OPCIÓN MARXISTA INTERNACIONAL Y DEMOCRACIA DIRECTA
1 de noviembre de 2022
El pasado 13 de septiembre fue brutalmente asesinada por la gasht-e ershad (Policía estatal de la “moral”), la joven kurda Mahsa Amini. Su único crimen: usar “indebidamente” el hijab (velo para cubrir la cabeza de las mujeres). Es decir, por oponerse al estricto código de vestimenta ordenado por el régimen.
La ira del pueblo iraní no se hizo esperar. En distintas ciudades, mujeres desafiando la violenta represión del régimen teocrático y totalitario (bonapartista) de los Ayatolas, se tomaron calles y plazas quemando sus hijab y cortando sus cabellos en arengas unísonas de «mujeres, luchen, por la libertad» y «Muerte al dictador».
Desde el mismo momento en que espontáneamente surgen las manifestaciones de protestas y rebeldía, éstas han contado con el apoyo de diversos sectores tanto de otras minorías étnicas, así como de trabajadores, maestros, estudiantes, artistas y hasta la selección de fútbol clasificada al mundial de Qatar. Reviste una especial importancia el ingreso a esta lucha de los trabajadores petroleros de las refinerías, quienes cumplieron un papel decisivo en la revolución de 1979, que con sus huelgas hoy de nuevo aportan la presencia de la clase obrera en esta lucha.
La protesta se ha esparcido como el agua ante el quiebre de un dique. Los trabajadores han extendido su lucha democrática contra el autoritario régimen, hacia reivindicaciones económicas por mejores salarios y bienestar social, precarizados cada día por la insaciable explotación de la burguesía iraní y el deterioro económico del país, no originado, pero si agudizado por las sanciones económicas que los EEUU le han impuesto a Irán desde el día uno del triunfo de la Revolución en 1979, que logró derrocar la monarquía dinástica de los Pahlavi, la dictadura del Sha, e independizar al país de los dictados del imperialismo (ver artículo de Correspondencia Internacional 1980. Link aquí).
Algunos analistas veían en la “revuelta de las yihads” una “protesta pasajera” de poca duración. No ha sido así. A la lucha de las mujeres iraníes, se han sumado como mencionamos arriba, estudiantes y trabajadores no solo de Irán, sino de otros países. Esta heroica y multitudinaria lucha ha despertado la simpatía y solidaridad de importantes sectores de la juventud y la población internacional. Este proceso de movilización combativa, señala una clara ruta de independencia política a las organizaciones feministas, la juventud y los luchadores democráticos.
Como respuesta el totalitario régimen encabezado por el presidente Ebrahim Raisi, ha desatado contra las mujeres y el pueblo iraní la más cruenta represión. Finalizando octubre, “el régimen de Irán ha acusado a 516 personas por participar en las protestas: cuatro de éstas enfrentan la pena de muerte. Como es de esperar las autoridades no han informado del número total de detenidos ni fallecidos, pero la ONG Irán Human Rights sitúa en más de 250 los muertos, 900 heridos y en 12.500 los encarcelados según medios de prensa. El régimen ha implementado como estrategia, un control severo del internet en los momentos álgidos de las distintas y cotidianas movilizaciones. Ese régimen despótico responde a la reaccionaria política de los Ayatolas que garantiza a los capitalistas la súper explotación de sus trabajadores, la opresión de las minorías y la brutal represión a cualquier reclamo democrático o económico por mínimo que sea, como los hechos muestran.
Pretende, justificar la represión y deslegitimar la lucha acusando a los manifestantes de “terroristas” y de agentes de “complots extranjeros”. Así, echan mano del conocido libreto usado por regímenes similares (Cuba, Nicaragua, Rusia, Venezuela o Bolivia), ante los justos reclamos de sus trabajadores o la población. No por casualidad todos esos gobiernos hoy se ubican en contra de los reclamos de las mujeres y la población iraní, apoyando o justificando la brutal represión.
El gobierno en vez de apoyarse en la organización y decisiones democráticas de los trabajadores y las masas, escoge el camino de reprimir y sofocar los reclamos por medio de un brutal régimen político y sus fundamentos teocráticos. De fondo, ese régimen es una de las fatales consecuencias de la política de Jomeini y los Ayatolas, quienes, tras el triunfo de la revolución en 1979 y ante la ausencia de un partido revolucionario, impusieron una república burguesa, islámica. Así evitaron que el grandioso proceso revolucionario rompiera el marco capitalista y avanzara hacia un gobierno obrero y popular. La postura políticamente independiente del país ante el imperialismo yanqui, es el único logro que, aunque en retroceso, aún se mantiene. Esa conquista de la revolución y no de la voluntad de los Ayatolas, explica que la nación sea blanco del bloqueo y asedio imperialista.
Es la profunda razón para que, desde el triunfo de la revolución, la ofensiva política imperialista sobre el país no haya variado. Por el contrario, ha redoblado esfuerzos a través de sus Instituciones políticas como la ONU, que en el 2006 aprobó en el Consejo de Seguridad, la Resolución 1696 que bloqueó inversiones relacionadas con el petróleo, el gas y los petroquímicos, junto a las exportaciones de productos refinados de petróleo, transacciones bancarias y de seguros e incluso los servicios de alojamiento web para empresas comerciales y de servicios iraní.
Pero la repudiable represión ante los reclamos de las masas, antes que impedir, facilita al imperialismo yanqui y europeo presentarse como “defensores de la democracia” y los “derechos humanos”. En los hechos, debilita al país y ayuda a su grosera injerencia que persigue estrechar el cerco sobre la nación iraní. Da espacio para esgrimir su hipócrita “condena a la represión” y la “defensa de la libertad”. Estas potencias colonizadoras y agresoras de los pueblos del mundo, no tienen ninguna autoridad para hablar de “democracia” y meter sus manos en Irán. Su atrevida injerencia debe ser repudiada.
Lo que persiguen es pescar en río revuelto y, ante todo, evitar que la situación se descontrole, para canalizarla a su favor, buscando liquidar la postura independiente del país e impedir que tenga poder nuclear. De acuerdo a la experiencia, sólo la profundización de la movilización y su triunfo contra el régimen podrá defender con éxito la postura independiente del país.
La masividad de esta lucha y su fuerza, hunde sus raíces también en que hoy, como en todo el mundo, las penurias sociales y económicas del pueblo trabajador de Irán, se agudizan como consecuencia de la política de hambre de los gobiernos para enfrentar la crisis de la economía mundial que marcha hacia la recesión. Crisis agudizada por una pandemia que persiste y las nefastas consecuencias de la actual guerra de rapiña en Ucrania entre los imperialismos aglutinados en la OTAN en cabeza de los EE.UU y el imperialismo capitalista de Rusia, que, entre otras, el gobierno iraní apoya (Ver Declaración. Link aquí).
Como marxistas revolucionarios, brindamos todo nuestro respaldo y solidaridad a la heroica lucha de las mujeres, las minorías, clase obrera y el pueblo iraní hasta derrotar al régimen represivo y al gobierno burgués patriarcal de Irán. Estos hechos significan un reto para los pueblos y las organizaciones de la clase trabajadora del mundo que viven situaciones de explotación, opresión y represión de sus gobiernos burgueses, a quienes hoy desarrollan huelgas y movilizaciones por salarios y contra la carestía (Reino Unido, Francia, EEUU) o levantamientos populares de protesta, a hacer de la lucha de las mujeres y hombres de Irán, su propia lucha como principio proletario y revolucionario: ¡Proletarios de todos los países, uníos!