OPCIÓN MARXISTA INTERNACIONAL Y  DEMOCRACIA DIRECTA

14 de noviembre de 2022

Pronunciamiento ante la convocatoria de apoyo al gobierno de Petro

¡La marcha del 15 es gobiernista!

¡No es para exigir los derechos de la clase trabajadora!

El próximo martes 15 de noviembre se realizará a una marcha en apoyo al gobierno de Gustavo Petro.

Los convocantes, de un lado, son los partidos de gobierno agrupados en el Pacto Histórico: Colombia Humana, el Partido Comunista, Unión Patriótica, Polo Democrático, Partido del Trabajo de Colombia, Congreso de los Pueblos, MAIS, etc. Y, de otro, los directivos burócratas de las centrales obreras y sindicatos (CUT, CTC, CGT, FECODE, etc.).

Convocan a marchar en apoyo al gobierno, a sus políticas y programa, que como el mismo Petro ha dicho son para: “desarrollar el capitalismo”. Es decir, para apoyar medidas que benefician a los empresarios nacionales y a las transnacionales extranjeras. Ninguno de los “motivos” argumentados considera las necesidades de la clase trabajadora o los pobres, que ellos dicen representar.

Los sindicatos deben estar para defender los derechos de los trabajadores, no para conciliarlos y menos para defender las políticas de un gobierno al servicio de los empresarios. Sin embargo, los convocantes no dicen nada sobre una urgente revisión salarial acorde a la inflación, de congelar inmediatamente los precios de los alimentos, la gasolina y las tarifas de servicios. Tampoco hablan de algún plan de empleo masivo, de la temporalidad laboral y la necesidad de lograr estabilidad. Nada de la imperiosa derogatoria de la Ley 100 y Ley 50. De la necesidad de vivienda digna y un largo, etc. Y los dirigentes de la FECODE, nada de nada sobre los derechos y necesidades del magisterio: nombramientos de los maestros provisionales, eliminación de la evaluación para ascenso en el escalafón o descongelar el escalafón docente del 2277, etc. Además, el proletariado agrícola o los campesinos pobres ni se mencionan. Estas deberían ser las preocupaciones de una dirección sindical no gobiernista.

En cambio, con la mira puesta en las elecciones de octubre del 2023, llaman a los trabajadores a apoyar la Reforma Tributaria, presentada como fuente de recursos para “ayudar a los pobres”. Falso. Esos recursos serán utilizados para enderezar la crisis económica y tapar el hueco fiscal del gobierno. No es gratuito ni casual que organizaciones imperialistas como el FMI, la OCDE y el BANCO MUNDIAL, respalden esa Reforma Tributaria.

Igualmente, citan para respaldar plenamente la Ley de Orden Público y la “Paz Total”, para negociar no solo con el ELN y con las disidencias, sino con los narcos y paramilitares, (el multicrimen). Estos últimos, responsables del asesinato de dirigentes sindicales, populares y líderes sociales, quienes a cambio de suspender su accionar recibirán beneficios económicos y grandes concesiones.  Además, mientras elude amnistiar o indultar a todos los presos políticos (caso Primera Línea) le propone a Nicolás Maduro que libere a “presos políticos” de Venezuela o sea la extrema derecha. Así, la “Paz total” no es para los presos políticos colombianos y crea la ilusión de que, en esta sociedad profundamente desigual se podrá vivir en paz.

Entre tanto, la violencia policial, los asesinatos y la impunidad continúan y estos directivos no proponen ninguna acción contundente.¡La marcha que convocan ni menciona este aspecto!

También, respaldan la supuesta “Reforma Agraria” que realmente es la promesa de compra a precio comercial de 3 millones de hectáreas de tierra (apenas el 10% de las tierras cultivables del país), a los ganaderos de FEDEGAN, para venderlas a los campesinos, también a precio comercial. Realmente será el gran negocio para esos terratenientes. O al Acuerdo de Escazú, que engaña a los ambientalistas, pues aparentemente es para proteger la Amazonía, pero en verdad busca garantizar los “negocios verdes”. Amparado en ese discurso ambientalista, el gobierno entrega aún más el país al imperialismo gringo: permite la injerencia de su ejército en el Amazonas y la construcción de una base Naval en la isla Gorgona, financiada por la oficina antinarcóticos de EEUU.

De allí que apoyen el reinicio de las relaciones con Venezuela que no se limita a abrir la frontera y garantizar comercio y negocios a los empresarios de Colombia y del hermano país. En el fondo, se está ayudando al imperialismo yanqui a obligar a Maduro y los militares al pacto con la oposición burguesa de derecha y de extrema derecha, para que convoquen a elecciones. Quieren terminar con la independencia política de ese país que no obedece a los gringos. Beneficiar así a los capitalistas colombianos y de EEUU, para que nuevamente saqueen su petróleo y se lucren también ellos. Por eso, las organizaciones sindicales ni mencionan los miles de inmigrantes pobres de Venezuela que deambulan en Colombia y América Latina.  ¡Nunca les han importado!

