Huber Klement – Enero 20 de 2024

El ultra derechista Javier Milei, nuevo presidente de Argentina, ganó las elecciones recogiendo el descontento generalizado y la bronca de la juventud y grandes sectores de la población, víctimas del desastre económico y social en que se encuentra Argentina. El país que, sólo exceptuando las potencias imperialistas, hace más de medio siglo fuera uno de los más ricos y prósperos del mundo.

Además, sus trabajadores alcanzaron a contar con un elevado nivel de vida gracias a ser una clase obrera de las más organizadas del mundo y de una historia de alta tradición de lucha, así como de exitosas y contundentes Huelgas Generales.

Argentina que por sus condiciones naturales podría alimentar a los pueblos de todo el continente, finalizó el 2023 con 20 millones de pobres, 5 millones de indigentes, 8 millones de niños en la completa pobreza y el 70% de la población que no alcanza los niveles de subsistencia, para no hablar de una inflación de más del 200% y la reducción del valor del peso a la mitad, ante el dólar.

Hoy, Argentina es una nación en total bancarrota. Es otro botón de muestra de a dónde conduce el saqueo del país y la explotación de sus trabajadores por cuenta de las trasnacionales y los bancos usureros del imperialismo yanqui y sus socios activos de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera, argentina. Y esto, por paradójico que parezca, a pesar de que la administración de los negocios de los empresarios nacionales y extranjeros, estuviera por años, en manos de un gobierno kirchnerista, el “sector de izquierda” del partido burgués peronista.

Es decir, uno de los más emblemáticos gobiernos autodenominados de “izquierda” del continente, obligado por las circunstancias, al igual que sus pares a dar por un tiempo, muy limitado en verdad, importantes concesiones sociales a la población más pobre.

El sector político de derecha del ex presidente Macri y los representantes de la extrema derecha burguesa y de clase media, están todos agrupados detrás del gobierno Milei. Aprovecharon el camino pavimentado por los kirchneristas y su fallido experimento de querer traer de nuevo a la prosperidad al país domesticando al FMI, a las trasnacionales imperialistas y administrando bien los negocios de la poderosa burguesía argentina.

La inconformidad y bronca ante la innegable crisis, logró ser recogida electoralmente con este proyecto reaccionario que gobierna hoy.

¿A quiénes representa Milei?

Este siniestro personaje no sólo es un “ultra neoliberal” como explican con frases usadas, los defensores del peronismo y sus afines gobiernos de “izquierda” de América Latina. Al igual que Trump, Bukele, Bolsonaro o Noboa en Ecuador y el uribismo en Colombia, Milei representa la postura autoritaria y ultra del sector más retrógrado y reaccionario de los capitalistas del país y sus aliados de las trasnacionales imperialistas. Al igual que aquellos, representa el sector de los empresarios que quieren solucionar la profunda crisis económica del país y la decadencia general del sistema, con agresivos planes para aumentar la miseria, el hambre y sobre todo la explotación de la clase trabajadora. Esa es su solución para garantizar las ganancias de los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Y hacerlo a garrote limpio, para derrotar la resistencia obrera y popular a esa política de los poderosos del país y de las potencias que lo saquean.

En un contexto internacional de serias grietas en la economía mundo, crisis económica, agravamiento de los conflictos, brutal genocidio contra los palestinos y furiosos ataques a los derechos de los trabajadores, Milei ganó las elecciones bajo el engañoso argumento que la crisis se debe a la corrupción de los políticos de la “izquierda”, que llamó la “casta” y el papel que otorgan al Estado (burgués). Prometió sacar de crisis al país aplicando un plan “motosierra contra la casta”. Acusa al gobierno saliente -kirchnerista- y sus pares del continente, los gobiernos burgueses autodenominados “progresistas”, de ser “colectivistas” y ser socialistas o comunistas. Igual argumento ha esgrimido ante los grandes potentados del capitalismo reunidos en Davos (Suiza).

Una mentira tan grande como una casa. Pues si bien es cierto que esos gobiernos de “izquierda” han profundizado la crisis, eso es consecuencia tanto de lo que hicieron, pero fundamentalmente de lo que no hicieron. Resultado de que no quisieron ir a fondo para acabar con la explotación y opresión capitalista ni romper con el imperialismo, apoyándose en la unidad de los pueblos latinoamericanos para buscar lograrlo. Con sus limitadas concesiones a las masas para sofocar las protestas, sus tibias medidas reformistas y su conciliación con la gran burguesía nacional e imperialista, en vez de solucionar la crisis, a la larga condujeron a agravarla hasta los inauditos niveles que presenciamos.

