Toño Ruíz. 10 de Febrero. 2024

El 21 de enero de 2024 se cumplieron 100 años del fallecimiento del más importante líder revolucionario que ha dado la historia;  Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin.

Como militantes revolucionarios de Opción Marxista Internacional, queremos recordar esta trascendental fecha para rendirle un merecido homenaje como tributo y reconocimiento a sus enseñanzas y su legado revolucionario.

Quién fue Lenin

Lenin desde muy joven, apoyado en las enseñanzas de Marx y Engels dedicó su vida a la militancia revolucionaria en defensa de los intereses de la clase obrera y los explotados.

A pesar de que fue perseguido, exiliado y encarcelado por el régimen zarista, además sufrir varios atentados, nunca vaciló en su ardua tarea como dirigente revolucionario hasta el día de su temprana  muerte.

Marxista convencido, organizador, agitador, propagandista y constructor del partido bolchevique, con el cual llevó a cabo el triunfo de la revolución del proletariado Ruso, además fundador de la Tercera Internacional junto con muchos dirigentes de su partido.

Seguramente el nombre y la trayectoria de Lenin son desconocidos o han sido olvidados por muchos, gracias al trabajo ideológico y político sistemático de sus enemigos del frente contrarrevolucionario mundial. Por un lado el imperialismo y las burguesías, que se han dedicado a calumniarlo, difamarlo y  someterlo al escarnio, igualándolo con Stalin y enlodando su nombre,  su importancia histórica en la lucha por la liberación del proletariado internacional. Y, por otro lado, el nefasto papel desempeñado por el estalinismo, al haber sido los responsables directos de la degeneración, destrucción y caída  de los estados obreros, entregándoselos en bandeja de plata al imperialismo. Algo que finalmente llevó a una gran derrota a las masas en el mundo, cambiando la relación de fuerzas en la lucha de clases mundial a favor del imperialismo mundial y el consecuente retroceso de las luchas y la conciencia del proletariado.

Trotsky sobre Lenin, escribió:

“…había precisamente en Lenin una impetuosidad juvenil. Y se le reconocía allí efectivamente este excepcional entusiasmo espiritual que sólo es propio de un hombre inquebrantablemente convencido de su vocación”…. La tarea que se había dado Lenin era la de despertar y unir a los oprimidos para derribar el yugo de la opresión; ésta era la causa del noventa y nueve por ciento de la humanidad.”[1]

Lenin y su legado

Los militantes Marxistas revolucionarios defendemos el legado de Lenin y continuaremos utilizando sus enseñanzas teórico-políticas en nuestra praxis, convencidos de que ellas son las herramientas y el camino correctos para el triunfo del proletariado. Así como él lo logró en la revolución de Octubre de 1917 al lado del partido Bolchevique, las masas obreras y campesinas, y que dio origen  al primer estado obrero en el mundo, la URSS.

Fue protagonista de primera línea en los procesos de la lucha de clases, principalmente  en las revoluciones Rusas de 1905 y en el triunfo de la revolución de Octubre de 1917 que fue su más importante logro al lado del proletariado y de L. Trotsky.

Lenin ante todo fue un gran político revolucionario, un ser humano en todo el sentido del concepto. Sus grandísimos aciertos y su larga trayectoria a la cabeza de los procesos de liberación de la clase obrera, nos llevan a reivindicarlo de forma objetiva en un marco de totalidad. Al contrario de lo que hizo el Stalinismo, que se dedicó hipócritamente a rendir culto a su personalidad, endiosándolo con demagogia política, para desfigurar su auténtico rol como revolucionario, convirtiendo falsamente a Stalin en el  “verdadero heredero del Leninismo”.

Lenin siempre combatió estas conductas superficiales, alejadas de la realidad y contrarias a los principios revolucionarios.

Trotsky al respecto escribe:

“Marx es el profeta de las tablas de la ley y Lenin el más grande ejecutor del testamento, que no sólo dirigía a la elite proletaria, como lo hizo Marx, sino que dirigía clases y pueblos en las ejecuciones de la ley, en las situaciones más difíciles que actuó, maniobró y venció”[2]

Los hechos de la realidad y la lucha de clases nos ratifican que sus enseñanzas y su práctica revolucionaria están más vigentes que nunca. Por eso nuestro quehacer militante está al servicio de rescatar y mantener su legado para avanzar en la construcción del partido revolucionario mundial con secciones nacionales, como herramientas fundamentales para el triunfo de la revolución proletaria.

La revolución Rusa de 1905

La revolución Rusa de 1905 fue una movilización de masas. Un ensayo general o laboratorio que, a pesar de la sangrienta represión del régimen zarista, impulsó un ascenso del proletariado, que en muchos casos obligó a la burguesía a ceder importantes libertades democráticas. Además, sirvió como referente y experiencia acumulada para la revolución de Octubre de 1917.

Aunque Lenin no se encontraba en Rusia en los inicios del levantamiento (enero), tuvo una participación política y programática trascendental en el proceso de 1905.

El significado de esa revolución  para el gran revolucionario se concretaba en que:

“…reveló la agonía de la fe secular del campesinado en “el padrecito zar” y el nacimiento de un pueblo revolucionario encarnado en el proletariado urbano. (…) La última década del movimiento obrero produjo miles de proletarios socialdemócratas de vanguardia que rompieron con esa fe, plenamente conscientes de lo que hacían. Educó a decenas de miles de obreros en quienes el instinto de clase, fortalecido en la lucha huelguística y en la agitación política, minó todos los fundamentos de semejante fe”.[3]

En palabras de Trotsky:

“En los hechos de 1905 Lenin distinguió tres rasgos principales – (1) la toma [en sus manos] temporaria del pueblo de su verdadera libertad política, (2) la creación de un nuevo, aunque fuera potencial, poder político en la forma de diputados de trabajadores, soldados y campesinos del soviet; (3) el uso de la fuerza por el pueblo en contra de quienes la habían usado contra ellos. Estas conclusiones, de los eventos de 1905, se volvieron los principios rectores de la política de Lenin en 1917 y llevaron a la dictadura del proletariado en la forma del Estado Soviético”.[4]

La revolución bolchevique de 1917.

El año 1917, punto de inflexión en la historia de la lucha de clases a nivel mundial,  va asociado al nombre de Lenin. Sin él,  sin su persistente  trabajo para construir el partido revolucionario, 1917 no hubiera pasado a la historia universal ni del movimiento obrero, como el año en que los trabajadores de Rusia, con el apoyo de los campesinos pobres, tomaron el poder en sus manos e iniciaron la construcción del socialismo.

Trotsky, el gran dirigente, compañero de Lenin en el triunfo revolucionario de 1917 en rusia, escribió:

“Un factor colosal de la madurez del proletariado ruso, en febrero de 1917, era Lenin. No había caído del cielo. Encarnaba la tradición revolucionaria de la clase obrera. Para que las consignas de Lenin encontrasen el camino de las masas era necesario que existiesen cuadros, por muy débiles que estos fueran en principio, era necesario que estos cuadros tuviesen confianza en su dirección, una confianza fundada en la experiencia del pasado. Rechazar estos elementos es simplemente ignorar la revolución viva, sustituirla por una abstracción, ‘la correlación de fuerzas’, ya que el desarrollo de las fuerzas no cesa de modificarse rápidamente bajo el impacto de los cambios de la conciencia del proletariado, de tal manera que las capas avanzadas atraen a las más atrasadas, y la clase adquiere confianza en sus propias fuerzas. El principal elemento, vital, de este proceso es el partido, de la misma forma que el elemento principal y vital del partido es su dirección. El papel y la responsabilidad de la dirección en una época revolucionaria son de una importancia colosal. (…)[5]

De esta manera el líder revolucionario asume la tarea estratégica, el desafío de impulsar el cambio radical en la historia, superando todas las dificultades, incluyendo las dudas y debilidades del propio partido bolchevique. Lenin tenía una confianza absoluta en la fuerza y capacidad del proletariado y del partido, a pesar de que ésta era una organización pequeña en el número de militantes, pero cualitativamente fuerte, al tener un puñado de cuadros muy experimentados, entre los que, además se expresaban a menudo importantes diferencias y el debate era constante.

Al respecto, Trotsky  en su libro sobre Lenin, escribió:

“Cuando Lenin declaró en el Congreso de los Soviets, con una magnífica simplicidad, que le parecía ingenua hasta a los verdaderos ingenuos: “Nuestro partido está dispuesto a tomar el poder en toda su amplitud”, se oyó un estallido general de risas. “¡Ríanse cuanto quieran!”, replicó Lenin. El conocía el proverbio: “quien ríe último reirá mejor…”…“este país de obreros y campesinos indigentes estaba mil veces más a la izquierda que los Chernov y los Tseretelli, y cien veces más a la izquierda que nosotros, los bolcheviques”[6]

El triunfo de la revolución de Octubre demostró, en los hechos, que la burguesía y el capitalismo sí podían ser derrotados. Los primeros pasos en la construcción de una sociedad diferente, socialista, y su enorme fuerza, provocaron de inmediato el entusiasmo entre las masas trabajadoras más allá de las fronteras rusas. Y, al mismo tiempo, un gran temor en la burguesía mundial, que nunca imaginó ver amenazado su dominio de esa manera.

El partido bolchevique pasó de ser una pequeña minoría, a ser la mayoría en cuestión de meses en los sóviets y convertirse en un polo de atracción para millones de oprimidos en todo el planeta. Desde ese preciso instante, cuando las masas alcanzaron el triunfo y las potencias imperialistas en alianza con la burguesía rusa, desplegaron su poderío militar y económico contra la recién nacida república de los sóviets, hasta el día de hoy, las mentiras, tergiversaciones, del imperialismo y el estalinismo y sus ocultaciones, han intentado sepultar estos importantes hechos de la realidad mundial y sus lecciones.

Lenin y Trotsky

Se conocieron en el exilio en Europa cuando eran jóvenes en 1902. Aunque tuvieron importantes y múltiples diferencias, por ejemplo respecto del tipo de partido que iba a dirigir la revolución y cuál sería el sujeto social fundamental en la composición del proceso revolucionario, compartirían el mismo objetivo de hacer la revolición obrera y construir un partido revolucionario como  herramienta fundamental de la clase trabajadora para terminar con la explotación y la opresión en su país, Rusia, y en todo el mundo. Además, una visión común sobre la teoría de la Revolución Permanente y en contra de la reaccionaria concepción estalinista de «socialismo en un solo país».

El papel de Lenin y Trotsky en la interpretación y aplicación correctas de las enseñanzas del Marxismo, fue fundamental en los procesos revolucionarios en Rusia, pero además en la dirección del partido bolchevique en los procesos de lucha de clases.

Un aspecto muy importante que queremos resaltar y en el que Lenin y Trotsky coincidieron en la última etapa de la vida de Lenin, fue su lucha contra la burocratización del partido bolchevique, contra la llamada troika estalinista que había iniciado un proceso de degeneración y tergiversación de las enseñanzas del marxismo al interior del partido y la Terecera Internacional. Hecho que a la postre se consumó con la muerte de Lenin.

