Gerardo B. – 21 de Septiembre de 2020

“El Estado es una organización especial de la fuerza, es una organización de violencia para la represión…” LENIN, EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN

El asesinato de Javier Ordoñez a manos de la policía, desbordó la rabia acumulada en estos meses, la cual se había expresado el año pasado en el 21N, que tuvo una pausa debido a la pandemia, pero fue acumulándose por aspectos como: la ñeñe política, la falta de una renta básica, los 370 millones de dólares entregados a Avianca con dineros que eran destinados para mitigar la pandemia, los vínculos del partido de gobierno con el paramilitarismo y el narcotráfico, el asesinato de Dilan Cruz el año pasado a manos de ESMAD, las masacres sistemáticas que se han venido presentando contra jóvenes en distintos lugares del país, el asesinato de líderes sociales, muchos de los cuales son reclamantes de tierras, el desempleo debido a la crisis del sistema capitalista, el cual se acentúo con la pandemia.

Todos estos factores fueron acumulándose, la gota que rebosó el vaso fue el asesinato de Javier Ordoñez el 8 de septiembre, a manos de la policía con un taser (en Colombia hay 4260 según la policía nacional) el cual fue aplicado en reiteradas ocasiones, torturándolo durante varios minutos y posteriormente llevado a un CAI, donde fue golpeado hasta provocar su muerte. Además, en las noches del 9 y 10 de septiembre, ante las manifestaciones que salieron a repudiar dicho asesinato, la policía asesinó a 13 civiles, dejó heridos a 254 (54 con arma de fuego y 200 con diferentes elementos como puños, patadas y garrotes), siendo el punto más crítico de los abusos policiales el 9 de septiembre

Redes sociales vs. prensa burguesa.

La prensa burguesa trató de minimizar la situación objetiva de los maltratos de la policía y los asesinatos que se dieron principalmente en la noche del 9 de septiembre, hablando de vandalismo y de muertes de manifestantes, sin embargo se vieron confrontados con los videos en las redes sociales, en los cuales la policía disparaba indiscriminadamente a los manifestantes y también  a los que transitaban por el lugar de las protestas, por esta razón no pudieron defender al régimen y su aparato represivo como pretendían, la policía quedó en evidencia, ante las grabaciones que hacían las personas en distintas partes, con lo cual presionaron para que los asesinos de Javier Ordoñez fueran retirados de la institución y judicializados, por lo cual no son casos aislados, como pretenden hacer parecer, sino que es algo sistémico, hace parte del régimen y la estructura represiva que representa a  la burguesía colombiana; una de las más sanguinarias de Latinoamérica.

La policía colombiana, el arma de represión de la burguesía contra las masas populares.

«La policía en Colombia no depende del Ministerio de Gobierno o de Justicia, sino del de Defensa. Y eso marca una diferencia sustancial con lo que ocurre en otros países. Así es que los delitos de los que son acusados los agentes se investigan y sancionan en la justicia militar, pese a que en la Constitución y en el Código Penal la policía está configurada como un ente civil.” BBC MUNDO

La policía colombiana ha estado inmersa en una serie de abusos y asesinatos contra la población civil , como la responsabilidad en la muerte de Nicolás Neira de 15 años el 1 de mayo de 2005 asesinado por un gas lacrimógeno lanzado a su cabeza y rematado a golpes por miembros del ESMAD; el asesinato de Dilan Cruz de 18 años el 23 de noviembre de 2019, por un artefacto lanzado contra la cabeza  también por el ESMAD, en protestas pacíficas, pero que fueron reprimidas con violencia, los policías que dispararon contra estos dos jóvenes aún siguen libres, en la impunidad que les brinda la justicia burguesa a través de la justicia penal militar, en la cual estos asesinatos son considerados actos del servicio.

Además es una policía formada en la eficiencia capitalista, es decir con resultados, como capturas, comparendos y otros, los cuales se miden en resultados y que conllevan a la lógica de mostrar por cualquier medio cifras, por los cuales son calificados comandantes y estos a su vez presionan patrulleros, esta presión conlleva a que se genere lo que la prensa burguesa y el régimen por maquillar la realidad llama “falsos positivos”, pero que no son más que violaciones sistemáticas a los derechos humanos de la población. Según el informe «Bolillo, Dios y Patria» de la ONG Temblores, en el período 2017-2019, hubo 639 homicidios, 40.481 casos de violencia física y 241 de violencia sexual, en los que, basados en informes de Medicina Legal, «hay un presunto miembro de la fuerza pública involucrado.” De cómo la gente perdió el miedo al abuso policial. Víctor Hugo Currea. 10 de septiembre

Los hechos anteriores demuestran que no son dos manzanas podridas, como dice la prensa burguesa, y la misma clase dirigente, sino el árbol completo y el dueño del huerto (la burguesía colombiana)

¿“De qué me hablas viejo”?

Mientras tanto el gobierno de Duque exalta “la gallardía de la policía” defendiendo sus acciones represivas, y asistiendo a actos para celebrar la reconstrucción de los CAI destruidos en las protestas, visita a los uniformados heridos durante las protestas, sin importarle la vida de los 14 asesinados por la misma policía, lo cual demuestra el carácter de clase que representan las fuerzas armadas en la sociedad capitalista, es decir aparato de represión de una clase sobre la otra, en este caso la burguesía contra el proletariado y las clases medias que estén inconformes con el régimen. Además, se niega a realizar una reestructuración de fondo en la policía.

¿Y qué dice la izquierda domesticada y el sindicalismo?

“Los demócratas pequeñoburgueses…inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, “en el estado actual”, un medio capaz de expresar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su efectividad práctica”. LENIN, ESTADO Y REVOLUCIÓN

Existen varios matices de la izquierda democrática, en la cual hay diferentes expresiones:

Claudia López la alcaldesa de Bogotá emplazó a la policía, responsabilizándola del uso de armas en la noche del 9 de septiembre, además no se adhirió al gobierno de Duque y su partido, que defendían a la policía por encima de todas las evidencias que los inculpaba.

Gustavo Petro Congresista de la Colombia Humana, llamó a la movilización para que las masas populares demostraran la inconformidad ante la brutalidad policial, inclusive haciendo un llamado a las centrales obreras, para que convocaran a la movilización inmediata, llamado que fue respondido con negativas por el presidente de la CUT Diógenes Orjuela: “las Centrales Obreras no somos apéndices de ningún movimiento o partido político. Somos organizaciones autónomas, no recibimos órdenes y menos por redes sociales. Las relaciones con dirigentes políticos siempre han sido dentro del respeto y la autonomía” Pretendiendo demostrar imparcialidad, a pesar de que sus acciones no representan ninguna independencia de clase con respecto a la burguesía nacional.

El burócrata Julio Roberto Gómez De la CGT, expresó su atrasado discurso impregnado de moralismo burgués al decir:  “Es inadmisible condenar a toda una institución por los errores cometidos, de manera aislada, por dos de sus miembros que ya se encuentran detenidos respondiendo por el delito y los abusos cometidos”; esto refleja el talante y los fines que para el sector sindical, tiene la movilización, fines siempre amarrados a sus intereses pequeño burgueses esperando las migajas que la burguesía les pueda lanzar.

Lo cierto es que los distintos sectores están enfocados en canalizar toda la inconformidad en las urnas para las elecciones del 2022, con lo cual pretenden posicionarse de acuerdo a sus resultados, en la repartición de los cargos burocráticos del estado y en el botín que esto representa.

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