Junio 16 de 2022

Declaración Conjunta OMI y DD

OPCIÓN MARXISTA INTERNACIONAL Y  DEMOCRACIA DIRECTA

El resultado de la primera vuelta electoral en Colombia fue un sacudón. Tomó por sorpresa a políticos, analistas y a la mayoría de la población que sí daba como ganador a Gustavo Petro, pero en disputa con Federico Gutiérrez y no con Hernández. Ese sorpresivo resultado –que muchos quisieron ocultar- lo reseñó la prensa nacional e internacional de la siguiente manera (los resaltados son nuestros):

“El segundo lugar de Hernández sacude el escenario político colombiano, donde se esperaba una contienda entre Petro y “fico”. (Portafolio, mayo 29, 7:35 p.m.).

“Elecciones en Colombia: el huracán electoral que barrió a los políticos tradicionales (incluido el uribismo)”. [BBC Mundo, Luis Fajardo, 30 de mayo 2022].

“Los colombianos patearon el tablero. Casi dos tercios de las personas que votaron…lo hicieron por un cambio drástico, inédito, incierto. [Daniel Pardo corresponsal en Colombia, BBC Mundo, 30 de mayo 2022]

“La votación por un izquierdista que ha hecho su carrera atacando a la clase política conservadora y por un candidato relativamente desconocido, sin respaldo formal de un partido, representó un repudio al establecimiento conservador que ha gobernado Colombia durante generaciones” (Julie Turkewitz, New York Times, 30 de mayo 2022).  

“El resentimiento contra el establecimiento político parece haberle dado a Hernández un empujón…e indicar el poder menguante del uribismo…” (Julie Turkewitz, New York Times, 30 de mayo 2022).

Antes de entrar en materia, parece importante señalar que, sin ignorar la realidad de ese sorpresivo resultado, desde nuestra óptica es necesario ver más allá  de los candidatos y partidos que, aunque no parezca representan intereses de clases sociales. 

Lo primero, es señalar el estado en que se encuentra la lucha  de los desposeídos, los asalariados y la gran mayoría de la población pobre, por salir de la miseria, el hambre, escapar de la violencia y la discriminación. Hoy, los dirigentes políticos, estudiantiles y sindicales, en vez de llamar a organizar la movilización contra esas penurias, ilusionan a sus seguidores y sus bases en que tal meta se alcanzará con un etéreo “cambio”, si se vota por uno de los dos candidatos.

Esos dirigentes quienes se empeñaron en cancelar el estallido social y llevar la indignación y aspiración de soluciones al terreno electoral, terreno donde los que dominan el país se mueven como peces en el agua, la “democracia electoral” de los de arriba. Las conquistas obtenidas mediante aquella lucha están siendo revertidas y los asalariados y el pueblo trabajador estamos pagando las consecuencias pues los salarios están siendo devorados por las desbocadas alzas de la canasta familiar y las tarifas de servicios, lo cual incuba malestar y es caldo de cultivo para protestas futuras (el “volcán” del que habló Alejandro Gaviria).

Por lo cual, si existe algo de nerviosismo entre los empresarios y gremios económicos se remite, en últimas, a la incertidumbre de establecer cuál de los dos les servirá para capear mejor otro posible estallido social.

El contexto internacional es de momento adverso. La guerra en Ucrania está dejando caer sus  efectos negativos sobre las condiciones de vida de los trabajadores y las masas del planeta. Esta  como lo hemos expresado, es una guerra de rapiña entre potencias capitalistas  por Ucrania. Para los EEUU y demás imperialismos y la OTAN, FMI-OCDE, lo importante es cuál candidato será mejor garantía de estabilidad para los acuerdos económicos –políticos y militares- en que se basa la relación de sometimiento y entrega en que mantienen al país, pues ellos no tienen “amigos”, sólo intereses.