En su testamento, que la casta estalinista escondió, Lenin ya alertaba sobre ese rumbo equivocado de la mayoría de la dirección del partido, y el alerta también a Trotsky sobre ese nefasto rumbo. En ese documento Lenin, plateaba:

“El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada Trotsky, según demuestra su lucha contra el CC con motivo del problema del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se distingue únicamente por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz del actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos”.[7]

Lenin y el Stalinismo

Después del triunfo de la gran revolución de Octubre de 1917  en Rusia, los obstáculos, externos e internos, para afianzar el proceso de la toma del poder y la dictadura del proletariado, fueron la constante. El primero fue la guerra declarada por la contrarrevolución imperialista, que dejó millones de soldados del ejército rojo muertos y una profunda crisis económica y social en el país, dando como resultado que la base social de la dictadura proletaria se volviera heterogénea y caldo de cultivo para la burocratización del partido bolchevique y del estado. Trotsky al respecto planteaba:

“…la desmovilización del Ejército Rojo de cinco millones de hombres debía desempeñar en la formación de la burocracia un papel considerable. Los comandantes victoriosos tomaron puestos en los soviets locales, en la producción, en la educación, e introdujeron persistentemente en todas partes el régimen que había asegurado el triunfo en la guerra civil. De este modo, las masas fueron eliminadas poco a poco en la participación efectiva de la dirección del país.” [8]

El segundo fue el aislamiento en que quedó la atrasada Rusia de esa época, por la derrota de la revolución europea y mundial.

Todas estas dificultades, a cinco años de la revolución y con Lenin muy enfermo, fueron aprovechadas por la llamada troika liderada por J. Stalin, quien se  ubicó como cabeza de todo este proceso a partir de su gris y perseverante trabajo administrativo.

En los años de guerra y crisis internas, Stalin supo conformar una sólida carrera que le otorgó poder y relaciones con dirigentes y secretarios de distintos niveles del Estado. Estos atributos junto con la confianza de Lenin, lo pusieron al frente de dos comisariatos del pueblo: Nacionalidades e Inspección Obrera y Campesina. Stalin como intérprete del retroceso y la desmoralización de los sectores más combativos del partido, y como lider de los militantes y dirigentes más conservadores, su ascenso pisó en terreno firme. Lenin reconoció esta tendencia burocrática ascendente y el peso que tenía este personaje en la cúspide del poder, siendo la última palabra de todos los asuntos decisivos.

Lenin advirtió la dimensión que había cobrado el aparato burocrático del partido con Stalin a la cabeza. Las profundas diferencias y contradicciones con Stalin ya eran evidentes, mencionaremos solo dos por su importancia: La cuestión de la autodeterminación de las nacionalidades y el problema del monopolio del comercio exterior.

En ese marco el jefe del estado soviético emprendió una dura batalla contra las desviaciones del proceso revolucionario y en particular contra Stalin, pero esta no pudo triunfar por la temprana muerte de Lenin y el avance del proceso de degeneración de la dirección de la mayoría del partido.

Así el Stalinismo consolidó su poder en el estado y el partido y la Internacional.

Nahuel Moreno y el Leninismo

Nahuel Moreno, el más importante dirigente trotskista revolucionario latinoamericano, en el marco de su militancia trotskista, fue defensor a fondo del leninismo. En su lucha contra las desviaciones oportunistas al interior del trotskismo internacional, y su combate al estalinismo, siempre defendió las enseñanzas de Lenin sobre el tipo y carácter obrero de los partidos y del partido revolucionario mundial, la independencia de la clase obrera respecto de la burguesía y el imperialismo, entre muchos otros principios de la teoría marxista leninista.

En sus obras y escritos: El partido y la revoluciónEn defensa del Leninismo en defensa de la cuarta internacional, Cómo construir el partido revolucionario, entre muchas otras, polemiza  con corrientes oportunistas y combate a fondo por la construcción del partido mundial Leninista de la clase obrera y por su emancipación y el avance de la revolución socialista a nivel internacional.

En particular destacamos en su documento, sobre la burocratización de los partidos Estalinistas: “Cuatro consejos de Lenin[9],  allí defiende el legado de Lenin y su papel trascendental en la lucha contra la burocratización dentro de los partidos comunistas.

