En Colombia, el gobierno de Petro y sus representantes anuncian con bombos y platillos el supuesto aumento histórico de salarios para los trabajadores estatales del 14.5%. Sin embargo, no mencionan o tratan de ocultar el impacto que la inflación ha producido en todas las familias explotadas, con la consecuente disminución de los ingresos reales y el aumento de la pobreza. Los costos de la gasolina siguen incrementándose y continuarán con esta tendencia, afectando todos los renglones de la economía para los asalariados.

Entendemos que amplios sectores de trabajadores siguen guardando ilusiones en este gobierno, y por ello caen en el truco del sonoro 14.5%, dejando de lado la carestía y el golpe a nuestros bolsillos, pero es importante analizar las cifras reales para no dejarse engañar. El cuadro que compartimos, representa la comparación de los últimos 10 años, demostrando que el incremento salarial real es, incluso, más bajo que durante gobiernos anteriores.

¿Qué hacen los dirigentes sindicales ante semejante situación calamitosa? Defender y apoyar al gobierno de Petro, justificando todas sus medidas contra las masas. Con es política sólo permitirán que el malestar y la inconformidad sean capitalizados por la extrema derecha (uribismo) y la derecha tradicional (conservadores, liberales, la U, Cambio Radical, etc.) y llevarán a los trabajadores a seguir el lamentable curso de avance de la extrema derecha burguesa, tal como están recorriendo los trabajadores y las masas en Chile o aun peor, como sus pares en Perú, hoy bajo un gobierno pro yanqui, ultra reaccionario y asesino.

Tal perspectiva coloca a las direcciones sindicales ante la urgencia de cambiar la orientación gobiernista que les inspira. La necesidad de una política independiente del gobierno, que promueva la lucha, la huelga y la movilización de los trabajadores por una revisión salarial, es imperiosa. El salario del conjunto de los trabajadores y especialmente los del mínimo, está siendo devorado por esa carestía, de la cual ni Petro ni sus defensores sindicales, hablan. La juventud y las masas tienen el desafío de reorganizar la lucha y acción directa. No  subordinada a los llamados del gobierno a dale apoyo para supuestamente «presionar» a los parlamentarios de los partidos de la oligarquía, sino también de manera completamente independiente del gobierno y movilizarse al lado de la clase obrera.

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