Presidente Petro con Fabio Arias, presidente de la CUT y Gloria Inés Ramirez, ministra de trabajo

Los dirigentes de las Centrales Obreras y sindicatos -FECODE y los del magisterio- así como los activistas del  Pacto Histórico, PH, convocan a marchar el 19 de septiembreen la ruta de respaldo y defensa del Gobiernoes decir para apoyarlo. Esa marcha del 19 es convocada además por el propio Gustavo Petro, sus Ministros –encabezados por la Ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez-, sus parlamentarios, dirigentes sindicales y todas las organizaciones y partidos de la llamada “izquierda moderada” que hoy son gobierno.

Foto: El Espectador

En la declaración final de la reunión del PH, presentada como «Asamblea Nacional por las reformas», del pasado fin de semana, conformada por funcionarios del gobierno, directivos sindicales, activistas y militantes de los partidos y colectivos del PH, declaran su apoyo total al Gobierno y sin referirse explícitamente a la investigación del Consejo Nacional Electoral, CNE, sobre los topes de gastos realizados en su campaña, afirman: “Rechazamos todos los intentos golpistas que, por la vía de las amenazas a la vida e integridad del Presidente, o por vías jurídicas, contrarias a las garantías constitucionales, pretenden desconocer la voluntad popular”. Petro incluso había hablado de un plan para matarlo supuestamente coordinado por sectores del establecimiento. “O muere el Presidente o lo tumban, la orden está dada”, sentenció. Incluso en ese evento, Petro planteó: “el golpe se enfrenta con la revolución popular…pacífica”.

Petro, los partidos del PH, así como muchos maestros jóvenes y trabajadores, parten de un hecho real: la extrema derecha uribista, la derecha y en general el establecimiento, no están conformes con este gobierno que les tocó aceptar a regañadientes, dadas su crisis y las circunstancias creadas por el estallido social de 2021, que los arrinconó. Y por eso ahora aprovechan las vacilaciones, improvisación y ligereza del gobierno, usando las instituciones para combatirlo y desgastarlo. Como un gobierno distinto, vocero de nuevos empresarios y sectores de clase media emergente, que busca abrirse paso como un nuevo sector dominante, éste le disputa su tradicional dominio a los grandes cacaos que siempre dominaron y explotaron a sus anchas, y lo atacan a la menor oportunidad. Por ello eso la campaña de desprestigio, la arremetida e intrigas, existen y son reales. Lo combaten casi todos los partidos (incluido un sector del Verde), el grueso de la gran prensa, los banqueros, y la mayoría de los grandes empresarios ¿Se podía esperar otra política de los grandes capitalistas del país?

La marcha de carácter reaccionario que llaman el uribismo y la derecha, para tres días después, el 22, hace parte de esa ofensiva política para capitalizar electoralmente el camino pavimentado que el gobierno Petro-Francia, no han hecho sino abrirles cada vez más a ellos. Dicha convocatoria, por supuesto no merece sino ser repudiada por todos los trabajadores y jóvenes conscientes.

Obviamente ni corta ni perezosa, la oligarquía y lo más rancio del establecimiento capitalista, no desaprovecha ninguna ocasión de las tantas que le brindan Petro, sus Ministros o parlamentarios, para golpearlo y debilitar su base electoral. Y por esa vía, desprestigiar no sólo a la “izquierda” reformista que hoy gobierna, sino de paso y fundamentalmente a la causa de los trabajadores y la izquierda socialista o revolucionaria.

La oligarquía, investiga la campaña, le sacan sus “trapos sucios”, lo atacan y denuncian, a pesar de que el gobierno Petro no se ha cansado de otorgarles múltiples concesiones. Desde el inicio se ha dedicado a buscar “pactar” y “conciliar” con los más destacados líderes de la ultraderecha y la derecha, como con el propio Uribe a quien tendió una mano amiga; con el vocero de los ganaderos y terratenientes, Lafaurie, como Ministro sin cartera en el negocio de las tierras y como negociador de “paz”; nombrando al confeso asesino Mancuso como “asesor de paz”; a más de los acuerdos con algunos jefes de bandas criminales, que su hermano pactó en la cárcel. De este modo, el gobierno Petro-Francia se ha mostrado muy solícito con la burguesía. Como botón de muestra, corrió a resolver las exigencias de la gran patronal del transporte ante el reciente paro, cediéndoles en toda la línea. Pero que la reacción y la gran prensa lo ataque o lo investigue, no convierte al gobierno Petro-Francia y al PH en “izquierda” radical, tampoco en revolucionarios y menos que menos, en destinatarios de algún «golpe».

Otra cosa es que Petro y el PH, utilicen el hecho de ser blanco de ataque con el fin de no perder sus adeptos, agiganten esos ataques como si de verdad quisieran darle muerte y buscaran el “fin del mandato popular”. Nada más alejado de la realidad. Por eso, dependiendo del auditorio, califican la investigación del CNE como “golpe blando” o «golpe duro» y, en general, se muestran como víctimas de un complot. Una investigación, que no deberían temer, pues ni puede ni busca “derrocarlo”. Sólo debilitarlo ante las elecciones de 2026. Petro y el PH hacen esos graves señalamientos sin hasta ahora presentar pruebas de que no excedieron los topes o denunciar ante algún ente de control en los cuales ellos confían, las amenazas. Petro no está preocupado porque lo tumben o lo maten, sino por la expectativa de “que el CNE le impute cargos”.

Es un hecho que el gobierno Petro y sus partidarios están celosamente comprometidos a respetar las reglas del juego electoral y al CNE, que incluso Petro como parlamentario votó, de que defienden la Constitución del 91 y todas las instituciones del establecimiento, sería muy sencillo solucionarlo: en ese terreno institucional burgués que respetan, podrían aportar las pruebas y demostrar con absoluta claridad que no violaron los topes del financiamiento de su campaña electoral. ¡Así, darían un portazo en las narices a la extrema derecha! Lastimosamente, hasta ahora, no lo han hecho ni lo han demostrado.

Si el golpe y la amenaza al Presidente son reales ¿cómo actuar?

Foto: DW

Es claro que Petro y sus seguidores llaman “intento de golpe” a esa investigación del CNE. Por eso Petro afirma que es un “golpe de Estado” promovido por Magistrados y no por militares, pues “no son idiotas” y le obedecen como comandante en jefe. Tanto, que instó a manifestarse, asegurando que los militares y la policía no reprimirán ni matarán a nadie en las acciones de la “revolución popular pacífica contra el golpe”, que habló de convocar.

Pero aceptemos, por un momento, el argumento del «golpe» inminente. Que de verdad “ya dieron la orden para asesinar” a Petro “o derrocarlo en tres meses” y está en curso un “golpe de estado”. Estaríamos ante un hecho de máxima gravedad e importancia. Lo coherente sería levantar una política de movilización y protesta, seria, combativa y decidida para impedirlo y derrotarlos.

Petro habló de hacerlo con una “revolución popular pacíficay, si se pasa por alto tamaña incongruencia, la Asamblea del PH, en sintonía con ese llamado pacifista, declaró: “llamamos al pueblo…a estar alertas y a responder de manera masiva, organizada y pacífica en las calles, en defensa de la voluntad popular y la democracia”.

¿De verdad Petro y los partidos del PH, creen que con una marcha “masiva, organizada y pacífica” como planean para el 19 u otras marchas y sin el concurso de huelgas y acciones de lucha de la clase trabajadora, basta? ¿Consideran que, sin la movilización masiva, decidida y combativa de los asalariados y el pueblo pobre, se podrá derrotar la conspiración de la extrema derecha y el golpe que dicen que está en curso? Una amenaza violenta como esa, exigiría enfrentarla y derrotarla con medidas de lucha de fondo como esas y no sólo con discursos y llamados a simples marchas festivas, coloridas y pacíficas, es decir pacifistas y de brazos caídos.

¿Por qué si Petro llamó a la clase obrera a apoyarlo ante la arremetida patronal durante el paro de los grandes pulpos del transporte (y de paso, aprovechar para sindicalizarse), ante algo más grave como un “golpe”, no convoca a la clase obrera a movilizarse y a una Huelga general para derrotar el golpe? ¿Esa no sería la revolución popular a que se refiere?

Marcha de apoyo al gobierno en Medellín. Foto CNN

Creen, por su parte, los dirigentes de las Centrales Obreras, sindicatos de maestros y las organizaciones que hacen parte del PH, que semejante amenaza inminente, puede ser derrotada sin un levantamiento generalizado de los trabajadores y la población en una Huelga General para derrotar el golpe? Además, con la responsabilidad que un caso así amerita, se correspondería hacer una convocatoria amplia, dirigida a todos los que estén por enfrentar y derrotar el “golpe blando” y no sólo a los que quieran manifestarse en apoyo al gobierno, como es el caso. No con un llamado sectario dirigido sólo a los que apoyen el gobierno. En esas y otras incongruencias entre la alarma de golpe y las medidas que proponen para hacer, se revela el trasfondo electoral de la marcha del 19 y las denuncias de “golpe”. Las denuncias antes que usarse para combatir a fondo a la extrema derecha y la reacción oligárquica, con su tibieza buscan realmente cohesionar a sus seguidores, sellar las divisiones internas del PH y ambientar la campaña electoral de 2026. de eso se trata.

Más allá de los “fogosos” discursos de Petro, todos los activistas, militantes y seguidores del gobierno saben que no es ninguna revolución popular o alguna verdadera lucha de clases lo que convocan, los une y quieren promover. Es claro que lo que motiva los encendidos discursos, las denuncias del complot, su Asamblea, la marcha del 19, las demás actividades del plan de acción acordado y los comités o Coordinadoras por el Cambio que aprobaron constituir, son la búsqueda de apoyos políticos tendientes a recomponerse y fortalecer su base electoral con la mira en las elecciones del 2026.

Pruebas al canto: todos los dirigentes y militantes de los partidos y colectivos del PH –incluidos sus activistas juveniles de la primera línea– ya demostraron cuál es su verdadera política. No es la de organizar la lucha directa y menos de la clase trabajadora. Su política se mostró ante el estallido social del 28 de Abril de 2021, cuando se negaron a convocar a la clase obrera para que entrara en el estallido con sus métodos de lucha, la huelga y el paro. Mientras el CNP lo desgastaba en inútiles reuniones con Duque. Y en que luego, ante el desgaste y desangre, se negaron a reorganizarlo para darle continuidad. ¿Qué hicieron? concentrarse en convencer a los maestros, trabajadores y jóvenes, a abandonar la lucha directa. A meterse de cabeza en la campaña electoral. A “luchar” para conseguir votos en barrios y territorios, pues la lucha “seguiría en la urnas”, dijeron. Todo para aprovechar ellos y sus allegados, la indignación popular que afloró con el estallido social, como trampolín. Esa política electoral es la guía del gobierno y los partidos del PH. Fomentaron y fomentan las ilusiones electorales como la salida a los graves problemas de miseria y violencia que afectan a las grandes mayorías. Y siguen empeñados en conducir a los trabajadores a ese callejón sin salida a que fueron conducidos los trabajadores y el pueblo pobre en Venezuela, Ecuador o Argentina.

Mal que les pese a sus seguidores honestos, las preocupaciones de los dirigentes sindicales y políticos del PH están limitados a los apetitos electorales. A su desvelo por conservar sus curules en el parlamento; al manejo del presupuesto como funcionarios y ministros del despacho; a sus viajes al exterior y demás gabelas que logran hablando del pueblo, de los nadies, etc. y asustando con el “golpe”. Todo para conquistar adeptos y los votos que les permitan mantenerse en el gobierno, en  el parlamento y con las instituciones en sus manos. No hay ni “revolución” ni “lucha de clases” allí. Los intereses de los asalariados NO ocupan algún lugar. Solo lucha de campos o bloques políticos (burgueses y pequeño burgueses) en disputa electoral en la ruta de 2026. La oligarquía lo sabe y por eso sus investigaciones, ataques y campañas, se dirigen al desgaste electoral del PH, para poder ellos retomar las riendas del país a pleno. 

Las cortinas de humo

La oligarquía, los yanquis y el establecimiento, sin duda, seguirán aprovechando las sistemáticas vacilaciones y errores del gobierno y sus ataques e investigaciones no cesarán. Pero no tratan de “derrocarlo” como denuncia Petro, sino erosionarlo con la mira puesta en 2026. Lo del “golpe” no es para impedirle gobernar y, menos, para ocultar lo bien que lo hace. Más aún, si el gobierno cree que con encendidos discursos, cortinas de humo y con “cañazos” como los del golpe y su asesinato inminente, asustará y doblegará a la mañosa y curtida clase dominante del país.

La “narrativa” –o relato, como dicen algunos-,  del “golpe blando” y ser “víctima de un complot” es un argumento característico de los discursos y mensajes del presidente Petro, que esgrime cotidianamente, casi desde el inicio de su mandato. Está dirigida a impactar y cohesionar a su base electoral y es muy útil al gobierno. Es un recurso multiuso del Petro –y sus pares de América Latina, como Maduro, Ortega y el presidente de Bolivia- con el cual buscan defenderse de cualquier ataque político desde la ultraderecha, victimizarse y muy útil para desviar responsabilidades y distraer. Es otro globo como lo del programa espía “Pegasus”, la Constituyente y otros temas que hacen parte de las cortinas de humo usuales de esta administración.

Lo grave es que Petro y el PH pérfidamente lo usan para descalificar y estigmatizar cualquier crítica u oposición de los trabajadores en lucha, estigmatizándolas como si vinieran desde la derecha. El gobierno y sus seguidores, usan ese argumento del “complot” para poner un signo igual entre los repudiables ataques de la derecha y las luchas de los trabajadores por sus derechos o las críticas de la izquierda socialista al gobierno. Así lo usaron el gobierno y su Ministra de Trabajo, para primero estigmatizar como parte del “golpe blando” los justos reclamos salariales de los trabajadores de ese ministerio. Así, violaron y desconocieron el derecho a la huelga. Para golpear y perseguir a los trabajadores y no resolver ni uno de sus justos reclamos. Y lo  seguirán haciendo con otros trabajadores, si no se les impide.

¿Deben los trabajadores marchar en apoyo a medidas que los perjudican?

Petro con algunos de los empresarios más ricos del país

Más allá de que se comparta esta interpretación que esbozamos, tomando muy en cuenta la realidad de las actuaciones del gobierno ante la clase trabajadora y evitando caer en su falaz victimización ¿será coherente salir en apoyo a un gobierno para quien, de acuerdo a la experiencia, los derechos y reclamos de los trabajadores importan muy poco?

¿Será acertado que maestros, jóvenes y trabajadores marchen para apoyar un gobierno que más allá de presentarse como víctima de la extrema derecha, implementa políticas contrarias a los derechos de la clase trabajadora? ¿No fue ese el caso cuando el gobierno con violencia rompió la huelga de los trabajadores del Ministerio de Trabajo? Y no fue también el caso de los maestros, cuando el gobierno del PH, en cabeza de su Ministra de Educación y sus parlamentarios, intentaron aprobar una “neoliberal” ley Estatutaria pactada con los uribistas, muy lesiva al magisterio y la educación pública? Ley que se habría aprobado, si no fuera por el Paro nacional impuesto por las bases del magisterio. ¿Será acertado participar en marchas de apoyo al gobierno y guardar silencio ante la calamitosa situación en el servicio de salud que afecta a la mayoría de los maestros del país, como víctimas del improvisado e irresponsable «cambio» en que se empeñó el gobierno, al implementar un nuevo modelo y arreglar ese negocio con nuevos prestadores?

¿Marchar para que con el sofisma de que se invertirán recursos entre los sectores más pobres, se dé luz verde al alza de los combustibles (gasolina y ACPM)? ¿Apoyar que los hogares obreros y populares paguen el hueco fiscal, sólo porque Petro decidió mantener el pacto  del uribismo, sumiso para atar los precios de la gasolina y ACPM a los fijados por las trasnacionales petroleras de las potencias? Algo que solo beneficia a los pulpos que venden los combustibles. ¿Respaldar esa alza, que sin duda terminará en subida general de los precios de la canasta familiar? ¿Es decir marchar el 19 para apoyar que haya más carestía?

¿Se puede acaso salir a patrocinar una nueva una nueva Reforma Tributaria presentada falsamente como dirigida a las grandes fortunas (sólo un 15%) y que realmente sería descargada en un 85%, sobre los bolsillos de los asalariados y la población?  ¿Salir a la calle para respaldar la política de “paz” del gobierno que, sin romper con la «guerra al narcotráfico» impuesta por EEUU al país, ha significado el crecimiento de las bandas armadas y las guerrillas, con su secuela de violencia y muerte?

¿Se puede marchar para respaldar las denominadas “reformas sociales” que en sus aspectos fundamentales, son globalmente regresivas pues serán resultado de ser “conciliadas”, es decir cocinadas y pactadas en secreto con los grandes capitalistas de las EPS, de los Fondos de Pensiones, y con ganaderos y terratenientes, en el caso del campo? O, como la llamada Reforma Laboral, que no contempla algún plan serio de garantías al inexistente derecho a la sindicalización y dónde los puntos claves de los derechos colectivos fueron eliminados del texto, dejándolos al arbitrio de la patronal?

¿Respaldar un gobierno que mientras navega en siderales escándalos de corrupción (carro tanques – UNGR, etc.) y continúa pagando la fraudulenta Deuda Externa? ¿Apoyar a un gobierno que sigue actuando como aliado estratégico de los yanquis en la guerra al narcotráfico y que sigue entregando el país ante esos y otros dictados imperiales?

Desde el punto de vista de la clase trabajadora, desde sus sectores más explotados y oprimidos, el autoproclamado gobierno del cambio, en sus dos años, se ha limitado a tibias reformas y a entregar algunas migajas a algunos pocos sectores. No existe ningún hecho contundente que permita mostrar que ha solucionado -o siquiera empezado a solucionar-, alguno de los graves problemas de violencia, miseria, desempleo, bajos salarios, desigualdad social, salud, vivienda, condiciones de trabajo y demás calamidades que enfrentan los trabajadores y sectores más pobres del país. Como se había pronosticado Petro y el PH se han esforzado por “cambiar algo para que todo siga igual”.

Los trabajadores conscientes, antes que marchar a ciegas, podrían hacerse esas preguntas y mirar de frente la realidad de un gobierno que, tras mensajes, discursos, teorías de golpes blandos y complots, oculta sus políticas para el propósito que se planteó desde el inicio, de desarrollar el capitalismo, pues sus consecuencias afectan seriamente a la clase trabajadora y los más desfavorecidos.

De nuestra parte consideramos que los maestros y trabajadores honestos y con mentalidad crítica e independiente, no ganan nada y pierden mucho marchando en apoyo a medidas contrarias a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Apreciamos como un serio error salir a manifestarse en apoyo a un gobierno que busca lograr recursos ajustando el presupuesto de las familias más pobres y de los asalariados de salario mínimo, que son la mayoría de la población.

Lo que como clase trabajadora y pueblo explotado se necesita es que los sindicatos sean recuperados por las bases para lograr que vuelvan a su finalidad de defender los derechos de sus afiliados. Para que vuelvan a servir no de base de apoyo al gobierno, sino como herramientas de lucha para conquistar mejores condiciones de trabajo y de vida para sus afiliados y la población pobre. Es momento de exigir a sus dirigentes romper sus compromisos con el gobierno y los empresarios capitalistas nacionales y extranjeros que este representa y por cuyos intereses vela.

Exigirles que giren a una postura independiente del gobierno y sus partidos, para organizar antes que marchas de apoyo, organizar la lucha para conquistar soluciones a las necesidades urgentes de los trabajadores. Para oponerse al alza de los combustibles, a otra Reforma Tributaria, a la creciente carestía y para exigir del gobierno políticas que combatan el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la violencia sin control. Todo lo cual avanza, mientras el gobierno negocia y pacta con los grandes potentados nacionales y extranjeros, así como con sus tradicionales voceros políticos en el parlamento.

Los dirigentes sindicales están ante reto de romper sus ataduras con el gobierno y llamar a organizar democráticamente con las bases desde sus organizaciones sindicales y populares, la movilización y la lucha independiente, para:

¡Rechazar nuevas alzas en los combustibles! ¡Exigir gasolina y ACPM a precios nacionales! ¡Ruptura de los pactos internacionales con las potencias! ¡Que el “hueco” fiscal lo paguen los grandes potentados y pulpos capitalistas!

¡Exigir aumento del salario mínimo que garantice el cubrimiento de las necesidades básicas de los trabajadores: ¡alimentación, salud, vivienda, educación, recreación, transporte, subsidio familiar, etc.!

¡Antes que una nueva Reforma Tributaria, imponer impuestos progresivos a los grandes capitalistas para solucionar las necesidades de los sectores más empobrecidos de la población!

¡Y suspender el pago de la fraudulenta Deuda Externa! ¡Ahí están los recursos para salud, educación y vivienda popular!

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