Chispa – 24 septiembre 2022
Con Gustavo Petro en la presidencia de la República y la vicepresidente Francia Márquez se da un giro político muy importante en la conducción del país, que durante veinte años estuvo gobernado por la ultraderecha, a partir del triunfo de Álvaro Uribe en la primera vuelta de las elecciones de 2002, e históricamente por los partidos Liberal y Conservador.
Por primera vez, asumen la dirección del estado capitalista, los partidos políticos de la “izquierda” reformista agrupados en el Pacto Histórico. Una coalición que reúne a Colombia Humana, Soy porque Somos, el Partido Comunista, la Unión Patriótica, Comunes, el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Congreso de los Pueblos, Polo Alternativo Democrático, entre otros.
Tras la estrepitosa derrota electoral del Centro Democrático y demás partidos tradicionales, el Pacto Histórico, liderado por el Presidente y la vicepresidente Francia Márquez, tendió la mano a los “mismos de siempre”, garantizando la continuidad en el ejecutivo, a la oligarquía política tradicional, en contravía del repudio de sus electores.
Así, se incorporaron a la coalición gubernamental el partido Liberal, el Conservador, La U y la Alianza Verde, con ministerios claves como el del Interior, Justicia y Vivienda; el partido Conservador con el de Transporte y la Cancillería, con Álvaro Leyva, hombre clave para las negociaciones de “paz” con el ELN. Además, de ratificarse ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) como partidos gubernamentales. Lo que asegura que sus bancadas respaldarán la agenda legislativa que el Presidente presentará al congreso.
Como resultado, se conformó este ejecutivo de unidad política entre las organizaciones que se reclaman representantes de los trabajadores y las masas, en coalición con los tradicionales partidos políticos burgueses, que representan los intereses de los grandes empresarios y las transnacionales, con los que trabajan asociados.
Sin embargo, no es una administración burguesa similar a las anteriores. Es el primero en la historia de Colombia de alianza política entre la “izquierda” y la burguesía.
Y, a diferencia de sus antecesores, Petro cuenta con el respaldo de amplias capas del pueblo trabajador que lo consideran su gobierno.
Angustiadas por las precarias condiciones de su vida e ilusionadas en que podrán “vivir sabroso”, aspiran a resolver sus necesidades más elementales de vivienda, empleo, comida, agua potable, salud, bajo el mandato del Pacto Histórico que les prometió una sociedad sin estas carencias y sin violencia.
Un reflejo distorsionado del estallido social
La victoria de Petro es reflejo indirecto, del estallido social que sacudió el país, tumbó en pocos días al Ministro Carrasquilla y su proyecto de reforma Tributaria. Explosión social inédita que asestó un duro golpe político al presidente Iván Duque, al Centro Democrático y a su máximo líder Álvaro Uribe. También, un golpe a la burguesía en su conjunto y de paso al imperialismo, dado que este proyecto de reforma, hacia parte del paquetazo económico contra clase la obrera, exigido por la OCDE y el Banco Mundial.
Con 19.621.000 personas en la pobreza (40%) y 15% en la indigencia, Colombia es una de los países más desiguales de la región. Por eso, tras múltiples golpes y traiciones a su lucha, finalmente explotó el 28 de abril de 2021.
Estallido social que estuvo precedido de un ascenso de la lucha de masas en varios países del mundo y América Latina durante 2019, Chile, Ecuador, EE. UU., cuyo correlato en Colombia fue conocido como el 21N. Y se da en un contexto de levantamientos sociales en países como Panamá, Kazajistán y en el que la clase obrera empieza a levantar cabeza con la reciente oleada de huelgas en Gran Bretaña de los trabajadores ferroviarios, del servicio postal británico y del principal puerto de carga de ese país; en Francia de los controladores aéreos y Estados Unidos, con paralización de 16 hospitales privados de Minnesota y Wisconsin por parte unas 15.000 enfermeras que cesaron actividades durante tres días.
Al mismo tiempo, la presidencia de Petro es expresión de la enorme bronca contra los partidos burgueses, particularmente el uribismo, de los más de tres millones de personas de clase media que cayeron en la pobreza en el 2020 y del pueblo trabajador harto de soportar sueldos miserables, sobrecarga laboral, desempleo, la violencia estatal y paramilitar, la corrupción, y un largo etc. Problemas agravados con el manejo desastroso de la pandemia por parte de Iván Duque, que privilegió a los grandes empresarios con generosos auxilios económicos; mientras que los productores de la riqueza nacional, los trabajadores, eran arrojados a la calle a engrosar las filas de los desempleados, y el personal de la salud enfrentaba la pandemia en pésimas condiciones laborales y de bio-seguridad.
Así mismo, el triunfo del Pacto Histórico evidencia el paréntesis de la lucha obrera y la ausencia de un partido político propio de la clase obrera, como alternativa durante el estallido y como opción contrapuesta a los intereses de la clase burguesa, empresarial dominante.
También, refleja la política de las organizaciones que se “encaramaron” en la ola de movilización social con el claro propósito de canalizarla hacia las elecciones y otros mecanismos de ésta democracia burguesa” retaceada”: desviaron la lucha para enfocar a los jóvenes y sus seguidores en la tarea de juntar votos para las parlamentarias y presidenciales (“barrio adentro” la llamaron). Bajo el lema de “las calles a las urnas”, sembraron esperanzas en que la resolución de sus necesidades vendría con la presidencia de Gustavo Petro.
El “gobierno del pueblo”, de los “nadies”
Alentados por las promesas de Petro, quien en su campaña se pronunció favorable a una reforma agraria que beneficiaría al campesinado pobre y que recientemente anunció que las tierras en extinción de dominio se “ponen al servicio del pueblo”, disposición que ya está estipulada en el “Acuerdo de Paz” Santos-FARC; los “desheredados de la tierra”[1], sin esperar las órdenes de arriba, se lanzaron a la toma de tierras en diferentes departamentos del país exigiendo que se cumpla lo prometido.
Pero, la confianza en el presidente, tempranamente comienza a deteriorarse con el pronunciamiento de la vicepresidente Francia Márquez, defendiendo la sacrosanta propiedad privada de los terratenientes: “Hay un respeto por la propiedad privada…Rechazamos y solicitamos a quienes hoy están de manera violenta e inadecuada, invadiendo predios privados a lo largo y ancho del país, para que se abstengan de estar realizando esta práctica”[2].
La vicepresidente respondió como se espera de un gobierno burgués, cuya función es proteger la propiedad privada y los negocios de los terratenientes y los capitalistas en general y, de ser necesario, defenderlos con el ESMAD y demás aparatos represivos. Su función es garantizar el orden burgués a nivel de la sociedad en su conjunto.
Así lo reafirmó el director de la Policía en entrevista televisiva, en la que confirmó la intervención del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD, en 72 predios desde el 7 de agosto de este año, “para efectos de proteger la propiedad privada especialmente en departamentos como Cauca, Atlántico, Cesar, Antioquia, Valle y parte del Choco”[3].
Como los indígenas no retrocedieron y no aceptaron la “zanahoria” del diálogo, el gobierno de los llamados “nadies” y del “vivir sabroso” sacó el “garrote”. No solo dio un ultimátum de 48 horas, sino que utilizó el ESMAD para atacar a la comunidad. Así lo denunció el Consejo Regional Indígena CRIC: “Bueno, no pasaron 48 horas, ni el ESMAD está en tercera línea, y utilizan armas de fuego. Inician no desalojos sino ataques a comunidades reclamantes de tierra en Caloto, Cauca, y solo 6 horas después de encuentro con ministros, ¿estamos viendo el lado oscuro? ¿saboteo?”,[4] señaló la autoridad indígena.
Los indígenas y campesinos despojados histórica y constantemente de sus tierras por medio de los fusiles, actuaron como corresponde a los de abajo. No confiar sólo en promesas y tomar en sus propias manos la solución para que no se postergue más la devolución de sus tierras arrebatadas por las contrarreformas agrarias.
Si bien los campesinos tienen expectativas en el mandato del Pacto Histórico, no las tienen respecto a los terratenientes y empresarios de sectores de la industria agropecuaria: ganaderos, palmicultores, bananeros; de propietarios de las minas y bancario que arrebataron sus tierras y forzaron su desplazamiento con los grupos paramilitares, ya sea porque los financiaban directamente o por complicidad; aprovechándose de la violencia para comprar y acumular las tierras. “En el 83% de los casos, según los jueces, el despojo lo hicieron los paramilitares” Y le quitaron la tierra a campesinos pobres que tenían menos de 40 hectáreas.[5]
Conocen bien a los despojadores de tierra a sangre y fuego. Saben que no la van a ceder si la lucha no los obliga. Por eso, es importante que la base campesina e indígena se mantenga firme en la movilización directa, para que las direcciones indígenas no cedan al llamado a negociar y así lograr que abandonen las tierras reclamadas.
Entonces, no se trata de “…proponerles a los poseedores de tierras la mayoría improductivas, que a cambio de que el Estado les haga más fértil la tierra a través de canales de riego, entreguen parte de su tierra para las familias campesinas», como lo expresó Petro en Caucasia, Antioquia, sino de exigirles su devolución.
Pero, como se pone de relieve, para este “mandato del pueblo”, la propiedad privada de los terratenientes y de los grandes empresarios de la agroindustria, es intocable. Ese principio capitalista está por encima de la urgente necesidad de tierras de los campesinos e indígenas pobres.
¿Es Petro una alternativa antisistema?
Los medios de comunicación califican a Petro como el “primer presidente de izquierda” en Colombia, sin aclarar a qué tipo de izquierda se refieren.
Sin embargo, es conocido que no es marxista ni se reclama socialista. Tampoco responde a los lineamientos políticos del llamado “socialismo del Siglo XXI”. Él mismo se ha diferenciado con claridad.
Lejos del marxismo, la alianza entre las fuerzas parlamentarias de la “izquierda”, en cooperación con un sector de la burguesía, es la materialización de los postulados políticos de Gustavo Petro y del programa y política tradicional del Partido Comunista (stalinismo), así como de otros estalinistas y de los guerrilleros, de gobernar en un frente común con un sector de la burguesía
El M19, la guerrilla en la cual militó el presidente, nunca se reclamó marxista, su proyecto político nacionalista pequeño burgués, se enfocó en lograr una democracia burguesa “participativa”. Es decir, donde no se les excluyera. De allí el origen de su radicalización ante el fraude electoral en 1970 que les impidió llegar a la presidencia como integrantes de la ANAPO, («¡Con el pueblo, con las armas, con María Eugenia al poder!» fue su slogan fundador).
Por su parte, los Partidos Comunistas, estalinistas y sus variantes (maoístas o castristas), aunque se reclamaban “marxistas”, históricamente aplicaron su programa y política de colaboración de clases con la patronal y sus representantes, en todos los países y en todas las circunstancias. Siempre estuvieron en la búsqueda de burgueses “progresistas” o de militares “patriotas”, etc. Su política permanente fue la de llevar al movimiento obrero a la alianza con el sector “de izquierda” o “democrático” de la burguesía para conformar un frente común de colaboración política, a los que llamó Frentes Populares.
Posteriormente, con la restauración del capitalismo en la URSS, al desaparecer la burocracia soviética que los apadrinaba, giraron a ser abiertamente pro capitalistas. Hoy, ese viraje se corrobora al asumir el manejo del estado capitalista, así como su firme compromiso con el “Acuerdo de paz” Santos-FARC.
Por eso, ninguna de estas organizaciones políticas tiene contradicciones fundamentales con el sistema capitalista y su propósito esencial es “desarrollar el capitalismo” para lo cual es necesario estabilizar y fortalecer la institucionalidad burguesa. Por supuesto, en sintonía y supeditación con las orientaciones del imperialismo, fundamentalmente las trasnacionales de Estados Unidos. Por lo cual ni siquiera se atreven a reclamarse antiimperialistas y/o nacionalistas.
Por su parte, los empresarios golpeados políticamente con la derrota electoral y asustados con la ira popular del 28 de abril, así como con los iniciales vientos de cambio que soplan en la región y el mundo, ven con buenos ojos esta presidencia, por la confianza que tienen amplias capas de la población en él. Les favorece que sectores de las masas lo vean como propio. Además, de que no representa un peligro para desarrollar y expandir sus negocios. Por el momento, lo aceptan, así sea a regañadientes, porque les resulta útil en espera de una oportunidad para retomar el control total.
Como lo ha mostrado la historia, la burguesía tiene la capacidad de adaptarse a los cambios; de pactar con todo tipo de fuerzas políticas cuando las circunstancias se lo imponen con el objetivo de perpetuarse como clase dominante y preservar su sistema económico, anclado en la propiedad privada de los grandes medios de producción, financieros y de la tierra como los resortes fundamentales de la economía.
Aunque la relación de fuerzas siga siendo favorable a los burgueses y capitalistas colombianos, a los países imperialistas y a los intereses de sus transnacionales, la crisis de la economía mundial, la inflación nacional y mundial, esta última no vista en los últimos 40 años y que alcanza máximos históricos en Europa y Estados Unidos, así como la guerra en Ucrania, con sus consecuencias globales, los desastres por el desequilibrio medio-ambiental, las secuelas de la Pandemia y las amenazas de más hambre y miseria, hacen necesario para la burguesía y su sistema, este tipo de alianzas de colaboración de clases de carácter preventivo que les garanticen su continuidad en el poder “cuando las papas queman”.
¿Aliado o contradictor de EEUU y otras potencias?
Hechos recientes muestran que el ejecutivo colombiano se propone continuar como aliado estratégico de Estados Unidos. Y, además, muy cercano al imperialismo español. Así lo evidenció la reciente “visita” la jefe del Comando Sur de los Estados Unidos y el alto mando militar:
“De acuerdo con las Fuerzas Militares, esta visita a Colombia confirma los lazos de cooperación bilateral y consolida la relación estratégica para fortalecer temas en seguridad y medioambiente, entre otros, así como la capacitación y entrenamiento para miembros de las Fuerzas Militares de Colombia«, concluyeron en un comunicado”.[6] (subrayado nuestro).
Petro continúa con la política de puertas abiertas a la intervención yanqui bajo el pretexto de controlar los incendios en el Amazonas y preservar el medio ambiente:
“Contó que a la general le propuso la construcción de una fuerza militar, con helicópteros, pero destinada a apagar los fuegos de la selva amazónica, que es el principal problema de seguridad de la humanidad de hoy”, dijo… “Eso le dije a la generala, nuestro rival no está aquí o acullá, no son la competencia de los poderes mundiales, nuestro rival está en esas llamas que pueden quemar la selva”, contó el mandatario… Destacó, además, que «el mejor mensaje que una colaboración militar entre Estados Unidos y Colombia podría hacer al mundo es precisamente que no se queme y que se establezcan los mecanismos económicos y sociales por un lado y los mecanismos militares y operativos por el otro para impedir la quema de la selva amazónica».[7]
El presidente colombiano pretende que nos comamos el cuento de que la “asesoría” militar de Estados Unidos y la “donación” de 12 helicópteros Black Hawk a la policía colombiana tiene el objetivo loable de proteger la Amazonía y los bosques que son devastados por la deforestación, los incendios y la tala ilegal de árboles.
Es sabido que Estados Unidos es el mayor responsable del cambio climático en el mundo con la explotación de los recursos naturales, la contaminación, la emisión de gases invernadero y la producción de desechos mundiales. Este país “acumula el 40 % de la deuda climática mundial por los daños causados en el medio ambiente, según un estudio difundido hoy por la revista Nature Climate Change”.[8] Además, de la alarmante deforestación al interior de ese país: “La deforestación en Estados Unidos está llegando a niveles críticos. Según un informe del Departamento de Agricultura, más de 36 millones de árboles se talan anualmente en áreas urbanas. En este sentido, la consecuencia es la añadidura de 167 mil acres de áreas impermeables (concreto, asfalto, autopista, etc.)[9]
Gustavo Petro también ha mostrado sus buenos oficios respecto a la política antidrogas de Estados Unidos apresurándose a firmar la tanda de extradiciones en un tiempo récord, incluida la del hermano de la congresista Piedad Córdoba. No hay ninguna contradicción al respecto. En palabras del ministro de Defensa “…la política del presidente sigue funcionando con las reglas y practicas vigentes”.[10]
Por su parte, en su reciente visita a Colombia, el jefe del gobierno español y representante de la monarquía, resaltó el compromiso del presidente colombiano “con la democracia y con un orden internacional basado en reglas”. Léase, compromiso con el imperialismo y sus reglas de juego hacia los países dominados o semicolonias.
Las transnacionales españolas están de plácemes. Lograron avanzar en su ofensiva económica semi colonizadora hacia Colombia y la región sin ninguna cortapisa, y recuperar terreno en América Latina frente a los nuevos competidores capitalistas de China y Rusia.
Como afirma un periódico de ese país, “Para Madrid, las prioridades de Petro, como la transición energética, la infraestructura, la digitalización y el sector agrícola representan una gran oportunidad para las firmas españolas” … “No en vano, al presidente le acompañaron la ministra de Industria, Comercio y Turismo,…así como altos ejecutivos de Indra, OHLA, Sacyr, Navantia, Airbus España, Idom, Hispasat, Grupo Urbas y Redeia…”[11]
Por eso, el presidente Pedro Sánchez aseguró que “Colombia va a contar con toda nuestra colaboración en este nuevo ciclo político«[12] y ofreció acompañar el proceso de “paz” con el ELN, y su desarme. No es para menos.
Petro hasta ahora no ha mostrado ningún asomo concreto de independencia política frente al imperialismo. No en vano la jefe del comando sur de Estados Unidos afirmó en su reciente visita al país: «Colombia es nuestro aliado número uno en la región. Tenemos que trabajar muy de cerca para enfrentar amenazas».
El vehemente discurso del mandatario colombiano en la ONU como sentido “reclamo” para “acabar con la irracional guerra contra las drogas” y su señalamiento a los países desarrollados (imperialistas) por el fracaso de la misma y por el calentamiento global son más que justos y sin duda rompe con la tradición diplomática y conservadora de Colombia. También, es más que justo el anhelo de renunciar a ser el peón de Estados Unidos en esa guerra, que se nos impone y de la cual todos los jefes de estado anteriores fueron cómplices.
Sin embargo, su llamado a que los responsables de la guerra, en primer lugar, Estados Unidos, «Piensen en menos ganancias y en más amores. Piensen en un ejercicio racional del poder” …y que, “entre todos”, países opresores y oprimidos se construya “una sociedad más solidaria, más afectuosa, donde la intensidad de la vida salve de las adicciones y de las nuevas esclavitudes», es más que ingenuo.
Pretende que el pueblo trabajador ignore que el motor del sistema son las ganancias y que es característico de éste, las divisiones, fricciones y guerras, por intereses contrapuestos entre las grandes potencias que se disputan el dominio económico o territorial de regiones del mundo y sus recursos naturales. Tal es el caso de la actual guerra de rapiña en Ucrania.
Elude que esos países dominan a otros y les imponen sus condiciones económicas como lo hacen con Latinoamérica. Que defienden su sistema mundial por todos los medios, con invasiones, asesinato masivo y la guerra. La historia aporta evidencias contundentes. El capitalismo está plagado de sufrimiento, explotación, robo, violencia para el pueblo trabajador y para los países oprimidos.
Algo similar sucede respecto de su política de “Paz total”, que pasa por implementar el Acuerdo de Paz, Santos – FARC, reiniciar negociaciones con el ELN, y extenderlas a diversos sectores del narcotráfico “Disidencias”, así como con el Clan del Golfo, entre otros para que se transformen en ilustres empresarios. Igual con el proyecto de reforma tributaria, los ejes de la reforma laboral, expuestos por la Ministra de Trabajo y la respuesta a la toma de tierras, están en consonancia con las orientaciones de la OCDE, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Igualmente, la reforma Tributaria, recibió el aval de la OCDE. Señal inequívoca de que los grandes capitales, particularmente el de las transnacionales imperialistas no serán afectados con ésta. Y, como lo afirmó la ministra de Trabajo, las bases de la reforma Laboral están en concordancia con los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.[13]
¿Cambiar algo para…que todo siga igual?
Es evidente que el presidente está realizando y se propone hacer modificaciones en diferentes ámbitos, de la vida económica, social y política del país, etc., pero tenemos que preguntarnos: ¿Estos cambios apuntan en lo esencial a beneficiar a los asalariados y campesinos pobres?
Algunos ejemplos a vuelo de pájaro:
Es un cambio el pasar de la “Seguridad Democrática” del uribismo a la nueva política de “Seguridad Humana”, que inició con el remezón en la cúpula de las fuerzas militares y de policía, común a todo nuevo gobierno, los anuncios de eliminar el servicio militar obligatorio y de reformar las fuerzas militares.
Sin embargo, la promesa de desmontar el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), se la llevó el viento. Éste cambiará solo de nombre. Sus funciones fundamentales se mantendrán pues para el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas esta unidad especial es una es “una fortaleza institucional”[14]. A buen entendedor las palabras del Jefe del Estado, bastan.
Por otro lado, el cambio de enfoque en la política de “Seguridad Humana” busca reconstruir la confianza del pueblo trabajador en “las fuerzas del orden”; ilusionar con que el problema lo constituyen algunas “manzanas podridas” y que con tibias reformas éstas dejarán de ser instituciones impregnadas de corrupción, narcotráfico y se eliminará el largo historial de abusos y atrocidades cometidas por estas instituciones en contubernio con criminales y narcotraficantes y toda suerte de delincuencia paraestatal.
Fiel a la llamada “política de amor”, la Ministra de Cultura, Patricia Ariza, sin ningún desparpajo afirmo en una entrevista que: “…ahora yo voy a cuidar a la policía…”.[15] Declaración que además de cándida, busca confundir a jóvenes y trabajadores sobre el verdadero papel que la policía y las fuerzas armadas tienen en la sociedad capitalista, brindar seguridad y proteger la vida y los negocios de los empresarios pues son la columna vertebral de su sistema económico, capitalista.
Por otra parte, si bien la reforma tributaria a diferencia de la Duque – Carrasquilla, no toca el IVA (Impuesto al Valor Agregado), punto ganado por el estallido social y no una simple concesión del presidente Petro, deja de lado a las grandes fortunas y se concentra en la clase media alta. Incluso la Senadora Clara López del Pacto Histórico y de la coordinación de ponentes de la reforma tributaria la tilda de injusta: “La progresividad se queda corta con los ultrarricos y recae en lo que mejor se denomina clase media y clase media alta”,[16] señalamiento que se hace al interior del propio Pacto Histórico.
En el caso de la reforma laboral, modificará la jornada de trabajo para que regrese el pago de las horas extras a partir de las 6:00 p.m., pero, como lo expresó la Ministra de Trabajo “…la fuerza laboral tiene que tener también un compromiso… ¿Cuál es el compromiso? Aumentar la productividad, dijo.
La clase obrera con su sudor y desgaste físico sabe que “aumentar la productividad” es sinónimo de aumentar la explotación con la intensificación de los ritmos de trabajo. En otras palabras, producir más en la jornada laboral.
Además, se mantendrán los subsidios del Estado a los empresarios con el programa de “fomento al empleo” iniciado bajo el mandato de Duque.
Y para que no haya duda de que esta reforma beneficia a los poderosos, el respaldo del Banco Mundial a la reforma laboral y pensional lo ratifica.
Es claro que hay diferencias con los gobiernos uribista y sus predecesores, pero éstas no se contraponen a los intereses de la burguesía nacional y de los empresarios de las potencias mundiales (imperialistas). En este sentido, son cambios “cosméticos” para que todo siga igual. Para que los grandes empresarios prosperen y las trasnacionales que operan en el país continúen saqueando los recursos naturales.
¡Caminar separados…golpear juntos!
De nuestra parte, no albergamos ninguna confianza en este nuevo mandato. Estamos convencidos de que, si hace alguna concesión al movimiento de masas, será obligado por las circunstancias políticas que éste creó en el país con la explosión social.
Como marxistas revolucionarios, nos ubicamos en que el programa por democrático o “progresista” que parezca, está al servicio del capitalismo, de la estabilidad burguesa de mantener el orden burgués, las relaciones de dominación y entrega del país a los países imperialistas. Lo cual va en contravía del progreso de la clase obrera y de la soberanía nacional.
Sin embargo, entendemos y respetamos las ilusiones que amplios sectores de las masas tienen en esta nueva presidencia, basados en todas las promesas de campaña. Decimos: ustedes creen en el gobierno, nosotros no. No obstante, comprendemos sus aspiraciones y compartimos plenamente sus reclamos para buscar soluciones a las urgentes necesidades de empleo, aumento salarial, estabilidad laboral, vivienda, tierra y para exigir la libertad a los presos políticos y el cese de los asesinatos a líderes sociales con castigo a los culpables.
Desde nuestro punto de vista, esas aspiraciones de mejorar las condiciones de vida y trabajo, así como las ilusiones en el diálogo, hay que acompañarlas con la huelga o con la toma de tierras como lo están haciendo las comunidades indígenas o campesinas y una movilización general. Sigamos el ejemplo de los campesinos y otros sectores: organicémonos y movilicémonos.
Salgamos a la lucha para recuperar todo lo que, por años, nos han arrebatado. Dentro de las organizaciones del movimiento obrero (CUT, FECODE y demás sindicatos), urge debatir democráticamente y decidir si se acompaña con acciones a los campesinos en su lucha por recuperar la tierra, y la demanda por recuperar los derechos arrebatados. Los directivos que han hablado de “independencia” frente al gobierno, están en mora de pasar de las palabras a los hechos.
En contraposición a este gobierno de colaboración de clases y su pretensión de lograr la alianza de los polos opuestos de la sociedad, a la política de “paz y amor” con la patronal, con los explotadores y con las transnacionales imperialistas que se llevan los recursos naturales del país, levantamos la concepción marxista clásica de división de la sociedad en clases y con intereses contrapuestos. Reivindicamos la lucha de clases, mediante la cual, históricamente la clase obrera y los pobres han avanzado en lograr algún bienestar.
Defendemos la necesidad de la lucha y movilización directa de la clase obrera como medio más eficaz para lograr solución a sus apremiantes necesidades. Sin perder de vista ni por un instante que el objetivo estratégico, de esa movilización es la conquista del poder por el proletariado. Única solución de fondo a la profunda crisis en que nos ha hundido el dominio de la oligarquía y el imperialismo.
***
La marcha convocada para el 26 de septiembre, contra las reformas de Petro, es una marcha de la extrema derecha al servicio de sus intereses retrógrados, que se opone a cualquier reforma por tibia que sea, como es el caso. Por lo tanto, los asalariados y pobres debemos rechazarla.
[1] El País de España, Inés Santaeulalia, 05 sept.22.
[2] ¿En qué consiste el ultimátum del Gobierno a los invasores de tierra? El Heraldo https://www.elheraldo.co/politica/gobierno-nacional-pide-respetar-predios-y-propiedad-privada-934483
[3] “Hemos intervenido 72 predios por invasión”: Director de la Policía. Redaccion digital CMI, 16 septiembre 2022.
https://noticias.canal1.com.co/nacional/hemos-intervenido-72-predios-por-invasion-director-de-la-policia/
[4]Enfrentamientos entre el ESMAD e indígenas en Caloto, Cauca, por desalojo. 2 de septiembre de 2022. https://www.infobae.com/america/colombia/2022/09/03/enfrentamientos-entre-el-esmad-e-indigenas-en-caloto-cauca-por-desalojo/
[5] Los paramilitares y el despojo masivo de tierras en Colombia. Armando José Mercado. Razòn Publica. Enero 30, 2017. https://razonpublica.com/los-paramilitares-y-el-despojo-masivo-de-tierras-en-colombia/
[6] Comandante del Comando Sur de los Estados Unidos visita Colombia. El Tiempo. 05 de septiembre 2022.
[7] De qué habló Gustavo Petro con la Comandante del Comando Sur de los Estados Unidos. El Tiempo. 07 de septiembre 2022
[8] Estados Unidos es responsable del 40% de la deuda mundial por daños climáticos. Teknautas. 08/09/2015. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-09-08/estados-unidos-es-responsable-del-40-de-la-deuda-mundial-por-danos-climaticos_1005189/08/09/2015
[9] EE.UU. tala 36 millones de árboles al año. Cambio16. 15/05/2018.
[10] No se trata de una justicia blandeque. Entrevista. Semana. 10 septiembre, 2022.
[11] España refuerza su compromiso empresarial con Colombia y Ecuador. Atalayar. 31 de agosto de 2022.
[12] España quiere acompañar el proceso de paz: Pedro Sánchez tras reunión con Petro. El Tiempo. 25 de agosto 2022.
[13] Mintrabajo revela los puntos centrales de la reforma laboral. Yamid Amat. O4 septiembre 22. El Tiempo.
[14] “el señor presidente habló del Esmad como una fortaleza institucional, dejando claro que debe ser un grupo de intervención que, como se dice en el argot penal, debe ser la “ultima ratio”, la última razón para actuar, lo que se quiere es garantizar los derechos y libertades de las personas, pero también que se cumplan los deberes de los particulares y del Estado”. Director de la Policía. Entrevista. Pregunta Yamid. 16 septiembre 2022
[15] Entrevista “Ahora yo voy a cuidar a la policía” Semana. 27 de agosto al 3 de septiembre.
[16] Injusticia Tributaria. Clara López Obregón. En la Raya. https://revistaraya.com/clara-lopez-obregon/62-injusticia-tributaria.html.
” Esta franja gana entre $10 millones (US$28.000 al año) y $50 millones mensuales (US$ 144.000 al año). Son relativamente ricos en Colombia, pero ni cercanamente adinerados en comparación con sus supuestos pares de la OCDE. En Estados Unidos el 1% en EE. UU. gana más de los US$ 488.000 al año, mientras que el ingreso promedio de la OCDE asciende a US$ 30.490 anuales.