***

Los límites del ámbito electoral

Desde una perspectiva de la clase obrera, conviene no caer en la magnificación de los hechos electorales y atribuirles posibilidades de “cambiar la historia del país” -como afirma el Pacto Histórico- o la forma de garantizar “un futuro diferente” o “de prosperidad”, para los trabajadores asalariados y la población más pobre –como afirma hoy Rodolfo Hernández y todos los politiqueros burgueses como él. Ningún trabajador, maestro, joven estudiante o de sectores populares puede señalar que un cambio de presidente, de parlamentario, alcalde o concejal, alguna vez significó un cambio positivo de fondo en la vida y condiciones de estudio o trabajo de las mayorías. Puede haber cambiado la de algunos pocos allegados a las campañas y al poder, pero NO para el conjunto de los trabajadores, la juventud o los sectores populares.

Todas las conquistas y logros importantes que tienen los trabajadores y la población fueron siempre consecuencia del triunfo de la huelga, la lucha y la movilización, no de alguna elección. Eso se probó una vez más con el pasado estallido social en éste y en otros países.

Lo cierto, es que más allá del resultado electoral, ninguno de los candidatos presidenciales podrá solucionar las aspiraciones económicas y sociales en las que hoy está sumergida gran parte de la población del país, por una sencilla razón: no está en sus planes hacerlo pues están amarrados a los compromisos adquiridos con los diferentes sectores burgueses que hacen parte de sus campañas, a menos que con la protesta y movilización se obligue al nuevo gobierno a solucionar esas aspiraciones.

Pensamos que sigue vigente aquella importante tesis de Carlos Marx: “La liberación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos” sin ilusionarse en que, si se vota y apoya a políticos profesionales, caudillos supuestamente esclarecidos o salvadores supremos, habrá solución a nuestras necesidades más apremiantes. En esta época del capitalismo imperialista, época de decadencia y crisis, es imposible solucionar ninguna de las necesidades básicas de las masas mediante reformas hechas por los gobernantes de la burguesía.

¿Qué pasó?

Antes del 29 de mayo las encuestas señalaban como candidatos más opcionados a Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández en ese orden. La derrota de Federico Gutiérrez, candidato del gobierno Duque y del mismo Uribe, es un duro golpe electoral a los partidos tradicionales y sus jefes políticos: al partido conservador incluyendo al expresidente Andrés Pastrana, al partido Liberal en cabeza de Cesar Gaviria quienes lo respaldaron abiertamente. Y al propio Uribe y un sector del uribismo, pues, aunque no hubo una adhesión pública, era sabido que un sector del Centro Democrático y Cambio Radical de German Lleras, así como Dilian Francisca Toro, respaldaban a Gutiérrez. Esto, independientemente de que Rodolfo Hernández también represente similares ideas conservadoras y de ultraderecha a las abanderadas por el uribismo. De otro lado, el Pacto Histórico obtuvo la más alta votación, no logró ganar en la primera vuelta tal como  decían con excesivo optimismo.

La inesperada segunda votación, la obtuvo un politiquero regional de ultraderecha y empresario. Un burgués sin mayor trayectoria política en el ámbito nacional quien no hace parte de los partidos tradicionales así haya sido respaldado por sectores del uribismo como María Fernanda Cabal. Un outsider o “gallo tapado” que hace pocos meses no parecía tener opción.  Un politiquero que no cuenta con parlamentarios y al que hoy presentan como un sector “distinto”, haciendo creer a los votantes que con esta opción sí se acabará la corrupción. Pero más allá de las imputaciones que por corrupción tiene Hernández, este candidato no representa los intereses y necesidades de los de abajo. Si bien no es un sector tradicional, es también defensor de la llamada “libertad de empresa” y “la propiedad privada”, es decir del capitalismo como sistema rector de la sociedad.

Se trató de un resultado electoral completamente imprevisto. Diferente a los pronósticos de la mayoría de las encuestas y de todas o casi todas las campañas incluida la del propio Hernández y, especialmente para los votantes del Pacto Histórico. La primera vuelta agudizó una crisis en los partidos tradicionales de la burguesía, incluido el uribismo, que venía de antes pero que recibió un puntillazo con el estallido social.

Desde nuestra postura de defensa de una posición de clase y más allá de no estar realizando alguna campaña electoral, no fuimos la excepción. No vimos ni alertamos del avance de Hernández. Las explicaciones de la prensa seria y de la burguesía con todas sus limitaciones (por carecer de un análisis estructural o de clase) contrastan con las explicaciones-justificación de muchos maestros y jóvenes que no reconocen que pecaron de exitismo, que estaban “encandilados con un triunfo seguro” (Le Monde Diplomatique); y sus explicaciones o justificaciones se basan en creencias y poco tienen que ver con la realidad: fue un robo o fraude; otra jugada sucia de Uribe; el uribismo, en secreto, votó a Hernández; votan así por falta de educación…el pueblo es bruto…etc., como repitieron.

De nuevo, la burguesía colombiana mostró toda su capacidad de maniobra y la sagacidad de sus políticos y partidos. Tras el resultado que no les favoreció en las elecciones parlamentarias, estos se aliaron con Federico Gutiérrez, de la derecha, como su apuesta ganadora a la presidencia. En muestra de esa habilidad, ahora se agrupan tras Hernández buscando ganar. El Pacto Histórico y sus seguidores se centraron en atacar al uribismo como si fuera el único responsable de las posturas retrógradas, reaccionarias o fascistoides, mal llamadas “fascistas”. Olvidan que conservadores, liberales y dirigentes de las iglesias reaccionarias también las interpretan y su reciente alineación con la campaña de R. Hernández, así lo demuestra. El error del PH al menospreciar esa capacidad del enemigo, salió a la luz.

¿Por qué pasó?

En vez de huir hacia adelante o mirar para otro lado como hacen muchos, la realidad del sacudón exige analizar no sólo ¿qué pasó? sino ¿por qué pasó?

Este resultado inesperado cambió radicalmente el panorama de la campaña electoral. No reconocer este hecho sería tratar de tapar el sol con un dedo. Aunque sea limitado al terreno electoral, se trata de una votación castigo a los partidos y políticos tradicionales de la burguesía, quienes por décadas han dominado el país.  Así lo hagan puntualmente contra uno de sus efectos: la corrupción. 

Se trató de una votación contra el continuismo, pero no limitada a rechazar al uribismo. Fue algo más amplio. Expresa un desencanto general con las instituciones y partidos de dominación de esta democracia burguesa retaceada. Un rechazo electoral a los partidos políticos tradicionales del “establecimiento” y a sus líderes.  Contra todos los partidos de la burguesía colombiana: en primer lugar, contra el uribismo. Pero constituye un repudio general a los partidos Liberal, Conservador, de la U, Cambio Radical. Un rechazo al continuismo, pero no sólo un rechazo a las ideas de derecha y reaccionarias del uribismo hoy interpretadas por Hernández y que son comunes a muchos de los habitantes en este país, de las clases alta y media y hasta de algunos trabajadores y capas de sectores populares.

También contra los que tibiamente se trataron de “diferenciar” y contra quienes, para sumar votos, han incorporado politiqueros tradicionales a sus campañas (Roy B., Benedetti, Prada-Santos, etc.). Por eso incluso hasta ayer el PH coqueteaba con Hernández. Muchos de los que votaron por R. Hernández al ver en el Pacto Histórico varios politiqueros del establecimiento lo vieron aliado a “los mismos de siempre”.

Las votaciones por Petro y por Hernández, aunque desde orillas opuestas, expresan un voto “por el cambio”. Canalizado así ¡como algo abstracto! Tal como ha sido presentado por los ideólogos del establecimiento a la población desde hace muchos años. Sin definir si se trata de un cambio para mejorar o para empeorar. Y con esa publicidad gaseosa se ha vendido a los candidatos, como productos o mercancías.

De otra parte, el que Hernández capitalice un anhelo de lograr un “cambio” de esa manera general e indefinida, se explica por la ausencia de una opción electoral de clase, de la clase obrera, que podría ser firme y clara.

Los “petrovideos” instigados por la reacción

El resultado electoral abrió una crisis en la campaña de Petro y del Pacto Histórico, crisis que se puede agudizar con la jugada sucia de los llamados «petrovideos«. Algo hecho precisamente por la extrema derecha y la derecha burguesa, experta en la trampa y la calumnia, los sobornos y la corrupción y el asesinato de sus opositores. Por eso sus voceros, los plumíferos de la revista Semana, RCN, Caracol y el Tiempo se dedicaron con saña a publicarlo.

Esa falta de escrúpulos y de que “el fin justifica los medios” no es algo exclusivo del Pacto Histórico o excepcional como pregonan hoy. Es una constante de las campañas de la burguesía. El vale todo, es la regla de los métodos de la burguesía. Una muestra de que antes que desarrollar sus propuestas, se centran en los métodos sucios, de golpes bajos, calumnias, ataque ruin y desprestigio, etc. Esa es una CARACTERÍSTICA de las campañas electorales burguesas, aquí y en cualquier otro país. El que el Pacto Histórico incurra en esos métodos no embellece o hace menos reaccionaria, autoritaria y retardataria la opción de Hernández, simplemente hace que se torne más agresivo y le otorgue espacio para intentar ganar la elección. Una prueba más, por si hacía falta, de que, para los trabajadores asalariados y la clase obrera con conciencia o los jóvenes con anhelos de cambio, las dos opciones burguesas si bien son diferentes, constituyen un callejón sin salida.

Los dirigentes de los trabajadores deben ser conscientes de las características del enemigo y no solo no subestimarlo, sino evitar caer en su terreno y sus métodos de lucha política electoral. Menos que menos, confiar en sus “reglas del juego” y sus supuestos criterios éticos.

Esos NO son los métodos de los trabajadores asalariados (los métodos sucios de las campañas burguesas). Una campaña de independencia de clase, nunca recurriría a esas patrañas y métodos ruines. Algo que los dirigentes de las organizaciones obreras se NEGARON a impulsar y hasta grupos que se reclaman socialistas y revolucionarios (PST-LIT/ARS-ruptura-PMI), en vez de hacerlo se colocan con “críticas” menores a la cola de esa campaña burguesa de colaboración de clases.

Para los revolucionarios, como afirmaba Trotsky, “Desde el punto de vista del marxismo, que expresa los intereses históricos del proletariado, el fin está justificado si conduce al acrecentamiento del poder del hombre sobre la naturaleza y a la abolición del poder del hombre sobre el hombre”.

¿Un candidato es un ángel y el otro un demonio?

Si bien Petro y Hernández recogen el sentimiento de rechazo al establecimiento y de cambio, lo hacen como dos opciones políticas diferentes. Como opciones burguesas, una lo hace por la “derecha” y la otra por la “izquierda con algunos matices. Los que votaron por el Pacto Histórico votan contra el continuismo, desde una postura democrática (pequeña burguesa y burguesa). Los que votaron por Hernández también están contra el continuismo, pero desde una postura conservadora, reaccionaria y  autoritaria.  

Pero, contrario a las apariencias, ambas opciones defienden la “libertad de empresa” y “la propiedad privada” pero no de los pequeños comerciantes de barrio o los campesinos pobres, sino de los grandes pulpos de la economía del país y extranjeros. Están por la continuidad del sistema capitalista y por solucionar el actual impase capitalista-burgués. No es sino escuchar lo que el Pacto Histórico llamó “Alocución de Petro” el pasado martes 14 de junio. Coinciden en ilusionar a los electores y a la población en que las soluciones a los graves problemas caerán del cielo y que sólo basta con votar por ellos y esperar reformas hechas en el parlamento o por el gobierno. Ninguno de los dos representa a la clase de los trabajadores y sus aliados los desposeídos. Ambos proyectos políticos son dirigidos y están orientados al bienestar y prosperidad de los grandes empresarios, los burgueses, así pertenezcan a diferentes sectores de estos. Prometen conformar un gobierno “popular” sin siquiera ocuparse de explicar qué entienden por ello.

Hernández responde a los intereses de una clase social: la que vive y se enriquece con el trabajo ajeno, los empresarios. Eso es lo que permite que Federico Gutiérrez, los uribistas, un sector del partido de la U, Cambio Radical, el partido Conservador, los galanistas y amplios sectores del partido Liberal e iglesias reaccionarias, estén allí, apoyando su campaña. Todos tienen en común que son los partidos políticos de la extrema derecha y de la derecha de la burguesía. Todos defensores de la continuidad del sistema capitalista.

Y esa misma razón de clase es lo que permite explicar que en la dirección política del Pacto Histórico estén cómodamente Roy Barreras, Benedetti, el santista Prada y otros politiqueros tradicionales del establecimiento. Coexistiendo con Francia Márquez y los sectores de estudiantes y maestros que se sienten inspirados en ella. Y sin ella, Petro no recibiría el visto por el gobierno de los EEUU y por sectores del imperialismo norteamericano y europeo. El PH es un frente político donde coexisten representantes de los trabajadores y de las clases populares con representantes de la burguesía. Por eso es un frente político o “pacto” poli-clasista y de colaboración de clases.

Tras este frente de colaboración de clases se sienten interpretados sectores urbanos, pequeños y medianos empresarios, modernos y de clase media, así algunos sean de barrios populares, así como asalariados de clase media, quienes reclaman más democracia e inclusión y rechazan el autoritarismo y asesinatos de los gobiernos del uribismo.

Es el panorama de dos proyectos burgueses uno de izquierda y otro de derecha, pero a ambos interesados enderezar al maltrecho capitalismo, dar algunos paliativos, sofocar la inconformidad y el malestar existentes, y, ante todo seguir lucrándose de su condición de ser socios de algún sector burgués nacional o socios subordinados del imperialismo de EEUU en los negocios.

La fuerza electoral de R. Hernández muestra que el sector más reaccionario de la burguesía va más allá del propio uribismo, que no han sido derrotados y que la única manera posible de hacerlo es con la huelga, el paro y la movilización masiva y combativa. Hernández es la expresión electoral de sectores de clase media, de empresarios, de pequeños capitalistas y hasta de trabajadores, enemigos de la protesta social a quienes no conmueven los asesinatos y la violencia estatal. Quienes desesperados por la crisis o la corrupción y ante un panorama de desprestigio de unos deshilachados partidos tradicionales que siempre han dominado el país, incluido el uribismo, el amo y señor durante los últimos 22 años, apuestan a una salida a la crisis por la derecha. Autoritaria, despótica y que ponga “orden” con mano dura. 

La realidad de los petrovideos, que salió a flote faltando pocos días de la elección, muestra la enorme capacidad de maniobra de la burguesía, como clase dominante, de este país. Subestimarla fue y es un profundo error. Esta realidad última de la campaña revela, además, que la campaña del Pacto Histórico es una campaña de un sector burgués de “izquierda”. Por supuesto diferente al otro, pero de la misma clase burguesa. Su campaña es de defensa del mismo sistema económico y social bajo el cual vivimos, así lo pretenda reformar con paliativos y reformas menores. No es una campaña del “pueblo” y menos del pueblo pobre como dicen sus dirigentes. Menos aún de la clase obrera o de los trabajadores asalariados, la única clase que produce riqueza. Al ser burguesas, no son opción electoral para los trabajadores, ni para los pobres. No son opción de clase y ni siquiera son una opción democrática.

En resumen, ninguno de los dos candidatos es un “demonio” que llevará a niveles inauditos este sistema de explotación y opresión capitalista, ni tampoco un “ángel” que resolverá los problemas estructurales que, por más de 200 años de historia del país, sufrimos los más pobres y los trabajadores de este país. Eso no depende de sus buenas o malas intenciones. El capitalismo como sistema en decadencia no podrá resolver las acuciosas penurias de los de abajo. En consecuencia, dependerá de las acciones de resistencia, movilización y lucha de la clase obrera, los asalariados y sus aliados del pueblo pobre. 

Más allá de la superficie ¿qué hay de fondo?

Tras la ilusión de lograr un cambio por medio de las elecciones anida un profundo malestar. Malestar que hunde sus raíces en la profunda crisis social y económica que afecta a la mayoría de los trabajadores, la juventud y el pueblo pobre del país. El manejo de la Pandemia por el gobierno capitalista agudizó la precaria situación de las capas más pobres a niveles insoportables y lanzó un mensaje alarmante sobre el futuro y las aspiraciones de ascenso social de las capas medias.

Crisis social de miseria, desigualdad social, desempleo, bajos salarios, carestía, violencia estatal y paramilitar, asesinatos sistemáticos de líderes sociales, abusos y corrupción generalizada y todas las lacras que padecen en esta sociedad las mayorías. Casi la mitad (42%) de la población está en la pobreza, miles de familias que comen una o sólo dos veces al día, inflación galopante y desempleo al alza.

Todo lo anterior consecuencia de la dependencia y sometimiento del país a los intereses de los EEUU y de otras potencias. Así como de la completa sumisión de la élite gobernante, que lo hace como “aliado estratégico” es decir socio menor y lacayo de los EEUU.  En 2019 en medio de los primeros estallidos en Colombia, Chile y Ecuador, refiriéndonos a este fenómeno de malestar existente, llamado agotamiento de la democracia (burguesa) desde OMI se escribió:

“…se rebelan no sólo contra un gobierno que les mintió y es corrupto o contra algunos partidos y parlamentarios…embrionariamente empieza a salir a flote la urgente necesidad de otra realidad social, para ellos y sus hijos…”

[El desencanto] “Va más allá de reclamar más democracia, poder votar u opinar “libremente” por las redes, pues eso ya se tiene…la profundidad del proceso revela que sus protagonistas han comprobado que con la democracia imperante no se come, no se educa, no hay salud apropiada, no hay vivienda o mejores salarios y la violencia en vez de disminuir, aumenta…Los jóvenes y asalariados, sienten que se les vendió humo. Tienen derecho a sentirse estafados”.

Por lo tanto, es una tragedia no tener en estas elecciones una alternativa, que represente los intereses de la clase obrera, del pueblo trabajador y de las amplias masas, debido a la ausencia de direcciones consecuentes con la lucha de las masas y sus necesidades reales.  Todos los que durante las movilizaciones del 21N y del 28A (estallido social) gritaban “Fascismo” están hoy en elecciones y renunciaron a la lucha directa y a la movilización, expresión de la sagacidad y la astucia de la burguesía de este país y de sus políticos.

Y hoy, Petro, que no ha hecho ninguna propuesta concreta de solución a las urgentes necesidades del pueblo trabajador, si lo hace con los militares. En la “Carta de Gustavo Petro a los soldados y policías de Colombia”, les promete:

construir ciudadelas para que no tengan que seguir viviendo en zonas marginales e incluso de alto riesgo para su seguridad… No más efectivos pagando arriendo o en pequeñas habitaciones de inquilinatos… También reestructuraremos los sistemas de salud que los atienden… Por eso, una de mis prioridades será construir nuevos hospitales como el Hocen, en distintas partes del país, y fortalecer instituciones tan importantes como el Hospital Militar…  También ampliaremos y modernizaremos las guarderías y los colegios de la fuerza pública e impulsaremos programas de becas para que sus hijos gocen de una educación de primer nivel…”[1]

Por Una política que parta de las urgentes necesidades y no de las ilusiones

Urge una política de clase y revolucionaria ante el nuevo gobierno debe partir de las apremiantes necesidades. Es decir que se proponga alentar la lucha y movilización con el objetivo de arrancar del nuevo gobierno solución a las graves penurias que caen y caerán sobre los trabajadores y el pueblo pobre.