Lenin y el partido del proletariado

 “…dadnos una organización de revolucionarios y moveremos a Rusia desde sus cimientos”.[10]

Lenin  fue un convencido de que para dirigir en la vía correcta a las masas, se necesitaba de una herramienta fundamental, por eso en el terreno de la organización de la vanguardia revolucionaria, llevó a cabo la gran tarea de construcción del partido democráticamente centralizado, como factor consciente y como instrumento adecuado para garantizar el triunfo. Sin el partido Bolchevique no hubiera sido posible la revolución rusa de 1917.

Al respecto Lenin planteaba que la fuerza del partido bolchevique… y la tercera internacional…

“…reside en que ha comenzado a llevar a la práctica la consigna más importante de Marx, la consigna que resume el desarrollo secular del socialismo y del movimiento obrero, la consigna expresada en este concepto: dictadura del proletariado. Esta previsión genial, esta teoría genial se está transformando en realidad (…). Estas palabras latinas están traducidas actualmente a los idiomas de todos los pueblos de la Europa contemporánea, más aún, a todos los idiomas del mundo. Ha comenzado una nueva época en la historia universal. La humanidad se sacude la última forma de esclavitud: la esclavitud capitalista, o sea, la esclavitud asalariada. Al liberarse de la esclavitud, la humanidad adquiere por vez primera la verdadera libertad”.[11]

El partido bolchevique era extraordinario, con amplia democracia interna, una organización viva, llena de desacuerdos, con debates intensos, en la que no había espacio para la pleitesía a Lenin ni a ningunos de sus dirigentes, en la que el gran dirigente gritaba pero no descalificaba, ni calumniaba a ninguno de sus camaradas y mucho menos asesinaría a sus opositores, como hizo la burocracia stalinista con la mayoría de bocheviques que dirigieron la revolución y con Trotsky.

Lenin y la realidad actual

Los hechos de la realidad y la situación política mundial enmarcada en la crisis crónica del sistema capitalista imperialista, confirman de forma fehaciente que Lenin fue un revolucionario que se adelantó a su época. Su pensamiento y legado estuvieron muchos pasos adelante de la realidad de su tiempo.

El triunfo de la revolución bolchevique en Rusia de 1917, a cuya cabeza estuvo, en un país atrasado e inmerso en un sistema monárquico reaccionario, es un hecho innegable de esa visión futurista.

Pero esa cualidad de Lenin tiene una explicación científica, era un estudioso del Marxismo, lo puso en práctica, no como una receta o una doctrina infalible e inamovible sino como un método de acción científica, con sólidos principios, y susceptible de cambios de acuerdo con las condiciones de cada momento y situación.

Lenin en su famoso libro: “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, analizó con lujo de detalles el verdadero papel del imperialismo; la sustitución de la libre competencia capitalista y la implementación de los monopolios, las guerras de rapiña y la repartición de nuevos territorios, el sometimiento de las semicolonias, entre otros aspectos.

En su obra Lenin plantea:

Si fuese necesario definir el imperialismo lo más brevemente posible, deberíamos decir que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Tal definición incluiría lo más importante, pues, por un lado, el capital financiero es el capital bancario de unos pocos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de las asociaciones industriales monopolistas y, por otro, el reparto del mundo es la transición de una política colonial que se extiende sin obstáculos a territorios que ninguna potencia capitalista se apropió todavía, a una política colonial de posesión monopolista de un planeta ya completamente repartido”.[12]

La guerra de rapiña actual entre el imperialismo Occidental y el Ruso en Ucrania, el genocidio del régimen nazi-sionista israelí con el apoyo del imperialismo yanqui y europeo contra la población Palestina, la imposición de planes de miseria y explotación contra los trabajadores, los peligros de extensión de un conflicto bélico entre el imperialismo yanqui y algunos países árabes o la destrucción de la naturaleza, reafirman con extraordinaria contundencia que ésta es la época de la decadencia de este sistema dominado por el imperialismo.

Ser Marxista- Leninista hoy

Ser marxista-leninista  en la actualidad implica una militancia activa y organizada para enfrentar las políticas del imperialismo en esta época de crisis, guerras y revoluciones. Significa luchar cada día al lado de los explotados y solidarizarse con las causas de las masas en contra de la clase explotadora.

Significa la denuncia y combate permanentes contra las guerras imperialistas, como la de Ucrania, como lo hizo Lenin en la primera guerra imperialista. Significa ubicarnos al lado de las luchas de los oprimidos defendiéndolos del ataque permanente del imperialismo y las burguesías, como ocurre actualmente con el genocidio a los Palestinos, a quienes damos todo nuestro apoyo en su lucha de resistencia contra la colonización sionista y por su liberación como nación.

Es luchar para construir un partido que se nutra de la teoría y las enseñanzas de los maestros del marxismo, (Lenin, Trotsky, N. Moreno) y las lleve a la práctica, con un programa de acción revolucionaria, alejado de los esquemas, acorde con las necesidades y aspiraciones de las masas en cada momento de la lucha de clases. Que levante una política de denuncia y combate permanentemente al capitalismo imperialista. Así como lo demostró Lenin siempre desde temprana edad.

La construcción del partido internacional Leninista-Trotskista-Morenista

Los revolucionarios que valoramos y seguimos ese legado teórico y político de este gran maestro, a pesar de las enormes dificultades debido a la derrota histórica y el retroceso en la conciencia de las masas, a la política equivocada de las direcciones del movimiento obrero y de masas, seguimos en la trascendental tarea de avanzar en la construcción de un partido internacional  Leninista-Trotskista-Morenista y sus secciones nacionales, cuya tarea estratégica sea la de dirigir al proletariado en el momento de la insurrección para arrebatarle a las burguesías y al imperialismo el poder,  y construir una verdadera sociedad socialista, una sociedad sin explotadores ni explotados. Un verdadero socialismo obrero, alejado del falso «socialismo» (burgués) del «chavismo» y sus pares.

Al respecto Lenin planteaba:

La teoría de Marx puso en claro la verdadera tarea de un partido socialista revolucionario: no inventar planes de reestructuración de la sociedad ni ocuparse de la prédica a los capitalistas y sus acólitos de la necesidad de mejorar la situación de los obreros, ni tampoco urdir conjuraciones, sino organizar la lucha de clase del proletariado y dirigir esta lucha, que tiene por objetivo final la conquista del Poder político por el proletariado y la organización de la sociedad socialista.[13]

La Lucha de clases continúa

En esta época de guerras imperialistas, de crisis estructural del capitalismo a escala mundial, vemos con optimismo revolucionario que lo que hemos caracterizado como una dinámica de puños levantados cada vez se manifiesta con mayor fuerza. Las huelgas obreras en distintos países de Europa, las multitudinarias marchas de apoyo a los Palestinos, los estallidos sociales en América Latina y el mundo, así como las movilizaciones y el Paro nacional de la clase obrera contra el gobierno de Milei en Argentina, por solo mencionar algunas, nos confirman, como lo señalaron Marx y Lenin, que la lucha de clases es el motor de la historia, es una acción política que impulsa la liberación de los trabajadores del yugo imperialista.

“Toda lucha de clases es lucha política”[14]


[1] Lenin, Trotsky, pág. 328

[2] Lenin, L Trotsky pág. 318

[3] Lenin, L Trotsky

[4] Ídem

[5] https://fundacionfedericoengels.net/index.php/critica-de-libros/668-lenin-y-la-revolucion-de-octubre

[6] L Trotsky, Lenin

[7] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/testamento.htm. “Carta al congreso”, Vladimir Lenin

[8] La Revolución Traicionada, L. Trotsky, Pág. 97 y 98.

[9] https://www.nahuelmoreno.org/escritos/cuatro-consejos-de-lenin-1986.pdf

[10] El qué hacer, V. Lenin.

[11] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/iv-19.htm

[12] Lenin V, “El imperialismo fase superior del capitalismo” pág. 54

[13] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/1899np.htm

[14] C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, ed. Cartago, 1957, pág. 20

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí