía ofrecer. Los ejecu- tivos de Apple estimaron que 8.700 ingenieros industriales eran necesarios para supervisar y guiar la línea de montaje de 200.000 empleados dedicados a la manufacturación de iPhones. Los analistas de la compañía estimaron que serían necesarios nueve meses para obtener esa cantidad de ingenie- ros cualificados en Estados Unidos. En China tardaron sólo 15 días (…)
“Las empresas se sintieron una vez obligadas a apoyar a los trabajadores estadounidenses, incluso cuando no era la mejor opción financiera”, dijo Betsey Stevenson, economista jefe del Departamento de Trabajo hasta septiembre pasado. Eso ha desaparecido. Los beneficios y la eficiencia han supe- rado la generosidad” (…) (2)
- “China continúa siendo un líder global en inversión en el exterior: el ritmo al que las empresas del país asiático han invertido internacionalmente en la última década triplica la media mundial. Año tras año la inversión exterior china bate nuevos records, y en 2015 se registró un nuevo record histórico: 127.560 millones de dólares, un crecimiento del 3,6% respecto a 2014, de acuerdo con datos de UNCTAD.” “En 2015 y 2016 se ha producido una consolidación de las tendencias de la inversión china en el exterior: más inversión en sectores de servicios y manufacturas avanzadas; más inversión en Europa y Estados Unidos frentea países emergentes; y más inversión por parte de Private Owned Entreprises (POEs), que ya concentran un 39,8% de la inversión total, frente a las State Owned Entreprises (SOEs)” “La inversión china en la Unión Europea en 2015 supera en volumen a la realizada en Estados Unidos (31.380 millones de dólares en la primera frente a 15.300 millones en la segunda). China invierte más en energía y logística en Europa, mientras que opta por empresas tecnológicas en Estados Unidos. Además, se aprecia mayor presencia de empresas públicas (State Owned Entreprises) chinas e inversiones en activos públicos en Europa en comparación con Estados Unidos. (Ivana Casaburi .Tendencias de la inversión china en Europa Informe 2016-17. http://proxymy.esade.edu/gd/facultybio/publicos/1478857175886_Tendencias_de_la_inversion_china_en_Europa_ informe_2016_17.pdf)
-
«Cómo perdieron los EE. UU. En el trabajo del iPhone», New York Times, enero 21 de 2012: http://www.nytimes. com/2012/01/22/business/apple-america-and-a-squeezed-middle-class.html?_r=5&pagewanted=all
Algunos aspectos del retroceso yanqui en América Latina
El retroceso estadounidense en América Latina, en el aspecto económico se ilustra claramente en la relación comercial: las importaciones de la región desde Estados Unidos pasaron de apro- ximadamente un 51% del total en el año 2000, a un 33.1% en 2009 y se proyecta que siga esta tendencia decreciente hasta un 26.1% en el 2020 según CEPAL.[1] En el mismo lapso, las exportaciones de América Latina hacia Estados Unidos pasaron de representar un 60% del total en 2000, a 38.6% en 2009 y seguirían disminuyendo hasta un 28.4% en 2020 según proyec- ciones de la CEPAL.[2]
En contraposición, las importaciones de la región desde China dieron un salto, de un valor cercano al 1% del total en el año 2000 a 9.5% en 2009 y la proyección es que llegue a un 16.2% en 2020, superando a la Unión Europea en importancia y colocándose como el segundo socio comercial de la región.[3] La participación de China en las exportaciones de América Latina y el Caribe pasó con gran rapidez de un valor cercano a cero en el año 2000, a un 7,6% en apenas nueve años. La estimación es que alcancen un 19.3% en 2020, igualmente erigiéndose como segundo socio comercial en importancia para la región en cuanto a las exportaciones. China ya ha desplazado a Estados Unidos como principal destino individual de exportaciones de países de la región como Chile y Perú.[4]
En el aspecto financiero, Brasil ha acumulado en los últimos 11 años 36.800 millones de dólares procedentes de China, detrás de Venezuela 62.200 millones, mientras que el podio lo un 26.1% en el 2020 según CEPAL. En el mismo lapso, las completa Ecuador, con 17.400 millones[5]. China ha fortalecido financiera y políticamente la integración de un bloque de naciones que venía presentando resistencia desde hacía más de una década al Imperialismo Yanqui.
[1] Laneydi Martínez Alfonso, Estados Unidos-América Latina y el Caribe en un nuevo contexto económico internacional los cambios en la transmisión de impulsos cíclicos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 432.
[2] Laneydi Martínez Alfonso, Estados Unidos-América Latina y el Caribe en un nuevo contexto económico internacional los cambios en la transmisión de impulsos cíclicos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 432.)
[3] Laneydi Martínez Alfonso, Estados Unidos-América Latina y el Caribe en un nuevo contexto económico internacional los cambios en la transmisión de impulsos cíclicos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 431
[4] Laneydi Martínez Alfonso, Estados Unidos-América Latina y el Caribe en un nuevo contexto económico internacional los cambios en la transmisión de impulsos cíclicos en Carlos Eduardo Martins … [et al.] Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional / Buenos Aires : CLACSO, 2016.p. 432.)
[5] http://economia.elpais.com/economia/2017/03/03/ actualidad/1488579001_928598.html. China se convierte en el gran banquero de Brasil. Xavier Fontdegloria. 4 marzo 2017