  • Para que se congelen los precios de los alimentos, de los artículos de primera necesidad y las tarifas de todos los servicios públicos. Por un reajuste salarial automático de acuerdo con el índice de inflación; por salud y educación de calidad y gratuita para todos. Contra las reformas laboral, pensional y tributaria regresivas que exigen el FMI y la OCDE. Por reducción de la jornada laboral sin afectar el salario, para distribuir las horas necesarias entre los que estén en capacidad de trabajar.
  • Para detener los asesinatos de activistas populares y por el juicio y castigo a todos los corruptos y asesinos por medio de tribunales populares. Por plenas libertades democráticas de expresión, reunión y movilización. Por una verdadera reforma agraria que entregue la tierra a los campesinos pobres que la trabajan. Por la plena democratización y el derecho de sindicalización en las FFAA y de policía.
  • Por el no pago de la deuda externa. Ruptura de todos los acuerdos políticos, comerciales y militares que permiten la injerencia de los gringos en nuestro país y en las bases militares. Lucha contra la dependencia y dominación que contemplan el acatamiento de sus dictados contra Venezuela y Cuba. Dejar de respaldar a EEUU y las potencias imperialistas en su guerra con Rusia para rapiñar a Ucrania. Retiro inmediato de la OTAN.
  • Por la solidaridad internacional con quienes luchan contra sus gobiernos y contra la dominación imperialista norteamericana y/o europea, en el continente.

Todo al servicio de señalar que estos y demás problemas de fondo sólo tendrán solución en nuestra sociedad si la clase obrera y el pueblo trabajador se movilizan de forma independiente del gobierno y sus partidos. Si desarrollan todas sus luchas con el objetivo de construir un partido político propio e independiente y si conquistan el poder e instauran un gobierno propio con democracia obrera, para y en beneficio de las mayorías desposeídas del país.

Más temprano que tarde, la realidad sacará a la luz que sus ilusiones en un cambio, en la renovación, de un futuro mejor y bienestar para sus familias, se estrellarán ante el duro pavimento de las medidas anti obreras y antipopulares que implementará el nuevo gobierno, para recuperar la economía, cumplir con los mandatos de los gringos y de la patronal del país. Y sacará a luz que sólo con la movilización y la lucha directa se podrán derrotar las medidas fascistoides y los métodos de guerra civil utilizados por los gobiernos de la burguesía contra las masas y los trabajadores que protestan y/o reclaman sus derechos.

En suma, en estas elecciones, hoy no existe una alternativa independiente y de clase, que represente los intereses de la clase obrera y de los trabajadores. Sólo dos opciones diferentes, pero ambas defensoras de sistema de opresión, explotación y hambre, así como de la entrega del país a las trasnacionales extranjeras.

A la juventud consecuente, a los luchadores, así como los trabajadores que quieren lograr cambios y movilizarse, con conciencia de que nuestros intereses se contraponen con los de los capitalistas y que nunca, por ningún motivo, debemos apoyar políticamente a la burguesía o sus candidatos, pueden manifestar su rechazo a los dos candidatos de los empresarios votando en blanco o anulando el voto en esta segunda vuelta electoral.

Declaración Conjunta OMI y DD


[1] Tweet Gustavo Petro. https://twitter.com/petrogustavo/status/1536404482090754049?ref_src=twsrc%5Etfw

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí