Tomado de Cuadernos de El Socialista, Managua, 1986: link aquí.


EL PARTIDO MUNDIAL

[...] El partido mundial es la prioridad número uno del movimiento obrero, porque existe una economía y una política mundial, a la cual están supeditadas las realidades nacionales. El imperialismo aplica una sola política, a través del FMI, a todos los países, adelantados o atrasados, que tengan deudas con la banca internacional. Y esto que decimos con respecto a la deuda externa, es cierto en todos los terrenos de la política y la economía.

La existencia de una política mundial es característico del capitalismo y, puesto que se trata de derrocar a éste, se necesita un instrumento acorde con esa realidad y esa tarea. El movimiento de masas mundial requiere distintas herramientas para cada uno de los problemas que plantea la lucha de clases. Para luchar en el terreno económico la clase obrera creó los sindicatos. No es casual que las primeras organizaciones sindicales nacieran en Inglaterra, la cuna de la revolución industrial

[...] Los obreros necesitan sindicatos para luchar por sus salarios, estabilidad laboral, etcétera, contra sus explotadores nacionales. Necesitan partidos políticos para defender sus intereses de clase. En el terreno internacional necesitan un movimiento sindical unido. Desgraciadamente, esas organizaciones se han perdido, debido a la división del movimiento obrero internacional [...] La economía mundial exige el desarrollo de grandes organizaciones sindicales internacionales. Su ausencia significa un gran retraso para el movimiento de masas. [...] Si el obrero es consciente de que lo explotan, crea una organización para luchar contra la explotación. Es la transformación del espíritu subjetivo en objetivo: del pensamiento en acción y después organización

[...] Yo no niego la importancia de las especificidades nacionales, ni que los partidos deben conservar su independencia de criterio. Ahora, se trata de determinar qué es lo decisivo. Si el mundo es una suma de especificidades nacionales, donde la Argentina es diametralmente opuesta al Uruguay, Uruguay a Brasil, éste a México y así sucesivamente, es decir, no existen rasgos comunes y los países no forman parte de una totalidad mundial, entonces la internacional no puede ni debe existir.

¿Cuál es la realidad? Exagerando un poco, podemos comparar al mundo y los países con un país y sus provincias [o Departamentos]. Cuando analizamos la realidad argentina la consideramos una totalidad, no una suma de situaciones provinciales. La Argentina es dominada por un Estado nacional, no por Estados provinciales.

La situación mundial no es exactamente así, ya que los Estados nacionales existen y tienen profundas diferencias. Pero lo característico de la dominación capitalista es la existencia del sistema mundial. Tan es así que se habla de ciclos económicos y políticos mundiales. Por ejemplo, cuando el capitalismo tuvo necesidad de una gran producción de azúcar, los países del Caribe y también el norte de Brasil se volcaron a la producción de azúcar, aparecieron grandes ingenios azucareros. La revolución europea de 1848 fue un proceso único que abarcó a todo el continente. Otro ejemplo: antes del capitalismo no hubo guerras mundiales. 

Para los marxistas, el hecho científico primero y decisivo es la existencia del sistema económico, político y social capitalista mundial, al cual están supeditadas las especificidades nacionales. Dicho de otra manera, lo nacional es una expresión específica del sistema mundial.

El internacionalismo proletario surgió en respuesta a un problema objetivo, no es algo inventado por Marx en su escritorio. El Manifiesto comunista publicado en 1848, es un documento de obreros emigrantes, las ligas obreras europeas, que se encontraban sumergidas en un proceso de ebullición revolucionaria. Eran alemanes, franceses, belgas, ingleses, italianos…

En 1863 surge la Primera Internacional, fundada por dirigentes sindicales de distintos países, quienes llaman a Marx a colaborar. En Inglaterra había muchos obreros inmigrantes, entre ellos alemanes, quienes recibían salarios muy bajos. Esto les creaba problemas a los obreros ingleses, que se quedaban sin trabajo debido a esa mano de obra barata. En Francia existían problemas similares. Los dirigentes obreros de esos países se reunieron, descubrieron que tenían problemas comunes que requerían una organización internacional. Es decir, el problema en Inglaterra no se resolvería con el enfrentamiento entre obreros ingleses y alemanes sino con la unidad de ambos proletariados y los de todo el mundo contra el enemigo de clase común.

Para nosotros, el máximo crimen, la máxima traición de la burocracia estalinista fue la disolución de la Tercera Internacional, exigida por sus aliados Churchill y Roosevelt.

Esto es lo que explica que el imperialismo todavía no haya sido derrotado. La Segunda Internacional existe, pero no es una verdadera internacional sino una federación de partidos socialdemócratas, defensores del sistema capitalista. La Tercera Internacional y la Internacional Sindical Roja fueron oficialmente disueltas por el estalinismo. Con ello se borró la necesidad de la internacional de la conciencia de las masas.

Hoy día los internacionalistas somos una ínfima minoría en el movimiento de masas mundial. Los trotskistas somos los únicos que reivindicamos la necesidad indispensable de contar con una organización sindical y una organización política internacional, un partido mundial centralizado.

Hace setenta u ochenta años todos los obreros de vanguardia reivindicaban la internacional. [...]

El estalinismo quebró esta tradición a la vez que elabora la teoría del socialismo en un solo país.[1] Según ellos, la URSS derrotaría al imperialismo en la competencia económica; por lo tanto, no se necesitaba un partido mundial para elaborar el programa y las tácticas del movimiento obrero. [...] Esta ideología provocó un salto hacia atrás en la conciencia del movimiento obrero, que retrocedió de golpe al periodo anterior a la revolución de 1848 y la aparición del Manifiesto Comunista.

En pedagogía se llama analfabeto funcional a la persona que aprendió a leer y escribir en la escuela primaria y luego perdió ese conocimiento por no ejercitarlo.

Podemos decir que el movimiento obrero mundial sufre de analfabetismo funcional en el terreno del internacionalismo proletario debido al estalinismo. El partido mundial, la única herramienta política que puede derrotar al imperialismo, aparece ante la vanguardia obrera como una idea utópica, peregrina, una expresión de deseos.

[...] se confirma [y la posterior destrucción de esos Estados lo confirmó] una vez más que la herramienta indispensable para liquidar el capitalismo no es la competencia tecnológica y económica de los Estados obreros con el imperialismo sino el partido mundial, la Internacional, que enfrente políticamente al imperialismo, movilizando a los trabajadores de todo el mundo. Mejor dicho, se requieren dos internacionales íntimamente ligadas: una sindical y otra política.

Ahora, habría que agregar que esto no niega las especificidades nacionales. Nos oponemos a que la dirección internacional le ordene a los partidos nacionales cómo tienen que actuar, qué política deben aplicar…

[...] Yo diría que la construcción de los partidos nacionales y la internacional es un proceso combinado. En primer lugar, para intervenir en la lucha de clases es indispensable partir de un análisis correcto de la situación nacional. La tarea de hacer ese análisis y elaborar la política y lo que llamamos la “línea” del partido —es decir, la combinación de tareas y consignas que proponemos para movilizar a las masas y construir el partido— es tarea en primer término del partido nacional.

Pero ese análisis sólo puede ser completo en el contexto de una apreciación correcta de la situación internacional: ¿cómo comprender la situación argentina [u otra realidad nacional] sin tener en cuenta la situación de conjunto del continente latinoamericano y la política del imperialismo yanqui?

[...] Pues bien, es aquí donde la organización internacional aunque sea pequeña y débil [...] cumple un papel indispensable, al recoger las experiencias y opiniones de militantes y dirigentes de muchos países. El análisis siempre va a ser más amplio, más rico, que el que pueda elaborar un partido nacional, por brillantes que sean sus dirigentes.

[...] Honestamente creo que ningún partido trotskista —y recordemos que estamos hablando del partido que aspira al socialismo con democracia obrera— puede tomar el poder sin la ayuda política y teórica de la internacional, por pequeña y débil que sea. Así se daría por tierra con esa idea profundamente errónea, nefasta, de que la internacional es sólo un adorno, no la necesidad política más profunda del movimiento obrero internacional.

[...] No sólo de elaboración política sino también de organización de campañas internacionales, como la solidaridad con las grandes luchas obreras [...]


[1] La teoría del socialismo en un solo país, formulada por Stalin para sustentar su abandono de la revolución internacional, sostiene que la URSS, en razón de su extensión y riquezas naturales, es capaz por sí sola de “alcanzar y sobre pasar” el desarrollo de los países capitalistas más avanzados y llegar al socialismo. La teoría marxista sostiene, por el contrario, que si bien el primer paso es la conquista del poder y la expropiación de la burguesía en los Estados nacionales, sólo se llegará al socialismo mediante un gran desarrollo de las fuerzas productivas, lo cual requiere la conquista del poder a nivel mundial y la abolición de las fronteras nacionales. De esa manera, el gran desarrollo económico, científico y tecnológico, hoy patrimonio de un puñado de países, llegaría al planeta entero.

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