Así, con gran habilidad, el gobierno y sus defensores presentan todas estas políticas que están al servicio del sector de empresarios que representan, como si fueran para beneficio de toda la población, “por el bien del país” dicen.

Además, los convocantes a la marcha utilizan el argumento de la necesidad de salir al paso a las marchas promovidas por los empresarios de la extrema derecha uribista y las cavernarias iglesias cristianas, así como a la oposición política del Uribismo. Lo hacen para atemorizar y mostrarlo como un fantasma eterno a derrotar: “superar los obstáculos de los señores de la guerra y el neoliberalismo, …porque la oposición al cambio está al acecho” dicen. Sin embargo, Petro fue quien le dio aire a Uribe y desde el gobierno hacen pactos con ese sector, como el caso de FEDEGAN y otros.

De nuestra parte, es claro nuestro repudio a ese sector y sus marchas reaccionarias, que se oponen a cualquier cambio por mínimo que sea, como es el caso con Petro. Siempre hemos llamado a combatirlas. Entre luchadores, eso está y debería estar fuera de discusión.

Por otro lado, los directivos sindicales y las organizaciones políticas convocantes a la marcha del 15N, son los mismos que llevaron a un callejón sin salida el estallido social del año pasado (28A). Quienes condenaron por igual la violencia de los opresores y la de los oprimidos, por muy que se hiciera al margen de las multitudinarias movilizaciones de ese levantamiento popular y bajo el grito “no nos representan”. Esos directivos, se negaron a convocar una huelga general de trabajadores y así le dieron todo el espacio a Duque.

Muchos trabajadores, jóvenes y gran parte de la población pobre, han depositado sus ilusiones en este gobierno. Respetamos esa decisión, pero no la compartimos. Creemos que están equivocados. Hay que estar muy confundido para pensar que un gobierno que, de quince ministros, nueve (60%) son de los partidos tradicionales de la burguesía (conservadores y liberales gaviristas, santistas, y samperistas), sea “un gobierno del pueblo” o que legislará a favor de la clase obrera.  Ningún trabajador con conciencia de clase o joven con mentalidad realmente abierta, ganará algo marchando el martes 15 a favor del gobierno.

Apoyados en lo anterior, nosotros NO participaremos ni en esa ni en ninguna marcha convocada por los partidos de gobierno y su ala sindical y llamamos a no participar en esa marcha gobiernista.

La movilización y la lucha.

Colombia es un país dependiente, oprimido económica y políticamente por el imperialismo. Afirmar que se puedan dar los cambios urgentes para la clase trabajadora y los pobres de manera cabal es un engaño total. En un país gobernado por los capitalistas y en medio de un contexto internacional que marcha hacia la recesión económica mundial, con la guerra en Europa, una inflación galopante y anunciada hambruna global, esto es un imposible.

Si Petro quisiera implementar los cambios más apremiantes, no tendría más alternativa que romper con el imperialismo, pero sus 100 días de gobierno muestran que marcha en la dirección opuesta.

Para arrancar y defender los derechos de los trabajadores y los de abajo, la experiencia nacional e internacional ha mostrado una y otra vez que la única alternativa es la lucha, la huelga y la movilización decidida y combativa. 

Las tomas de tierras por parte de los campesinos pobres, los plantones de estudiantes contra el alza de matrículas o los bloqueos de vías ante el abandono y los paros anunciados de la población víctima de la ola invernal –luchas que estos dirigentes no apoyan- son prueba de que más temprano que tarde, la lucha y la protesta general se reactivará.

Los trabajadores tendrán que enfrentar con su lucha, la reforma laboral, pensional, a la salud y el Estatuto del Trabajo que estas direcciones están cocinando en secreto con el gobierno, ya que por más “progresistas” que sean presentadas, serán favorables a los intereses de los empresarios nacionales y extranjeros. Por lo tanto, lesivas a los intereses obreros.

La clase trabajadora tiene la tarea de imponer a estos dirigentes la lucha en defensa de sus reivindicaciones, mientras se dota de una nueva dirección. Para avanzar y no seguir retrocediendo, no puede dejarse colocar como «muleta» de la política pro capitalista del gobierno.

Urge otra dirección sindical y política completamente independiente del gobierno y la patronal. Que no confíe en pactos secretos con el imperialismo y políticos burgueses, sino en un método de lucha consecuente de masas y que, en vez de entregar, defienda las conquistas y acaudille la lucha por nuevas reivindicaciones para la clase trabajadora.

Todas las conquistas y logros importantes que tienen los trabajadores y la población, fueron siempre consecuencia de la acción de masas y de sus triunfos, no de alguna elección. Eso se probó con el pasado estallido social acá y en otros países. Por lo tanto, no hay otra alternativa que luchar, luchar y luchar…  y, en ese proceso construir un partido político propio, que oriente el proceso hacia la conquista de un gobierno obrero y popular.

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