22 de Octubre de 2023

Con el bombardeo a un hospital en Gaza que dejó 500 civiles muertos entre pacientes y trabajadores, el mundo presencia una nueva agresión atroz y genocida de Israel contra los palestinos en la permanente guerra de ocupación que el sionismo ha desarrollado desde 1948.

Es su respuesta al ataque sin antecedentes de Hamás, dentro del territorio ocupado por Israel, en el que murieron aproximadamente 1.200 israelíes y tomaron como rehenes a civiles y soldados, burlando la seguridad militar y de inteligencia.

La respuesta del gobierno sionista de Netanyahu, con el firme respaldo de los gobiernos imperialistas yanquis y europeos, es el ataque general contra los habitantes de Gaza. Bombardearlos, dejarlos sin agua, electricidad y sin suministros, como territorio “sitiado”, que obliga al desplazamiento de miles hacia el sur de la Franja de Gaza.  El gobierno nazi- sionista y su poderosa máquina de guerra, hasta ahora ha cobrado la vida de casi 3.800 palestinos inermes y herido a 12.500, mientras argumenta que “se está defendiendo del terrorismo árabe”, colocándose como “víctima”.

Como era de esperarse, inmediatamente la casi totalidad de los gobiernos capitalistas del mundo, liderados por las potencias imperialistas, particularmente los EEUU y la Unión Europea, lanzaron una ofensiva política de condena a Hamás y de apoyo irrestricto a Israel. El gobierno del Demócrata Biden de inmediato declaró su respaldo político y militar “incondicional e inquebrantable” que se plasmó en el envío de dos de los portaaviones más avanzados de ese país, el despliegue de escuadrones de aviones cazas y aviones de ataque, adicional a un potente arsenal militar, para reforzar a las poderosísimas fuerzas armadas israelíes.  

Presuroso envió a Blinquen, su ministro de Relaciones Exteriores, a abrazar al sionista ultra extremista Netanyahu y a recorrer la zona para reclamar y garantizar la neutralidad de los gobiernos árabes. Y, posteriormente, en su visita de apoyo a Israel aseguró que “pedirá un paquete de ayuda militar sin precedentes”, para el ejército israelí, a fin de imponer su determinación de la “solución de dos estados”, vía el desconocimiento de los derechos de los palestinos y la reafirmación del Estado de Israel. 

Estos hechos arrojan más luz, si se requería, de las razones por las cuales Biden y demás imperialistas apoyan y hacen parte del bando de Zelensky en Ucrania y del carácter reaccionario de esa guerra, donde están en disputa con el bloque que lideran Rusia y China. Tanto en Ucrania como en Palestina, Estados Unidos, defiende a sangre y fuego sus intereses económicos y de supremacía geopolítica en las dos regiones, con la excusa de defender la “democracia”. Por eso cínicamente afirmó que en ambas «peligraba la democracia”. 

Esa disputa inter imperialista, que se expresa militarmente en la guerra de rapiña en Ucrania, explica en parte, la postura política positiva de los gobiernos de China, Rusia y Gustavo Petro en Colombia, quienes se negaron a condenar a Hamas y a secundar los bombardeos de Israel contra los palestinos, al contrario de Lula, López Obrador y Fernández de Argentina, quienes se sumaron al libreto de reconocer “el derecho a la legítima defensa que asiste a Israel”. Por otro lado, el presidente chileno se distanció de la “barbarie israelí” al mismo tiempo que condenó a Hamas: “Chile condena sin matices, tanto los atentados y secuestros perpetrados por Hamas y, también, la indiscriminada respuesta y los bombardeos que Israel ha realizado”

Esta fotografía tomada desde la ciudad de Sderot, en el sur de Israel, muestra una columna de humo en erupción durante el bombardeo israelí en el norte de la Franja de Gaza el 19 de octubre de 2023 [Jack Guez/AFP]

Igual posición política asume el Papa Francisco, quien, por un lado, muestra preocupación por la crítica situación de los palestinos en Gaza y, por otro, avala los ataques sin “excesos” al afirmar que: “quienes son atacados tienen derecho a defenderse”.

No obstante, si bien critican “los excesos” de Israel, todos sin distingo, legitiman su existencia y por supuesto no dicen nada acerca del derecho de los palestinos a luchar por recuperar su territorio. Al contrario, se pronuncian a favor de la supuesta solución de “reconocimiento de los dos estados”.

Piden a un gobierno nazi-sionista, “proporcionalidad en la respuesta”, como sugirió el comandante de la OTAN. Todos alertan sobre “el peligro de una ampliación del conflicto”. Es decir, temen que se generalice y no puedan controlar la furia de los millones de árabes y de personas en el mundo que se han tomado las calles para apoyar la causa palestina.

Por eso algunos piden “corredores o treguas humanitarias” y ahora hasta Arabia Saudita hacen coro con la ONU solicitando un “cese al fuego”.

Esos pedidos, quieren moderar el feroz ataque israelí, ocultando que su respuesta militar y política corresponde a su carácter del enclave sionista y nazi, pues desarrolla un genocidio sistemático de tipo racial contra árabes y palestinos, típico del nazismo. “El nazismo aporta métodos de guerra civil, no sólo contra el proletariado sino también contra las razas…Es una de las máximas monstruosidades del imperialismo”[1]. Pedir moderación a una máquina de destrucción, es como “pedir peras a un olmo”.

Por otra parte, la campaña del imperialismo para justificar el Estado de Israel, usa el viejo truco de llamar antisemitas a quien rechace la ocupación sionista y apoye la causa palestina, lo cual “Es como decir que un alemán que quería la derrota de la Alemania nazi era antialemán”. Volveremos sobre esto más adelante.

Un doble rasero

La condena unánime y furiosa al ataque de Hamás, es una postura clara de los opresores para impedir que los oprimidos, levanten cabeza y se rebelen. Así sea con métodos cruentos como hizo Hamás, de los cuales nos distanciamos, al igual que de su política. Pero, los entendemos como producto de la desesperación al vivir el constante asedio, desplazamiento, asesinato y segregación a manos del gobierno y la población sionista que los expulsó y ocupa su territorio.

Los medios de comunicación y redes sociales dominados por los poderosos del mundo, hoy se rasgan las vestiduras y derraman lágrimas de cocodrilo para propalar a los cuatro vientos su solidaridad con Israel. Aprovechan el desconocimiento general sobre el origen y el carácter de este estado o “entidad” para manipular los legítimos sentimientos de jóvenes y trabajadores, lanzándolos únicamente a que condenen la violencia del ataque de Hamás y al respaldo, así sea con tibias críticas, a la ofensiva asesina de Israel y a su usurpación colonial de la patria palestina, presentada como el “derecho de Israel a existir”.

La indignación y el repudio que la guerra y sus víctimas genera en amplias capas de jóvenes y trabajadores, dado el desconocimiento del origen del conflicto y la manipulación de que son objeto, son absolutamente comprensibles. Para esta cruzada, se apoyan en el falaz argumento que sostiene que opresores y oprimidos, victimarios y víctimas, son igualmente responsables. Algo que hizo carrera en estos años de retroceso y se ha institucionalizado con las llamadas “Comisiones de la Verdad” o “Tribunales de Justicia Especial”, que los equiparan bajo el rasero de ser iguales como actores de la guerra.

Hoy, sus líderes abandonan su tradicional argumento de rechazo a la violencia en general: “venga de donde venga”, para condenar airados solamente el ataque de Hamás.

Se trata de una mirada sesgada, sólo dirigida a condenar el ataque de Hamás para crear una oleada de respaldo a la guerra sionista presente y la de vieja data, que Israel ha llevado adelante contra el pueblo palestino desde hace más de 75 años, para usurpar y expulsarlos de su territorio, con una violencia una y mil veces más cruenta que la de Hamás u otros grupos palestinos.

De nuestra parte, rechazamos y desenmascaramos ese criterio que iguala la violencia del opresor con la ejercida por el oprimido; que condena el derecho a la defensa del débil, mientras justifica y apoya la violencia de los poderosos, de los opresores.

En este caso, condenan la violencia de los palestinos (oprimidos) y avalan la violencia de Israel (opresor), en un territorio donde originalmente los palestinos habitaban en paz junto con otras poblaciones de diferentes creencias religiosas y fueron asaltados por la colonización sionista, para someterlos a la opresión de un Estado teocrático, regido por el Antiguo Testamento y con un régimen que busca aniquilarlos.

Es como si, se condenara a una familia que se defiende de los delincuentes cuando asaltan su casa, los roban o asesinan, se llamara al vecindario a condenar esa violencia de la familia y a respaldar a los bandidos cuándo gritan “que están siendo agredidos”.

De allí que nuestra posición, más allá de no compartir la política, ni el programa ni los contraproducentes métodos de acción de Hamás, por sus decisiones sin consulta democrática a las organizaciones de las masas palestinas, es la de colocarnos del lado de la defensa del pueblo palestino oprimido y en contra del estado nazi – sionista y del imperialismo que sostiene este enclave para proteger sus intereses.

Nos colocamos incondicionalmente del lado de la lucha del pueblo palestino y por la derrota del bando opresor, sionista e imperialista. Nuestro criterio es definir: ¿quiénes son los opresores y quiénes los oprimidos? Y entonces ¿quiénes tienen derecho a defenderse. ¿En este caso a recuperar su territorio?

 Seguimos un criterio rector del marxismo: “El terrorismo árabe es una táctica aberrante, totalmente equivocada, y así lo decimos. Pero nosotros seguimos al lado de los palestinos y los árabes, defendiendo a esos luchadores, aunque empleen tácticas aberrantes y monstruosas, que van contra los intereses de sus pueblos…Lo esencial para nosotros es que ese terrorismo es producto de la desesperación de los jóvenes palestinos que viven en condiciones similares a la de los campos de concentración nazis…” [3]

Años de guerra

Nahuel Moreno, planteaba cuál es la pauta para analizar la acción, en apariencia “novedosa”, realizada hace unos días por Hamas:

“Para nosotros, la clave de la situación de Oriente Medio es la guerra a veces declarada, otras no, pero permanente del movimiento árabe y específicamente palestino, contra el Estado de Israel. Esa guerra se ha expresado bajo distintas formas, global o limitadamente, con enfrentamientos entre Estados —como los que protagonizaron Egipto y otras naciones árabes— o con pequeñas y grandes acciones guerrilleras”.[4]

Día de Nakba: los palestinos recuerdan la guerra de 1967 – Tomado de: https://www.aa.com.tr/es/mundo/d%C3%ADa-de-nakba-los-palestinos-recuerdan-la-guerra-de-1967-/1867045

La lucha del pueblo palestino por su tierra, se origina en que el Estado artificial de Israel -o la entidad sionista como la denomina el pueblo palestino- es la institucionalización del hecho colonial. Dónde en forma similar a Sudáfrica y Rhodesia, la colonización organizada por el sionismo y apoyada por los imperialismos -británico primero y yanqui después, en mayo de 1948, expulsó a los palestinos de sus tierras, de sus empleos, de sus de sus bienes. Les quitó sus derechos nacionales y democráticos. Y los segregó como extranjeros en su propia patria, sin derecho a moverse de un lugar a otro en su territorio sin un salvoconducto expedido por las autoridades sionistas (“Apartheid”).  Operación colonial reconocida por Stalin y la burocracia soviética, lo que desarmó políticamente a la izquierda palestina y dejó el espacio de la lucha contra el enclave sionista a las direcciones burguesas árabes.

Proceso llevado adelante por medio del genocidio, del terrorismo con la acción criminal de organizaciones paramilitares, que los masacró por miles. Y en un asedio permanente y violento los obliga sistemáticamente a desplazarse, con métodos de tierra arrasada para avanzar en la colonización completa del territorio palestino.

Esta colonización de los territorios habitados por los palestinos, fue organizada no por los judíos víctimas del abominable genocidio nazi alemán, sino por un partido político, el Sionismo, y auspiciada por los imperialismos. Para implantar el enclave, trasladaron a miles de colonos judíos desde Europa, Rusia y otros países, para construir un “Estado” totalmente artificial. El actual Israel, armado hasta los dientes por Estados Unidos, con el fin mantener esa situación colonial y contar allí con un “portaaviones” para sofocar y derrotar los movimientos revolucionarios o simplemente nacionalistas del mundo árabe, una zona históricamente convulsiva. Tal como publica BBC, hace 40 años, el secretario de Estado estadounidense del gobierno de Ronald Reagan, afirmó sobre este aliado en Medio Oriente: “Israel es el mayor portaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región critica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.[2]

Israel: el moderno barbarismo nazi

Hacer el recuento de todas las matanzas que hicieron los colonizadores sionistas para lograr usurparles el territorio, excede el objetivo de este texto. Sin embargo, como ejemplo es útil recordar el trágico y emblemático caso del exterminio de la aldea palestina de Deir Yassin[5], efectuado por las bandas paramilitares del sionismo (Hagana, Irgún y Stern). Por medio de esa masacre y otras similares o más cruentas, para arrasar a la población palestina, el colonizador sionista logró su objetivo de fabricar “una tierra sin pueblo”, uno de los tantos mitos en que se apoyan los defensores del sionismo para argumentar el “derecho” de Israel a ocupar el territorio y “a existir”.

Igual que en Sudáfrica, donde los negros eran encerrados como ganado en “reservas indígenas”, millones de palestinos viven en la miseria de los “campamentos de refugiados” de Líbano, Siria Jordania y otros países. Por lo tanto, no existe ninguna exageración o injusticia en la afirmación: “La opresión racial en Israel y Sudáfrica es una expresión moderna del barbarismo nazi, demuestra una vez más que donde hay capitalismo, el nazismo está a la vuelta de la esquina si no es detenido por el movimiento de masas”[6]

El carácter de Israel

Pero este no es el único mito. Como señala nuestro documento Israel: historia de una Colonización” (link aquí): “No hay quizás un problema histórico sobre el que se haya fabulado tanto como sobre el problema de “supervivencia” de los judíos a través de los siglos. “Historiadores” idealistas, curas, rabinos, etc., han tratado de explicar este fenómeno apelando a diversos mitos: desde las características de la religión hebrea, hasta las fábulas de carácter racista (es decir, que los judíos constituirían una “raza” con características especiales que los mantendrían inmutables en cualquier circunstancia histórica)”.

Zona Bombardeada por Israel en el Campo de refugiados de Al-Shati en Gaza.

Dado que la prensa al servicio de los capitalistas, a diario nos entrega una “monumental acumulación de fábulas, verdades a medias o mentiras completas que sobre este tema”, es vital seguir un criterio básico:

“Con respecto a la actual situación de Oriente Medio, no se puede tomar una posición correcta, sin antes haber precisado el carácter del Estado de Israel y de su rol actual”.

Citerio que ignoran o pasan por alto actualmente muchos. Como se concluye en el documento citado “…sólo una grosera falsificación de los hechos históricos puede ocultar que Israel es un enclave colonial, de características similares a los Estados “blancos” de África, erigido sobre la base del desalojo, discriminación racial, explotación y negación de los derechos democráticos y nacionales de la población nativa. En la zona donde se ha implantado, este enclave colonial actúa como gendarme del imperialismo para reprimir las luchas nacionales y sociales de los pueblos árabes…”.

Colonización que, por supuesto, está justificada de mil maneras, para poder engañar a los trabajadores y la juventud, pero que se trata de un recurso muy conocido:

…Si alguien preguntaba al colonizador de América qué venía a hacer por acá, muy difícilmente contestaría: “Vengo a masacrar a los indios y a reducir a quienes queden vivos a una semi esclavitud, con el fin de vivir a costa de ellos”. En 99 casos sobre 100, la respuesta sería la siguiente: “Vengo a salvar las almas de estos pobres infieles”.[7]

El culpable, entonces de la situación que presenciamos es Israel como enclave colonial del sionismo y sus cómplices, los Estados Unidos y la Unión Europea.

Irrumpe la movilización en defensa de los palestinos

Afortunadamente, los cientos de miles de manifestantes se han lanzado a las calles en las naciones árabes y en distintas ciudades del mundo, en solidaridad con el pueblo y la causa palestina y exigiendo el fin de la guerra de las fuerzas de ocupación israelíes contra Gaza, incluyendo organizaciones judías que rechazan al sionismo, muestran que el engaño imperialista, tiene patas cortas. Esas movilizaciones son la mejor bofetada a los engañosos argumentos del sionismo y de los imperialistas.

En Egipto, ocuparon masivamente la simbólica plaza Tahir de El Cairo, exigiendo que se abra el paso de Rafa para que entre la ayuda humanitaria a Gaza. Y,  desafiando la prohibición de los gobiernos europeos, Francia, Inglaterra, Alemania, entre otros, miles de manifestantes se lanzaron a las calles de Europa.

De la continuidad y extensión de ellas a otros continentes, depende que los habitantes de Gaza y los palestinos en general, logren detener el ataque genocida actual y avancen en la ruta de derrotar al ocupante sionista. Esas movilizaciones aportan un rotundo mentís al novedoso argumento según el cual este conflicto es “entre Israel y Hamás”.

Una de las más grandes protestas en Solidaridad con Palestina. Londres Inglaterra.

No a la trampa de los “dos estados”

No obstante, muchos de quienes se vuelcan a las calles con sus positivas manifestaciones, caen bajo la influencia de la política de las direcciones tradicionales que llaman a confiar en la ONU y sus engañosas resoluciones. O los llevan a centrar sus esperanzas en que por medio de negociaciones auspiciadas por los gobiernos de EEUU y la Unión Europea, que parten de garantizar la continuidad del Estado sionista, es posible alcanzar la “paz en la región”.

Por esa vía muchos equivocadamente dan su respaldo a la política que llaman “realista” de que todo se puede arreglar con la política de “los dos estados”, tal como declaró Biden y consigna la Resolución de la ONU. Argumentan que, si “israelíes” y palestinos negocian y pactan, “podrán convivir pacíficamente en el mismo territorio”. Una política tramposa que secundan todos los gobiernos -de derecha y de “izquierda”-, como de manera lamentable hace Petro y sus seguidores en Colombia, que así admiten y ratifican la continuidad de la ocupación sionista. La confusión aumenta, pues es seguida por las burocracias sindicales y las otrora organizaciones estalinistas, reformistas y oportunistas, que así ratifican lo hecho en 1948 por la burocracia de la URSS bajo la dirección de Stalin, cuando reconocieron el Estado de Israel y avalaron la ocupación sionista.

Manifestación en Rabat  2023 – fuente El Periodico

Lejos de ser “realista” esa política acordada por la Autoridad Palestina (OLP) en los Acuerdos de Oslo auspiciados por Clinton (1993), sólo sirvió para dividir y debilitar aún más la lucha palestina, pues se trata de una utopía. Es retórico y un engaño decir que se pacificará al ocupante sionista, pues, aunque éste prometa a los habitantes de Israel que podrán vivir en paz, eso riñe con la condición colonial que ejercen. Al respecto el argumento aportado por el documento que comentamos, es contundente: “el sionismo es un grave peligro, no sólo para las masas árabes, sino también para los cientos de miles de judíos que fueron a Palestina creyendo honestamente en las promesas sionistas de seguridad y paz…es absolutamente imposible ejercer en forma “pacífica” y “segura” el papel de colonizador” (subrayado nuestro).

La causa de los palestinos tiene salida

De nuestra parte, señalamos que la paz y tranquilidad en esa zona -y otras regiones del mundo como hoy en Ucrania- sólo se conquistarán con la movilización triunfante, porque las guerras, la miseria y esta infame ocupación de Palestina, son consecuencia inevitable del sistema imperialista capitalista. Las negociaciones que realizan entre los gobiernos y los dirigentes, en secreto, sólo sirven para desmovilizar y dejar las manos libres a la continuidad de la violencia y de la explotación. En este caso sirven para legitimar la ocupación sionista y que siga el despojo de la tierra a los palestinos

Nuestra propuesta política, programa y consignas y su explicación, para dar una salida progresiva y revolucionaria a la situación, se consigna en el texto Israel: historia de una Colonización”, que valoramos totalmente vigentes y actuales:

¡Abajo el Estado racista y colonial! ¡Por un Estado palestino laico, no racista y con amplios derechos democráticos para todos sus habitantes, árabes o judíos!

En Londres y España movilizaciones en solidaridad con el pueblo de #Palestina

Explicamos así ese programa y sus consignas:

Entendemos que lo más correcto es apoyar la recuperación del territorio palestino hoy ocupado por el enclave sionista, para construir un único Estado palestino, laico, no racista y con amplios derechos democráticos para todos sus habitantes.

Estado laico significa que no estará basado ni sostendrá ninguna religión ‘oficial’, ni islámica, ni judía, ni cristiana. Un Estado palestino laico no se basará ni en el ‘Antiguo Testamento y los profetas de Israel’ (como es el caso del actual Estado sionista), ni tampoco en el Corán (libro sagrado de la religión islámica y que regla la constitución y las leyes de varios Estados árabes). Al mismo tiempo, garantizará a cada uno de sus habitantes total libertad de practicar el culto que desee o de no tener ninguna religión si así lo prefieren.

Este Estado palestino laico suprimirá los privilegios, discriminaciones y persecuciones raciales que existen hoy en el Estado sionista y garantizará a todos sus ciudadanos —sean de origen árabe o judío— iguales derechos democráticos: libertad de hablar y enseñar su lengua natal y de publicar en ella su prensa y sus libros, no discriminación en los empleos públicos o privados e igualdad de salarios, igualdad de elegir y ser elegidos en cargos públicos o sindicales, árabe y hebreo como lenguas oficiales, etc.

Ante el panorama actual donde  casi todas las organizaciones de “izquierda” y democráticas al avalar la política “de los dos estados” quieren reconocer a Israel, entregar la lucha contra el Estado sionista y pactar con el imperialismo, de nuestra parte nos colocamos como “demócratas consecuentes”, que retomamos el programa de lucha y movilización por los derechos democráticos de la nación palestina.

Seguimos dispuestos a alentar la lucha para conquistar el gran objetivo de las masas árabes y “…restituir al pueblo oprimido su tierra y sus derechos nacionales y democráticos. Al mismo tiempo, garantizar a todos los judíos que quieran vivir en paz y fraternidad con los árabes y sin explotarlos, a todos los judíos que no quieran ser carne de cañón del sionismo y el imperialismo yanqui, la completa igualdad de derechos democráticos como ciudadanos de un Estado palestino laico y no racista.”, para destruir el Estado sionista de Israel. Ese programa democrático es el que podría conquistar la unidad y movilización revolucionaria del pueblo Palestino y árabe, en un proceso que puede abrir paso a la revolución socialista.


[1] Conversaciones con Nahuel Moreno.

[2] BBC News Mundo. Actualizado 18 de octubre 2023.

[3] “Conversaciones con Moreno” marzo de 1986.

[4] Revista Correspondencia Internacional, septiembre de 1982.

[5] El 9 de abril de 1948 unidades especiales de la Haganá tomaron la aldea de Deir Yassin, después de vencer una débil resistencia árabe. Finalizada la resistencia la dejaron en manos de los carniceros de Irgún y Stern. Fueron casa por casa, exterminando a todos sus pobladores civiles, la mayoría de los cuales eran mujeres, ancianos y niños, ya que la mayor parte de los hombres se hallaba fuera de la aldea en esos momentos. Arrojando granadas de mano en las viviendas y luego ametrallando o degollando a los sobrevivientes, exterminaron alrededor de 250 árabes.

[6] Nahuel Moreno.

[7] «Israel: historia de una Colonización”, pág. 60.

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