La profunda crisis social y económica que afecta a los trabajadores y el pueblo en Argentina, Venezuela, Ecuador, México, Brasil, etc., no empezó con esos gobiernos “progresistas” sino, salvo coyunturas episódicas de alguna bonanza, muchos años antes. Es la crisis de las reglas y la estructura de explotación y miseria creciente, del dominio imperialista y del sistema económico y social capitalista que campea en Argentina, América Latina y el mundo.

Si fuera cierto lo que argumenta Milei que el capitalismo es sinónimo de progreso, ¿así definirán lo que hace el gobierno capitalista de Israel en Gaza, apoyados por Biden? ¿Definirá la destrucción que hacen Netanyahu, Biden y demás imperialistas, como acciones de un supuesto “colectivismo” o “socialismo”? ¿define como agentes del avance y la civilización, al sionismo que arrasa, destruye y masacra un importante sector de la humanidad y reduce a escombros poblaciones o cuidades enteras, bajo el argumento de que están defendiendo la “democracia”? ¿No lo hacen acaso para defender su dominio y hegemonía capitalista en la región? ¿O, de otra parte, que la guerra reaccionaria y la carnicería promovida por el binomio Zelensky-Biden Vs. Putin, se originó en que es el “colectivismo” y “comunismo” que, según Milei, avanza en el mundo? ¿o, como prueban los hechos, debido a que representan un feroz enfrentamiento entre los intereses de los poderosos imperios capitalistas?

Volviendo a Argentina, precisamente los gobiernos de los sectores de “izquierda” de los grandes empresarios capitalistas no originaron la crisis, dijeron que la arreglarían. Lograron acceder a los gobiernos con esa promesa y colocándose a la cabeza de las huelgas y estallidos sociales con los que los pueblos con heroísmo, sacrificio y muertos, enfrentaron la feroz ofensiva colonialista de las potencias, el saqueo centenario de sus recursos naturales y la explotación de sus trabajadores.

Todas esas luchas pusieron sobre la mesa la posibilidad de dar al traste con los gobiernos capitalistas responsables del desastre. Y de conquistar gobiernos obreros y populares, que liquidaran no algún “modelo”, sino de una vez por todas, el sistema.

Eso no se logró, pues los trabajadores y los pobres fueron convencidos por esa “izquierda” burguesa, de que la política realista no era acabar con el capitalismo, sino sólo cambiar el “modelo neoliberal”; reformar el capitalismo para hacerlo “humano” y alejarse un poco, pero sin romper o enfrentar al imperialismo. Prometieron y prometen que así se podrá vivir en “democracia y en paz”. Lograron colocar a los protagonistas de las luchas, de los muertos y los despedidos, como caudal electoral de las opciones de “izquierda” de la burguesía. Libreto luego calcado por las opciones de clase media “progresistas” en Chile y Colombia. Esa es la “izquierda” burguesa y de clase media, que se atravesó en la ruta para acabar con la opresión y la explotación. La que frustró una salida independiente obrera y popular a las crisis de años en toda América Latina.

Hace años presenciamos en Venezuela y Ecuador el desastre social y económico resultante de esa utópica receta “anti neoliberal” liderada por los empresarios “progresistas”. Ese es el trágico escenario que padecen la clase obrera y el pueblo argentino. El que capitalizó Milei y demás voceros del sector más retrógrado de los capitalistas allí y en otros países. Escenario que ya vislumbra la ultraderecha en Chile, Colombia, etc., para capitalizar la frustración que resultará de recorrer el mismo camino trazado por el Kirchnerismo en la Argentina, pero en países con muchos menos recursos.

El Plan “motosierra” de Milei

Como preclaro representante ultra de los capitalistas, apenas instalado en el gobierno Milei se sacó la careta y salió a la luz que “Al final, la casta eran los pobres”, tal como corean los argentinos en las calles.

Lanzó un feroz “paquetazo” directamente contra los derechos elementales de los trabajadores y los pobres. La verdadera “motosierra”, llamada DNU y la ley ómnibus, se trata de una agresiva contrarreforma que ataca los derechos laborales, sindicales, sociales, la salud y la gratuidad de la educación pública. Quiere acabar o limitar el derecho de huelga, suprimir el pago de horas extras, indemnizaciones y subsidios. Busca desmantelar los servicios públicos y la protección social. Aumentar las tarifas del transporte, la luz, el gas y los precios de los arriendos. Anular los controles de precios de los alimentos y privatizar más de 40 empresas estatales como la petrolera estatal (YPF), el Banco Central y los ferrocarriles. El plan va además de frente contra las conquistas logradas con la lucha del movimiento feminista, como el derecho al aborto y pretende reivindicar el genocidio realizado por la dictadura militar.

Motosierra para dar carta blanca a las trasnacionales para avanzar en el saqueo de los recursos naturales del país y la destrucción del medio ambiente, entregar aún más el país al FMI y a la sumisión total a las potencias que dominan el mundo. Los combustibles subieron un 100% en un mes y anuncia una nueva devaluación.

Este claro representante de la extrema derecha -burguesa y de clase media- que, si bien cabalga sobre el fracaso del kirchnerismo, no lo hace para combatir las causas de fondo del desastre, sino para favorecer los intereses de los de arriba: la patronal, los grandes capitalistas nacionales y extranjeros y para superar la crisis, explotando y hambreando de manera más radical a los trabajadores y a los de abajo.

La respuesta obrera y popular a Milei

Ante este plan de motosierra contra el pueblo, afortunadamente y en contra de la política de los políticos peronistas, no se hizo esperar. El 20 de diciembre pasado, sectores del llamado “sindicalismo combativo” y las organizaciones de izquierda obrera y socialista (en su mayoría trotskistas) agrupados en su mayoría en el Frente de Izquierda Unidad, FIUT, en una decisión altamente positiva y sin vacilaciones, iniciaron el camino de enfrentamiento al plan del gobierno y convocaron una movilización con concentración en la Plaza de Mayo; aunque, en ese momento, sin levantar la política de emplazar a las direcciones sindicales peronistas y de la poderosa Confederación General de Trabajadores, CGT, para que encabezaran la lucha.

Algo que se reveló muy justo, poco después. Pues por la dureza del plan de Milei y los posteriores cacerolazos espontáneos de sectores de la población, trayendo a la memoria de todos, incluida la dirección sindical de la CGT, el levantamiento popular que sacó al presidente De la Rúa en 2001, obligó a esa dirección a convocar para el 27 de diciembre, una manifestación ante la sede de los Juzgados (Tribunales), a la cual confluyeron muy amplios sectores, incluidos los socialistas del FIUT y demás que se movilizaron el 20. En esa multitudinaria manifestación del 27 se convocó al Paro Nacional y la movilización para el 24 de enero próximo, contra la ley de Milei y el FMI, contra los despidos, por aumento de salarios, jubilaciones y planes sociales e importantes reivindicaciones democráticas que están amenazadas.

De nuestra parte apostamos decididamente al triunfo del Paro convocado. A que se pueda convertir en el inicio de la batalla frontal para derrotar estas leyes anti obreras, antipopulares y antidemocráticas del engendro que gobierna Argentina y despejar el camino hacia la batalla contra la dominación extranjera del país y los capitalistas nacionales.

Cristina Kirchner​ y todos los peronistas guiados por mezquinos cálculos electorales y con temor a las consecuencias de una contundente respuesta obrera y popular, apuestan sólo a esperar el desgaste de Milei. Por eso algunos como su ex candidato Maza, se declaran en contra del Paro del 24 y los demás kirchneristas miran para otro lado. La lucha del pueblo trabajador abrirá el camino para echar por tierra los discursos falaces de esta “izquierda” burguesa.

Solidaridad y apoyo completo a la lucha contra Milei

Desde nuestras filas, como trabajadores y socialistas, nos solidarizamos decididamente con la lucha de la clase obrera y el pueblo argentino contra Milei. Ante el Paro del 24 nos colocamos del lado de la clase obrera y el pueblo pobre de Argentina y por la derrota del plan del gobierno Milei. Ojalá las bases logren que las direcciones den continuidad a este proceso de lucha, para retomar la tradición de lucha del proletariado argentino y dar al traste con todo lo avanzado por los grandes empresarios, durante estos años.

Resulta urgente que las organizaciones sindicales y políticas y democráticas del país y del continente respondan de acuerdo a lo exigido por las circunstancias. Que asuman acciones solidarias pasando de las declaraciones a las acciones y movilizaciones de apoyo, para conformar un frente continental de lucha contra Milei, los imperialistas y sus congéneres.

En ese sentido, el positivo llamado de la CUT en Colombia es un paso en la dirección correcta, que afirma: “…desde la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia CUT, respaldamos, impulsamos y acompañamos de manera permanente a la CSA y hacemos un llamado a las organizaciones sindicales de todo el continente a movilizarse respaldando el paro nacional convocado por las centrales sindicales argentinas (CGT, CTA-T, CTA-A) para el día 24 de enero, en rechazo a las medidas que el gobierno de Javier Milei…” (subrayado nuestro).

Igualmente, es altamente positivo el llamado de las organizaciones que en varias ciudades de Europa y de América Latina, decidieron convocar plantones y protestas ante las embajadas de Argentina, en apoyo al paro del 24 y de rechazo al paquetazo de Milei. Ejemplo a seguir en los restantes países de América Latina, que no lo han hecho. Sería, además, altamente positivo que vincularan estas protestas de rechazo a Milei, a la denuncia del genocidio israelí en Gaza y de solidaridad con la causa palestina, que desafortunadamente, hasta donde conocemos, brilla por su ausencia en las distintas convocatorias para el 24.

El Paro del 24 reclama una particular atención de las organizaciones del espectro de la izquierda obrera y socialista -trotskistas- de América Latina y otras latitudes, de las cuales las organizaciones argentinas agrupadas en el Frente de Izquierda Unidad, constituyen las de mayor alcance, como importantes organizaciones de vanguardia. Es objetivo reconocer que más allá de su acendrado nacionalismo, su proceso de adaptación a las reglas del juego de la democracia burguesa y de sus errores, son aún organizaciones independientes del régimen y del establecimiento burgués, a diferencia de las organizaciones de «izquierda» de los demás países de América Latina, que practican la colaboración de clases con sectores de los empresarios, confían en el imperalismo como defensor de la «democracia» y completamente comprometidas en la defensa del establecimiento burgués. Este reinicio de las acciones de movilización y lucha general y de conjunto se convierte en una oportunidad para que esas organizaciones socialistas, decidieran transformar ese frente meramente electoral que las agrupa, en un Frente unido de Lucha obrero y clasista.

Además, es de importancia vital que las organizaciones trotskistas argentinas del FIUT, que con total claridad han venido apoyando la causa palestina, han condenado el genocidio sionista en Gaza, así como la grosera complicidad de las potencias -con Biden a la cabeza-, incorporen esas banderas de la causa palestina y el llamado a la solidaridad que han venido levantando, como tarea internacionalista de primer orden, a la movilización, al Paro Nacional del 24 de enero contra Milei, y hacia las luchas que se avecinan en Argentina. Banderas que hasta el momento estan ausentes en sus convocatotrias oficiales y propuestas hacia el Paro Nacional del 24. Les urge combinar la lucha contra Milei, con la lucha constra el sionismo y el imperialismo.

***

La decadencia de Argentina

Milei y sus reaccionaros defensores mienten. Como se mencionó en el artículo, la espantosa realidad que hoy sufre la clase obrera y las masas pobres en Argentina, no se originó en algún “socialismo” que se haya implantado en la Argentina. Y los gobiernos burgueses de “izquierda” que Milei utiliza de espantapájaros, son co-responsables, pero no los causantes de ella. El origen está en la dominación del país por el imperialismo y la sobrevivencia del capitalismo, es decir de los capitalistas argentinos.

Miseria y pobreza

Contrario a la falaz argumentación de Milei que con su plan de extrema derecha quiere recomponer el agrietado capitalismo argentino, el retroceso y crisis del país viene en curso hace muchos años. Empezó al menos desde los años 60s e incluso antes, pues acompaña la decadencia del imperialismo yanqui y antes del inglés. Eso es algo establecido hace tiempo por muchos estudiosos serios[1], que por supuesto a charlatanes mal intencionados, como Milei y sus amigos, no les interesa mencionar. El retroceso viene incluso de mucho antes que los trabajadores y las masas, con sus luchas y sus muertos, derrocaran la dictadura militar genocida iniciada en el año 76 y sus 300.000 mil asesinatos y desaparecidos, que los capitalistas y sus amos yanquis implementaron para defender el capitalismo argentino y aplastar la lucha obrera y popular. Por esa profunda razón Milei defiende ese genocidio, como una gran gesta heroica en defensa de la democracia.

A partir de ese gran triunfo del pueblo al derrocar la dictadura militar, si la situación hubiera tenido continuidad y no hubiera sido detenida por los partidos burgueses y de la clase media, en la “democracia” como panacea universal y la clase obrera hubiera tomado en sus manos la dirección del país, el desastre actual se hubiera evitado. Pero todos los políticos yanquis y burgueses del país, empezando por los peronistas, aseguraron que todo se arreglaría con la vuelta a la democracia (para los de arriba) y por medio de distintas elecciones. Que con la democracia se comería, se educaría y se curaría a todos…. En Argentina esa política abriría paso al gobierno peronista de Menen, quien logró abrir de par en par el país a los capitales imperialistas, gracias a una nueva vuelta de tuerca en los niveles de explotación, las privatizaciones, la generalización de la miseria y rebaja general del nivel de vida del pueblo argentino y su clase obrera.

Algo que, a pesar de la resistencia, pasó. Pero que se le empezaría a dar vuelta en 2001 cuando las masas con un estallido social hicieron volar por los aires la ofensiva económica y derrocaron al presidente De La Rúa. De nuevo estuvo al alcance de la mano que la clase obrera y sus aliados del pueblo, dieran vuelta completa a la situación y tomaran en sus manos los destinos del país.

Pero una vez más la astucia de los políticos de la burguesía, fundamentalmente del peronismo, lograron desarticular la lucha y encauzarla hacia las elecciones y hacia un gobierno del sector de “izquierda” del partido burgués peronista, el encabezado por Néstor y Cristina Kirchner, quienes con un política de concesiones económicas y democráticas obligadas por las circunstancias, lograron calmar la furia popular, estabilizar la situación y salvar el capitalismo semicolonial argentino y los intereses imperialistas, proceso no exento de fuertes roces y ácidos regateos con EEUU y demás potencias.

No había necesidad de acabar con el sometimiento del país al imperialismo y no era necesario erradicar el sistema capitalista. Sólo sería necesario cambiar el “modelo neoliberal” …dijeron.

Esa fue la apuesta del kirchnerismo desde el inicio hasta el gobierno saliente. La apuesta de una opción supuestamente de “izquierda” pero burguesa y su utopía de desarrollar un capitalismo humano. Salida “alternativa” apoyada con entusiasmo por los demás gobiernos de “izquierda” del continente y sus fieles seguidores -partidos y dirigentes reformistas- quienes, a pesar del evidente fracaso, ahora miran para otro lado y siguen empeñados en señalar a la extrema derecha como el único “demonio” a combatir. Con esa misma cantinela defienden sus accidentadas gestiones reformistas para desarrollar el capitalismo y en favor de los grandes empresarios, en Colombia, México, Brasil, etc.

El desastroso resultado de tales experimentos está a la vista. Lejos de solucionar los problemas de miseria, desempleo y crisis social, llevaron al pueblo argentino a la inaudita ruina actual, sólo equiparable a la de sus pares de Venezuela, o Ecuador y, con sus diferencias, de Cuba.

El triunfo electoral de Milei tiene explicación en ese rotundo fracaso de ese “progresismo” burgués, que hoy tozudamente recorre el mismo camino de postulares como eficiente y “democrático” administrador del capitalismo semicolonial.

Con base en estas amargas experiencias, es obligado afirmar: ¡No es la “crisis” de un modelo! … ¡Es el capitalismo, estúpido!

Afortunadamente la lucha de la clase obrera, la juventud y sectores populares ha iniciado su marcha en Argentina. De allí la importancia mayúscula de la solidaridad de sus pares en los demás países de América Latina, acompañando con acciones la resistencia para derrotar el plan motosierra de Milei y el apoyo de sus reaccionarios defensores burgueses y de la clase media, tanto en este país y como en el continente.


[1] ESCUDÉ Carlos, La declinación argentina, Fundación Editorial Belgrano, 1983.

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