El pasado 28 de noviembre, el compañero Edgar Ospina decidió hacer uso del derecho a morir dignamente  e  impedir que la grave enfermedad terminal que lo afectaba y contra la cual batalló, degradara su vida y deteriorara la de sus familiares y camaradas. Racional e inteligente decisión.

Con su partida, la clase obrera y el movimiento trotskista internacional pierden un importante dirigente revolucionario de la causa de los trabajadores y el socialismo.

Su conducta marxista y revolucionaria, permitió que su actividad como abogado laboralista la dedicara enteramente a colaborar hombro a hombro con los trabajadores para  enfrentar los atropellos de los empresarios. A lo que hay que añadir, sus varios libros, conferencias y videos para aportar a los trabajadores el conocimiento sobre sus derechos y herramientas legales para su defensa.

A pesar de que nuestros caminos se separaron hace algunos años, y más allá de las diferencias que originaron esa situación, reconocemos que el compañero Edgar Ospina mantuvo su indeclinable postura anti patronal y clasista, en defensa de los intereses de la clase obrera industrial y los trabajadores en general, así como su insistencia en la “importancia que tiene para la perspectiva de la revolución mundial, el que la clase obrera retome el camino de la movilización anticapitalista, revolucionaria e internacionalista”.

Como dirigente de la organización internacional, que en común y por muchos años batallamos por construir, fue pionero en ubicar la grave capitulación a la democracia burguesa y al imperialismo que empezaba a corroerla, como expresión en nuestras filas, de la derrota  de  la lucha obrera y de la ofensiva mundial del capitalismo-imperialista contra el marxismo y el socialismo.

Ospina, como lo llamábamos con camaradería, sostuvo además su combate por la independencia política de clase de los asalariados, deslindada de las posturas de la mayoría de la izquierda en Colombia y el continente, cuando arriaron las banderas del marxismo y mutaron a su actual política democrático-liberal, electoralista y atada a la acción parlamentaria, como adaptación al retroceso y a la ofensiva “neoliberal” a inicio de los años 90.

Firme en esa postura de independencia de clase, posteriormente resistió los devaneos democrático-electoralistas o sindicaleristas, de quienes en su impaciencia por dar apoyo electoral o lograr frentes con organizaciones políticas burguesas o pequeño burguesas, embellecen sus políticas socialdemócratas tildándolas en forma absoluta de progresistas. Ideología que sigue erosionando a muchas organizaciones trotskistas hoy.

Ospina fue parte de los fundadores del trotskismo en Colombia, ligado a la corriente de Nahuel Moreno, y de la generación de militantes que al compás del ascenso revolucionario mundial, abandonamos las profesiones liberales para agruparnos bajo las banderas del marxismo revolucionario y dedicar nuestra vida a la causa del proletariado y del socialismo mundial. Conducta que orientó a los luchadores de la época y lección vigente para las nuevas generaciones que se acercan a la lucha. 

Nos duele  profundamente su partida y es inevitable no recordar las batallas que dimos juntos y los momentos de camaradería que compartimos.

Le decimos adiós al camarada, al revolucionario, con gran aprecio y respeto.

Extendemos nuestras condolencias a su compañera e hija, demás familiares, amigos y camaradas.

Compañero Ospina: ¡Hasta el socialismo siempre!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí