Norman Bastidas – 14 de marzo de 2024                                                                              

Como una prueba más del carácter nazi-sionista del estado colonial de Israel, el 29 de febrero del 2024, su ejército genocida disparó contra una multitud de gazaties que esperaba ayuda alimentaria, asesinando a 104 e hiriendo a más de 700.

Pese a las argucias del sionismo respaldadas como siempre, incondicionalmente, por su gran aliado el gobierno imperialista de EE.UU, intentando explicar el hecho como si hubiese sido un accidente provocado por la misma población gazatí, la reacción internacional no se hizo esperar, y las fisuras que venían generando las multitudinarias movilizaciones entre las burguesías del mundo se amplió, ante la evidencia tan clara de este cobarde crimen, y, sobre todo, ante el temor que les produce un incremento de las mismas y que la movilización de los pueblos árabes presione de tal manera a sus burguesías, que las obligue a tomar medidas más drásticas contra Israel.

Pero, a pesar de todo, el ejército sionista continuó en su ofensiva genocida contra el indefenso pueblo de Gaza, causando cientos de bajas en los días posteriores al crimen cometido, y ocasionando la muerte de varios niños por desnutrición.

El ejército sionista ha concentrado su accionar en el sur de la región, principalmente en la ciudad de Rafah, donde se refugian cerca de 1.5 millones de palestinos, después de haber sido obligados por el gobierno de Netanyahu a desplazarse desde el norte en su ofensiva a la franja; destruyó el hospital Nasser, último que quedaba para atender los enfermos y los heridos, dando un ultimátum a Hamas hasta el 10 de marzo, fecha de inicio del ramadán para entregar los prisioneros israelíes que tomó durante su acción militar del 7 de octubre[i] .

Van más de 30.000 muertos, la mayoría de ellos niños y mujeres. Mientras tanto, el gobierno imperialista de Estados Unidos sigue apoyando abiertamente al estado genocida israelí; la Unión Europea lo sigue haciendo, pero el crimen atroz cometido el 29 de febrero los obligó a manifestarse en contra, en relación con el mismo, presionados por el descontento que podría incrementar las movilizaciones de las masas en sus países.[ii]

Una vez más, al igual que ha sucedido a lo largo de los años con las tibias resoluciones de la ONU, Israel rechazó nuevamente las mismas y la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), motivada por la demanda interpuesta por Sudáfrica contra Israel.

Muchos gobiernos burgueses han empezado a hacer declaraciones manifestando su preocupación por el anuncio de la ofensiva en Rafah. Temen las consecuencias políticas  de seguir apoyando incondicionalmente la ofensiva de Israel, en un panorama  mundial políticamente marcado por elecciones burguesas en más de la mitad de los países, pero, sobre todo, por la crítica situación internacional con el incremento en las dificultades económicas (China, Alemania, etc.), las contradicciones políticas junto a la situación de hambre y miseria de las masas que campea a nivel mundial y el peligro que representa para las burguesías que el ataque israelí contra los palestinos desate la furia de los pueblos árabes y los trabajadores y el pueblo pobre se levante contra sus gobiernos y los obligue a enfrentar a Israel.

En relación con el anunciado ataque a Rafah se han tenido que manifestar el gobierno imperialista yanqui, y algunos empleados del gobierno de Países Bajos y se han generado choques en el parlamento inglés.

Después de más de 30.000 muertos, y de la abominable masacre del 29F. ,  los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y Gustavo Petro de Colombia han comparado, con gran acierto, el genocidio en Gaza con el Holocausto cometido por los nazis contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, Petro, además, acaba de ordenar que “Colombia dejará de comprar armas a Israel”[iii]  postura que deberían seguir muchos países, en especial los autodenominados gobiernos de “izquierda” o progresistas; este hecho  ocasionó una crisis de las relaciones diplomáticas entre los mencionados países.

Pese a todos estos hechos, la ofensiva contra los palestinos y otros pueblos que los apoyan, como los libaneses dirigidos por Hezbola o los Huties de Yemen, lejos de disminuir, se incrementa.

Las discusiones que se dan en la ONU, condenando las masacre, no producen ningún resultado, pues ninguna Declaración o Resolución de la ONU va a detener a Israel. Por eso el gobierno imperialista yanqui votó en contra de la última propuesta de resolución presentada por Argelia, que planteaba un cese al fuego, proponiendo a cambio una tregua humanitaria.  

Esto demuestra la hipocresía de los gobiernos y políticos de las burguesías imperialistas y capitalistas, que por un lado maniobran ante sus pueblos para parecer preocupados por la situación en Gaza mientras buscan que las movilizaciones disminuyan, siguen defendiendo los ataques del estado sionista para asesinar y expulsar a los palestinos de su tierra.

Más allá de cualquier ilusión, todo lo anterior corrobora el carácter de la ONU. Una institución cuyas inocuas Resoluciones y apariencia humanitaria o democrática están al servicio de los intereses de los países más poderosos del mundo que la financian y dominan. Por eso cuando quieren pueden boicotear en el consejo de seguridad cualquier Resolución que no les sea políticamente conveniente. O pueden aprobar aceleradamente Resoluciones en contra de los países más débiles, incluidas las guerras, si son de su conveniencia política y económica, como sucedió con la primera guerra contra Irak, la invasión a Afganistán, o la intervención en la antigua Yugoslavia con sus cascos azules.

Por su parte, los gobiernos de la llamada “izquierda progresista”, como el de Petro en Colombia, López Obrador en México o Boric en Chile, se alinean con el mundo capitalista poniendo un signo igual entre los ataques de Hamas en defensa de su derecho justo a recuperar su tierra, y las masacres y el genocidio de Israel. Ignoran conscientemente la verdadera historia de esa colonización; es por ello por lo que no toman decisiones concretas y radicales como romper relaciones con el estado de Israel, como si lo hizo Bolivia.   

La realidad vuelve a demostrar que detener la actual masacre y menos alguna solución de fondo al problema palestino no se va a dar mediante las resoluciones que vota la ONU. Sólo las movilizaciones masivas, las huelgas de trabajadores, las protestas y luchas, fundamentalmente de la clase obrera en EEUU, Europa, Australia…, etc  y, ante todo, en los países del mundo árabe, pueden ocasionar fisuras, que se van ampliando con los últimos acontecimientos, entre las burguesías y obligar a sus gobiernos a romper con Israel.

Por supuesto, para detener el feroz ataque de Israel se necesita mayor masividad y radicalidad de las masas para obligar a un boicot de armas, materias primas y productos indispensables para el sostenimiento del estado artificial implantado en tierra palestina para colonizar su territorio y servir de portaaviones al imperialismo en sus ataques a los pueblos originarios que luchan por su soberanía y liberación. En particular la acción de los gobiernos árabes y países de mayoría musulmana, están en mora de pasar de las declaraciones a los hechos; y no caer en la actitud de falsa solidaridad del gobierno egipcio, que, en vez de liderar esa acción radical-militar, trata de crear en la frontera de su país con Gaza una zona de escape para la población gazatí, facilitando, de esta forma, el objetivo del sionismo de colonizar su territorio. La situación reclama que pasen a enfrentar el genocidio israelí.  


[i] Israel amenazó este lunes con invadir Rafah para la fiesta del Ramadán, en marzo, si Hamás no libera antes a los rehenes en su poder, pese a la presión internacional para resguardar a más de 1,4 millones de palestinos refugiados en esa ciudad en el sur de la Franja de Gaza.

[ii] “los disparos de soldados israelíes contra civiles que intentan acceder a alimentos son injustificables” U E, DW, 2/3/24

[iii] Periódico el Tiempo Colombia, 29 de febrero de 2024

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